domingo, 25 de febrero de 2024

Pequeñas historias (XXXVI)

El actor británico Sir Patrick Stewart aceptó protagonizar la serie de televisión Star Trek: La nueva generación porque su agente lo convenció de que iba a ser un fracaso y se cancelaría después de la primera temporada. De ese modo, Stewart podría ganar un dinero fácil y luego volver al teatro, que era su verdadera pasión. Al final, la serie fue un éxito rotundo y se emitieron 178 episodios a lo largo de siete temporadas.

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En el año 1900 una joven norteamericana llamada Margaret Abbott, que se encontraba en Paris estudiando arte, se inscribió junto a su madre en un torneo de golf que vio anunciado en un periódico. Margaret ganó el torneo (su madre fue séptima) por delante de las también norteamericanas Polly Whittier y Abbie Pratt, y recibió como premio un cuenco de porcelana de Meissen. Margaret murió en 1955, sin saber que aquel torneo en el que había participado era en realidad la prueba de golf femenino de las Olimpiadas de 1900, y que ella se había convertido, de hecho, en la primera mujer estadounidense en ganar una medalla de oro olímpica.

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En el año 1970 la industria norteamericana de semiconductores sufrió una súbita parada debido a la escasez de las precisas cuchillas empleadas para cortar las frágiles obleas de germanio o silicio que se usaban para fabricarlos. Las principales compañías del sector compraban sus cuchillas a un mismo proveedor, un hombre que las fabricaba de manera artesanal en su garaje, y que un buen día se puso enfermo.

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El 1 de noviembre de 1950 dos nacionalistas portorriqueños intentaron asesinar al presidente de los EEUU Harry Truman. El agente del Servicio Secreto Leslie Coffelt resultó herido de gravedad en el tiroteo y moriría en el hospital horas más tarde, aunque tuvo tiempo de devolver el fuego y abatir a uno de los asaltantes. A día de hoy Coffelt sigue siendo el único miembro del Servicio Secreto muerto mientras defendía al presidente.

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En marzo de 1956, casi dos años después de la publicación de El señor de los anillos, su autor J. R. R. Tolkien recibió una carta de un hombre llamado Sam Gamgee, que no había leído el libro pero había oído que uno de los personajes se llamaba como él. Un sorprendido Tolkien le respondió casi de inmediato, asegurándole que no debía preocuparse ya que el del libro no solo era un personaje heroico, pese a sus humildes orígenes, sino que era uno de los más queridos por los lectores. Además, le envió al señor Gamgee una copia autografiada de los tres volúmenes del libro. Sin embargo la coincidencia impresionó vivamente a Tolkien, quien en su diario escribiría "Durante algún tiempo viví con el temor de recibir una carta firmada por "S. Gollum". Eso habría sido algo mucho más complicado con lo que lidiar".

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El campeonato mundial de hockey sobre hielo de 1957 se celebró en Moscú, y contó con las ausencias de países occidentales como EEUU, Canadá, Noruega o Alemania Occidental, que boicotearon la competición como protesta por la ocupación de Hungría por las tropas soviéticas. La URSS partía como clara favorita, pero en la última jornada (el campeonato se disputó por un sistema de liguilla) su selección no pasó del empate a 4 contra Suecia, que se proclamó campeona. Tan convencidos estaban los soviéticos de su victoria que ni siquiera habían preparado una grabación del himno sueco. Así que los jugadores suecos pidieron cantar su himno a través de la megafonía del estadio. Pero solo algunos de ellos se sabían de memoria la letra del himno, así que en su lugar interpretaron Helan Går (Hasta el fondo), una popular canción de taberna.

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Cuando en enero de 1861 el estado de Florida proclamó su secesión de los Estados Unidos, las tropas de la Unión evacuaron el Castillo de San Marcos, en la ciudad de St. Augustine, dejando atrás únicamente un soldado como vigilante. Cuando las tropas de la Confederación quisieron ocupar el fuerte, ese único soldado se negó a rendirse a menos que los confederados le extendieran un recibo por el fuerte como justificante. El recibo le fue entregado y los confederados ocuparon el fuerte sin necesidad de disparar un solo tiro.

