Todos hemos oído esa expresión en alguna ocasión, probablemente también la hemos utilizado. Pero, ¿por qué pírrica?¿Quién era ese tal Pirro y qué ocurría con sus victorias?
Allá por el siglo III a. C. Pirro era rey del Epiro, un reino montañoso del noroeste de Grecia, que se pasaba buena parte de su tiempo peleando con sus vecinos. Lo cierto es que Pirro admiraba a Alejandro Magno, con el que estaba emparentado (su padre era primo de Olimpia, la madre de Alejandro) y soñaba con emular a su pariente (que había muerto hace poco) y conquistar un imperio y pasar a la historia. Por eso Pirro, que era un gran general y un valeroso combatiente, se pasaba el tiempo buscando el modo de ampliar sus posesiones.
Mientras, en Italia, Roma seguía su imparable expansión y había puesto sus ojos sobre la Magna Grecia, las colonias griegas del sur de la península (Nápoles, Crotona, Tarento...). Fué precisamente Tarento la que, viéndose amenazada, envió embajadas pidiendo ayuda a varios reinos griegos, incluído el Epiro. Pirro aceptó enseguida; aquella era una gran oportunidad para extender sus dominios a Italia y, quizá, a África y al resto de Europa. Así que reunió un ejército, lo ambarcó y se presentó en Italia en el año 280 a. C. Casi enseguida, tuvo su primera batalla contra los romanos en Heraclea, donde tras un enconado combate logró hacer huir a los romanos gracias a un arma secreta inesperada para éstos: los elefantes. Sin embargo, la victoria había sido conseguida con un número de bajas tan alto que, viendo el campo de batalla sembrado de cadáveres, dijo: Otra victoria como esta, y tendré que regresar a Epiro solo.
Pirro ofreció un tratado de paz a los romanos, aunque a costa de severas sanciones territoriales, pero éstos se negaron. Entonces Pirro avanzó hacia Roma, pero cuando se hallaba a sólo una treintena de kilómetros, tuvo noticias de la llegada de un ejército romano y decidió retroceder hasta sus cuarteles.
Al año siguiente, romanos y griegos volvieron a verse las caras en Asculum (hoy llamada Ascoli Satriano), y se repitió la historia. De nuevo los elefantes fueron el elemento decisivo en la victoria de Pirro, pero de nuevo tuvo tantas bajas que, cuando era felicitado por sus aliados de la Magna Grecia, exclamó: ¡Otra victoria como ésta y estaré vencido!. Es por eso que se llama "victoria pírrica" a una victoria conseguida a un precio tan alto o con un margen tan escaso, que casi no merece la pena.
¿Qué fué de Pirro? Visto que los romanos no pensaban rendirse, negoció una tregua y cruzó el mar el 278 a. C. para irse a Sicilia, donde los griegos combatían a los cartagineses, esperando coronarse rey de Sicilia y regresar a la península con nuevas tropas. No le fueron bien las cosas: aunque al principio logró victorias y conquistas rápidas, cuando los cartagineses le ofrecieron una alianza contra los romanos él, imprudentemente, la rechazó, y fué derrotado en su intento de conquistar la ciudad de Lilibea. Quiso luego armar una flota para atacar a los cartagineses en África, pero sus aliados no estaban por la labor. Harto de los sicilianos, volvió con sus tropas contra los romanos, pero éstos estaban preparados y le derrotaron con claridad en Benevento (275 a. C.). Desencantado, harto de los italianos y habiendo perdido la mayor parte de su ejército, Pirro decidió volverse a Epiro, con la promesa de volver en ayuda de los tarentinos en cuanto pudiera. Ya en casa, Pirro buscó nuevas confrontaciones, contra Macedonia, contra Esparta y, finalmente, contra Argos, donde halló la muerte el 272 a. C. de una manera ciertamente poco gloriosa: combatiendo en las calles de la ciudad, una anciana le dejó inconsciente tirándole una teja desde una azotea y un soldado enemigo aprovechó para matarle.
