sábado, 29 de abril de 2017

El Napoleón Bonaparte que murió a manos de los zulúes

El Príncipe Imperial Napoleón Eugène Louis Jean Joseph Bonaparte (1856-1879)

Del matrimonio entre el emperador francés Napoleón III y la aristócrata española Eugenia de Montijo nació un único descendiente: el Príncipe Imperial Napoleón Eugenio Luis Juan José Bonaparte, nacido el 16 de marzo de 1856 y bautizado en la Catedral de Notre Dame, siendo sus padrinos el papa Pío IX y la reina Victoria de Inglaterra.
Educado bajo la supervisión del general Charles Frossard, el joven Loulou, como era llamado en su círculo familiar, acompañó a su padre en las primeras acciones de la guerra franco-prusiana (1870-71). Pero cuando el conflicto tomó un rumbo desfavorable para los intereses franceses Napoleón III envió a su hijo a refugiarse cerca de la frontera belga. Cuando el emperador fue derrotado en la batalla de Sedán (septiembre de 1870) y cayó prisionero, el joven príncipe cruzó la frontera y de allí pasó a Inglaterra, donde se reuniría con sus padres en marzo de 1871, después de que su padre hubiera sido desposeído del poder por la Asamblea Nacional.
El príncipe Napoleón continuó con sus estudios en Inglaterra. Con 16 años fue admitido en la Real Academia Militar de Woolwich y, a la muerte de su padre en enero de 1873, fue aclamado como candidato al trono francés por los bonapartistas, con el nombre de Napoleón IV. Se graduó en la Academia entre los primeros de su promoción y posteriormente se incorporó al cuerpo de artillería, siguiendo los pasos de su ilustre tío abuelo, el primer Napoleón, que también había comenzado su carrera militar como artillero.
El joven príncipe muy pronto despertó grandes esperanzas entre los bonapartistas con vistas a una futura restauración de la monarquía en Francia: inteligente, muy capaz, simpático y con don de gentes y, a diferencia de su padre (notorio mujeriego) con una moral intachable y una vida privada libre de escándalos, habría resultado un extraordinario candidato al trono.
Y entonces llegó 1879, y estalló en África del Sur la guerra anglo-zulú. El joven príncipe, que por entonces tenía el rango de teniente, quiso tomar parte en el conflicto, pese a las reticencias de destacados miembros del partido bonapartista, así como de los mandos militares británicos. A pesar de estas objeciones, el impetuoso príncipe siguió insistiendo y al final, gracias a la intermediación de su madre y de la misma reina Victoria, logró que su petición fuera aceptada, aunque, como precaución, en lugar de ser destinado a una unidad de combate fue asignado al servicio de Frederic Thesiger, barón de Chelmsford y comandante de las tropas británicas en Sudáfrica. Consigo llevó la espada que había pertenecido al emperador Napoleón I.

El príncipe Napoleón en Sudáfrica con el uniforme británico (1879)
Tras acompañar a Chelmsford durante algún tiempo, y en vista de los grandes deseos del joven de participar de manera más activa en los combates (pese a los consejos y advertencias de amigos cercanos, que le recomendaban no exponerse a riesgos innecesarios), el comandante inglés lo puso a las órdenes del coronel Richard Harrison, del cuerpo de Ingenieros Reales, encargado de labores de logística y reconocimiento, creyendo que así el joven príncipe estaría activo pero a salvo. En su nuevo destino Bonaparte participó en varias misiones de reconocimiento (siempre acompañado de varios hombres de confianza que velasen por su seguridad), e incluso se ganó alguna reprimenda por haberse aventurado más de la cuenta. Sin embargo, Harrison le encomendó una nueva misión la tarde del 31 de mayo de 1879: formar parte de una patrulla de reconocimiento a la mañana siguiente en una zona teóricamente libre de enemigos y, por lo tanto, segura.
La partida, formada por nueve hombres, incluidos el príncipe y el teniente Jahleel Carey, acompañante habitual suyo, partió muy temprano la mañana del día 1 de junio. Las prisas del joven Napoleón hicieron que la partida fuese más reducida de lo que estaba previsto. Tras abandonar el campamento británico, el príncipe asumió el mando de la patrulla, a pesar de que, por antigüedad, debería haberle correspondido a Carey. Por la tarde, a eso de las tres, el grupo hizo un alto para descansar en un kraal (asentamiento) abandonado. Cuando estaban a punto de irse, un grupo de unos 40 guerreros zulúes cayó sobre ellos de improviso. Los británicos emprendieron una huida apresurada pero el caballo de Bonaparte se asustó antes de que pudiera montar y, tras arrastrarlo algunos metros, huyó. El príncipe trató de escapar corriendo, pero fue alcanzado. Herido varias veces, trató de defenderse con una lanza que se había arrancado del muslo con sus propias manos, pero estaba en clara inferioridad y cayó víctima de las assegai zulúes. Otros dos soldados murieron en el enfrentamiento y un tercero fue dado por desaparecido. Los demás, con Carey al frente, lograron regresar a su campamento.
El cuerpo del infortunado príncipe fue recuperado al día siguiente. Mostraba dieciocho heridas de lanza, estaba desnudo y los zulúes lo habían abierto en canal (una costumbre habitual entre ellos, que creían que así se liberaba el espíritu del muerto), pero no lo habían mutilado, como muestra de respeto por su valor. Tiempo después los zulúes dijeron que si hubieran sabido que se trataba de alguien tan importante no lo habrían matado. Su cuerpo regresó a Inglaterra a bordo del buque de transporte de tropas HMS Orontes y recibió sepultura en Chislehurst; la mismísima reina Victoria participó en la procesión fúnebre. En 1888 Eugenia de Montijo (quien en 1880 había viajado a Sudáfrica para visitar el lugar donde había perecido su hijo) trasladó sus restos a un mausoleo que había hecho construir en la abadía de Saint Michael, en Farnborough (Hampshire), donde fueron sepultados junto a los de su padre.
El teniente Carey fue sometido a un consejo de guerra acusado de "mal comportamiento frente al enemigo", y aunque fue declarado no culpable y luego ascendido a capitán, nunca logró librarse del estigma de la muerte del príncipe Napoleón, y falleció pocos años después en Bombay.

