lunes, 28 de diciembre de 2015

Especial Día de los Inocentes: la Whopper para zurdos


El 1 de abril de 1998, la cadena de comida rápida Burger King anunciaba, con gran despliegue de publicidad (incluyendo un anuncio a página completa en el USA Today) la nueva estrella de su menú: la Left-Handed Whopper, una versión de su más célebre producto diseñada específicamente para los mas de treinta millones de norteamericanos zurdos. Con todo lujo de detalles, se explicaba cómo la nueva whopper llevaba los mismos ingredientes que la tradicional, pero "todos los ingredientes han sido girados 180º para redistribuir el peso de modo que la mayor parte se acumule en la parte izquierda evitando así que la lechuga y otros condimentos se derramen hacia el lado derecho de la hamburguesa". Jim Watkins, vicepresidente de marketing de la empresa, explicaba que se trataba de un "paso decisivo" para los zurdos, y anunciaba que la especialidad estaría disponible inicialmente sólo en EEUU, pero que tenían previsto ofrecerla en "otros países con grandes poblaciones de zurdos".


Obviamente, se trataba de una broma del April's Fools Day, el equivalente anglosajón del Día de los Inocentes. No obstante, mucha gente creyó que se trataba de un producto real y al día siguiente miles de clientes solicitaron expresamente una whopper para zurdos en los restaurantes de la cadena (lógicamente, recibieron la hamburguesa de siempre). Pero incluso numerosos clientes diestros quisieron asegurarse de que su hamburguesa era una de la versión "original" para diestros y que no les habían servido por accidente la versión para zurdos.

jueves, 24 de diciembre de 2015

El síndrome de la bella durmiente


El síndrome de Kleine-Levin, conocido comúnmente como el síndrome de la bella durmiente, es una enfermedad neurológica poco frecuente. Su principal característica son los largos períodos de sueño (hipersomnia) de al menos 18 horas diarias, que en la mayoría de los casos duran entre 10 y 13 días, pero que en ocasiones pueden llegar a durar dos meses. En los periodos que pasan despiertos mientras duran estos episodios los pacientes se muestran confusos y desorientados. Además de la hipersomnia, los afectados muestran comportamientos tales como alimentación compulsiva, hipersexualidad, desinhibición, desorientación, deterioro de las facultades cognitivas (apatía, confusión, amnesia), agresividad e incluso, en ocasiones, alucinaciones. Después de cada episodio, el comportamiento y las capacidades mentales de los enfermos vuelven a la normalidad, aunque lo habitual es que no recuerden nada de lo ocurrido.
Se desconoce prácticamente todo de esta enfermedad. Se ignora tanto su desencadenante como su base fisiológica. No hay por tanto una prueba específica y su diagnóstico generalmente llega tras ir descartando una por una las demás posibles causas de hipersomnia, como la narcolepsia (en el caso de la narcolepsia, el inicio de los episodios de hipersomnia es mucho más brusco, mientras que en el Kleine-Levin se da de manera más gradual).
El síndrome de Kleine-Levin afecta con mayor frecuencia a varones (suponen en torno a 3/4 partes de los pacientes), que generalmente sufren su primer episodio en la adolescencia (un 80%). Ese primer episodio suele producirse después de una infección vírica (herpes zoster, Epstein-Barr, adenovirus...). Lo habitual es que la enfermedad remita de manera espontánea; el curso medio de la enfermedad varía entre 8 y 14 años (aunque se conocen casos más duraderos), con ataques cada 3 o 4 meses. Su incidencia se estima en torno a un caso por millón, con lo que habría en el mundo unos miles de afectados, aunque solo una parte están diagnosticados.
Toma su nombre de Willi Kleine, un neurólogo de Frankfurt, y de Max Levin, un psicólogo de Nueva York. Ambos describieron varios casos de la enfermedad en 1925 y 1936, respectivamente, aunque hasta 1990 no fue incluida en la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño. No obstante, las dos primeras descripciones de personas con síntomas similares datan de 1815 y 1862.
Aunque no se conocen las causas de la enfermedad, si se sabe que hay determinados factores que parecen favorecer su aparición. Es habitual encontrar entre los que la sufren anomalías en el lóbulo temporal del cerebro, un área que se ocupa de la memoria, el lenguaje y el control de las emociones (una de las posibilidades que se barajan es que esté causada por una encefalopatía multifocal que afecta al tálamo y a los lóbulos temporal y frontal). Asimismo, se sabe que esta enfermedad presenta una mayor incidencia entre aquellos que han sufrido problemas perinatales o del desarrollo. También se sospecha que pueda tener una base genética, ya que se conocen casos de familias con varios miembros afectados y es más frecuente entre pacientes de origen judío.
Dado que se desconoce la raiz de la enfermedad, no existe tratamiento alguno. Por lo general, los tratamientos son sintomáticos, aunque los resultados suelen ser bastante limitados. Se emplean estimulantes, como la amantadina o el monafidilo, y estabilizadores del ánimo, como el litio. Además, durante los periodos de hipersomnia es conveniente asegurarse de despertar a los enfermos al menos una vez al día para que puedan alimentarse e ir al baño.