Pirro
sábado, 26 de febrero de 2011
viernes, 18 de febrero de 2011
Animales extinguidos que podrían no estarlo (y ojalá no lo estén) y II
León del Atlas (Panthera leo leo)
El león del Atlas o de Berbería se extendía miles de años antes de Cristo por todo el norte de África, además de Egipto, Sudán y Etiopía. Conforme el clima de la zona cambiaba y el desierto ocupaba lo que hasta entonces eran sabanas y praderas, su hábitat se fué restringiendo y se adaptó a zonas montañosas y de bosque. Y conforme hicieron su aparición los seres humanos, la transformación de tierras para la agricultura y la caza (los leones que los romanos usaban en sus circos eran leones del Atlas) disminuyeron aún más su número. Pero el verdadero marasmo llegó con la aparición de las armas de fuego. Entre los siglos XVIII y XIX desaparecieron de casi todos sus enclaves, salvo Marruecos, donde se extinguieron en estado libre en 1923.
No obstante, hoy en día numerosos zoológicos afirman tener leones del Atlas entre sus animales. ¿Cuál es el problema? Que muchos de esos leones son en realidad híbridos, cruzados durante generaciones con otras subespecies, con lo que resulta difícil saber hasta qué punto conservan la dotación genética de los P. leo leo. Seguramente, los que cuentan con más posibilidades sean los del zoo de Rabat, que descienden de una manada propiedad de la Casa Real marroquí.
Existe un ambicioso proyecto para recuperar a esta especie, comandado por la Universidad de Oxford. Consiste, en primer lugar, en conseguir muestras de ADN de ejemplares disecados en museos y de trofeos de caza. Posteriormente, se estudiaría ese ADN y se compararía con el de los leones en cautividad, para identificar a aquellos individuos más afines y cruzarlos entre sí y obtener leones lo más parecidos posibles a los originales. ¿Cuál será el resultado? El tiempo lo dirá.
Rinoceronte negro de África Occidental (Diceros bicornis longipes)
Una víctima más de la caza intensiva. Su hábitat original eran las sabanas del centro y oeste de África. Había estado a punto de desaparecer a principios del siglo XX, pero las medidas de protección tomadas en los años 30 permitieron a la especie recuperarse. En los años 80 había varios cientos de ejemplares. Sin embargo, a partir de ahí de nuevo la caza furtiva para obtener sus preciados cuernos los puso de nuevo al borde del abismo. En los 90 se constató su desaparición del Chad y que sólo quedaban unas decenas de ejemplares en el norte de Camerún. En el 2000 su población estimada era de 10 ejemplares. En el 2006 una expedición no logró hallar a ninguno y la UICN lo declaró extinto. Pero algunos expertos opinan que es posible que sobrevivan algunos ejemplares y se siguen recorriendo sus antiguos refugios tratando de encontrarlos.
Horton Plains loris esbelto (Loris tardigradus nycticeboides)
El Loris esbelto (Loris tardigradus) es un prosimio que vive en las zonas selváticas de la India y Sri Lanka y cuya supervivencia se ve gravemente amenazada por la destrucción de sus hábitats y por su caza por parte de los pobladores locales, quienes creen que su carne tiene propiedades curativas y la usan en pociones y filtros. El Horton Plains es una subespecie extremadamente rara, exclusiva de Sri Lanka, de la que sólo hay constancia de cuatro ejemplares entre 1937 y 2002. Se la consideraba extinta hasta que hace unos meses, investigadores de la Sociedad Zoológica de Londres lograron fotografiar un ejemplar y, posteriormente, capturar otro, confirmando que se trataba de dicho animal. Se sabe, pues, que sigue existiendo, pero su número y condición sigue siendo desconocido. En cualquier caso, sigue seriamente amenazado.