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Alexandre Vattemare fue un ventrílocuo y filántropo francés que creó el primer programa internacional de intercambio de libros y otros objetos entre bibliotecas y museos de distintos países. Vattemare había recibido instrucción como cirujano, pero le fue negado el título porque durante los ejercicios de anatomía usaba su habilidad para hacer que los cadáveres "hablaran".


domingo, 18 de febrero de 2024

La carta de Sullivan Ballou

Sullivan A. Ballou (1829-1861)

El 21 de julio de 1861 tuvo lugar cerca de la ciudad de Manassas (Virginia) la Primera Batalla de Bull Run, la primera gran batalla terrestre de la Guerra Civil norteamericana (1861-1865). Las tropas confederadas, al mando de los generales Beauregard y Johnston, derrotaron a las tropas de la Unión mandadas por el general McDowell, causándoles casi 500 muertos y capturando un millar de prisioneros, y obligándolas a retroceder en dirección a Washington D. C.

Durante la batalla, una bala de un cañón confederado alcanzó al mayor de la Unión Sullivan Ballou, del 2º Regimiento de Infantería de Voluntarios de Rhode Island, arrancándole parte de la pierna derecha y matando a su caballo. Evacuado de emergencia a un hospital de campaña instalado en la iglesia de Sudley Church, en Manassas, donde le fue amputado el resto de la pierna. Dada su precipitada retirada, el ejército de McDowell se vio obligado a dejar atrás a sus heridos, incluido Ballou, que moriría una semana más tarde a causa de sus heridas, siendo enterrado en el cementerio de la iglesia.

Sullivan Ballou había nacido en Smithfield (Rhode Island) el 28 de marzo de 1829; tenía, pues, 32 años cuando murió. En la vida civil había sido un prestigioso abogado y miembro del Parlamento de Rhode Island, donde había llegado a ser portavoz. Se había alistado en abril de 1861, respondiendo a la llamada del presidente Abraham Lincoln, republicano como él, quien había instado a los habitantes de los estados leales a la Unión a alistarse después de que las tropas confederadas hubieran tomado Fort Sumter (Charleston) en la primera acción bélica de la Guerra de Secesión. En 1855 se había casado con Sarah Hart Shumway, que tenía 24 años cuando enviudó, y habían tenido dos hijos: Edgar Fowler Ballou (nacido en 1856) y William Bowen Ballou (1859).

Sarah Hart Shumway Ballou (1837-1917)

La muerte de Ballou pasó desapercibida en su época, salvo para sus allegados. Era uno más de los miles de hombres que dejaron sus vidas en los campos de batalla de aquella guerra, y ni su persona ni su muerte tenían nada que los hiciera destacar especialmente. Sin embargo, había algo que haría su nombre conocido años después de su desaparición. Un año después de la batalla, tras la retirada de los confederados, el entonces gobernador de Rhode Island, William Sprague IV (que había tomado parte en el enfrentamiento con el rango de coronel), acompañado de un grupo de funcionarios del estado, acudió a Virginia a recuperar los cadáveres de los soldados de Rhode Island caídos en combate (94 hombres del 2º, incluido Ballou, habían muerto entonces). Al llegar descubrieron con consternación que los soldados confederados, a modo de ruin venganza, habían desenterrado los cadáveres de numerosos soldados unionistas y los habían abandonado a la intemperie. Entre ellos, el de un oficial que los confederados creían que era el del coronel John Slocum, del 1º Regimiento de Rhode Island, y que arrojaron en una zanja, pero que luego, gracias a sus heridas y a las insignias de su uniforme, fue identificado como el de Ballou.

Los cadáveres del mayor y sus camaradas fueron llevados de vuelta a Rhode Island, donde Ballou fue enterrado en el cementerio de Swan Point, en la ciudad de Providence. También se recuperaron numerosas posesiones personales de los caídos. Entre los objetos que recuperó estaba el baúl de Sullivan Ballou, que le fue entregado a su viuda, y en cuyo interior había varias cartas que le había escrito a ella y que no le había podido enviar. La más reciente de ellas estaba fechada el 19 de julio, a cinco millas de Manassas. Pero no era esa la que haría conocido el nombre de Sullivan Ballou, sino otra, escrita en el campamento militar de Camp Clark (Washington), unos días antes.

