miércoles, 24 de noviembre de 2010
Vive rápido, muere joven... y serás una leyenda de las Matemáticas
Hoy nadie duda de que Evariste Galois fué una de las grandes mentes de la historia de las Matemáticas. Nacido en 1811, con apenas 17 años halló la solución que definía las condiciones de resolución de una ecuación polinómica por radicales, un problema que hasta la fecha era considerado prácticamente irresoluble. Dicho hallazgo dió lugar posteriormente a una nueva rama de las Matemáticas, la llamada Teoría de Galois, que conecta la teoría de cuerpos y la teoría de grupos. Y fué precisamente en la teoría de grupos donde realizó sus mayores adelantos. Quién sabe de qué habría sido capaz de hacer... si no hubiera muerto en un duelo a los veinte años de edad.
Galois (1811-1832) era hijo de su tiempo, un joven romántico, arrebatado y rebelde. Ese carácter rebelde le había valido la expulsión de su liceo y el rechazo de su solicitud de ingreso en la École Polytechnique. Además, por su militancia política (era un ferviente republicano) pasó varios meses en prisión. Precisamente dos días después de salir de la cárcel, Galois se batió en duelo con un rival muy superior, supuestamente por un asunto de faldas. En cuanto a la identidad de su rival, unos hablan de Pescheux d'Herbinville, un oficial de artillería que había intervenido en el último arresto del joven; otros apuntan a Ernest Duchâtelet, militante republicano, amigo de Galois y compañero suyo en prisión. Herido de un disparo en el abdomen, murió al día siguiente del duelo, el 31 de mayo de 1832. Sus últimas palabras fueron dirigidas a su hermano: ¡No llores, Alfredo! ¡Necesito de todo mi coraje para morir a los veinte años!
La noche anterior al lance, presintiendo su funesto desenlace, Galois la pasó en vela, escribiendo cartas y reuniendo y poniendo por escrito todas las ideas matemáticas que no había tenido tiempo de desarrollar. Este manuscrito, auténtico testamento matemático, lo envió a su íntimo amigo Auguste Chevalier.
Las aportaciones de Galois no fueron tenidas demasiado en cuenta mientras estuvo vivo. Aunque consiguió publicar algunos artículos, ni los principales matemáticos de la época ni la Academia de Ciencias supieron ver el verdadero potencial de sus hallazgos. Fué en 1843 cuando sus trabajos completos fueron publicados y a partir de ahí el genio de Galois fué valorado en su justa medida.
domingo, 21 de noviembre de 2010
El incidente de Dogger Bank
Ocurrió en octubre de 1904. Se había declarado la guerra entre los imperios ruso y japonés, y los nipones habían atacado por sorpresa la flota rusa del Pacífico en Port Arthur, dejándola seriamente tocada. El zar Nicolás II ordenó que zarpara la flota del Báltico y que se dirigiera inmediatamente al Pacífico para participar en los combates, lo que hizo descendiendo por el mar del Norte en dirección a África, para doblar luego el cabo de Buena Esperanza hacia el Índico.
Ante todo, hay que resumir el estado de la flota rusa: en una palabra, lamentable. Sus barcos eran obsoletos, lentos, mal equipados y mantenidos. Su tripulación, escasa, mal pagada y escasamente entrenada. Y sus oficiales, en su mayor parte eran incompetentes, casi todos aristócratas que habían logrado su puesto por sus influencias familiares y no por sus méritos.
La tarde del 21 de octubre, a la altura del llamado Dogger Bank, el buque auxiliar Kamchakta anunció por radio al resto de la flota que estaba siendo atacado por barcos japoneses. Los rusos sabían que recientemente habían sido botados cuatro barcos torpederos construidos para los japoneses en astilleros británicos, así que creyeron que se trataba de éstos. Pero en realidad, el capitán del Kamchatka, totalmente borracho, había confundido el tráfico normal de la zona (un pesquero alemán, un mercante sueco y una goleta francesa) con barcos de guerra japoneses. Y les disparó ¡300 proyectiles! antes de detener el ataque. Afortunadamente, la pésima puntería de los rusos hizo que no alcanzaran a ningún barco.
Pero no acabaron ahí las desventuras de la flota rusa. Esa misma noche, el Kamchatka transmitió una confusa señal al resto de la flota, que interpretó que avisaba de la presencia de los japoneses, cuando realmente quería decir que estaban sin novedad. Lamentablemente, la espesa niebla hizo que los rusos confundieran a un grupo de arrastreros británicos con la flota enemiga y abrieron fuego contra ellos. El "combate" fué tal alarde de descoordinación y mala puntería que incluso el crucero Aurora recibió daños por fuego amigo. También uno de los pesqueros británicos fué hundido y varios de sus tripulantes, muertos.
El incidente provocó la ira del gobierno británico y la burla internacional contra las tropas rusas. Sólo una apresurada negociación impidió que se declarara la guerra entre Rusia y Gran Bretaña, diez años antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. El asunto se zanjó con las excusas de los rusos y una generosa indemnización a las familias de las víctimas. Los oficiales rusos declarados culpables del bochornoso incidente fueron desembarcados en Vigo y enviados de vuelta a Rusia, donde fueron sometidos a juicio. La flota rusa pudo seguir camino hacia su destino. No tuvo demasiada suerte: en mayo de 1905 entró en combate con la flota japonesa en el estrecho de Tsushima y fué prácticamente aniquilada.
