sábado, 14 de septiembre de 2013

La tierra prometida... en mitad del Niágara

                                                    Mordecai Manuel Noah (1785-1851)

Mordecai Manuel Noah nació el 14 de julio de 1785 en Philadelphia (Pennsylvania), en el seno de una familia judía descendiente de sefardíes portugueses. Cuando tenía diez años, su madre murió y Mordecai se trasladó a vivir con su abuelo materno a Charleston (Carolina del Sur), donde estudió leyes y dio sus primeros pasos como abogado, periodista y político. Su primer nombramiento importante fue el de cónsul en Riga, en 1811, pero lo rechazó. En 1813 fue nombrado cónsul en Túnez, cargo que desempeñó con brillantez; entre otras actuaciones, rescató a varios ciudadanos norteamericanos que habían sido capturados como esclavos por jefes tribales marroquíes. Sin embargo, en 1815 fue depuesto de su cargo por el Secretario de Estado James Monroe (que luego sería presidente entre 1817 y 1825), porque su religión era "un obstáculo para el ejercicio de su labor consular". Noah envió numerosas cartas al Gobierno en busca de una explicación.
¿Mi religión una causa de hostilidad? Creía que era un ciudadano de los Estados Unidos, protegido por la Constitución en mis derechos religiosos tanto como en los civiles. Mi religión era conocida por el Gobierno en el momento de mi nombramiento, y constituyó una de las causas principales por las que fui enviado a Berbería; si después algunos "desfavorables" sucesos hubiesen sido provocados por mi religión, deberían haber sido primero aclarados, y no haberse actuado siguiendo una suposición o sobre consecuencias imaginarias, habiendo así violado uno de los mas sagrados y delicados derechos de un ciudadano.
A Noah le preocupaba que su caso sentara un precedente negativo para que otros judíos y minorías religiosas vieran obstaculizado su acceso a cargos públicos. No obtuvo respuesta, pero si generó una sonada polémica, obteniendo el apoyo de figuras prominentes como John Adams o Thomas Jefferson.
De vuelta en Estados Unidos, Noah se instaló en Nueva York y fundó varios periódicos como el Evening Star, el New York Enquirer o el Sunday Times. Además, en 1819 estrenó, con gran éxito, una obra teatral, She Would Be A Soldier. También publicó en 1819 un libro de viajes: Travels in England, France, Spain, and the Barbary States, in the Years 1813-14 and 15.
Pero además, Noah tenía unas ideas políticas un tanto peculiares. En un tiempo en el que abundaban las teorías utópicas, Noah se convirtió en uno de los precursores del sionismo, el movimiento político que reclama el establecimiento de una patria para el pueblo judío en su tierra de origen. Sin embargo, Noah tenía unas ideas un tanto "peculiares" y creía que América era la verdadera tierra de origen del pueblo judío; es mas, creía que los nativos americanos eran descendientes de las tribus perdidas de Israel (una teoría que ya se había propuesto en el siglo XVI). Así lo dejó escrito en dos de sus obras: Discourse on the Evidence of the American Indians Being the Descendants of the Lost Tribes of Israel (1837) y Discourse on the Restoration of the Jews (1844), ambas influidas por las obras de Joseph Smith, fundador de la iglesia mormona (que también creía que los nativos americanos eran descendientes de las tribus perdidas de Israel).
Creyendo, por lo tanto, que era en América donde debían asentarse los judíos, Noah decidió llevar sus ideas a la práctica. En 1825, compró una amplia extensión de terreno en Grand Island, una isla de unos 86 kilómetros cuadrados situada en el río Niágara. Su idea era construir en ella una comunidad utópica a la que llamó "Ararat" y que serviría de refugio a judíos venidos de todo el mundo. Por ello, colocó en la isla un monolito con la inscripción  "Ararat, una ciudad de refugio para los judíos, fundada por Mordecai M. Noah en el mes de Tishri, 5586 (septiembre de 1825) y en el año cincuenta de la independencia americana". Su utópica comunidad estaría también abierta a los "gentiles" (no judíos) que quisiesen vivir en un ambiente de tolerancia y respeto mutuo. El 15 de septiembre, Mordecai celebró en Buffalo una solemne ceremonia para inaugurar Ararat, seguida por miles de curiosos: un desfile en el que Noah estuvo acompañado por representantes de la masonería, de la milicia de Nueva York y de las principales autoridades municipales, seguido de una solemne ceremonia en la iglesia episcopaliana de Saint Paul.
Lo cierto es que Ararat resultó ser un absoluto fiasco: pese a la expectación que causó su idea, nadie se interesó jamás por trasladarse a vivir allí. Noah, decepcionado, volvió a Nueva York. Posteriormente, en sus escritos pasaría a defender a Palestina como destino del asentamiento del pueblo judío, convirtiéndose en uno de los padres del sionismo.
Durante un tiempo, dirigió la sección política de la Tammany Hall, asociación que apoyaba políticamente al Partido Demócrata, aunque luego rompió relaciones con ella. Desarrolló una importante actividad en numerosos campos. Además de seguir escribiendo y dando conferencias, fue juez del Tribunal de Apelaciones, inspector del puerto de Nueva York y oficial en la milicia ciudadana de Nueva York. Asimismo fundó y editó numerosos periódicos. También fue cofundador de la Universidad de Nueva York e impulsor de la creación de un hospital para judíos, el Mount Sinai, que no se construyó hasta después de su muerte y que hoy en día es uno de los hospitales mas prestigiosos del mundo. Y apoyó numerosas causas benéficas relacionadas con la educación y la salud. Cuando murió, de un ataque al corazón en 1851, era probablemente el judío más relevante de los Estados Unidos y hoy se le considera la principal personalidad judía de los EEUU en la primera mitad del siglo XIX.

La piedra que Mordecai Noah colocó en Ararat, hoy en día se exhibe en la Sociedad Histórica de Buffalo (Nueva York) 

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