martes, 25 de diciembre de 2018
La toma del Castillo de Gante
Panta rei (Todo fluye) es una frase atribuida al filósofo griego Heráclito de Éfeso, en la que se resume su opinión de que todo en el mundo está sometido a un cambio continuo y persistente. Y sin embargo, hay cosas en el mundo que parecen mantenerse con una sorprendente estabilidad. Como por ejemplo, el comportamiento de los estudiantes universitarios.
La Universidad de Gante es una de las tres universidades más importantes de la región flamenca de Bélgica. Fundada en 1817, por sus aulas han pasado profesores de la talla de Erwin Schrödinger y entre sus antiguos alumnos se cuentan los premios Nobel Maurice Maeterlinck y Corneille Heymans, los ex-primeros ministros belgas Guy Verhofstadt e Yves Leterme, o el presidente del Comité Olímpico Internacional Jacques Rogge. Pero, a finales de 1948, no era el prestigio de su Universidad, ni sus expectativas de futuro, ni siquiera la situación en la Europa de posguerra, lo que preocupaba a buena parte de los estudiantes de la venerable institución: eran las continuas subidas del precio de la cerveza, que había alcanzado recientemente los cuatro francos por jarra.
Y así, en la mañana del día 16 de noviembre de 1948, empezaron a circular por la Universidad una serie de pasquines, aparentemente obra del KVHV-Ghent, una asociación de estudiantes católicos, en los que se animaba a los universitarios a acudir esa tarde al Gravensteen, entre las 14:30 y las 15:10, para hacer visible su protesta. El Castillo de los Condes de Gante o Gravensteen es uno de los monumentos emblemáticos de Gante. Construido por el conde Felipe de Alsacia en 1180 sobre los restos de una fortificación anterior del siglo IX, fue durante dos siglos residencia de los condes d Gante y posteriormente, hasta finales del siglo XVIII, albergó el tribunal del Consejo de Flandes. Posteriormente pasó a manos privadas y, tras albergar una hilandería, cayó en desuso y estuvo a punto de ser derruido. Lo salvó la ciudad de Gante, que a finales del siglo XIX lo compró y lo restauró, convirtiéndolo en una de sus principales atracciones turísticas.
Docenas de estudiantes hicieron caso de la llamada y se presentaron en el castillo aquella tarde. El guardia del castillo, un veterano de guerra al que le faltaba una pierna, diría más tarde que había sospechado que algo se estaba preparando, al ver a tantos jóvenes en el castillo "y que ninguno compraba una postal". Pero de ninguna manera esperaba lo que estaba a punto de ocurrir. Aprovechando un momento en el que el guardia se había retirado a su oficina, los estudiantes bloquearon su puerta, dejándolo encerrado. Acto seguido cerraron todos los accesos al castillo y colgaron en las almenas pancartas con el lema "Cerveza a 3 francos la jarra".
La policía no tardó en acudir. Pero sus intentos de entrar en el castillos se toparon con la resistencia de los universitarios, que los recibieron con el lanzamiento de fruta podrida y bombas de humo caseras. Ni siquiera con la ayuda de los bomberos lograron desalojar a los animosos estudiantes. Al final, la policía puso fin a la "toma" del castillo gracias a que los bomberos lograron colocar una escalera en un punto ciego de la muralla. 138 estudiantes (entre ellos una mujer) fueron llevados a comisaría, aunque finalmente no se presentaron cargos contra ellos al considerarse que todo había sido una gamberrada.
Desde aquel día, los estudiantes de la Universidad de Gante conmemoran el suceso todos los 16 de noviembre, dirigiéndose al castillo con disfraces y banderas, y consumiendo grandes cantidades de cerveza.