El 2º de Rhode Island había estado destinado en Camp Clark desde abril de aquel año, mientras sus hombres (voluntarios sin experiencia militar) recibían entrenamiento. El 14 de julio el regimiento había sido informado de que su partida era inminente, para salir al encuentro de las tropas confederadas que se aproximaban a Virginia. Esa noche, Sullivan escribió a su esposa una emotiva e intensa carta, en la que trataba de expresar el remolino de sentimientos que le afectaban en aquel momento: el intenso amor que sentía por ella y por sus hijos, la preocupación y la incertidumbre de lo que sería de ellos si moría en combate, pero también el convencimiento de que había tomado la decisión correcta al alistarse y de que estaba cumpliendo con su deber para defender a su país.

La carta que Sullivan Ballou escribió aquella noche decía (más o menos):

Mi muy querida Sarah

Hay indicios muy fuertes de que nos moveremos en pocos días -quizá mañana. Por si no pudiera escribirte otra vez, me siento impelido a escribir unas líneas que pueden caer bajo tus ojos cuando yo ya no esté.

Nuestro avance puede ser de unos pocos días de duración y lleno de gozo - o puede ser de grave enfrentamiento y muerte para mi. No se haga mi voluntad sino la tuya, oh Dios. Si es necesario que caiga en el campo de batalla por mi país, estoy listo. No tengo recelos ni falta de confianza en la causa con la que estoy comprometido, y mi valor no se detiene ni vacila. Sé cuán fuertemente se apoya ahora la civilización americana en el triunfo del Gobierno y cuán grande es la deuda que tenemos con quienes nos precedieron a través de la sangre y el sufrimiento de la Revolución. Y estoy dispuesto, perfectamente dispuesto, a renunciar a todas mis alegrías en esta vida para ayudar a mantener este gobierno y pagar esa deuda.

Pero, mi querida esposa, cuando sé que con mis propias alegrías abandono casi todas las tuyas y las reemplazo en esta vida con preocupaciones y tristezas, cuando, después de haber comido durante largos años el amargo fruto de la orfandad, debo ofrecerlo como su único sustento a mis queridos hijitos: ¿es débil o deshonroso, mientras el estandarte de mi propósito flota tranquila y orgullosamente en la brisa, que mi amor ilimitado por ustedes, mi querida esposa e hijos, luche feroz, aunque inútilmente, con mi amor por la patria?.

No puedo describirte mis sentimientos en esta tranquila noche de verano, cuando dos mil hombres duermen a mi alrededor, muchos de ellos disfrutando de la última, tal vez, antes de la muerte, y yo, sospechando que la Muerte se arrastra detrás de mí con su dardo fatal, estoy en comunión con Dios, mi país y contigo.

He buscado con mucha atención y diligencia, y a menudo en mi pecho, un motivo equivocado para arriesgar la felicidad de aquellos a quienes amaba, y no pude encontrarlo. Un amor puro a mi patria y a los principios que a menudo he defendido ante el pueblo, y "el nombre del honor, que amo más que temo a la muerte", me han llamado y he obedecido.

Sara, mi amor por ti es inmortal, parece atarme a ti con poderosos cables que nada más que la Omnipotencia podría romper; y, sin embargo, mi amor por la patria me invade como un viento fuerte y me arrastra irresistiblemente con todas estas cadenas hasta el campo de batalla.

Los recuerdos de los momentos maravillosos que he pasado contigo vienen arrastrándose sobre mí, y me siento muy satisfecho ante Dios y ante ti por haberlos disfrutado durante tanto tiempo. Y es difícil para mí renunciar a ellos y reducir a cenizas las esperanzas de los años futuros, cuando, Dios mediante, todavía podríamos haber vivido y amado juntos y haber visto a nuestros hijos crecer hasta alcanzar una virilidad honorable a nuestro alrededor. Tengo, lo sé, pocos y pequeños derechos sobre la Divina Providencia, pero algo me susurra (tal vez sea la oración de mi pequeño Edgar) que regresaré ileso con mis seres queridos. Si no lo hago, mi querida Sarah, nunca olvidaré cuánto te amo, y cuando mi último aliento escape de mi en el campo de batalla, susurrará tu nombre.

Perdona mis muchas faltas y los muchos dolores que te he causado. ¡Qué irreflexivo y tonto he sido tantas veces! Con qué gusto lavaría con mis lágrimas cada pequeña mancha de tu felicidad y lucharía con todas las desgracias de este mundo para protegerte a ti y a mis hijos del mal. Pero no puedo, debo observarte desde la tierra de los espíritus y flotar cerca de ti, mientras afrontas las tormentas con tu pequeño y precioso cargamento, y aguardas con triste paciencia hasta que nos encontremos para no separarnos más.