domingo, 20 de diciembre de 2015

Ferdinand Demara, el gran impostor

Ferdinand Waldo "Fred" Demara Jr. (1921-1982)

De entre la larga lista de farsantes que en el mundo ha habido y hay, el nombre de Ferdinand Demara destaca sobremanera. Un hombre que sobresalió en el arte de la impostura y que no en vano recibió el apodo de "El Gran Impostor", ya que a lo largo de su vida se hizo pasar por médico, psicólogo, abogado, sheriff, investigador médico, guardia de prisiones, profesor, pedagogo o editor, entre otros.
Ferdinand Waldo Demara Junior (aunque todos le llamaban Fred) nació el 21 de diciembre de 1921 en Lawrence, Massachusetts. Sus primeros años fueron felices y sin preocupaciones; su familia estaba razonablemente bien situada, su tío Napoleón era propietario de varios cines y su padre trabajaba para él como proyeccionista. Pero todo cambió con la gran crisis económica de 1929. Ferdinand senior perdió casi todo su dinero y la familia empezó a vivir con estrecheces y tuvo que mudarse a un barrio más humilde. El pequeño Fred nunca llegó a asumir del todo esos cambios y cuando contaba dieciséis años se escapó de casa.
Tras dar algunos tumbos acabó en un monasterio cisterciense de Rhode Island, donde permaneció varios años y de donde salió en 1941 para alistarse en el ejército. La experiencia no debió de ser cómo la imaginaba, ya que al año siguiente desertó y dio comienzo a lo que a partir de ese momento iba a ser una constante: vivir bajo una identidad falsa. Concretamente, la de un compañero de armas llamado Anthony Ignolia. Bajo ese nombre volvió a la vida monacal y estuvo un tiempo en un monasterio trapense cerca de Louisville (Kentucky), de donde una vez más salió para alistarse, esta vez en la Marina. Y de nuevo se aburrió pronto, aunque esta vez fue más creativo: en lugar de desertar, fingió su suicidio y volvió a cambiar de nombre. Haciéndose llamar Robert Linton French, identidad bajo la cual fue profesor de psicología en el prestigioso Ganon College de Pennsylvania. Pronto volvió a cambiar de aires: fue celador en un hospital en Los Ángeles y de nuevo profesor en el St. Martin's College (Washington) antes de que el FBI lo arrestara... pero no por suplantación de identidad, sino por desertor.
Cumplió 18 meses de prisión, pero cuando quedó en libertad, volvió a asumir una identidad falsa, la del doctor Cecil Hamann, bajo la cual tomó clases nocturnas de Derecho en la Northeastern University. Poco después, sin embargo, volvió a salirle la vena religiosa, y de nuevo ingresó en un monasterio, el de los Hermanos de la Instrucción Cristiana, en Maine. Allí, haciéndose llamar sencillamente "hermano John" conoció a un joven médico canadiense llamado Joseph C. Cyr, que despertó su admiración por sus habilidades médicas. Tanto fue así que, literalmente, se convirtió en él. Y bajo la identidad del doctor Cyr cometió la más audaz y sorprendente de sus suplantaciones.

