sábado, 29 de junio de 2013

Francotiradores (III): Lyudmila Pavlichenko



A diferencia de otros ejércitos de la Segunda Guerra Mundial, en el soviético si hubo una importante presencia femenina, incluso en puestos de combate. Los francotiradores no fueron la excepción; se estima que unas 2000 mujeres recibieron entrenamiento como francotiradoras, de las cuales apenas 500 seguían con vida al final de la guerra. Estas flintenweiber (mujeres-rifle, así las llamaban los alemanes) causaron numerosas bajas y su existencia fue un duro golpe para la moral del ejército nazi.
Una de las primeras en solicitar su alistamiento, en junio de 1941, fue Ljudmila Mijailivna Pavlichenko, una joven ucraniana de 24 años, estudiante de historia, trabajadora en una fábrica y miembro de un club de tiro. Solicitó expresamente incorporarse a la infantería (a pesar de las "sugerencias" de que se hiciese enfermera), para lo cual tuvo que mostrar su pericia con el rifle, y fue asignada a la 25ª División de Infantería, al 54º Regimiento de Fusileros.
Abatió a sus dos primeros blancos cerca de la ciudad ucraniana de Bilyayivka. Como la mayor parte de francotiradores rusos utilizaba un fusil de reglamento Mosin-Nagant modificado (algunos también utilizaron el Tokarev SVT-40).
Combatió dos meses en Odessa, donde alcanzó los 187 enemigos muertos. El avance alemán obligó a los soviéticos a retirarse y Lyudmila pasó a combatir en Crimea, luchando en el cerco de Sebastopol. En mayo del 42 ya llevaba 257 enemigos abatidos; fue ascendida a teniente. En junio, resultó herida por fuego de mortero. El alto mando soviético, vista la enorme popularidad de Lyudmila entre sus tropas, decidió retirarla del frente para que no corriera más riesgos. En agosto, partió en un viaje propagandístico a Canadá y EEUU, buscando apoyos para sus tropas, acompañada de otro conocido francotirador, Vladimir Pchelintsev. Su presencia causó sensación en la opinión pública norteamericana, la prensa le dedicó amplios espacios llamándola "la heroína rusa" o "la mujer francotiradora", llegando a ser recibida por el mismísimo presidente Franklin D. Roosevelt.
De vuelta a casa, fue ascendida a comandante. No volvió al frente y se le encomendó la labor de adiestrar a nuevos francotiradores. Su lista final de bajas alcanza los 309 enemigos, incluídos 36 francotiradores. Recibió el título de Héroe de la Unión Soviética y la Orden de Lenin.
Tras la guerra, continuó su labor como historiadora, además de formar parte del Comité Soviético de Veteranos de Guerra. Murió en 1974.
No fue la única francotiradora soviética destacada. También conviene recordar al equipo formado por Maria Polivanova y Natasha V. Kovshova (unas 300 bajas); Liba Rugova (242); Yekaterina Zhdanova (155); o Roza Shanina (54), muerta a los veinte años de edad en combate, al igual que tres de sus cuatro hermanos.

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