Pero ¡oh Sara! Si los muertos pueden regresar a esta tierra y revolotear sin ser vistos alrededor de aquellos a quienes amaban, siempre estaré cerca de ti; en el día más brillante y en la noche más oscura, en medio de tus escenas más felices y de tus horas más sombrías, siempre, siempre; y si hay una suave brisa sobre tu mejilla, será mi aliento; o el aire fresco alivia tu sien palpitante, será mi espíritu pasando.

Sara, no llores por mi muerte; piensa que me he ido y espérame, porque nos volveremos a encontrar.

En cuanto a mis pequeños chicos, crecerán como yo y nunca conocerán el amor y el cuidado de un padre. El pequeño Willie es demasiado pequeño para recordarme por mucho tiempo, y mi Edgar de ojos azules guardará mis travesuras con él entre los recuerdos más borrosos de su infancia. Sarah, tengo una confianza ilimitada en tu cuidado maternal y en el desarrollo de su carácter. Dile a mis dos madres, la de él y la de ella, que pido la bendición de Dios para ellas. ¡Oh Sara, allí te espero! Ven a mí y guía allí a mis hijos.

Sullivan.

La carta de Sullivan Ballou se hizo popular muy pronto. Se publicó por primera vez, con el permiso de su viuda, en 1868, en el libro Brown University in the Civil War. A Memorial, un conjunto de biografías de antiguos alumnos de la Universidad de Brown (Providence) muertos durante la guerra, entre los que se contaba Ballou. En las siguientes décadas apareció en otros libros y trabajos sobre la Guerra Civil. Pero su popularidad se disparó cuando en 1990 el documentalista Ken Burns la incluyó en su multipremiada serie documental The Civil War.

Sarah Ballou nunca volvió a casarse. Sobrevivió a su marido 56 años, y murió en 1917, siendo enterrada a su lado, en Swan Point. Su hijo Edgar (1856-1924) llegó a ser un importante ranchero y secretario municipal de la ciudad californiana de Sierra Madre, mientras que William (1859-1948) se convirtió en comerciante de frutas y verduras en Providence.

Se desconoce el paradero del original de la carta de Ballou. En la Sociedad Histórica de Rhode Island se conserva un lote de documentos de la familia Ballou, incluidas las cartas que Sullivan escribió a Sarah desde su alistamiento. En el lote se hallan dos copias manuscritas de la famosa carta pero ninguna de ellas es la original ya que su letra no se corresponde con la de Sullivan Ballou (se cree que fueron hechas por alguien de su familia). Aunque no hay pistas sobre el paradero de la original, algunos estudiosos sugieren que Sarah pudo haber sido enterrada con ella.

domingo, 11 de febrero de 2024

Claudio Pompeyano, el hombre que rechazó tres veces ser emperador de Roma

Tiberio Claudio Pompeyano (c. 125-c. 193)

Tiberio Claudio Pompeyano nació en torno al año 125 d. C. en la ciudad siria de Antioquía, en el seno de una familia de origen humilde que había obtenido la ciudadanía romana bajo el gobierno del emperador Claudio (41-54 d. C.). Ingresó muy joven en el ejército y allí comenzó su cursus honorum o carrera política, siendo tribuno laticlavio en la Legión VII Gemina, destinada en la provincia Tarraconense. Más tarde iría asumiendo cargos de mayor relevancia, siendo cuestor, edil y pretor, para finalmente ser nombrado senador en una fecha no determinada.

Marco Aurelio Antonino (121-180)

Tomó parte como legatus (comandante de una legión) en la campaña contra los partos (161-166) a las órdenes del coemperador Lucio Vero. Su brillante desempeño le valió el nombramiento de cónsul sufecto (nombrado en sustitución de otro que había muerto, renunciado o había sido depuesto) en el 162. Tras el consulado, el otro coemperador, Marco Aurelio, lo nombra gobernador militar de la provincia de Panonia Inferior, cargo que ocupará entre los años 164 y 168. Allí tuvo que lidiar con una pequeña incursión de lombardos, a principios del 167, a los que derrotó sin problemas, y más tarde ese mismo año con una invasión mucho más numerosa de marcomanos, victúfalos y cuados. Aunque las fechas no están del todo claras, parece que esta coalición de tribus germánicas llegó a derrotar a un ejército romano y a saquear el norte de la península italiana, y la situación llegó a ser tan grave que los dos emperadores entraron en campaña al frente de los ejércitos de Roma para combatirlos. Sin embargo, sus esfuerzos se vieron frenados por la peste antonina, una epidemia de viruela que causó millones de muertos por todo el imperio, incluido Lucio Vero, muerto en el 169. Marco Aurelio, escaso de soldados, hubo de recurrir a esclavos, gladiadores, bandidos y mercenarios bárbaros para reunir las tropas suficientes para hacer retroceder a los marcomanos a la otra orilla del Danubio.