María del Pilar Berenguela Isabel Francisca de Asís Cristina Sebastiana Gabriela Francisca Caracciolo Saturnina de Borbón y Borbón (1861-1879)
Napoleón Luis Bonaparte murió soltero y sin descendencia, aunque antes de partir hacia África había designado como heredero de sus derechos dinásticos a su primo segundo Napoleón Víctor Bonaparte (1862-1926), nieto de Jerónimo Bonaparte, que recibiría el nombre de Napoleón V. Durante algún tiempo hubo rumores sobre la existencia de un supuesto compromiso entre el príncipe y la princesa Beatriz, la hija menor de la reina Victoria, en el caso de que se produjera una restauración monárquica en Francia y el joven alcanzara el trono. De este modo, emparentando ambas casas reales, los dos países dejarían atrás siglos de enfrentamientos y pasarían a ser aliados. Finalmente, Beatriz se acabaría casando con el príncipe alemán Enrique de Battenberg, y ambos serían padres de Victoria Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII. También se dijo que estaba enamorado de la infanta María del Pilar, hija de Isabel II de España, un amor que era correspondido, y que las madres de ambos jóvenes se mostraban favorables al enlace. La prematura muerte de ambos (la infanta falleció apenas dos meses después que el príncipe, a causa de una meningitis tuberculosa) dio al traste con el compromiso.

miércoles, 26 de abril de 2017

Joseph Beyrle

Joseph Robert Beyrle (25/8/1923-12/12/2004)

Nacido en Muskegon, una pequeña ciudad a orillas del lago Michigan, en 1923, cuando Joseph Robert Beyrle se graduó en el instituto en 1942 tuvo la oportunidad de disfrutar de una beca deportiva para estudiar en la Universidad de Notre Dame. Era un gran éxito para un joven de una humilde familia de origen bávaro, que había perdido su casa a raíz de la gran crisis económica de 1929 y cuyos hermanos habían tenido que dejar los estudios para colaborar con la economía familiar. Sin embargo, con el país inmerso en la Segunda Guerra Mundial, prefirió alistarse en el ejército, integrándose en el 506º Regimiento de Infantería Aerotransportada (el mismo que protagoniza la conocida serie de televisión Hermanos de sangre) y especializándose en comunicaciones y demoliciones.
Tras finalizar su entrenamiento en Camp Toccoa y Fort Benning (Georgia), el 506 fue enviado a Inglaterra en septiembre de 1943 y estacionado en Ramsbury (condado de Wiltshere), a la espera de tomar parte en el desembarco del ejército aliado en la Europa continental. Allí Beyrle tomó parte en sendas misiones en la Francia ocupada, en abril y mayo de 1944, para entregar oro a los miembros de la Resistencia.

Iglesia de Saint-Côme-du-Mont, sobre cuyo tejado aterrizó Beyrle
La madrugada del 6 de junio de 1944, día del desembarco, el 506, como casi todas las unidades de paracaidistas, fue lanzado tras las líneas alemanas. El Douglas C-47 que llevaba a Beyrle resultó alcanzado por la artillería antiaérea lo que obligó a sus ocupantes a saltar a muy baja altura, apenas 120 metros. El entonces sargento Beyrle tomó tierra en el tejado de una iglesia en Saint-Côme-du-Mont. Pese a verse sólo y separado de sus compañeros, Beyrle continuó con su misión llevando a cabo varias acciones de sabotaje (incluida la voladura de una estación eléctrica) antes de ser capturado por la dotación de un nido de ametralladoras, días después de su aterrizaje.

