miércoles, 3 de julio de 2013

Francotiradores (V): Otros francotiradores soviéticos de la Segunda Guerra Mundial (II)

Semyon Danilovich Nomokonov, "el héroe de la pipa"
Este cazador de la taiga siberiana nacido en 1900 no aprendió a hablar ruso hasta los 35 años, en que empezó a trabajar de carpintero. Fue llamado a filas en agosto de 1941, pero al principio sólo le encargaron trabajos secundarios: cocinero, limpiador, enfermero... hasta que pudo demostrar su extraordinario manejo del fusil y fue destinado al 163º Regimiento de Fusileros. El 25 de octubre de ese año, acabó con un general alemán que pasaba revista a sus tropas. La hazaña le valió el reconocimiento de sus compañeros, que le llamaban "el héroe de la pipa", porque nunca se separaba de ella, llegando incluso a fumar mientras acechaba a sus objetivos. Tenía la costumbre de hacer una marca en su pipa cada vez que abatía a un enemigo, lo que, dado el elevado número de bajas conseguidas, le llevaba a cambiarla con bastante frecuencia.
Al alcanzar las 106 muertes, recibió la Orden de Lenin. En enero de 1943, cuando sobrepasaba las 200 bajas, resultó gravemente herido y tuvo que dejar el frente. Cuando se restableció, volvió al combate. Y cuando el régimen nazi se rindió, pidió ser trasladado al frente oriental para seguir combatiendo contra los japoneses. Acabó la guerra con 367 enemigos abatidos y el nombramiento de Héroe de la Unión Soviética. Volvió a su pueblo natal y se dedicó a la caza hasta su muerte, en 1967.

Ivan Mihailovich Sidorenko
Aunque a nivel propagandístico sea Vasili Záitsev el francotirador soviético más popular de la Segunda Guerra Mundial, probablemente sea Ivan Sidorenko el que jugó un papel más decisivo en esta rama del Ejército ruso, ya que a su labor como combatiente se suma la de instructor de otros francotiradores y también la de renovador de las estrategias y los materiales utilizados.
Sidorenko nació en el seno de una familia de campesinos acomodados en el pueblo de Chantsovo, el 12 de septiembre de 1919. Ingresó en la Escuela de Arte de Penza, pero en 1939 lo dejó para alistarse en el Ejército. Cuando se produjo la invasión alemana Iván y sus compañeros de la Escuela de Infantería de Simferopol (Crimea) fueron trasladados inmediatamente al frente para participar en la defensa de Moscú. Allí, como subteniente de una unidad de morteros, fue donde Sidorenko comenzó a interesarse por la labor de francotirador y empezó a salir "de caza" en su tiempo libre en busca de enemigos. Sus superiores, al conocer su habilidad, le asignaron a varios aprendices para que los adiestrara. Les enseñaba los rudimentos básicos y luego se los llevaba en sus misiones para que practicaran en condiciones reales.
Sidorenko introdujo nuevas estrategias y tácticas, probando nuevos tipos de camuflaje, organizando equipos de francotiradores, experimentando con nuevos tipos de miras y de munición (fue de los primeros en utilizar balas incendiarias, con las que logró destruir un tanque y tres blindados alemanes). Además, fue el autor de la frase que serviría de lema a los francotiradores soviéticos: Un disparo, un muerto.
Su cargo oficial era el de asistente del comandante del 1122º Regimiento de Fusileros, un ardid para eludir los intentos de los nazis por localizarle y eliminarle. Fue herido en varias ocasiones; la más grave, en Estonia en 1944. Tras una larga recuperación, ya no volvió al frente; sus superiores temían el efecto propagandístico que su muerte tendría para los alemanes, y le destinaron exclusivamente a ser instructor. Su número de bajas se sitúa en torno a las 500 y el de francotiradores que adiestró, en unos 250.
Tras la guerra, dejó el ejército y trabajó como capataz de una mina de carbón en los Urales. En 1974 se jubiló y se retiró a la república caucásica de Daguestán, donde permaneció hasta su muerte.

Fiódor Matvéyevich Okhlópkov
Nacido el 2 de marzo de 1908 en la aldea de Krest-Jaldzhái, en la república siberiana de Sajá (o Yakutia), en el seno de una familia de campesinos pobres. Sin apenas estudios, Fiódor Okhlopkov trabajó como operario de maquinaria agrícola y minero antes de unirse al ejército en septiembre de 1941, junto a su hermano, quien moriría en combate apenas dos días después de llegar al frente, abatido por un francotirador alemán. Okhlopkov empezó la guerra como artillero, luego estuvo en el 1243º Regimiento de Fusileros al frente de una compañía de ametralladoras, para finalmente convertirse en francotirador en octubre de 1942, enrolado en el 234º Regimiento. También ejerció como adiestrador de otros francotiradores.
Al final de la guerra, con el rango de sargento, contabilizaba 429 oficiales y soldados alemanes muertos (aunque él aseguraba haber eliminado a más de un millar). Fue herido hasta en doce ocasiones (la última, el 23 de junio de 1944 en el asalto a Vítebsk, casi le cuesta la vida) y participó en el Desfile de la Victoria que tuvo lugar en la Plaza Roja de Moscú el 24 de junio de 1945. Pero pese a sus innegables méritos no recibió distinción alguna, a diferencia de otros francotiradores con peor historial. Al parecer, el hecho de ser un yakuto (la principal etnia autóctona de Siberia) no sentaba bien entre los altos cargos del régimen comunista. Una injusticia que no se solventaría hasta 1965, en que fue distinguido con la Orden de Lenin y el nombramiento de Héroe de la Unión Soviética.
Tras la guerra, ejerció cargos políticos en el seno del Partido Comunista, y también diversos cargos en empresas estatales. Se retiró en 1960 y murió el 28 de mayo de 1968, siendo enterrado en su pueblo natal.

Vasilij Ivanovich Golosov
Este profesor, nacido en Tula en 1911, fue llamado a filas en 1941. En agosto del 42, participó con su unidad, la 25ª División de Fusileros de la Guardia, llamada "Chapayevskaya", en los combates para establecer una cabeza de puente en el río Don, al norte de la ciudad de Korotoyak. Fue entonces cuando sus superiores se fijaron en la excelente puntería del soldado Golosov y lo propusieron como francotirador.
En septiembre, el periódico Pravda ya lo mencionaba como uno de los mejores francotiradores del ejército. Ante su éxito, muchos soldados de su regimiento, el 81º, se ofrecieron voluntarios como francotiradores. Golosov fue nombrado su instructor. Los aspirantes afinaban su puntería en el campamento mientras Golosov los instruía sobre camuflaje, tácticas de emboscada, les insistía en que debían mantener la calma y no caer en las trampas del enemigo. No tardaría en ser nombrado comandante del pelotón de francotiradores. En total, 170 francotiradores, que sumaron 3500 bajas enemigas, fueron alumnos suyos.
El 16 de agosto de 1943, Vasilij Golosov cayó en un combate en el pueblo de Dolgenkoe, alcanzado en el pecho por metralla de la artillería alemana. Tenía el rango de teniente y 422 bajas confirmadas, entre ellas la extraordinaria cifra de 70 francotiradores alemanes muertos.
El 26 de octubre, a título póstumo, le fue concedida la distinción de "Héroe de la Unión Soviética".

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