miércoles, 13 de abril de 2016

La historia de las quintillizas Dionne


El 28 de mayo de 1934 un suceso insólito sacudió el pequeño pueblo de Corbeil, en la provincia canadiense de Ontario: una de sus vecinas, Elzire Dionne, había dado a luz a cinco niñas, atendida por el doctor Allan Roy Dafoe y dos comadronas. El parto, después de un embarazo complicado, no estuvo exento de riesgos. El doctor Dafoe llegó a creer que ni las niñas, sietemesinas y nacidas con muy bajo peso, ni su madre iban a sobrevivir. No obstante, a pesar de la escasez de medios (al carecer de una incubadora, las niñas fueron colocadas en una cesta de mimbre junto al fuego del hogar, envueltas en mantas y calentadas con botellas de agua caliente) las pequeñas lograron salir adelante, alimentadas con la llamada "fórmula siete veinte" (leche de vaca, agua, sirope de maíz y un par de gotas de ron como estimulante). Se convertirían de este modo en las primeras quintillizas de las que se tiene noticia que sobrevivirían a la infancia. Las niñas recibirían los nombres de Yvonne Édouilda Marie, Annette Lillianne Marie, Cécile Marie Émilda, Émilie Marie Jeanne y Marie Reine Alma.

Las quintillizas al poco de nacer, con sus padres y su abuelo
La noticia saltó de inmediato a la prensa local, y de ahí a los medios de toda Norteamérica. De inmediato empezaron a llegar donativos para las pequeñas (incluida una incubadora) que fueron muy bien recibidos, ya que los padres, Oliva-Edouard y Elzire, eran un matrimonio de humildes granjeros que ya tenían otros cinco hijos (y tendrían otros tres después de las quintillizas). Precisamente, estos problemas económicos derivados del nacimiento de las quintillizas llevaron a los Dionne a firmar un acuerdo con unos promotores que pretendían exhibir a las niñas en la Exposición Universal de Chicago de 1933-34. Y aunque luego los Dionne se retractarían y romperían el contrato, esta acción sirvió de pretexto para que el gobernador de Ontario, Michael Hepburn, a instancias del doctor Dafoe, retirara el 27 de julio de ese año la custodia de las quintillizas a sus padres, con la excusa de que era "para salvaguardar a las niñas de ser explotadas comercialmente". Inicialmente, la duración de la retirada era de dos años, pero al año siguiente Hepburn promulgó la llamada Ley de Tutela de las Quintillizas Dionne, en la que las niñas eran declaradas "King's Wards", una figura legal procedente del derecho medieval en la que un menor quedaba bajo protección del rey por estar sus padres muertos, encarcelados o ser incapaces de cuidar de ellos, asumiendo su custodia la provincia de Ontario hasta que las niñas cumplieran la mayoría de edad.

Las quintillizas con el doctor Dafoe
La custodia de las niñas fue encomendada a un comité de tres personas del que formaba parte el doctor Dafoe, quien a la postre sería el que controlase la vida de las pequeñas en los siguientes años. Las quintillizas fueron instaladas a finales de septiembre de 1934 en el llamado Hospital y Guardería Dafoe, construido exclusivamente para ellas enfrente de la casa de sus padres. De su cuidado, además del doctor Dafoe, se encargaba un equipo de nueve personas: dos enfermeras, una profesora, dos criadas, un ama de llaves y tres policías (para mantener lejos a los "indeseables", incluida la propia familia Dionne). Y a pesar de que la excusa que habían dado para asumir la custodia de las niñas había sido protegerlas de ser exhibidas, la realidad fue exactamente la contraria. Lejos de velar por su bienestar, sus protectores convirtieron a las quintillizas y todo lo que las rodeaba en un espectáculo. Lo primero fue exhibirlas al público. En el hospital se habilitó una sala con espejos de doble cara a través de la cual los visitantes (previo pago de entrada) podían ver a las niñas. Esto atrajo a un número de visitantes sin precedentes; muy pronto las quintillizas se habían convertido en la principal atracción turística de Ontario, con hasta siete mil visitantes diarios, que dejaban miles de dólares de beneficio. Alrededor de esta riada de curiosos empezaron a surgir negocios: hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas de recuerdos. Incluso Oliva Dionne abrió una tienda donde vendía todo tipo de objetos relacionados con las niñas; vendía incluso piedras de la propiedad familiar como supuestos amuletos de fertilidad. Luego, vino la explotación masiva de su imagen. Empezaron a vender fotografías de las quintillizas, muñecas y todo tipo de merchandising. La imagen de las niñas apareció en docenas de anuncios publicitarios, de marcas como Colgate, Palmolive o Bee Hive. Aparecieron en artículos, portadas de revistas, libros. Las pequeñas recorrieron Canadá y EEUU en giras y exhibiciones, incluso participaron en películas en Hollywood. Su popularidad era tal que la reina consorte Isabel de Inglaterra, esposa de Jorge VI, quiso conocerlas durante una visita que hizo a Toronto en 1939. El doctor Dafoe también se beneficiaba del enorme flujo de dinero que rodeaba todo lo concerniente a las quintillizas: no sólo recibía una generosa paga por cuidar de ellas, también escribió libros sobre las hermanas, participó en anuncios comerciales y dio conferencias.