Fotografía del sargento Beyrle en su ingreso como prisionero en el campo de Stalag XIIA en Limburg (septiembre de 1944)
Trasladado en primera instancia a Saint-Lô, Beyrle pasó los siguientes meses de un campo de prisioneros a otro. Intentó fugarse en varias ocasiones y lo logró dos veces, siendo capturado en ambas. En su segunda huida subió con otros dos presos fugados a un tren creyendo que se dirigía a Polonia; en realidad el tren iba en dirección contraria, hacia Berlín, donde fueron apresados por la Gestapo cuando estaban escondidos en un sótano. Golpeado, torturado y acusado de ser un espía que había saltado en paracaídas sobre Alemania, estaba a punto de ser ejecutado cuando varios oficiales del ejército alemán exigieron su entrega y la de sus compañeros, alegando que la Gestapo no tenía jurisdicción sobre los prisioneros de guerra.
Su siguiente parada fue el campo de Stalag III-C, cerca del pueblo de Alt Drewitz, actualmente en territorio polaco. De allí también se escaparía, en enero de 1945, dirigiéndose hacia el este para tratar de encontrarse con el ejército soviético, que avanzaba hacia Alemania. Días más tarde se tropezó con una brigada de la 1ª Guardia Acorazada soviética mandada por Aleksandra Samusenko (la única mujer que alcanzó tal rango durante la guerra, y que moriría en marzo de ese mismo año durante la ofensiva de Pomerania Oriental), a la que Beyrle logró convencer para que les dejara acompañarlos durante su avance, esperando encontrarse en algún momento con las tropas norteamericanas. Después de la guerra, Beyrle expresaría en varias ocasiones su admiración hacia Samusenko, a la que sus hombres llamaban simplemente "la Mayor".

Aleksandra Samusenko (1922-1945)
Durante un mes, Beyrle formó parte de la brigada soviética, donde su habilidad como artificiero fue muy apreciada, lo que lo convierte en el único soldado del que se tiene noticia que luchó durante la guerra tanto en el ejército norteamericano como en el soviético. Con ellos liberó el campo de Stalag III-C del que había escapado, y con ellos permanecía cuando, en febrero, resultó herido en un bombardeo llevado a cabo por aviones Stuka alemanes. Evacuado a un hospital de campaña soviético en Landsberg an der Warthe, allí conoció al mariscal Gueorgui Zhúkov, el cual, intrigado porque Beyrle era el único soldado no soviético en el hospital, quiso saber su historia con la ayuda de un intérprete. Zhúkov, sorprendido por sus peripecias, le facilitó documentación y un salvoconducto que le permitió unirse a un convoy militar soviético y llegar a Moscú, donde acudió a la embajada norteamericana buscando ayuda para regresar con sus compañeros. Pero allí se llevó la gran sorpresa de descubrir que sus chapas de identificación habían sido encontradas en Normandía junto a un cadáver sin identificar y él había sido declarado muerto en combate el 10 de junio de 1944. La embajada tuvo que asegurarse de su identidad mediante sus huellas dactilares; durante ese tiempo, permaneció en un hotel moscovita custodiado por militares norteamericanos. Una vez confirmada, y tras ser atendido de sus heridas en un hospital militar en Nápoles, Beyrle pudo volver a EEUU, regresando a su casa el 21 de abril de 1945, para gran alegría de su familia, que ya había enterrado en Muskegon los restos del que creían era su hijo.

Joseph Beyrle se reúne con sus padres (abril de 1945)
Joseph Beyrle terminó la guerra con más de una docena de condecoraciones, entre ellas la Estrella de Bronce y el Corazón Púrpura del ejército norteamericano, la Croix de Guerre francesa y la Orden de la Guerra Patria soviética. En 1946 se casó con JoAnne Hollowell, en la misma iglesia y ante el mismo sacerdote que había celebrado dos años antes la ceremonia fúnebre en su honor. El matrimonio tendría tres hijos: Julie, Joseph Jr. y John. Joseph Jr. también sirvió en el ejército como paracaidista y participó en la guerra de Vietnam como miembro de la 101ª División Aerotransportada, mientras que John, diplomático de carrera, fue embajador norteamericano en Rusia entre 2008 y 2012. Joseph Beyrle trabajaría en una empresa perteneciente al conglomerado Brunswick Corporation, donde alcanzaría el puesto de supervisor de envíos hasta su jubilación, en 1981.

Joseph Beyrle, con sus medallas norteamericanas y soviéticas, tomando parte en el Desfile del Día de la Victoria en Moscú (9 de mayo de 2004)
En 1994, con motivo de la conmemoración del 50 aniversario del desembarco de Normandía, Beyrle fue condecorado en la Casa Blanca por los presidentes de EEUU y Rusia, Bill Clinton y Boris Yeltsin. Las aventuras de Beyrle durante la guerra fueron recogidas por Thomas Happer Taylor, veterano de guerra condecorado e historiador militar, en un libro titulado The Simple Sounds of Freedom, publicado en 2002, y que sería reeditado en 2004 bajo el título Behind Hitler's Lines.