El HMCS Cayuga
Poco después de salir del monasterio, el falso doctor Cyr se presentó en una oficina de reclutamiento de la Marina canadiense en la provincia de New Brunswick y se alistó como médico militar. No tardó en ser destinado al destructor HMCS Cayuga, enviado como apoyo a la guerra de Corea. Allí, pese a carecer completamente de formación médica, se las arregló para atender a la tripulación gracias a la ayuda de varios libros de medicina y a generosas dosis de penicilina. Sus mayores apuros los pasaba cuando evacuaban al barco a algún combatiente con heridas serias. Sus más destacadas operaciones las practicó en dieciséis soldados coreanos con heridas graves que fueron evacuados al Cayuga. En esas situaciones, mientras el quirófano y los heridos eran preparados para la intervención, Demara se encerraba en su habitación y memorizaba los procedimientos que iba a efectuar tal y como venían en los manuales de cirugía. Y, sorprendentemente, esos dieciséis soldados sobrevivieron y se recuperaron, pese a que Demara les practicó operaciones complejas como amputaciones y cirugías torácicas.
Estas intervenciones aumentaron la fama y el prestigio de Demara. Y fue esa fama la que lo desenmascaró. Un periódico canadiense publicó un artículo sobre el Cayuga en el que hablaba del buen hacer del cirujano de a bordo. El artículo fue leído por la madre del verdadero doctor Cyr quien, sabiendo que su hijo ejercía la medicina en Gran Falls (New Brusnwick) alertó a las autoridades, quienes a su vez informaron al capitán del Cayuga, James Plomer, que en un principio se negaba a creer que su médico fuera un impostor y que ni siquiera era médico. Demara fue inmediatamente trasladado de vuelta a Canadá, pero la Marina canadiense no presentó cargos (seguramente para no darle más publicidad al asunto) y Demara volvió a los EEUU.

Fred Demara, en su época en la Marina canadiense
De regreso en su país, Demara retomó su falsa identidad de "hermano John Payne" y, bajo los auspicios de los Hermanos de la Instrucción Cristiana, fundó un colegio religioso, el LaMennais College (hoy en día, la Universidad Walsh, una prestigiosa universidad privada católica), aunque pronto abandonó la orden, disgustado porque no había sido nombrado rector del nuevo colegio.
Demara continuó con su dinámica habitual: falsas identidades en trabajos en los que generalmente permanecía poco tiempo. También por esa época vendió su historia a la revista Life para un reportaje, que daría lugar a un libro escrito por Robert Crichton y publicado en 1959 con el título de "El gran impostor", y que a su vez se convertiría en un filme del mismo título dirigido en 1961 por Richard Mulligan y protagonizado por Tony Curtis y Karl Malden.


A todo esto, Demara seguía a lo suyo. En 1955 trabajaba en una prisión de Huntsville (Texas) bajo el nombre de "doctor Benjamin Jones", hasta que alguien vio su foto en el famoso artículo de la revista Life. Entonces buscó nuevos horizontes y se mudó a la costa este, fingiendo ser Martin Godgart, profesor de instituto. No obstante, en 1957 fue arrestado en Maine, teniendo que cumplir seis meses de prisión por suplantación de identidad.
Su nueva popularidad le dificultaba seguir con su estilo de vida, así que buscó ocupaciones más discretas. A principios de los sesenta trabajaba como consejero en un albergue para personas sin hogar en Los Ángeles y a finales de los setenta ejercía como capellán en un hospital de Annaheim (California) cuando su pintoresco pasado salió a la luz. Estuvo a punto de ser despedido, pero gracias al apoyo del director del centro, con el que Demara había forjado una estrecha amistad, se le permitió seguir en el hospital. Incluso cuando en 1980 tuvo que dejar de trabajar debido al empeoramiento de su salud a causa de la diabetes y el abuso del alcohol (su enfermedad hizo que tuvieran que amputarle ambas piernas) le permitieron seguir residiendo en el hospital. Murió el 7 de junio de 1982, a causa de un ataque al corazón, en casa de Jerry Nilsson, uno de los propietarios del hospital.


