Sir Alexander Frederick Douglas-Home, barón Home de los Hirsel (1903-1995) |
El político del Partido Conservador británico sir Harold Macmillan fue nombrado primer ministro del Reino Unido en 1957, tras la renuncia de su predecesor sir Anthony Eden, y sería reelegido en 1959. A mediados de 1963, el estallido del caso Profumo le dejaría anímicamente muy afectado, lo que unido a sus problemas de salud le llevó a dimitir de su cargo en octubre de ese año. Para sustituirlo, se eligió a sir Alec Douglas-Home, por entonces ministro de Asuntos Exteriores, elegido por consenso entre los altos cargos del Partido Conservador, por ser un hombre discreto e intachable.
En abril de 1964, sir Alec viajó a casa de una pareja de amigos suyos, John y Priscilla Buchan, cerca de Aberdeen (Escocia) a pasar unos días de descanso. Por aquel entonces el tema de la seguridad era algo que se tomaba con más calma y el primer ministro viajó llevando consigo únicamente a un escolta, el cual, por encima, tuvo que alojarse en un hotel cercano ya que no había sitio para él en casa de los Buchan.
Un día la pareja salió a dar un paseo, dejando a sir Alec solo en casa. Al poco llamaron a la puerta; sir Alec en persona fue a abrir... encontrándose a un par de jóvenes que le anunciaron que iban a secuestrarlo, si no era mucha molestia (la educación británica, ya se sabe). Se trataba de jóvenes estudiantes de la Universidad de Aberdeen, de ideología izquierdista y un tanto exaltados, quienes estaban profundamente disgustados con el gobierno tory y habían decidido secuestrarlo como muestra de su descontento.
El primer ministro intentó hacerles cambiar de opinión, pero no lo consiguió, así que les pidió unos minutos para recoger algo de ropa y algunos objetos personales, ofreciéndoles, como buen anfitrión, algo de beber, que aceptaron encantados. Cuando más tarde los dueños de la casa volvieron, se encontraron a sir Alec charlando amigablemente en la cocina con sus "secuestradores" mientras compartía unas cervezas con ellos. Finalmente, los jóvenes estudiantes habían decidido no llevar a cabo su plan cuando sir Alec les advirtió que en aquellos momentos la popularidad del Partido Conservador estaba bajo mínimos, pero que si le secuestraban lo que conseguirían sería generar una corriente de simpatía hacia él en todo el país que le llevaría a ganar "con una mayoría de 200 o 300 escaños" las elecciones que se celebrarían en apenas unos meses. Así que los frustrados secuestradores prefirieron quedarse a charlar y a beber una cerveza, e incluso se sacaron alguna que otra foto de recuerdo con el político.
Y para que quede constancia, aquellos jóvenes tomaron la decisión correcta; en las elecciones celebradas el 15 de octubre, los laboristas ganaron con una mayoría de 317 escaños, frente a los 304 de los conservadores.
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