Joseph Beyrle falleció de un ataque al corazón el 12 de diciembre de 2004 en Toccoa (Georgia), mientras visitaba el lugar donde se había entrenado con su regimiento en 1942. Su cuerpo recibió sepultura en el Cementerio Nacional de Arlington (Virginia), donde yacen numerosos veteranos de todas las guerras en las que han participado los Estados Unidos.


domingo, 23 de abril de 2017

El secuestro de Mary McElroy

Mary McElroy (1907-1940)

Henry Francis McElroy abandonó su Chicago natal en 1895, cuando contaba 30 años, y se mudó a Kansas City en busca de fortuna. Allí se las arregló para medrar con rapidez; el que hasta entonces había sido un modesto dependiente progresó gracias a que logró hacerse amigo de las personas adecuadas. Entre sus nuevas amistades estaban Tom Pendergast, un poderoso político que durante años controló Kansas City y el condado de Jackson; y Johnny Lazia, un capo del hampa local, socio en la sombra de Pendergast. Gracias a su apoyo McElroy fue nombrado en 1922 juez de distrito, y en 1926 city manager (algo así como jefe administrativo) de Kansas City.
En 1907 nació la que sería la única hija de Henry: Mary McElroy, una niña que creció protegida y rodeada de comodidades, a la que su padre trató de inculcarle una personalidad fuerte e independiente. Tras la muerte de su madre, en 1920, Mary se volvió mucho más cercana a su padre, y entre ambos se creó un vínculo muy estrecho que hizo que la joven permaneciera a su lado incluso tras llegar a la edad adulta.
La tarde del 27 de mayo de 1933 Mary, que por entonces tenía 25 años, se estaba dando un baño de burbujas en su casa. Justo en ese momento, dos hombres, disfrazados de repartidores, conseguían convencer a la cocinera de que les abriera la puerta trasera de la mansión de los McElroy. Una vez dentro, armados con un revolver y una escopeta de cañones recortados, llegaron hasta la habitación de Mary y, tras darle unos minutos para que se secara y se vistiera, la tomaron como rehén y se la llevaron secuestrada.
Los secuestradores eran Walter McGee, un ex-presidiario natural de Oregón, y su socio Clarence Stevens. Ambos condujeron a Mary hasta una granja en Shawnee, a unos 15 kilómetros de Kansas City, donde les esperaban otros dos cómplices: George McGee, hermano menor de Walter, y Clarence Click. Mary fue escondida en el sótano de la granja, encadenada a la pared, aunque se tomó con humor la situación; cuando los delincuentes le dijeron que iban a pedir 60000 $ por su libertad respondió jocosamente que "ella valía mucho más que eso".
Al enterarse del secuestro de su hija, McElroy movilizó a su contactos, especialmente a Lazia, el cual, tras una rápida investigación, concluyó que los autores no eran gángsters locales. Cuando McElroy recibió la petición de rescate, Lazia le aconsejó no ceder a su primera petición, y así al final los secuestradores se conformaron con la mitad, 30000 $, que les fueron entregados según sus condiciones. Mary fue entonces liberada la mañana del día 29, cerca del campo de golf Millburn, totalmente ilesa, tras 34 horas de cautiverio.
Los responsables no tardaron en ser arrestados. El 2 de junio eran capturados George McGee y Clarence Click, y el 21 de junio Walter McGee era apresado en Amarillo (Texas), donde intentaba comprar un coche para continuar su huida. Clarence Stevens, en cambio, logró eludir la acción de la justicia y no fue arrestado. En total, se recuperaron apenas 16000 dólares del rescate pagado por Henry McElroy.
Tanto el secuestro como el subsiguiente juicio despertaron gran interés en la prensa y entre el público en general. Durante el proceso, causó sorpresa la actitud de Mary McElroy, quien no sólo se mostró dubitativa y reticente a colaborar con la acusación, sino que insistió en que había sido bien tratada durante su cautiverio (Walter McGee le había regalado flores al liberarla, e incluso le habían dado dinero para que pagara a un taxi que la llevara a su casa) y pidió al tribunal que fuera clemente con ellos. Su actitud levantó un gran número de rumores e incluso en algunos periódicos se llegó a insinuar que mantenía una relación amorosa con Walter McGee. Incapaz de soportar tanta atención y chismorreos, Mary sufrió una crisis nerviosa y huyó de su casa, siendo encontrada en Illinois al día siguiente.
Sin embargo, la sentencia, conocida el 30 de marzo de 1935, fue bastante severa. Walter McGee, considerado el cabecilla de la banda, fue condenado a muerte (fue la primera persona condenada a muerte por el delito de secuestro, después de que las penas fueran endurecidas tras el secuestro y asesinato del hijo del piloto Charles Lindbergh en 1932). Su hermano George fue condenado a cadena perpetua y Clarence Click a ocho años de cárcel. Esta sentencia hizo que Mary McElroy cayera en una profunda depresión. Finalmente, su padre, pese a que en su día se había mostrado satisfecho con el duro castigo, logró que el gobernador de Missouri concediera un aplazamiento de la ejecución y posteriormente la pena de muerte fue conmutada por la de cadena perpetua.
Los años posteriores fueron difíciles y dolorosos para Mary McElroy. Víctima de la persecución de los medios de prensa, criticada y ridiculizada por su comportamiento, se volvió más retraída y se refugió en su vida familiar. Muchos de sus amigos la abandonaron, sufrió varias crisis nerviosas y se dijo que se había vuelto adicta al opio. Mantuvo, eso si, el contacto con los hermanos McGee, a los que visitaba con frecuencia en la cárcel.
La muerte de Henry McElroy en septiembre de 1939 supuso un devastador golpe para su hija. Privada de su principal apoyo, incapaz de sobreponerse a su pérdida y sufriendo todavía el acoso recurrente de la prensa, Mary McElroy se suicidó en su dormitorio el 21 de enero de 1940, disparándose en la cabeza con un arma de pequeño calibre. Dejó una nota que decía: "Mis cuatro secuestradores son probablemente las cuatro únicas personas en el mundo que no me consideran una completa idiota. Ahora ya tenéis vuestra pena de muerte, así que, por favor, dadles una oportunidad. Mary".

