sábado, 26 de junio de 2010

El último viaje de Bas Jan Ader


Bas Jan Ader (Winschoten, Países Bajos, 19/4/1942 - Algún lugar del Atlántico Norte, 1975) fué un artista holandés, pionero de lo que hoy se llama arte conceptual. Su padre fué ejecutado por los nazis por ayudar a los judíos que huían de la Holanda ocupada cuando él todavía era un niño. Tras una juventud errática y rebelde, se instaló en Los Ángeles, donde vivió los últimos años de su vida. Allí, tras estudiar arte y filosofía, comenzó su carrera artística, principalmente como fotógrafo, videoartista y haciendo performances, alcanzando cierta popularidad.
Pero su gran aventura, que también sería la última, la inició a principios de 1975. Inspirado por la historia de Donald Crowhurst, un aventurero que había intentado dar la vuelta al mundo en barco en solitario y había acabado por volverse loco y morir en el intento, Ader pretendía cruzar el Atlántico norte desde Cape Cod (Massachusets) hasta Fulham (Inglaterra) a bordo de un diminuto barco de apenas cuatro metros y medio de eslora, al que bautizó como Ocean Wave. Provisto apenas de un receptor de radio, unas pocas provisiones y algunos instrumentos de navegación, Ader tenía previsto llegar en un par de meses, para luego montar una exposición con el material (grabaciones, escritos) obtenido durante el viaje. Un buen día, Ader se hizo a la mar... y nunca más se supo de él.
Diez meses después, un barco gallego que faenaba a 150 millas de la costa de Irlanda, el Eduardo Pondal, hallaba a la deriva un pequeño barco de casco de poliester, desarbolado y semihundido. Era el Ocean Wave. A bordo, las pertenencias de Ader, pero ni rastro de su único ocupante. Lo que pudiera haber pasado, jamás se sabrá. El Eduardo Pondal remolcó el barco hasta el puerto de A Coruña, donde las pertenencias del artista quedaron a buen recaudo. No así el bote, que fué depositado en un almacén del puerto de donde sería robado días más tarde (nunca más se supo de su paradero). Los familiares de Ader utilizaron sus pertenencias y obras anteriores para montar la exposición que el artista había deseado.
La figura de Ader cobró nueva popularidad a partir de los años 90. Incluso se ha filmado un documental sobre su vida y obra, Here Is Always Somewhere Else (2008). Sus trabajos en video han sido editados y se han realizado numerosas exposiciones sobre su obra y figura. Precisamente, ahora mismo hay una en el CGAC de Santiago de Compostela que permanecerá abierta hasta el 5 de septiembre. Una buena ocasión para conocer algo más sobre uno de esos personajes mitad locos mitad visionarios que tanto nos apasionan.

viernes, 11 de junio de 2010

El tesoro de Staffordshire

En estos tiempos materialistas donde parecen haber desaparecido los sueños e ilusiones de otras épocas, resulta reconfortante que de vez en cuando aparezcan noticias que nos permiten lanzar al vuelo nuestra imaginación y volver a pensar en tesoros y monstruos.
Sucedió el 5 de julio del 2009 (pronto hará un año). Un tal Terry Herbert, uno de esos chiflados que van de aquí para allá buscando tesoros con un detector de metales, buscaba algo de valor, no en un terreno de especial relevancia histórica, sino en el huerto de un amigo, en el pueblo de Hammerwich (Staffordshire). En un momento dado, su detector localizó algo enterrado. ¿Una lata de refresco?¿Quizá una vieja herramienta abandonada? En 9999 de cada 10000 veces habría sido algo parecido, pero Herbert, hombre de fe, empezó a cavar. Y encontró su tesoro.
Lo que Herbert encontró era nada menos que el tesoro anglosajón más grande jamás hallado. Más de 1500 objetos de diverso tamaño (adornos, empuñaduras de espadas, etc.) y que parecen ser de uso militar, hasta sumar 5 kilos de oro y casi 1'5 de plata (para comparar, el mayor tesoro de este tipo conocido hasta la fecha era el de Sutton Hoo, descubierto en 1939 y que pesaba en torno a 1'5 kg.). Los expertos han datado los objetos en torno al siglo VII de nuestra era, y han quedado asombrado por la riqueza y la variedad de sus objetos.
Afortunadamente, Herbert es un buscador del tipo honrado, no uno de esos esquilmadores que saquean lugares históricos en busca de objetos para vender en el mercado negro. Su honradez se verá gratamente recompensada: él y el propietario del terreno se repartirán una compensación de 3'3 millones de libras.
El origen del tesoro es todavía fruto de especulaciones: un botín de guerra escondido por un soldado o un "depósito" cuyo dueño no pudo volver a recuperarlo, todo son hipótesis.
Actualmente, el tesoro está repartido entre el Birmingham Museum & Art Gallery (Birmingham) y el Potteries Museum & Art Gallery (Stoke-on-Trent), aunque una parte ha estado expuesta en el Museo Británico de Londres. Para más información, hay una web dedicada al tesoro: http://www.staffordshirehoard.org.uk/

miércoles, 2 de junio de 2010

Los castores, esos grandes currantes

Un investigador canadiense llamado Jean Thie estaba allá por el 2007 utilizando el Google Earth para un estudio del cambio medioambiental en las regiones boreales y subárticas de Canadá (quien lo diría, Google Earth sirve para algo más que para buscar tu casa y cotillear playas nudistas). Vió entonces algo que le llamó la atención y que al acercarse resultó ser, ni mas ni menos, que la mayor presa contruída por castores que jamás se haya conocido.
La magnífica construcción se encuentra en la provincia de Alberta, en el parque nacional Wood Buffalo, y mide la friolera de 850 metros de largo. Hasta ahora, la mayor presa conocida estaba en Montana (EEUU) y mide "sólo" 652 metros (para hacer una comparación, la famosa presa Hoover no llega a los 380 metros). Por lo general, las presas de los castores tienen mucha menor dimensión, y apenas un 5% sobrepasa los 100 metros.
Examinando anteriores fotos por satélite, se ha sabido que la presa ya existía en 1990, pero no en 1975. Se calcula que su construcción se inició poco después de esta fecha, lo que está reforzado por el hecho de que sobre buena parte de ella crece vegetación, lo que no ocurre en las presas recientes. Se estima que una obra de estas dimensiones ha debido de implicar a varias generaciones de una gran familia de castores.
Tenía pensado terminar con un chiste sobre los castores y los funcionarios, pero lo dejo para otra ocasión. Mejor rindamos homenaje a estos pequeños y peludos currantes de la Naturaleza.
La presa
El castor