Joseph Müller (1894-1944) |
Nacido en el pueblo de Salmünster, en el estado alemán de Hesse, en 1894, Joseph Müller era el menor de los siete hijos de un profesor y músico religioso llamado Damien Müller y su esposa Augusta. Participó como voluntario en la Primera Guerra Mundial, donde resultó herido de gravedad, pero una vez licenciado quiso tomar un rumbo completamente diferente en su vida, y decidió ordenarse sacerdote, igual que dos de sus hermanos varones. Estudió teología en la Universidad de Münster y posteriormente entró en el seminario de Hildesheim junto a su hermano Oskar. Ambos serían ordenados sacerdotes en 1922.
Su primer destino fue como capellán en Duderstadt (Baja Sajonia). Posteriormente, iría ejerciendo su sacerdocio en varias pequeñas localidades, la mayoría en la Baja Sajonia, como Gehrden, Wolfenbüttel, Süpplingen o Heiningen, antes de ser destinado a Groß Düngen en agosto de 1943 debido a sus problemas de salud.
A pesar de su frágil físico, Joseph Müller era un hombre enérgico y un persuasivo orador. Se sentía especialmente cómodo trabajando como guía espiritual de jóvenes de origen humilde. Después de la llegada de Hitler al poder en 1933 nunca escondió su visión crítica del nazismo y desde su posición trató en lo posible de alejar a sus feligreses de su influencia, evitando en varias ocasiones que jóvenes de su parroquia se afiliasen a las Juventudes Hitlerianas, lo que le provocó algunos desencuentros con las autoridades y que la Gestapo observara con atención sus actividades.
No obstante, lo que finalmente provocó su tropiezo definitivo con los nazis fue algo aparentemente tan poco significativo como el haber contado en público un chiste sobre Hitler. El chiste, que no era nuevo ni original, pues ya hacía tiempo que circulaba por Alemania, decía así:
Un soldado moribundo pide en su lecho de muerte que le traigan una foto de Hitler y otra de Göring. Cuando una enfermera se las trae, pide que le pongan una a cada lado de su cama. Una vez hecho, el soldado exclama ¡Por fin, ahora puedo morir como Jesucristo! (con un criminal a cada lado).
Miembros locales del Partido Nazi denunciaron a Müller a las autoridades. El 6 de septiembre de 1943 Müller fue arrestado e interrogado bajo los cargos de haber insultado al Führer y a Göring al compararlos con dos ladrones, aunque más tarde sería puesto en libertad.
Desgraciadamente para Müller, algunos no olvidaron aquella acusación y el 15 de mayo de 1944 volvió a ser arrestado por la insistencia de los mismos que le habían denunciado por primera vez. Esta vez, el sacerdote no tendría tanta suerte y su caso acabó yendo a parar al tristemente célebre Volksgerichtshof, presidido por el siniestro Roland Freisler.
Roland Freisler (1893-1945) |
Ante este siniestro personaje fue conducido Joseph Müller para responder por su "crimen". Pese a que fue interrogado varias veces y muy posiblemente también lo torturaron, se negó a revelar quién le había contado el chiste. Como era de esperar, Freisler convirtió en el juicio, celebrado el 28 de julio de 1944, en un espectáculo con el único fin de humillar públicamente a Müller, llegando a contar chistes y a lanzar furibundos ataques contra el catolicismo, el Papa y otras autoridades religiosas. Finalmente, tras decir de Müller que "se había introducido como un gusano en la médula del pueblo alemán y corrompido su capacidad defensiva", lo condenó a la pena capital.
Joseph Müller fue guillotinado en la cárcel de Brandenburg-Görden el 11 de septiembre de 1944. La crueldad de Freisler llegó hasta el punto de que envió a la familia de Müller la factura de su ejecución. Los restos del sacerdote fueron incinerados y siguiendo sus deseos sus cenizas recibirían sepultura en noviembre de 1945 en el cementerio de la que había sido su última parroquia, Groß Düngen, donde todos los años desde entonces se hace sonar la campana de la iglesia en el aniversario de su muerte. En 2016 la diócesis de Hildesheim abrió una causa de martirio sobre Müller, concediéndole el título de "Siervo de Dios", primer paso para un candidato a venerable, luego a beato y finalmente a santo. En la actualidad llevan su nombre varias calles y edificios en ciudades donde ejerció como Hildesheim o Bad Salzdetfurth.
He visto la película Sophie Scholl, donde se retrata bien el encono del tribunal, sin saber nada del tal Freisler. Insterantísima la entrada.
ResponderEliminarTambién las anteriores, con esas curiosidade y la anterior con una visión tragicómica y peculiar de la Gran Guerra.
Saludos.
Me alegra que le hayan gustado estas pequeñas curiosidades que voy publicando en mi blog.
EliminarUn saludo.