domingo, 18 de marzo de 2018

La captura del Mephisto

El Mephisto, poco después de su captura por las tropas australianas

Los primeros tanques británicos hicieron su aparición en el frente occidental de la Primera Guerra Mundial en septiembre de 1916. Los alemanes, que a diferencia de británicos y franceses no tenían proyecto alguno para la construcción de vehículos de ese tipo, no tardaron en ordenar el desarrollo de un blindado de características similares. El proyecto, tras pasar por varios departamentos, acabó en manos de un comité del Allgemeines Kriegsdepartement, 7 Abteilung (Verkehrswesen) (Departamento General de Guerra, 7ª División, Transporte), el cual encomendó el diseño a Joseph Vollmer, ingeniero, capitán en la reserva y uno de los diseñadores de automóviles más prestigiosos de Alemania.

El resultado de trabajo de Vollmer y su equipo fue el Sturmpanzerwagen A7V. Este tanque de casi siete metros y medio de largo, más de tres de altura y treinta toneladas de peso, montaba dos motores Daimler de 4 cilindros, de 200 CV cada uno, en un chasis universal que también sirvió para construir el Überlandwagen, un vehículo de transporte todoterreno del que se fabricarían 56 unidades. Su tracción estaba basada en la de los tractores norteamericanos Holt, algunos de los cuales eran empleados por el ejército austríaco para mover sus piezas de artillería más pesadas. El A7V iba armado con un cañón de 57 mm (curiosamente, la mayoría de los cañones montados por estos tanques eran británicos, capturados por los alemanes en Bélgica o Rusia) y seis ametralladoras de 7.92 mm. Su blindaje frontal tenía 30 mm de ancho y el de los laterales, 20.

Überlandwagen
Del A7V se llegaron a fabricar una veintena de unidades, los únicos tanques alemanes que llegaron a participar en la Primera Guerra Mundial (solo para hacer una comparación, los franceses construyeron más de 3600 solo del modelo Renault FT y los británicos, 2500 de los modelos Mark I al V). Dos unidades específicas, las Unidades de Tanques de Asalto 1 y 2, cada una con cinco oficiales y 109 suboficiales y soldados, fueron creadas para acogerlos. Cada tanque tenía un nombre propio (Siegfried, Herkules, Lotti...) e iba decorado en sus paredes exteriores. La mayoría lucía la cruz patada, emblema del imperio alemán, y una calavera con unos huesos cruzados, aunque las tripulaciones de cada uno solían añadir símbolos y dibujos por su cuenta. La tripulación estándar de los A7V, más numerosa que la de sus equivalentes británicos, estaba compuesta de 18 personas: el comandante (generalmente, un teniente), el conductor, dos mecánicos (uno de ellos encargado de las comunicaciones) y catorce soldados para manejar el cañón y las ametralladoras (siete artilleros y siete cargadores).


Las condiciones que las tripulaciones alemanas debían soportar, al igual que las británicas, distaban mucho de ser fáciles. El funcionamiento de los motores y el uso de las armas podía elevar la temperatura interna por encima de los 50º. El comandante y el conductor se sentaban en la cúpula, justo encima del motor, por lo que para protegerse del calor necesitaban llevar trajes aislantes impregnados de asbesto. Los gases de la combustión y el humo de la pólvora volvían casi irrespirable el aire del interior del tanque, hasta el punto de que no era raro que tripulaciones enteras se desmayaran por el calor y la falta de oxígeno.

Los A7V tuvieron su bautismo de fuego el 21 de marzo de 1918, en un combate contra tropas británicas al norte del Canal de Saint-Quentin. Uno de los tanques que tomó parte en aquella acción fue el número 506, que había recibido el nombre de Mephisto y cuya tripulación había pintado en uno de sus costados un demonio burlón que llevaba bajo el brazo un tanque británico. Sin embargo, la guerra terminaría pronto para el Mephisto. Su siguiente intervención fue durante la Segunda Batalla de Villers-Bretonneux (24-25 de abril de 1918). Ese enfrentamiento, donde tuvo lugar el que se considera el primer combate entre tanques de la historia, comenzó con una ofensiva alemana sobre la localidad de Villers-Bretonneux, en el Somme, cerca de Amiens, seguida de un contraataque llevado a cabo por unidades británicas y australianas que consiguió rechazar a los alemanes y retomar el pueblo. Durante los combates, el Mephisto cayó accidentalmente en el cráter de un impacto de artillería, y ante la imposibilidad de sacarlo de allí, su tripulación se vio obligada a retirarse, dejando al blindado abandonado en tierra de nadie.