Fred Demara fue un impostor peculiar. Nunca intentó hacerse rico con sus engaños, ni cometer otros delitos más allá de la mera suplantación. Se tomaba sus engaños como un desafío y procuraba hacerlo de la mejor manera posible, como si le importara más el prestigio y la respetabilidad que el dinero que pudiera obtener. De hecho, casi siempre sus jefes y compañeros lo consideraban un buen trabajador y se sorprendían al enterarse que era un suplantador. En sus engaños le ayudaban mucho dos peculiaridades: una memoria fotográfica y un coeficiente intelectual muy por encima de la media, que le permitían memorizar con gran rapidez datos y procedimientos. Cuando se veía en un apuro, recurría a dos principios: el onus probandi (el acusador es el que debe probar sus acusaciones) y el viejo aforismo que reza "la mejor defensa es un ataque". Y cuando le preguntaban las motivaciones de sus actos, se limitaba a responder "Picardía, sólo picardía".

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La Adoración del Cordero Místico




El retablo de La Adoración del Cordero Místico, también conocido como Políptico de Gante o Altar de Gante, es uno de los ejemplos más importantes de la pintura medieval. Su tema principal es la redención del ser humano a través del nacimiento y el sacrificio de Cristo. Esta magna obra de arte, avanzada para su tiempo y cargada de simbolismos, es para muchos precursora en muchos aspectos del arte del Renacimiento. Pero dejando a un lado su importancia artística, su peripecia a lo largo de los siglos también guarda un enorme interés, ya que en los casi 600 años de su existencia las distintas partes que la componen han sido separadas, robadas, vendidas, falsificadas, perdidas, reunidas de nuevo, incautadas como botín de guerra...
La historia del retablo comienza en la primera mitad del siglo XV en la ciudad belga de Gante, próspera y rica gracias al comercio de la lana. Joos Vijdt, un acaudalado comerciante que también era funcionario del tribunal de la ciudad, y su esposa, Lysbette Borluut, ambos ancianos y muy devotos, sufragaron la creación del retablo con el objeto de donarlo a la Iglesia de San Juan de Gante, la actual Catedral de Sint-Baafs o San Bavón, donde aún hoy permanece. El encargado de pintarlo fue el pintor flamenco Hubert Van Eyck, de gran prestigio en su época. Sin embargo, Hubert falleció en 1426 sin poder acabar la obra, que sería terminada por su hermano menor Jan en 1432, según reza en una pequeña inscripción oculta hallada en el retablo en 1823. No hay datos fehacientes que indiquen qué parte del retablo pintó cada uno; pero tradicionalmente se han atribuido a Hubert las tablas inferiores, pintadas en un estilo más primitivo, y a Jan las superiores, siguiendo el diseño de su hermano pero con su propio estilo pictórico.


El retablo, pintado sobre madera de roble, mide cuando está abierto 3'40 x 4'40 m. y pesa unas dos toneladas. Originariamente constaba de 24 planchas de distintos tamaños: doce paneles principales, que son los que hoy se conservan, y una predela o marco en su parte inferior formada por doce paneles de pequeño tamaño, de los que hace siglos se desconoce el paradero. En el centro de la fila superior figuran tres paneles formando una Deesis, una representación típica del arte bizantino, que presenta a Cristo entronizado en el centro, con la Virgen María a su derecha y San Juan bautista a su izquierda. A ambos lados de las tres figuras principales hay sendos paneles con ángeles cantores (a la izquierda) y ángeles músicos (a la derecha), representados con gran lujo de detalles tanto en sus instrumentos como en sus ropajes. En los extremos de la parte superior del retablo hay sendos paneles representando a Adán (izquierda) y Eva (derecha), desnudos y pintados con gran realismo.


En la parte inferior del retablo hay un panel central de gran tamaño representando la adoración del Cordero Místico, con la figura del Cordero en el centro y un gran número de figuras (que representan a los católicos, judíos, paganos, mártires...) pintadas con gran lujo de detalles. Este panel central está flanqueado por cuatro paneles menores, dos a cada lado, que representan, de izquierda a derecha, los Jueces Justos, los Caballeros de Cristo, los Ermitaños y los Peregrinos.