jueves, 20 de abril de 2017

Los huesos de Thomas Paine

Thomas Paine (1737-1809)

Nacido en 1737 en la localidad de Thetford, en el condado inglés de Norkfolk, en el seno de una familia humilde y de escasa cultura, Thomas Paine tuvo numerosos empleos a lo largo de su vida. Fabricante de corsés como su padre, marinero, recaudador de impuestos o estanquero, entre otros. Durante estos años fue instruyéndose de manera autodidacta, interesándose por cuestiones de ciencia y filosofía.
En 1774, enfermo y lleno de deudas, conoce en Londres a Benjamin Franklin, que se encontraba allí como representante de la Colonia de Pennsylvania, y que le aconseja probar fortuna en América. Paine llegó a finales de ese año a Philadelphia, donde pronto encontraría trabajo como redactor en el Pennsylvania Magazine. En 1775 se publicó en dicha revista un artículo anónimo, cuya autoría se le atribuye, pidiendo la emancipación de los esclavos y la abolición de la esclavitud.
Desde su llegada a Norteamérica, Paine se relacionó con los sectores sociales y políticos más descontentos con el enfrentamiento entre los colonos y las autoridades británicas, asumiendo su causa y defendiendo con decisión la independencia de las colonias. En enero de 1776, cuando la guerra ya había comenzado, publicó de manera anónima un escrito titulado Common Sense (Sentido Común) en el que atacaba a la Corona británica y al gobierno, argumentando que las trece colonias norteamericanas no obtenían nada de la metrópolis, para la cual sólo existían para ser sangradas con impuestos, y, por lo tanto, la única solución era librarse del yugo británico y declarar la independencia. El folleto, escrito en un lenguaje sencillo y directo, fue un éxito rotundo, vendiendo más de cien mil ejemplares en los primeros tres meses y alcanzando el medio millón de copias (para una población de dos millones de personas) al final de la guerra, y contribuyó a ganar para la causa rebelde a numerosas personas que hasta entonces se habían mostrado dubitativas. Muchas de las ideas expuestas en Common Sense influirían decisivamente en la redacción de la Declaración de Independencia.
A finales de 1776 Paine publicaría otra obra de capital importancia, una serie de artículos bajo el nombre común de The American Crisis, para inspirar a los soldados del ejército rebelde en sus batallas. En uno de estos artículos se habla por primera vez de los "Estados Unidos de América". En 1777 fue nombrado secretario del Comité de Asuntos Exteriores, pero tuvo que dimitir en 1779 debido a un enfrentamiento con el diplomático Silas Deane.
Una vez finalizada la guerra, Paine se encontró en problemas económicos (había cedido los derechos de sus obras para financiar al ejército norteamericano). El estado de Nueva York le cede una pequeña granja en New Rochelle y Pennsylvania le otorga una pequeña ayuda económica. En 1787 se construye un puente sobre el río Schuylkill bajo un revolucionario diseño suyo, hecho de hierro y con un único arco. Poco después retornaría a Europa para promocionar su obra, viviendo entre París y Londres.
En 1789 está en Francia cuando estalla la Revolución Francesa, que le causa una honda impresión. A raiz de ella, publica en dos partes, en 1791 y 1792, una de sus obras cumbre: Rights of Man (Los derechos del hombre). Escrita como respuesta a las Reflexiones sobre la Revolución francesa de Edmund Burke, muy críticas con los revolucionarios, justifica la Revolución como una respuesta al despotismo de la monarquía y la aristocracia francesas. Pero además propone una serie de cambios radicales en el gobierno y la sociedad del Reino Unido: abolición de los estamentos que él considera perjudiciales para el país (monarquía y aristocracia), una Constitución escrita similar a la norteamericana, abolición del derecho de primogenitura, reducción de impuestos a los pobres, educación pública, impuestos progresivos para evitar la acumulación de riqueza y financiar gastos sociales... Su publicación (vendió cerca de un millón de copias) causó una enorme polémica; el gobierno prohibió la circulación del libro, encarceló a su editor y juzgó a Paine por sedición y libelo, condenándolo a muerte in absentia (en aquel momento se encontraba en Francia).
