Brian Clough al frente de los jugadores del Leeds United
Si se hiciese una encuesta entre los aficionados al fútbol británicos, seguramente un amplio porcentaje señalaría a Brian Clough como "el mejor entrenador de todos los tiempos", pese a que dejó de entrenar en 1993 y murió en 2004. Ciertamente, fué un entrenador con una fortísima personalidad y una manera de entender el fútbol que le granjeó el aprecio de muchos aficionados, pero también unas cuantas enemistades eternas.
Brian Clough nació en Middlesborough el 21 de marzo de 1935 y desde muy niño mostró una gran afición por el fútbol. Jugó en varios equipos de su ciudad y en el filial del Middlesborough, con el que debutó en la Segunda División en 1955 y jugó seis temporadas, en las que logró 197 goles en 213 partidos, llegando incluso a ser internacional en dos ocasiones, pese a jugar en Segunda. En 1961 fichó por el Sunderland, donde marcaría 54 goles en 61 partidos. Pero una grave lesión de rodilla en diciembre de 1962 le llevó a retirarse en lo mejor de su carrera (tras la lesión sólo jugaría tres partidos en la temporada 1964-65).
Una vez retirado, entrenó durante algún tiempo a las categorías inferiores del Sunderland. Vió que aquello le gustaba, y en 1965 ya se hizo cargo del Hartlepools United, de la cuarta división. No lo hizo mal, salvándolo del descenso esa campaña y clasificándolo octavo la siguiente. Su buen hacer llamó la atención del Derby County, que lo contrató en 1967.
El Derby era un club modesto de una ciudad de provincias, que llevaba más de una década sin pisar la primera división, vagando con más pena que gloria por la segunda, y cuyo único éxito reseñable era una Copa de Inglaterra ganada en 1946. A este club llegó Clough, con las ideas muy claras y dispuesto a llevarlas a cabo.
Clough se hizo famoso por su fuerte carácter y por el estilo de juego que imponía a sus equipos. Siempre apostó por el juego vistoso, el toque en corto, el pase preciso, un estilo dinámico y agradable que encandilaba a los espectadores (Si Dios hubiera querido que el balón fuera por el aire, no habría puesto la hierba en el suelo). También exigía un control absoluto a la hora de confeccionar y manejar la plantilla... lo que a menudo incluía fichar y traspasar jugadores sin molestarse en informar a la directiva. Esto le provocó numerosas discusiones y enfrentamientos con sus directivos, solventados gracias a que contaba con el apoyo incondicional de los jugadores y la afición.
Su debut en el Derby no fué muy esperanzador: en su primera temporada finaliza 18º. Pero la siguiente, la 68-69, queda campeón de segunda y asciende. Su discurrir por Primera es brillante: cuarto en su primera temporada, noveno la siguiente, y en la 71-72 la campanada: el Derby County se proclama campeón, en una última jornada de infarto donde Liverpool y Leeds también optaban al título (Clough y sus jugadores, que ya habían terminado sus partidos, se habían ido de vacaciones).
Al año siguiente, el Derby juega la Copa de Europa. Tras una competición brillante, es eliminado en semifinales por la Juventus, en una polémica eliminatoria donde se había producido un intento de compra de los árbitros en favor de los italianos. Clough cargó duramente contra el equipo italiano, ganándose una severa sanción de la UEFA. Estos acontecimientos contribuyeron a enrarecer aún más la relación entre Clough y la directiva del Derby. Y así, el 15 de noviembre de 1973, Clough dimitía de su cargo. De nada sirvió que la plantilla le apoyase unánimemente, ni que la afición iniciase una campaña masiva al grito de Bring Back Clough (Traed de vuelta a Clough). Clough se iba así del club de sus amores por la puerta de atrás.
Su siguiente parada, el Brighton & Hove Albion, un modesto club de tercera al que entrenó la temporada 1973-74, con resultados bastante pobres.