Por lo general, el retablo permanecía cerrado y sólo era abierto en fechas señaladas. Su cara externa también está pintada. En ella se hallan, en la parte superior, los profetas Zacarías y Miqueas, la sibila Eritrea y la sibila de Cumas (todos ellos, según la tradición, habían profetizado el nacimiento de Cristo). En los paneles centrales está representada la Anunciación a la Virgen. Y en los paneles inferiores están representados Vidjt y su esposa, uno a cada lado, y entre ellos sendas estatuas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
De los 12 pequeños paneles situados en la parte inferior del retablo no hay datos que indiquen qué pasó con ellos, sólo que desaparecen a mediados del siglo XVI. Si que se conoce que en 1566 el retablo fue desmontado (¿quizá entonces se perdieron los paneles menores?) para esconderlo y ponerlo a salvo de las revueltas calvinistas, que por toda Europa se dedicaban a quemar efigies de santos y obras de arte sacro. Y de hecho, las vidrieras de la iglesia y varias de las obras de arte que contenía acabaron destruidas a manos de los protestantes. En 1577, los calvinistas tomaron Gante y establecieron un gobierno autónomo. En esa época, el retablo estuvo a punto de ser enviado a Inglaterra como regalo para la reina Isabel I por su ayuda a los flamencos en su rebelión contra el dominio español; la toma de la ciudad en 1584 por los tercios de don Alejandro Farnesio frustró el plan. También por esas fechas el rey español Felipe II, admirado por la belleza del retablo, había mandado hacer una copia, obra del pintor flamenco Michel Coxcie. Esa copia estuvo más de dos siglos en el Palacio Real de Madrid hasta que a principios del XIX las tropas francesas la robaron y posteriormente fue vendida por un comerciante belga que la hizo pasar por la original. Hoy en día, las partes de esta copia se hallan dispersas por museos y colecciones particulares de toda Europa.

El panel central de la copia de Coxcie, que hoy en día se halla en el Museo Bode de Berlin
En 1640 se produce un incendio en la catedral que, afortunadamente, no afecta al retablo. En 1781 el alcalde de Gante ordena que los paneles laterales que representan a Adán y Eva sean retirados y guardados en un almacén para contentar al emperador alemán José II, que los juzgaba indecentes y pornográficos. Fueron sustituidos por unas copias en las que ambos personajes iban pudorosamente cubiertos con pieles.
Cuando en 1794 los franceses ocupan Bélgica, las tropas republicanas se apropian de los cuatro paneles centrales del retablo, que son enviados al Louvre, donde permanecen hasta 1815. Ese año, tras la restauración de la monarquía, el nuevo rey Luis XVIII los devuelve a Gante, en agradecimiento a la ciudad por haberlo acogido en su huida tras la Revolución francesa. Pero el retablo no dura mucho reunido. En 1816, aprovechando que el obispo se halla de viaje, el vicario de la catedral, un francés llamado Le Surre, vende por su cuenta los paneles laterales a un conocido traficante de arte llamado Nieuwenhuys. Éste, que también se ha hecho con la copia del retablo pintada por Coxcie y robada por los franceses en España, vende ambas como si fueran originales. Los paneles auténticos van a parar a manos de un coleccionista inglés que a su vez los revende en 1821 al rey de Prusia, Federico Guillermo III. Los paneles acabarían en la Gemäldegalerie de Berlín.
En 1822 la catedral sufre un nuevo incendio. Es durante la limpieza del retablo de los efectos del humo cuando se halla en la parte exterior del Políptico la inscripción que atribuye su autoría a los hermanos Van Eyck. En 1861, a instancias del gobierno belga, los paneles laterales originales de Adán y Eva son vendidos a un museo de Bruselas.
En 1905, los paneles laterales son trasladados al Káiser Friedrich Museum de Berlín junto al resto de la colección real prusiana. Allí son serrados longitudinalmente para poder exhibir a la vez el anverso y el reverso.
Al estallar en 1914 la Primera Guerra Mundial, a instancias de las autoridades políticas y eclesiásticas, el retablo es desmontado y trasladado, oculto en un carromato, a una casa cercana a la catedral, para esconderlo de las tropas alemanas. Volvería a su lugar en San Bavón apenas nueve días después del armisticio.
El artículo 247 del Tratado de Versalles (1919) señalaba específicamente que Alemania debía devolver a Bélgica dos obras artísticas de importancia capital: los seis paneles de la Adoración y el tríptico de La última cena de Dierick Bouts. Aprovechando la oportunidad, el ayuntamiento de Gante también recupera los originales de Adán y Eva. En 1923, por primera vez en más de un siglo, el retablo al completo vuelve a estar reunido en Gante, lo que es motivo de celebración para la ciudad.

