martes, 13 de agosto de 2013

Los Papalagi


Allá por 1920 se publicó en Alemania un curioso libro llamado Der Papalagi. La historia del libro es la siguiente: a principios del siglo XX, un jefe tribal samoano llamado Tuiavii de Tiavea había recorrido buena parte de Europa en un viaje para conocer las costumbres de los occidentales. Enormemente sorprendido por lo que vio, tras su retorno a Samoa pronunció una serie de discursos a sus súbditos para explicarles cómo vivían los papalagi (término samoano que designa a los hombres blancos). Estos discursos (en total, 11, dedicados cada uno a un aspecto determinado de la vida de los papalagi) fueron recogidos y puestos por escrito por Erich Scheurmann, un escritor y pintor alemán que por aquel entonces se hallaba en Samoa (la Samoa Occidental fue colonia alemana desde 1899 hasta 1914), quien posteriormente los publicó (sin el permiso del jefe) con el subtítulo de Los discursos del jefe de los Mares del Sur Tuiavii de Tiavea.
En sus discursos Tuiavii describe la civilización occidental desde el punto de vista de alguien ajeno, ingenuo pero crítico, con un notable sentido del humor, describiendo su extraño modo de comportarse, con sus incoherencias, contradicciones y absurdas (a su manera de ver) costumbres. Cada uno de sus once discursos está dedicado a un aspecto de la sociedad occidental (el dinero, la prensa, el trabajo, la vestimenta) y contiene advertencias a sus súbditos para que no se dejen influenciar por las costumbres occidentales. Basta con ver algunas de las lapidarias frases que contiene el libro:
- El metal redondo y el tosco papel al que llaman dinero es el verdadero Dios de los blancos.
- Donde hay muchos que toman mucho para si, también hay muchos que tienen las manos vacías.
- El aire está continuamente lleno de humo y cenizas, como durante una gran erupción en el Savaii.
- Escuchadme bien, mis avisados hermanos, creed lo que os digo, y consideraos afortunados por ignorar los males y las angustias del hombre blanco.
Una crítica muy aguda al modo de vida occidental. Pero la historia que supuestamente dio origen al libro es falsa.
En realidad, el jefe Tuiavii nunca existió, por lo que su supuesto viaje es mentira. De hecho, "tuiavii" ni siquiera es un nombre propio, sino un título tribal. En realidad, el personaje que sirvió de inspiración a Scheurmann era un "tuiavii" llamado Agaese, pero a diferencia del literario, éste era un cristiano devoto y profundamente pro-occidental (hasta el punto de alistarse en el ejército alemán) que nunca visitó Europa. El libro fué concebido y escrito íntegramente por Scheurmann, que había recibido un adelanto de su editor para escribir una novela ambientada en los Mares del Sur. Con ese fin viajó a Samoa; pero en 1914, al estallar la I Guerra Mundial, Samoa Occidental fué ocupada por las tropas neozelandesas y Scheurmann tuvo que irse; primero, a EEUU, donde pasó un tiempo encarcelado, y luego, de vuelta a Alemania, poco antes del fin de la guerra. De vuelta en casa, al escritor se le ocurrió utilizar la información recopilada para un libro crítico con la sociedad europea, escrito desde el punto de vista de alguien externo a ella. Mezclaba así el mito ilustrado del "buen salvaje" con el recurso del "observador externo", que ya habían usado otros antes que él (por ejemplo, el español José Cadalso con sus Cartas marruecas). De este modo, ponía en boca del supuesto "salvaje" las críticas que él mismo hubiera querido hacer a sus compatriotas, adornándolas para hacerlas más creíbles.
Scheurmann se inspiró en otro libro muy similar publicado por aquellos años en Alemania: Die Forschungsreise des Afrikaners Lukanga Mukara ins innerste Deutschland (La expedición de los africanos Lukanga Mukara a lo más profundo de Alemania), escrito por el político pacifista y anticolonialista Hans Paasche, aunque éste, a diferencia de Scheurmann, nunca intentó hacerlo pasar por un relato real. Las similitudes entre ambos libros eran tan notorias, que incluso las respectivas editoriales acabaron en los juzgados para dirimir si había habido plagio o no.
El libro fué bastante popular en su época, para luego caer en un cierto olvido del que fué rescatado en los años 60 y 70, donde la contracultura hippie y la filosofía new age lo pusieron de moda nuevamente. Ha sido traducido a una docena de idiomas (incluído el español), pero curiosamente, en la mayoría de sus ediciones modernas no se menciona la autoría de Scheurmann, con lo que muchos siguen creyendo en la historia del jefe Tuiavii.

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