En Francia, Paine consigue un puesto en la Convención Nacional y participa en la redacción de la Constitución republicana. Pero, tras oponerse a la ejecución de Luis XVI, pierde la confianza de los jacobinos. Durante el régimen del Terror le retiran la nacionalidad francesa y la inmunidad parlamentaria, es perseguido y encarcelado durante 1794, aunque tras la caída de Robespierre es rehabilitado y readmitido en la Convención.
Estando en prisión comienza a escribir su otra obra capital: The Age of Reason (La edad de la razón), en la que critica las religiones organizadas y la infalibilidad de los textos religiosos como la Biblia. Paine, reconocido deísta (los deístas creen en la existencia de uno o varios dioses, pero llegando a su conocimiento a través de la razón y la experiencia personal, no como miembros de una religión institucionalizada) decía que "todas las instituciones eclesiásticas nacionales, ya sean judías, cristianas o turcas, me parecen nada menos que invenciones humanas creadas para atemorizar y esclavizar a la humanidad, y monopolizar el poder y el lucro".
La estancia de Paine en Francia se fue volviendo cada vez más incómoda, dado que la Revolución discurría por cauces cada vez más alejados de las ideas de Paine, y por las suspicacias que provocó otro de sus escritos, Agrarian Justice (1795), dedicado a denunciar las desigualdades sociales, y que proponía una renta para aquellos ciudadanos que careciesen de tierras para su sustento. Por eso, en 1802, poco después de que su buen amigo Thomas Jefferson llegara a la presidencia, regresó a Estados Unidos, instalándose en su granja de New Rochelle.
Pero en América tampoco tuvo una buena acogida. Sus servicios a la causa revolucionaria habían sido olvidados, y en cambio encontró numerosos enemigos. Los religiosos estaban contra él por La edad de la razón, los federalistas por su amistad con Jefferson y algunas de sus ideas sobre el gobierno expuestas en Common Sense, y buena parte de los norteamericanos por una carta que había publicado criticando a George Washington (al que llamaba incompetente, vano y desagradecido), creyendo que había tenido parte en su encarcelamiento. Paine vivió sus últimos años en la pobreza y falleció el 8 de julio de 1809. No fue ese el final de sus vicisitudes; antes de morir pidió ser enterrado en el cementerio cuáquero de Nueva York (su padre profesaba dicha religión), pero los cuáqueros se negaron a aceptarlo. Otros cementerios rechazaron también acoger sus restos, así que, finalmente, fue enterrado en su granja, a los pies de un nogal, en una ceremonia a la que apenas asistieron media docena de personas. Sobre la tumba se colocó una sencilla lápida, de la que los visitantes que acudían a presentar sus respetos a Paine solían llevarse pequeños fragmentos como recuerdo.
Diez años después de su muerte, el periodista y escritor inglés William Cobbett, admirador de Paine, decidió que no era esa una sepultura digna para un hombre de su relevancia y, tras saquear con nocturnidad su tumba, se llevó su esqueleto de vuelta a Inglaterra con la intención de ofrecerle un entierro digno y una tumba acorde que mantuviera su memoria entre sus compatriotas (aunque en una carta afirmó que uno de los dedos de Paine había quedado en Norteamérica, en manos de un amigo). No obstante, no encontró los apoyos y la financiación necesarias, y a la muerte de Cobbett, en 1835, los huesos de Thomas Paine todavía figuraban en el inventario de sus posesiones.
El destino de los restos es incierto. Se cree que buena parte de ellos acabaron en poder de Benjamin Tilly, un sastre amigo de Cobbett, y que tras la muerte de éste en 1860 habrían sido vendidos a un trapero por la casera de Tilly. Sin embargo, el cráneo, la mandíbula inferior y el brazo derecho de Paine habían sido separados del resto antes de que eso sucediese, y repartidos entre varios admiradores del pensador. No deja de ser irónico que los restos de aquel que había criticado las religiones y sus ritos acabasen a su vez convertidos en reliquias.