Annia Aurelia Galeria Lucila (c. 148-182)

El mandato de Pompeyano en la Panonia había expirado, pero continuó en campaña como uno de los generales del emperador. Su brillante desempeño durante los combates hizo que se ganara el aprecio de Marco Aurelio, de quien acabó siendo uno de sus principales colaboradores. Hasta tal punto confiaba el emperador en él, que llegó a considerar seriamente la posibilidad de nombrarlo César y designarlo heredero suyo. Incluso lo casó con su hija Lucila, viuda de Lucio Vero, con la que tendría dos hijos, Lucio Aurelio Cómodo Pompeyano y Lucio Clodio Pompeyano. Y sin embargo, por no sentirse preparado o por ser demasiada responsabilidad, Pompeyano rechazó el ofrecimiento. Aún así, no perdió el favor de Marco Aurelio. Fue nombrado cónsul en el año 173 y posteriormente general en jefe de los ejércitos imperiales, al frente de los cuales combatió a los marcomanos hasta obligarlos a cruzar el Danubio de vuelta a sus antiguos territorios.

Marco Aurelio falleció en el año 180 en la Panonia, combatiendo todavía a los germanos, y fue sucedido por su hijo Cómodo, de 18 años, al que había nombrado Augusto (en la práctica, heredero y co-regente) tres años antes. Tras su nombramiento, los generales de Marco Aurelio, con Pompeyano a la cabeza, trataron de convencer a Cómodo para que continuara con la campaña y permaneciera en Panonia algún tiempo más, hasta derrotar definitivamente a los marcomanos y culminar así la obra de su padre llevando los límites del imperio más allá del Danubio y eliminando para siempre aquella amenaza para sus fronteras. Pero Cómodo, que ansiaba regresar a las comodidades y placeres de Roma, prefirió negociar un acuerdo de paz que los marcomanos, exhaustos y diezmados tras mas de diez años de guerra, aceptaron de buen grado.

Lucio Aurelio Cómodo (161-192)

Cómodo regresó, pues, a Roma, acompañado de Pompeyano, que trató de servirle como había servido a su padre. Pero Cómodo no se parecía en nada al sereno, humilde y reflexivo Marco Aurelio. Cómodo era cruel, ególatra, despótico y amoral. Las tareas del gobierno le aburrían soberanamente; a él lo que le entusiasmaba eran las peleas de gladiadores (llegó a combatir en numerosas ocasiones en el Coliseo, contra hombres y contra animales), la caza y su nutrido harén de amantes de ambos sexos. Su narcisismo llegó a tal punto que se proclamó la reencarnación de Hércules y quiso cambiarle el nombre a Roma por el de Colonia Commodiana y el de los meses del año por variantes del suyo. El descontento creció con rapidez y en el año 182 se descubrió un complot para asesinarle del que formaban parte varios importantes senadores y la propia Lucila. Como era de esperar, Cómodo no tuvo escrúpulos a la hora de castigar a los conspiradores y los hizo asesinar a todos, incluida a su hermana. En cuanto a Pompeyano, no había tenido nada que ver en el complot, pero la prudencia le hizo renunciar a la vida pública y se retiró a sus posesiones en la localidad de Terracina, sin pisar apenas Roma durante años.