Pero fuera de la vista del público, las quintillizas llevaban una vida triste y solitaria. Cuando no estaban de viaje o haciendo publicidad, vivían recluidas y sometidas a una rígida disciplina impuesta por el doctor Dafoe. Prácticamente aisladas del mundo, sin contacto con otros niños, con un estricto horario que detallaba casi al minuto sus actividades diarias, Dafoe había ordenado que sus cuidadoras procuraran reducir al mínimo las muestras de afecto hacia las pequeñas. Además, siendo los Dionne una familia de habla francesa, Dafoe hizo que las niñas fueran educadas exclusivamente en inglés, hasta el punto de despedir a una enfermera que se dirigió a ellas en francés, lo que causó polémica entre la comunidad francófona.


Los Dionne no habían renunciado a las niñas. Prácticamente desde el momento en que se las quitaron, sus padres se habían embarcado en una cruzada legal para tratar de recuperarlas, con sucesivas denuncias, recursos y apelaciones. Finalmente, en noviembre de 1943 (unos meses después de la muerte del doctor Dafoe), cuando las niñas tenían ya nueve años, un tribunal falló a favor de su familia y les devolvió la custodia. No obstante, eso no cambió demasiado la vida de las quintillizas. Pese a que los Dionne habían dicho que su intención era recuperar a sus hijas para devolverlas a su entorno familiar, cuando de nuevo tuvieron la custodia siguieron aprovechándose de la imagen de las niñas y explotándolas para ganar dinero. Al poco tiempo, la familia abandonó su humilde granja para instalarse en una mansión de veinte habitaciones construida no muy lejos de allí, con electricidad y agua corriente, pagada con el dinero de las quintillizas. El Hospital Dafoe fue convertido en una escuela en la que las hermanas Dionne, acompañadas por otras niñas del pueblo, siguieron estudiando hasta terminar la educación secundaria. En su casa el trato tampoco era mucho mejor. Años más tarde las hermanas contarían cómo a menudo eran menospreciadas y tratadas con mucha mayor severidad que sus hermanos. Era frecuente que sus padres les echaran en cara los muchos problemas que les habían causado al resto de la familia, a pesar de que sus padres y hermanos llevaban una vida desahogada gracias a los pingües beneficios que las hermanas generaban. Se estima que a lo largo de su vida las hermanas ganaron en torno a 500 millones de dólares canadienses de la época, de los cuales apenas recibieron una mínima parte.


Después de todo lo que habían pasado, cuando el 28 de mayo de 1952 las hermanas alcanzaron la mayoría de edad, una de sus primeras decisiones fue abandonar el mundo de la publicidad y el espectáculo que había sido su vida hasta entonces. También dejaron la casa familiar (en adelante apenas volverían a tener contacto con sus padres o sus hermanos) para vivir vidas independientes, algo que hasta aquel momento no les habían permitido. Émilie ingresó poco después en un convento, pero falleció con apenas 20 años de edad, asfixiada accidentalmente durante un ataque epiléptico. Marie, Annette y Cécile se casaron y tuvieron hijos, pero acabarían divorciándose. Sólo Yvonne permaneció soltera toda su vida. Marie moriría en 1970 a consecuencia de una trombosis cerebral.
Las tres hermanas supervivientes se irían a vivir juntas en los años 90 a Saint-Bruno-de-Montarville, cerca de Montreal. En 1995, en un programa de televisión, las hermanas revelaron haber sido víctimas de malos tratos y abuso sexual por parte de su padre durante su adolescencia. En 1998 denunciaron al gobierno de Ontario por la explotación de la que habían sido víctimas, obteniendo una compensación de 2'8 millones de dólares. También en ese año publicaron un libro, Secrets de famille, en el que contaban desde su punto de vista las traumáticas experiencias que habían vivido en la primera parte de sus vidas. Poco después, en 2001, fallecería Yvonne a causa de un cáncer. Annette y Cécile siguen viviendo juntas.


1 comentario:

  1. Un gran abrazo y un beso con mucho amor a las dos hermanas Dionne sobrevivientes, de quienes oí hablar innumerables veces. Yo tengo actualmente 80 años de edad y logré verlas en una película Hasta ellas todo mi afecto y deseo de que tengan una vida feliz después de tantas vicisitudes

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