A lo largo de los años, diversas personas han afirmado estar en posesión de algunos de dichos restos. En 1852 un reverendo llamado Robert Ainslie afirmó tener en su poder la mano derecha y el cráneo de Paine. Posteriormente, a su muerte habrían pasado a poder de un tal señor Penny, pero se desconoce qué destino tuvieron. En 1905 se inauguró un monumento en honor a Paine en los terrenos de la que había sido su granja. Bajo el monumento se enterró una caja que, al parecer, contenía un fragmento del cráneo del escritor, que habría sido adquirido en Londres por Moncure Conway, autor de una biografía suya.

lunes, 17 de abril de 2017

Pequeñas historias (XI)

Durante la guerra de Vietnam el ejército estadounidense llevó a cabo una campaña de guerra psicológica llamada Operación Wandering Soul (Alma Errante). Una vieja tradición vietnamita dice que cuando una persona es enterrada de manera inapropiada o lejos de su tierra natal, su alma no descansa en paz y se dedica a vagar por la tierra. Ingenieros norteamericanos grabaron voces "fantasmales" y efectos de sonido fingiendo ser espíritus de guerrilleros vietnamitas para asustar al Vietcong. Dichas grabaciones fueron luego reproducidas en la selva, a veces empleando helicópteros. El éxito de la operación fue escaso, ya que los vietnamitas solían reaccionar disparando hacia el lugar de donde provenían las voces.
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El 28 de octubre de 1985, un preso llamado Ronald J. McIntosh se fugó durante un traslado de prisión. Unos días más tarde, el 5 de noviembre, McIntosh, a bordo de un helicóptero que había secuestrado, provocaba la fuga de su novia, Samantha López, de una prisión en Dublin (al este de San Francisco). Ambos serían detenidos diez días después, en una joyería donde estaban comprando sus anillos de compromiso.
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Cuando lord Byron era alumno del Trinity College de Cambridge, le enfurecía la norma que prohibía la presencia de perros en el campus. Byron, ni corto ni perezoso, compró un oso amaestrado a un circo ambulante y se presentó con él en la facultad. Los responsables del College trataron de impedirle que acudiera con el animal, pero Byron demostró que ningún artículo de los estatutos prohibía la presencia de osos, y tuvieron que aceptar su presencia en los jardines del College.
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En abril de 1922 un trampero llamado Ben Cochrane (o Cochrum) fue atacado por una manada de lobos cerca del río Fisher, en Manitoba (Canadá). Antes de que la manada lo devorase, Cochrane logró abatir a tiros a siete de los lobos y a otros cuatro a golpes con su rifle.
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Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis acostumbraban, durante su retirada, a dejar bombas trampa escondidas en cuadros torcidos en aquellos edificios que con mayor probabilidad se convertirían en puestos de mando de las tropas aliadas en su avance. Cuando los oficiales aliados ocupaban esos edificios, solían, en un acto inconsciente, poner derechos los cuadros, activando el mecanismo de las bombas.
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En 1958 Mao Zedong lanzó el llamado "Gran Salto Adelante", un conjunto de reformas que buscaban transformar y modernizar la agricultura y la industria chinas. Una de las medidas tomadas consistió en el exterminio de las llamadas "Cuatro Plagas" dañinas para las cosechas: ratones, moscas, mosquitos y gorriones. De nada sirvió que expertos científicos le señalasen que los gorriones se alimentaban más de insectos que de semillas; Mao se empecinó en exterminarlos, hasta casi hacerlos desaparecer del país. Lamentablemente, al desaparecer los gorriones el equilibrio ecológico se vino abajo, y China sufrió una plaga de langostas que devoraron gran parte de las cosechas, siendo uno de los factores que provocaron la Gran Hambruna China, que se cobró la vida de entre 16 y 32 millones de chinos a causa del hambre. El gobierno chino se vio obligado a importar en secreto miles de gorriones desde la Unión Soviética para combatir a las langostas.
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En enero de 2007 Joshua Bell, uno de los violinistas más prestigiosos del mundo, fingió ser un músico callejero y tocó piezas de Bach durante casi una hora en una estación de metro de Washington DC, con un violín Stradivarius valorado en 3'5 millones de dólares. De las miles de personas que pasaron junto a él, sólo seis se pararon a escucharlo y apenas una veintena le dieron dinero (un total de 32 $).
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En 1931 se publicó un libro titulado Cien autores contra Einstein en el que se recopilaban textos de distintas fuentes que criticaban la teoría de la relatividad expuesta por el físico años antes. Einstein, al enterarse de la publicación, simplemente respondió ¿Por qué cien? Si estuviese equivocado, habría bastado con uno.

viernes, 14 de abril de 2017

Fotografías históricas (VI)


Durante un bombardeo sobre Berlín, un B-17 de la USAAF resulta dañado accidentalmente por las bombas que otro avión norteamericano acaba de soltar (1942).



Fidel Castro, a los 17 años, jugando al baloncesto en su instituto (1943).



La "serpiente marina de Nantucket". En el verano de 1937 diversos periódicos informaron del avistamiento de una extraña criatura en las costas de la isla de Nantucket (Massachusetts), así como del descubrimiento de grandes huellas dejadas por un animal desconocido en varias playas. El supuesto "monstruo marino" resultó ser un montaje publicitario de un hombre llamado Tony Sarg, que quería atraer visitantes a la isla.



4 de septiembre de 1957. Dorothy Counts, de 15 años, se convertía en la primera alumna negra en el instituto Harry Harding de Charlotte (Carolina del Norte), hasta entonces exclusivo para blancos. Tras cuatro días de insultos, intentos de agresión y amenazas a ella y a su familia, sus padres decidieron darla de baja.


El 13 de junio de 1981 un joven de 17 años llamado Marcus Sarjeant, disparó seis balas de fogueo al paso de la reina Isabel II, que participaba en el llamado "Desfile del Estandarte" por Londres. Sarjeant afirmaría luego haber actuado inspirado por el asesinato de John Lennon y los atentados contra Ronald Reagan y Juan Pablo II, y que no tenía intención de herir a la soberana, sólo ver si era tan sencillo atentar contra ella. Fue condenado a cinco años de cárcel, de los que cumplió tres, en su mayor parte en un centro psiquiátrico.