Miembros del 26º Batallón en Bélgica (1 de enero de 1919). El mayor Robertson es el sexto por la izquierda en la primera fila.
El Mephisto quedó así inmovilizado durante varios meses hasta que hizo su aparición el mayor James Alexander Robertson, comandante del 26º Batallón de la 7ª Brigada del ejército australiano, una unidad formada mayoritariamente por soldados originarios del estado de Queensland. Robertson trazó un plan para rescatar el tanque alemán y llevarlo tras las líneas aliadas. No había ninguna razón, estratégica ni de otro tipo, para dicha acción; el tanque no suponía ninguna amenaza. Se trató, mas bien, de una especie de "desafío deportivo", un reto a los alemanes y una demostración de valor. Y así, el 22 de julio de 1918, trece hombres del 26º (el sargento F. R. Hanson y los soldados J. Battley, G. Bradley, T. Clark, H. J. Dray, E. J. Frost, A. W. Heit, J. J. Kennedy, T. M. Kingston, R. J. Lewis, A. G. Masters, W. Sam, y G. H. White), apoyados por dos blindados británicos, lograban sacar al Mephisto de su atolladero y llevarlo a territorio aliado, pese a los disparos de las ametralladoras alemanas y a un ataque con gas mostaza.

Tras su captura, el tanque fue llevado al campo de entrenamiento que el 5º Regimiento británico de Tanques tenía en Vaux-en-Amiénois, y posteriormente a Poulainville, donde permaneció hasta octubre de 1918. Durante ese tiempo, numerosos soldados aliados llenaron al Mephisto de todo tipo de inscripciones, nombres, frases y dibujos, entre ellos una especie de "contrapartida" al dibujo original del demonio que lucía: un león coronado británico, con su garra derecha sobre un tanque A7V alemán.


El Mephisto sería luego llevado a Merlimont, y más tarde embarcado en Dunkerque rumbo a Londres. Allí se decidió que fuera llevado a Australia como botín de guerra; el 2 de abril de 1919 fue embarcado en el puerto de Tilbury a bordo del mercante neozelandés SS Armagh, que llegó el 6 de junio a Brisbane. El 22 de agosto dos apisonadoras pertenecientes al Ayuntamiento de Brisbane arrastraron al tanque a su definitiva localización, el Museo de Queensland (les llevó 11 horas recorrer apenas 3 kilómetros).

La mayor parte de los A7V que sobrevivieron a la guerra fueron desguazados en los años posteriores, lo que convirtió al Mephisto en el último superviviente de dicho modelo. Permaneció expuesto al aire libre durante años, teniendo que soportar las inclemencias del tiempo y el vandalismo de algunos visitantes (que llegaron a llevarse algunas de sus partes) hasta que finalmente fue trasladado al interior del museo.

El Mephisto en el Museo de Queensland
Tras las graves inundaciones que sufrió Brisbane en 2011, el Mephisto fue retirado de su emplazamiento para su restauración. Posteriormente, y aunque se dijo que regresaría al Museo donde había permanecido casi un siglo, fue depositado temporalmente en el Museo del Ferrocarril de Ipswich, y luego expuesto en el Centro Conmemorativo de Guerra Australiano en Canberra entre 2015 y 2017. Actualmente, vuelve a estar alojado en el Museo del Ferrocarril de Ipswich, esperando su regreso al Museo de Queensland.

El Wotan
En la actualidad, el Mephisto es el único tanque alemán de la Primera Guerra Mundial que se conserva (el cañón del A7V 504 Schnuck se exhibe en el Museo Imperial de la Guerra en Manchester). En 1988, Alemania construyó una réplica de un A7V, basándose principalmente en los planos del Mephisto. Esta réplica, llamada Wotan, se exhibe en la actualidad en el Deutsches Panzermuseum de Munster.

2 comentarios:

  1. El ambiente irrespirable dentro de los blindados no se corrigió hasta separar definitivamente el compartimento del motor del habitáculo de la tripulación en fechas relativamente recientes.

    Saludos.

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    1. Pues ya era hora de que a alguien se le ocurriera hacerlo ;)

      Un abrazo, Rodericus.

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