Finalmente, un nuevo complot acabó con la vida de Cómodo en el 192. Al no haber herederos legítimos, el senador Publio Helvio Pertinax, prefecto de Roma, acudió a Pompeyano ofreciéndole ser nombrado emperador. Pertinax y Pompeyano eran viejos amigos; habían combatido juntos a los partos y a los marcomanos, y Pompeyano había intercedido por él ante Marco Aurelio en un momento en el que su prestigio y honorabilidad habían sido puestos en entredicho por las intrigas de sus enemigos. Pertinax sabía que, pese a sus años de retiro, Pompeyano conservaba el suficiente prestigio y autoridad como para convertirse en un emperador que diera estabilidad al imperio. Pero, por segunda vez en su vida, Pompeyano rechazó el ofrecimiento, escudándose en su avanzada edad y en una enfermedad en la vista que le estaba dejando casi ciego. Aún así, aceptó regresar a Roma y reasumir su labor en el Senado, eligiendo de manera muy elocuente sentarse en el mismo banco que Pertinax.

Publio Helvio Pertinax (126-193)

Tras la negativa de Pompeyano y la de Manio Acilio Glabrión, otro ilustre senador al que se le ofreció el gobierno, el Senado decidió nombrar al propio Pertinax como emperador. Sin embargo, solo pudo reinar 87 días, ya que el 28 de marzo de 193 fue asesinado por un grupo de soldados pretorianos, descontentos porque Pertinax no les había pagado la generosa recompensa que les había prometido. Tiene lugar entonces uno de los momentos más bochornosos de la historia de Roma, ya que los pretorianos, sabiéndose amos de la ciudad, deciden directamente vender el cargo de emperador al mejor postor. El ganador de la puja fue Didio Juliano, senador y miembro de una de las familias más ilustres de Roma, pero escasamente popular. Juliano les ofreció a los pretorianos 25000 sestercios por cabeza, el equivalente a diez años de sueldo, y fue nombrado emperador.

Lucio Septimio Severo (146-211)

Juliano fue emperador incluso menos tiempo que Pertinax. La manera en la que había llegado al poder le había granjeado numerosos enemigos, tanto en el ejército como entre el pueblo llano. Poco después de su nombramiento, tres de sus generales se rebelaron contra él, proclamándose a si mismos emperadores: Pescenio Níger, gobernador de Asia Menor; Clodio Albino, gobernador de Britania; y Septimio Severo, comandante de las legiones de Panonia. Desesperado, Juliano acudió a Pompeyano ofreciéndole ser coemperador junto a él. Y, por tercera vez, Pompeyano rechazó la oferta, alegando una vez mas su mala salud. Juliano no tuvo tiempo para mucho más: las tropas de Severo entraron en la península italiana y ocuparon Roma sin demasiada dificultad, ejecutando a Didio Juliano tras haber sido emperador durante 66 días. El Senado reconoció a Severo como emperador y este expulsó a los pretorianos de Roma (salvo a los asesinos de Pertinax, a los que hizo ejecutar), sustituyéndolos por soldados de las legiones de Panonia leales a él, y derrotaría luego en sendas campañas a Níger y a Albino.

Pompeyano moriría poco después, en una fecha desconocida, pero muy probablemente ese mismo año de 193. Sus hijos también llegarían a ser cónsules: Clodio Pompeyano en el 202 y Lucio Aurelio en el 209 (moriría asesinado en el 211, por orden del emperador Caracalla, hijo de Septimio Severo). Igualmente alcanzarían el consulado dos de los hijos de Lucio Aurelio, Lucio Tiberio Claudio Pompeyano (231) y Tiberio Claudio Quintiano (235).


domingo, 4 de febrero de 2024

Curiosidades (con fotografías)


El puente colgante sobre el rio Niágara comenzó su construcción en 1848. Constaba de dos niveles; uno inferior, inaugurado el mismo 1848, para peatones y carruajes; y uno superior para trenes, que estuvo en servicio entre 1855 y 1877 (el puente se desmanteló en 1897). Para tender el primer cable a lo largo de los 240 metros que separaban ambas orillas se propusieron diversas soluciones, desde cañones a cohetes, pasando por remolcarlo con un barco. Al final, fue un chico de 16 años llamado Homan Walsh el que logró tender la primera línea usando una cometa. El ingeniero al cargo de las obras, Charles Ellet Jr., premió a Walsh con cinco dólares por sus servicios.


De las aproximadamente 1750 especies de cactus que se conocen, todas salvo una son exclusivas del continente americano. La única excepción es la cola de caballo o cactus muérdago (Rhipsalis baccifera), que también está extendida por África tropical, Madagascar y Sri Lanka. Sobre como se las arregló para llegar a África, hay dos teorías: que sus semillas llegaran a las costas africanas arrastradas por las corrientes marinas, o bien que fueran llevadas inadvertidamente por comerciantes europeos.



