martes, 9 de agosto de 2011

La matanza de Monte Arruit


Como prometí hace unos días, cuando el aniversario de Annual, hoy toca un nuevo aniversario de otro desastre español durante la guerra del Rif: hoy se cumplen noventa años de la masacre del monte Arruit.
Habíamos dejado a las tropas españolas huyendo en desbandada ante el imparable avance de los hombres de Abd-el-Krim, dejando atrás miles de muertos. Los supervivientes de Annual y de otras varias posiciones tomadas por los rifeños, al mando del general Felipe Navarro, se atrincheran den Dar Drius, una posición óptima para resistir, bien fortificada y con agua disponible. No obstante, desesperados por huir lo antes posible, los españoles se repliegan desordenadamente hacia Melilla, en una agotadora marcha de seis días donde abundan las deserciones. Al final, los supervivientes, unos 1400 hombres, entran el 29 de julio de 1921 en el enclave de Monte Arruit, a apenas 30 kilómetros de Melilla. En total, sumando la guarnición del puesto, se hacinan en Monte Arruit más de 3000 hombres, con escasas provisiones y municiones y sin apenas agua. A pesar de la cercanía de Melilla, las autoridades españolas son incapaces de enviarles refuerzos ni víveres. Los ataques sobre la posición son brutales y la resistencia española, desesperada. Hay cientos de muertos y heridos, entre ellos, el teniente coronel Primo de Rivera, el héroe del Regimiento de Alcántara, muerto por gangrena. Tras una resistencia desesperada, el 8 de agosto el general Berenguer, Alto Comisionado español para el norte de África, autoriza al general Navarro a negociar una rendición honrosa. Con la mediación de líderes tribales, los rifeños aceptan que los españoles se replieguen hasta Melilla a condición de que abandonen sus armas. El día 9 los españoles se disponen para salir, habiendo depuesto las armas. Los heridos y enfermos son preparados para la marcha. Y es entonces cuando tiene lugar un acto atroz y espantoso. Los hombres de Abd-el-Krim, traicionando el acuerdo y aprovechando la indefensión de los españoles, atacan de improviso a las tropas desprotegidas cometiendo una terrible matanza: apenas sesenta hombres, entre los que estaba el general Navarro, logran salvar la vida. Cuando, meses más tarde, los españoles reconquistan (con ayuda de las tropas francesas) la posición, hallan el horrible espectáculo de cientos de cadáveres de soldados españoles, insepultos y horriblemente mutilados.
Como colofón, la tragedia provocó la caída del gobierno de Manuel Allendesalazar. El rey Alfonso XIII encargó la formación de un nuevo gobierno a Antonio Maura. El general Juan Picasso (tío segundo del pintor Pablo Ruiz Picasso), por orden del ministro de Guerra, Luís de Marichalar, elaboró un concienzudo informe (el llamado Expediente Picasso) sobre el desastre, sus raíces y sus consecuencias, donde criticaba la actuación del ejército español, aunque eximía de toda culpa al rey y a la cúpula de las Fuerzas Armadas, cargando las culpas sobre el general Berenguer (que sería procesado y separado del servicio, aunque posteriormente sería indultado), el general Navarro (prisionero de los rifeños, que no recuperaría la libertad hasta 1923) y el general Silvestre (muerto). Finalmente, fijaba las bajas españolas en más de 13000 hombres (un cálculo seguramente exagerado; hoy los cálculos más precisos hablan entre 7500 y 9000), amén de una ingente cantidad de armas y material caído en manos de los nativos.

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