Animales extinguidos que podrían no estarlo (y ojalá no lo estén) I
Tilacino (Thylacinus cynocephalus)
El tilacino o lobo marsupial, este hermoso y peculiar depredador nativo de Oceanía, último representante del género Thylacinus, se considera extinguido en Australia desde antes de la llegada de los europeos, pero todavía sobrevivía en la isla de Tasmania. Los colonos, temiendo que fueran una amenaza para sus rebaños de ovejas, llevaron a cabo una auténtica campaña de exterminio, en la que diversas empresas e incluso el Gobierno australiano llegaron a ofrecer recompensas por cada ejemplar abatido. Cuando se empezaron a tomar medidas para su protección, ya en los años veinte del siglo pasado, ya era tarde. El último ejemplar salvaje conocido fué abatido en 1930, y el último ejemplar murió en cautividad en el zoológico de Hobart en 1936. Desde 1986 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) lo considera oficialmente extinguido.
Sin embargo, desde 1936 se han notificado centenares de casos de avistamientos sin confirmar de tilacinos en Tasmania, Australia e incluso en la isla de Nueva Guinea, además de huellas, restos de presas, fotografías e incluso grabaciones de sonido. Como ya he dicho, nunca se ha llegado a capturar uno vivo o a encontrar una prueba definitiva, pero hay que recordar el inmenso tamaño de Australia, de 7'5 millones de km2 (Tasmania tiene casi 70000) con apenas 21 millones de habitantes, concentrados además en las ciudades costeras. Hay espacio suficiente para que una población de tilacinos haya sobrevivido sin entrar en contacto con el hombre. Si es así, esperemos por su bien que se queden ocultos.
También se llevó a cabo un proyecto para "resucitar" al tilacino clonándolo a partir de ejemplares conservados en museos y otras instituciones. Un proyecto muy criticado desde que se hizo público, y que no ha dado fruto alguno.
Delfín del Yang Tze (Lipotes vexillifer)
Conocido como baiji por los chinos, se trata posiblemente de la especie más emblemática de la fauna china, después del omnipresente oso panda. Tradicionalmente ha gozado de gran aprecio por parte del pueblo chino, que lo consideraba una divinidad del río y consideraba augurio de buena suerte su avistamiento. Nada de esto le valió para sobrevivir. Su hábitat único eran las aguas del Yang Tze, el río más largo de Asia y el tercero del mundo. Millones de personas viven en sus orillas, vertiendo sus residuos a sus aguas (igual que miles de empresas), lo que han convertido al río en uno de los más contaminados del mundo, afectando gravemente al sensible baiji. También la sobrepesca contribuyó a su decadencia. El golpe de gracia se lo han dado las numerosas obras hidrográficas en el curso del río, la más conocida de las cuales es la colosal Presa de las Tres Gargantas. Pese a ser declarado en peligro de extinción en 1979 (se estimaba que quedaban unos 300 ejemplares) no se dio paso alguno para su conservación hasta que fué demasiado tarde. En 2007 (no se informaba de ningún avistamiento desde 2004) se llevó a cabo un ambicioso proyecto de exploración en el cual decenas de investigadores recorrieron el río a lo largo de seis semanas, siendo incapaces de encontrar ni un sólo ejemplar, con lo que fué declarado oficialmente extinto. Aunque en 2008 se informó de que había sido visto un ejemplar y es posible de que subsista algún individuo más en la inmensidad del río, no hay apenas posibilidad de que permanezca una población viable, con lo que la especie está extinta en la práctica.