"La Última Cena", tríptico de Dierick Bouts (1464-1467)
Y en 1934 se produce uno de los más sonados casos de robos de obras de arte de la historia. La noche del 11 de abril alguien se cuela en la catedral, desmonta el panel que representa a los Jueces Justos y se lo lleva, dejando una extraña nota que reza "Tomado por Alemania en virtud del Tratado de Versalles". Veinte días después, el obispo recibe una carta en la que se pide un rescate de un millón de francos belgas. Da así comienzo a un caso auténticamente de novela negra. Hasta 13 cartas envía el presunto ladrón al obispo, que responde a través de los anuncios por palabras de un periódico local. Hay toda una serie de investigaciones infructuosas, pistas falsas, rumores de trabas a la investigación desde las altas esferas... Durante la negociación, el ladrón devuelve la parte posterior del panel (que, recordemos, había sido serrado en Alemania) que representa a San Juan Bautista. Hasta que el 25 de noviembre, un agente de bolsa jubilado sufre un ataque al corazón y, en su lecho de muerte, confiesa a su abogado que sólo él sabe dónde está el panel desaparecido, oculto en un lugar "de donde ni siquiera yo puedo retirarlo sin llamar la atención". En su escritorio hallan una copia de las llaves de la catedral y copias de las cartas enviadas al obispo, pero ninguna pista del paradero del panel, que jamás sería encontrado. Posteriormente, el abogado también muere en extrañas circunstancias, añadiendo aún más misterio al caso.
Se dice que Adolf Hitler sentía un gran interés por esta obra e incluso que, llevado por su obsesión por todo lo esotérico, creía que entre el simbolismo de la pintura había oculto un código o alguna pista que indicaba el paradero del Santo Grial. Por eso, tras la ocupación de Bélgica en mayo de 1940 por los nazis, no resultó raro que no tardase mucho en aparecer por Gante un tal Heinrich Köhn, un funcionario de alto rango del Departamento de Protección del Arte, dependiente directamente de Joseph Goebbels, con la excusa de colaborar en  la investigación del robo del panel de los Juesces Justos, pero con la verdadera intención de apropiarse del retablo y enviarlo a Alemania. Pero llega tarde; las autoridades de la ciudad han logrado sacar la obra escondida y enviarla a Francia. Eso no detiene la búsqueda de los alemanes, quienes finalmente la encuentran en 1942 en el castillo de Pau. De ahí viaja a Alemania y su pista se pierde durante tres años.
El retablo vuelve a aparecer en mayo de 1945, en las célebres minas de sal austriacas de Altaussee, junto a varios miles de obras de arte saqueadas por los nazis por toda Europa. Es un cuerpo especial de los ejércitos aliados dedicado a rescatar y poner a salvo el arte expoliado por los nazis, los célebres Monument's Men, los que lo encuentran y lo salvan de ser destruido por las tropas alemanas en retirada.