Ante todo, hay que resumir el estado de la flota rusa: en una palabra, lamentable. Sus barcos eran obsoletos, lentos, mal equipados y mantenidos. Su tripulación, escasa, mal pagada y escasamente entrenada. Y sus oficiales, en su mayor parte eran incompetentes, casi todos aristócratas que habían logrado su puesto por sus influencias familiares y no por sus méritos.
La tarde del 21 de octubre, a la altura del llamado Dogger Bank, el buque auxiliar Kamchakta anunció por radio al resto de la flota que estaba siendo atacado por barcos japoneses. Los rusos sabían que recientemente habían sido botados cuatro barcos torpederos construidos para los japoneses en astilleros británicos, así que creyeron que se trataba de éstos. Pero en realidad, el capitán del Kamchatka, totalmente borracho, había confundido el tráfico normal de la zona (un pesquero alemán, un mercante sueco y una goleta francesa) con barcos de guerra japoneses. Y les disparó ¡300 proyectiles! antes de detener el ataque. Afortunadamente, la pésima puntería de los rusos hizo que no alcanzaran a ningún barco.
Pero no acabaron ahí las desventuras de la flota rusa. Esa misma noche, el Kamchatka transmitió una confusa señal al resto de la flota, que interpretó que avisaba de la presencia de los japoneses, cuando realmente quería decir que estaban sin novedad. Lamentablemente, la espesa niebla hizo que los rusos confundieran a un grupo de arrastreros británicos con la flota enemiga y abrieron fuego contra ellos. El "combate" fué tal alarde de descoordinación y mala puntería que incluso el crucero Aurora recibió daños por fuego amigo. También uno de los pesqueros británicos fué hundido y varios de sus tripulantes, muertos.
El incidente provocó la ira del gobierno británico y la burla internacional contra las tropas rusas. Sólo una apresurada negociación impidió que se declarara la guerra entre Rusia y Gran Bretaña, diez años antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. El asunto se zanjó con las excusas de los rusos y una generosa indemnización a las familias de las víctimas. Los oficiales rusos declarados culpables del bochornoso incidente fueron desembarcados en Vigo y enviados de vuelta a Rusia, donde fueron sometidos a juicio. La flota rusa pudo seguir camino hacia su destino. No tuvo demasiada suerte: en mayo de 1905 entró en combate con la flota japonesa en el estrecho de Tsushima y fué prácticamente aniquilada.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
La muerte de Brandon Lee
El hijo mayor del mítico Bruce Lee alimentó con su trágica muerte la leyenda de la maldición que supuestamente perseguía a su familia. Tras la inesperada muerte de su padre en 1973, debido a una reacción alérgica a un medicamento, Brandon siguió sus pasos y se convirtió en un experto en artes marciales primero, para dar más tarde el salto al cine. Y cuando estaba rodando El cuervo, la película que lo hubiera lanzado al estrellato, lo sorprendió la muerte en forma de absurdo accidente. Mucho se ha especulado sobre los motivos del accidente, pero en realidad se trató de una suma de inexperiencia, precipitación, negligencia y pura mala suerte.
En la escena fatal, el protagonista (un músico que vuelve de entre los muertos para vengar su muerte y la de su novia a manos de una banda de criminales) es tiroteado por uno de los delincuentes. Lamentablemente, el equipo de la película era en su mayor parte inexperto. También contaban con un presupuesto limitado, lo que reducía la calidad y cantidad de los efectos especiales y de sus encargados. Y además, el plan de rodaje de la película iba con retraso y la productora se impacientaba, con lo que se decidió rodar la escena a última hora, cuando el encargado de las armas ya se había ido del rodaje. A Brandon Lee se le disparó con un arma del calibre 44 cargada con balas de fogueo, con lo cual no tendría que haber problema alguno. Lamentablemente, el arma había sido probada previamente con munición real e, inadvertidamente, una de las balas, en mal estado, se había roto y uno de sus fragmentos había quedado alojado en el tambor. La explosión de la carga de fogueo fué lo suficientemente potente como para proyectar el fragmento de bala. Para colmo de males, el arma ni siquiera le apuntaba directamente, pero al tratarse de un fragmento de forma irregular, adquirió una trayectoria errática alcanzando a Lee en el abdomen y seccionándole la médula espinal. El actor murió horas después en el hospital. Quedaba apenas una semana de rodaje y dos semanas después Brandon iba a casarse con su novia.
La película pudo terminarse usando un doble, tomas descartadas y efectos digitales. Al contrario de lo que dicen algunas leyendas urbanas, el momento de su muerte no se incluyó en la película: como parte del acuerdo extrajudicial con su familia, esa toma se destruyó.
Brandon Lee está enterrado junto a su padre, en el cementerio de Lake View en Seattle (EEUU).