Johannes Gumpp fue un misterioso pintor austríaco de la primera mitad del siglo XVII de cuya vida apenas se conoce nada. Se sabe que nació en 1626 en Innsbruck en el seno de una familia a la que pertenecieron un buen número de artistas entre los siglos XVI y XVIII. De él solo se conocen dos obras, dos versiones del mismo autorretrato pintadas en 1646 en el que Gumpp aparece de espaldas pintando su rostro reflejado en un espejo. Una de ellas se halla en la Galeria Uffizi de Florencia; la otra, en una colección privada. Después de esa fecha, no se vuelve a saber nada de él, ni la fecha de su muerte, ni se le conoce ninguna otra obra.



El T206 Honus Wagner es considerado el cromo de béisbol más raro del mundo. Con la imagen del jugador de los Pittsburgh Pirates Honus Wagner, uno de los mejores de su época, la American Tobacco Company imprimió y distribuyó entre 1909 y 1911 un número desconocido de unidades, pero no superior a 200 (de otros cromos de la serie T206 se distribuyeron decenas de miles de ejemplares), ya que Wagner prohibió que se siguiera utilizando su imagen por miedo a incitar a los niños a comprar cigarrillos (estos cromos se incluían de regalo en las cajetillas). En agosto de 2021 se subastó un ejemplar por 6'6 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los objetos de coleccionismo deportivo más caros de la historia.



Como parte de una campaña publicitaria la marca de whisky Canadian Club escondió entre 1967 y 1981 veinticinco cajas de su whisky en distintas partes del mundo, dando solo vagas indicaciones de su paradero, en lugares como el Valle de la Muerte (California), el monte Kilimanjaro (Kenia) o las cataratas del Salto del Ángel (Venezuela). En la actualidad, quedan todavía ocho de estas cajas sin encontrar (la última descubierta lo fue en 2010, en el reino polinesio de Tonga). Por las pistas publicadas, se sabe que algunas de las cajas que faltan están en el territorio del Yukon (Canada), el Lago Ness (Escocia), Tanzania, la isla Robinson Crusoe (Chile), el Polo Norte y la ciudad de Lake Placid (Nueva York).



El scutum de Dura-Europos es el único escudo semi-cilíndrico (scutum) de la época romana que ha llegado hasta nosotros. Se halló en 1932 en las ruinas de la ciudad de Dura-Europos, en la actual Siria, que fue sitiada y destruida en el año 256 d. C. por los persas sasánidas. En la ciudad había una guarnición romana y en sus ruinas se han hallado numerosas armas romanas.



Ivan Ustinovich Kharchenko (1918-1989), coronel del cuerpo de Ingenieros del Ejército soviético, que durante la Segunda Guerra Mundial tomó parte en las batallas de Stalingrado y Kiev, desactivó personalmente más de 1500 bombas de más de 500 kilos sin explotar, además de otros 25000 artefactos explosivos de todo tipo (minas, bombas trampa, etc.). Después de la guerra desactivó otras 16000 bombas sin explotar abandonadas en los campos de batalla. Sería nombrado Héroe de la Unión Soviética y recibiría, entre otras condecoraciones, la Orden de Lenin, la Orden de la Bandera Roja y la Orden de la Guerra Patria.



En el célebre Paseo de la Fama de Hollywood hay cuatro personas que están doblemente representadas, con estrellas para ellos y para los personajes a los que pusieron voz: Walt Disney y el ratón Mickey; Mel Blanc y Bugs Bunny; Jim Henson y la rana Gustavo; y Mike Myers y el ogro Shrek.



En el punto llamado Four Corners confluyen las fronteras de los estados norteamericanos de Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México.



El lago Hillier se encuentra en la isla Middle, en el archipiélago australiano de La Recherche. Fue descrito por primera vez en 1802 por el capitán británico Matthew Flinders y debe su vistoso color rosa a la presencia de Dunaliella salina, una microalga que produce carotenoides en gran cantidad.



Juliana fue una perra Gran Danesa residente en Londres que fue condecorada en 1941 por apagar un artefacto incendiario lanzado por un avión alemán orinándole encima, evitando así que provocara un incendio en casa de sus dueños.



El sogatira fue disciplina olímpica en las ediciones celebradas entre 1900 y 1920. El país con más medallas en esta prueba es el Reino Unido, con cinco.