Una de las enemistades más enconadas de Clough fué con otro entrenador, Don Revie. Revie había hecho campeón al Leeds United con un estilo radicalmente opuesto al de Clough: fútbol directo, pases largos, juego muy trabado, con muchas faltas y a menudo bordeando el reglamento. Clough nunca había ahorrado críticas a Revie ni al Leeds, y los enfrentamientos entre ambos entrenadores se habían hecho famosos. Por eso cayó como una bomba que, después de que Revie dejara el equipo para hacerse cargo de la selección inglesa, el Leeds anunciara a Clough como nuevo entrenador.
Clough no empezó con buen pie su estancia en Leeds. Para empezar, Peter Taylor, antiguo compañero de vestuario en el Middlesborough y su ayudante y mano derecha desde los tiempos del Hartlepools, se negó a acompañarlo a su nueva aventura. Al llegar, Clough halló un ambiente hostil: un equipo que seguía siendo totalmente leal a Revie, lo mismo que la afición, y que no olvidaban las muchas críticas del nuevo entrenador. El mismo Revie había criticado públicamente el fichaje de Clough, y había pedido a la directiva el fichaje de otro entrenador más acorde con su estilo. Tampoco se puede decir que Clough fuera demasiado diplomático. Nada más ser nombrado, calificó a sus nuevos jugadores como "un hatajo de sucios tramposos y mentirosos". Y en su primera charla a la plantilla, les dijo literalmente que podían coger todos sus títulos y medallas y tirarlos a la basura, porque para él los habían ganado de manera ilegítima. Además, una de sus primeras decisiones en el cargo fué la de negociar personalmente el traspaso de Norman Hunter y Johnny Giles, dos de los jugadores más queridos por la afición y con mayor autoridad en el vestuario (operación que fué desbaratada por la directiva en cuanto tuvo noticia de ella).
Cada día que pasaba era mayor el enfrentamiento de Clough con sus jugadores, que se mostraban indisciplinados y reacios a aceptar el nuevo estilo de juego que Clough trataba de imponer. La situación era insostenible y ello se reflejaba en los resultados. El Leeds tuvo el peor inicio de liga en 20 años: una victoria y dos empates en seis partidos. Tras un empate en casa con el Huddersfield Town de tercera división en un partido de la Copa de la Liga, Clough es cesado. Había sido entrenador del Leeds exactamente 44 días. Genio y figura, se despidió con una de sus frases míticas: Hoy es un muy mal día... para el Leeds United. Esa misma temporada, el Derby, entrenado por Dave Mackay, que había sido jugador a las órdenes de Clough, conseguía su segundo título de Liga.
El tiempo puso a cada uno en su sitio. Clough, de nuevo con Taylor, pasó a entrenar a otro modesto club de una ciudad de provincias, el Nottingham Forest. Lo hizo campeón de Liga en 1978 y campeón de Europa en 1979 y 1980, algo que ningún entrenador británico ha vuelto a lograr. En cuanto al Leeds, no volvería a ganar una Liga hasta los años noventa. Y Don Revie fracasó como seleccionador británico.
La historia de Clough sirvió de base para una novela de David Peace, que en el 2008 fué llevada al cine en un filme que se tituló The Damned United, dirigido por Tom Hooper (El discurso del rey) y protagonizado por Michael Sheen (Underworld).
Y para terminar, algunas de las frases míticas de Clough:
- Por ganar este partido, sería capaz de pegarle tres tiros a mi abuela.
- Roma no se construyó en un día... pero sólo porque yo no tuve nada que ver en ello.
- No digo que haya sido el mejor entrenador del mundo, pero siempre estuve el primero en la clasificación general.
- Si discutiera con un jugador nos sentaríamos juntos, hablaríamos unos veinte minutos y acabaríamos decidiendo que yo tenía razón.
- John Robertson era un joven muy poco atractivo. Si algún día me levantaba mal, me sentaba a su lado. Comparado con él parecía el maldito Errol Flynn. Pero le dabas un metro de césped, y era un artista. El Picasso de nuestro deporte.
- Espero haberle caído bien a alguien.
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