Tigre de Java (Panthera tigris sondaica)
De las ocho subespecies reconocidas del tigre, tres están consideradas extinguidas: el tigre de Bali, el del Caspio y el de Java, que fué la última en tener tal consideración. Habitaba únicamente en la isla indonesia de Java, era algo menor que el tigre de Bengala y tenía un pelaje más oscuro y con rayas más finas. Como otros tigres, fué cazado intensivamente hasta el colapso de sus poblaciones. En los años cincuenta se calculaba que quedaban apenas 20 o 25 en toda la isla. Su último reducto fué la región montañosa de Mehu-Betiri, la más inaccesible de la isla, donde en 1972 se avistó el último ejemplar y en 1979 se hallaron huellas que parecían corresponder a tres individuos diferentes. Se ha informado de posteriores avistamientos, que sin embargo podrían ser erróneos y corresponder en realidad a leopardos.
lunes, 7 de febrero de 2011
Catón y el mal tiempo
Marco Porcio Catón, el Censor
Cuentan que en una ocasión Catón el Censor, el gran politico romano conocido por su defensa de la tradición, la moralidad y las buenas costumbres, hizo echar del Senado al senador Manilio acusándolo de indecencia por haber besado a su mujer en público. Otro senador, disconforme con un castigo que juzgaba exagerado, preguntó a Catón si él no besaba nunca a su esposa, a lo que Catón, que tenía un agudo sentido del humor, replicó:
- Claro que sí, pero sólo cuando truena. Por eso el mal tiempo me pone de buen humor.
Cuentan que en una ocasión Catón el Censor, el gran politico romano conocido por su defensa de la tradición, la moralidad y las buenas costumbres, hizo echar del Senado al senador Manilio acusándolo de indecencia por haber besado a su mujer en público. Otro senador, disconforme con un castigo que juzgaba exagerado, preguntó a Catón si él no besaba nunca a su esposa, a lo que Catón, que tenía un agudo sentido del humor, replicó:
- Claro que sí, pero sólo cuando truena. Por eso el mal tiempo me pone de buen humor.
viernes, 4 de febrero de 2011
Dalton y el daltonismo
John Dalton (1766-1844) es uno de los nombres importantes de la historia de la ciencia moderna, que le debe dos grandes aportaciones: la teoría atómica y la ley de las presiones parciales de los gases. Pero también ha pasado a la historia por haber dado nombre al daltonismo, un defecto genético que altera la percepción habitual de los colores (aunque no fué el primero en describirlo).
Dalton comenzó a sospechar que algo pasaba con su visión un día de 1792. Ese día se dió cuenta de que una flor que a la luz del día le había parecido azul, de noche y alumbrada por las velas la veía roja. Cuando quiso salir de dudas le dijeron que la flor era... rosa. Picado por la curiosidad, invitó a su casa a varios amigos y les expuso sus dudas; todos veían la flor rosa independientemente de la luz, con una única excepción: Jonathan, el hermano mayor de Dalton, quien veía cambiar el color de la la flor de la misma manera. Esto le llevó a intuir que sufría algún tipo de defecto hereditario en sus ojos.
Un par de años después, Dalton publicó Extraordinary Facts Relating to the Vision of Colours, un trabajo en el que describía su peculiar defecto, atribuyéndolo a que el humor vítreo de sus ojos era azul y absorbía la luz roja. En una ocasión le regaló a su madre unas medias que él creía azules y en realidad eran de color rojo, poco apropiadas para una respetable mujer cuáquera como era ella. En 1832, durante una audiencia con el rey Guillermo IV, Dalton se presentó con un llamativo traje escarlata, que contravenía todos los protocolos habituales, y que él creía que era gris oscuro.
En su testamento dejó escrito que tras su muerte sus globos oculares fueran diseccionados por un médico para comprobar su teoría. Fué su ayudante, Joseph Ransome, quién llevó a cabo la tarea tras la muerte de Dalton de un ataque al corazón en 1844, y no halló en su examen peculiaridad alguna. Pero aquellos ojos se conservaron y fueron examinados de nuevo en 1995 por John Hunt y John Molton, biólogos de la Universidad de Cambridge, quienes confirmaron que Dalton padecía deuteranopia, una variante del daltonismo que provoca una insensibilidad para la percepción de los tonos verdes.