martes, 14 de agosto de 2012

El último soldado de la Primera Guerra Mundial

                        Claude Stanley Choules (1901-2011)

Se llamaba Claude Stanley Choules. Nació en Pershore, en el condado inglés de Worcestershire, el 3 de marzo de 1901. Y murió en una residencia de ancianos de Perth (Australia), el 5 de mayo de 2011, con 110 años cumplidos y habiéndose convertido en el último soldado vivo de los más de setenta millones de combatientes que habían participado en la Primera Guerra Mundial.
Cuando comenzó la Primera Guerra Mundial, tenía apenas 13 años. En 1915, con sólo 14 años, trató de alistarse tras saber que sus hermanos mayores Douglas y Leslie, emigrados años atrás a Australia, se habían alistado en las fuerzas expedicionarias australianas. Pero todavía era muy joven y fué rechazado. Gracias a la intermediación de su padre, fué admitido en la Marina como aprendiz de marinero. Tras un período de adiestramiento en el que fué tripulante del TS Mercury y del HMS Impregnable, ambos buques de entrenamiento, fué admitido como recluta en octubre de 1916. Destinado primero en el HMS Circe, en octubre de 1917 "Chuckles" (como era llamado por sus camaradas) fué destinado al acorazado HMS Revenge, buque insignia del Primer Escuadrón de Combate, a bordo del cual asistió a la rendición de la flota alemana en el fiordo de Forth (Escocia) y a su posterior hundimiento por sus propios marineros en la bahía de Scapa Flow.
En 1926, Choules fué destinado como instructor a la Royal Australian Navy. Curiosamente, la RAN había sido fundada el 1 de marzo de 1901, sólo dos días antes del nacimiento de Choules. Ese viaje cambiaría la vida de Choules; durante la travesía conoció a la joven Ethel Wildgoose, con la que se acabaría casando (estuvieron casados setenta y seis años). Más tarde solicitó su traslado a la RAN y se instaló definitivamente en Australia. Dejó la RAN en 1931 pero volvió a ingresar en 1932, sirviendo como instructor especializado en torpedos y guerra antisubmarina.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Choules estuvo destinado en la base de Fremantle. Como jefe de demoliciones, una de las labores que tenía encomendada era, en caso de una invasión japonesa, destruir con explosivos una serie de instalaciones e infraestructuras estratégicas, tales como puentes, diques o depósitos de combustible, para entorpecer en lo posible el avance japonés. Tras la guerra, dejó de nuevo la Royal Navy y se incorporó a la Policía Naval, donde sirvió hasta su retiro en 1956. Estaba en posesión de numerosas condecoraciones, entre ellas la Medalla de Guerra Británica de ambos conflictos mundiales (también la australiana) o la Medalla Australiana de Defensa. Dejó al morir 3 hijos, 11 nietos, 22 bisnietos y 3 tataranietos. Tras su muerte, recibió numerosos homenajes y reconocimientos (entre ellos, el bautizo de un buque de desembarco de la marina australiana como HMAS Choules).
Curiosamente, pese a su larga carrera militar, Choules nunca mostró tener una exagerada vocación militar. Su familia recuerda como a menudo justificaba su alistamiento y posterior servicio diciendo que "era una manera de ganar dinero". En sus últimos años se había convertido en un antibelicista convencido, se negaba a ir a los desfiles y se declaraba opuesto a todas las guerras. También publicó su autobiografía: El último de los últimos (editada en 2009)
Como curiosidad, hay que decir que Choules fué el último combatiente vivo de la Primera Guerra Mundial, pero no el último veterano. Tal honor le cupo a Florence Green (19/2/1901-4/2/2012), que también tenía la consideración de "veterana" ya que había servido como camarera en las bases de la Royal Air Force en Marham y Narborough.

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