François-Marie Arouet, "Voltaire" (1694-1778): Cuando un sacerdote le preguntó si renunciaba a Satanás, el respondió "Bueno, bueno, buen hombre, este no es momento para hacer enemigos"
Hector Hugh Munro "Saki" (1870-1916): "¡Apaga ese maldito cigarro!", palabras dirigidas a un compañero de armas que estaba descuidadamente fumando en una trinchera durante la batalla del Somme. Justo después de pronunciarlas, fue abatido por un francotirador alemán.
Heinrich Heine (1797-1856): "Dios me perdonará, es su oficio".
Karl Marx (1818-1883): Cuando, convaleciente de pleuresía, su criada le preguntó si quería decir unas últimas palabras: "¡Vamos, fuera! ¡Las últimas palabras son para estúpidos que no han dicho lo suficiente!"
Dylan Thomas (1914-1953): "Me he tomado 18 whiskis seguidos... creo que es un récord"
Jane Austen (1775-1817): "No quiero nada salvo la muerte", cuando su hermana Cassandra, que cuidaba de ella, le preguntó si quería algo.
Anton Chejov (1860-1904): Cuando el médico que lo trataba de su tuberculosis le sirvió una copa de champán, sonrió y dijo "Hace mucho tiempo que no tomaba champán".
Emily Dickinson (1830-1886): "Debo entrar, se está levantando la niebla"
Henrik Ibsen (1828-1906): Convaleciente de una apoplejía, cuando la enfermera que lo cuidaba dijo a un visitante que estaba mejor, él murmuró "Al contrario".
Louise May Alcott (1832-1888): "¿No es meningitis?". Creía sufrir meningitis, pero en realidad lo que padecía era envenenamiento por mercurio, que le había sido administrado previamente como remedio para unas fiebres.
W. C. Fields (1880-1946): Dirigiéndose a su amante, la actriz Carlotta Monti: "¡Maldito sea este jodido mundo y todos los que hay en él, excepto tú, Carlotta!"
George Bernard Shaw (1856-1950): "Morir es sencillo,la comedia es difícil"
Bob Hope (1903-2003): Cuando su esposa le preguntó donde quería ser enterrado, el respondió: "Sorpréndeme".
Charles Dickens (1812-1870): "En el suelo". Sufrió un ataque de apoplejía y sus últimas palabras fueron para pedir que lo acostaran en el suelo.
Jean Cocteau (1889-1963): "Desde el día de mi nacimiento, mi muerte comenzó su camino, y avanza hacia mi sin apresurarse".
Thomas Hobbes (1588-1679): "Comienzo mi último viaje, un gran salto en la oscuridad".
Ernest Hemingway (1899-1961): "Buenas noches, gatita", dirigiéndose a su cuarta esposa, Mary Welsh. Minutos después se suicidó disparándose con una escopeta.
L. Frank Baum (1856-1919): "Ahora puedo cruzar el Desierto Mortal", refiriéndose al desierto que rodea el país mágico de Oz.
Edgar Allan Poe (1809-1849): "Que Dios se apiade de mi pobre alma"
Hunter S. Thompson (1937-2005): "Relax. Esto no va a doler" Son las últimas palabras de su nota de suicidio.
H. G. Wells (1866-1946): "¡Largaos ya!¡Estoy perfectamente bien!"
Salvador Dalí (1904-1989): "¿Donde está mi reloj?"
Hans Christian Andersen (1805-1875): "¡No me preguntéis como estoy! Yo ya no entiendo nada".
Lord Byron (1788-1824): "Me voy a dormir. Buenas noches".
Gustavo Adolfo Becquer (1834-1870): "Todo mortal..." Se desconoce si era parte de una frase con sentido o por el contrario era fruto de un delirio febril.
Víctor Hugo (1802-1885): "Este es el combate entre el día y la noche... Veo una luz negra".
Fernando Pessoa (1888-1935): "No se lo que me deparará el mañana"
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