Billy Lundy, que afirmaba haber nacido en 1848 y ser el último combatiente vivo de la Guerra de Secesión (1861-1865), aunque hay serias dudas de que así fuera, fotografiado en 1955 frente a un reactor F-86.



Nelson Mandela deposita su voto en las elecciones presidenciales sudafricanas de 1994, las primeras en las que se aplicaba el sufragio universal, y que Mandela ganó con más del 60% de los votos.



Sergei Korolev, diseñador jefe del programa espacial soviético, trabajando en la construcción del Sputnik, el primer satélite artificial (1957).



Soldado republicano durante la Guerra Civil Española.



El escritor J. R. R. Tolkien sirvió en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial.



Dickie Manson, un niño australiano de 11 años capturado por los japoneses en Nueva Guinea, juzgado y condenado por espionaje y fusilado en mayo de 1942 junto a otros cuatro ciudadanos australianos, entre ellos su madre y su tío.



La primera fotografía de un eclipse solar, tomada el 28 de julio de 1851 por Julius Berkowski en el Real Observatorio de Königsberg.



De izquierda a derecha, Anandibai Joshi, Keiko Okami y Tabat M. Islambouli, las primeras mujeres licenciadas en Medicina en la India, Japón y Siria (10 de octubre de 1885).



El hueco de la Mona Lisa en el Louvre, vacío tras el robo del famoso cuadro en 1911.



La "Masacre de Ponce". El 21 de marzo de 1937 la policía colonial estadounidense abrió fuego contra una manifestación pacífica organizada por el Partido Nacionalista de Puerto Rico en la ciudad de Ponce, causando 19 muertos y 235 heridos.



La primera fotografía de la superficie lunar, tomada por la sonda soviética Luna 9 el 3 de febrero de 1966.



Marthir Luther King, cara a cara con George Lincoln Rockwell, líder del Partido Nazi de América (1965).



La Sagrada Familia de Barcelona (1915).

martes, 11 de abril de 2017

Fotografías históricas (V)


El sargento Joseph R. Beyrle, el único soldado conocido que durante la Segunda Guerra Mundial luchó tanto en el ejército norteamericano como en el soviético. Foto de su ficha de prisionero en un campo alemán (1944).



5 de marzo de 1937. Las trabajadoras de la tienda Woolworth's de Detroit celebran el éxito de una histórica huelga, que incluyó la ocupación de la tienda durante siete días. Entre otras reivindicaciones, consiguieron una jornada de 40 horas semanales, un aumento del 40% en su sueldo, horas extras pagadas, derechos de antigüedad y la gratuidad de sus uniformes y del lavado de éstos.



Bengala Occidental (India), 1900. Una mujer de etnia sikkimesa carga a sus espaldas a un británico.



Teimuraz Vanacha, de 112 años, veterano de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución de 1917, condecorado con la Cruz de San Jorge, y su hijo Ivan, veterano de la Segunda Guerra Mundial y poseedor de la Orden de la Gloria. Abjasia, 1980.



El director británico Alfred Hitchcock disfruta en la nieve con sus nietos (1960).



Uno de los peores desastres de la historia de los Estados Unidos. El incendio del Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus en Hartford, Connecticut, el 6 de junio de 1944, costó la vida a entre 167 y 169 personas y heridas a más de 700.



El capitán Dick Winters y sus hombres de la Compañía Easy, del 506º Regimiento de Infantería Aerotransportada, en el Nido del Águila, la fortaleza de Hitler en los Alpes Bávaros.



Soldados caídos tras la batalla de Gettysburg (julio de 1863).


Ciudadanos rumanos celebran la caída del régimen comunista de Nicolae Ceaucescu (Bucarest, 1989).



El legendario ferrocarril Orient Express atrapado en la nieve (Turquía, 1929).



La reina Isabel II de Inglaterra saluda a la actriz Marilyn Monroe el 29 de octubre de 1956, durante el estreno en Londres de la película La batalla del Río de la Plata.


La estación espacial Skylab, fotografiada por la última tripulación que la ocupó, el 8 de febrero de 1974.


Durante los disturbios de Los Ángeles de 1992, dos tenderos coreanos armados en el tejado de su establecimiento vigilan para evitar saqueos.



Inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas (1896).



El Apolo XI, camino de la plataforma de lanzamiento (1969).



El domo diseñado por el arquitecto Buckminster Fuller para la Exposición Universal de Montreal (1967) es pasto de las llamas en 1976.



El SS America, un antiguo trasatlántico que embarrancó en la playa de Garcey, en el municipio majorero de Pájara, en enero de 1994, cuando era remolcado rumbo a Thailandia para ser convertido en un hotel flotante.



Una quagga, una subespecie de la cebra sólo parcialmente rayada, fotografiada en el Zoológico de Londres en 1870. El último ejemplar conocido murió en cautividad, en el Zoológico de Ámsterdam, en 1883.