Daniel J. Kern y Karl Sieber, miembros de los Monument's Men contemplan el retablo en las minas de Altaussee
El retablo volvió a Gante ese mismo año de 1945. Aunque tuvo que pasar por un aterrizaje forzoso en Bruselas por problemas mecánicos del avión que lo transportaba. Fue de nuevo colocado en la catedral de San Bavón y el panel robado la década anterior fue sustituido por una copia obra del pintor Jef Van der Veken, conservador del Museo Real de Bellas Artes de Bruselas, que tomó como modelo la copia de Coxcie.
A día de hoy, la Adoración del Cordero Místico sigue en su habitual emplazamiento en la catedral, aunque desde 2012 está siendo sometida a una profunda limpieza y restauración que se prevé no concluirá hasta 2017.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Robert Smalls y la huida del Planter

Robert Smalls (1839-1915)

Robert Smalls nació el 5 de abril de 1839 en Beaufort (Carolina del Sur). Nació esclavo, en una pequeña cabaña en la propiedad de su amo, Henry McKee. Con apenas doce años su propietario lo envió a Charleston a trabajar (su sueldo se lo embolsaba el señor McKee, naturalmente). Robert fue botones en un hotel y farolero antes de que su gran atracción por el mar le llevara a buscar trabajo en los muelles. Charleston era un puerto comercial con gran actividad, y todo aquel movimiento de barcos, personas y mercancías atraía poderosamente la atención del joven Robert. Fue estibador y fabricante de velas antes de conseguir trabajo como marinero, demostrando una gran habilidad como timonel, aunque no pudo acceder de forma oficial a dicho puesto, vedado a los esclavos. No obstante, no tardó en convertirse en un gran conocedor del puerto y de las costas cercanas.
En 1858 Robert se casó con Hannah Jones, una esclava que trabajaba como doncella en un hotel. Hannah era cinco años mayor que él y tenía dos niñas, Charlotte y Clara. De su matrimonio con Robert nacerían tres hijos: Elizabeth (que murió en 1959, a los 101 años), Sarah y Robert Jr. (que desgraciadamente falleció a edad muy temprana).
Y llegó 1861 y estalló la Guerra de Secesión. Los estados confederados, escasos de soldados, aunque no admitían soldados negros en sus filas si que reclutaron a numerosos esclavos para labores de intendencia y logística. Robert Smalls fue uno de aquellos a los que llamaron a filas, y dada su experiencia como marino, fue asignado a la tripulación del CSS Planter, un pequeño mercante a vapor artillado que transportaba suministros entre las distintas posiciones del ejército sureño. Pero Smalls sabía lo que él y los suyos se jugaban en aquella guerra, y no tardó en germinar en su mente la idea de huir con su familia al norte en busca de la libertad.
La ocasión propicia llegó la noche del 12 al 13 de mayo de 1862. El Planter estaba fondeado en el puerto de Charleston y los tres oficiales blancos del barco, confiados en que dentro del puerto el buque estaba a salvo y en la "docilidad" de la tripulación negra, decidieron pasar la noche en tierra. Smalls y siete de los ocho esclavos de la tripulación aprovecharon la oportunidad y, sigilosamente, levaron anclas y salieron despacio del muelle. Pararon en un muelle apartado para recoger a sus familias, que estaban sobre aviso, y luego enfilaron hacia la salida del puerto.
El plan fue un éxito. El Planter pasó tranquilamente por delante de los cinco fuertes que defendían el puerto. Pese a que hubo quién se extrañó por ver salir al barco a esas horas, el Planter respondió con los códigos correctos a las señales de los centinelas. Además, Smalls se había vestido con el uniforme del capitán y se había puesto un sombrero similar al que éste solía usar. A eso de las 4:30 de la mañana, el barco dejaba atrás Fort Summer, el último de los fuertes, y se dirigía hacia la flota nordista que llevaba tiempo tratando de bloquear la entrada al puerto.

El Planter
El Planter fue interceptado poco después por el USS Onward, un clíper de la Unión que estuvo a punto de abrir fuego contra él si en el último momento un vigía no hubiera visto la bandera blanca que enarbolaba. Cuando el capitán del Onward subió a bordo del Planter, Smalls pidió permiso para izar la bandera de los estados del Norte. El Planter fue una muy buena presa para los nordistas; además del valor del propio barco, a bordo llevaba cuatro cañones de gran calibre y abundante munición destinados a un fuerte confederado, y además llevaba el libro de señales con todos los códigos secretos de los confederados y un mapa de las defensas de Charleston, incluidos los campos de minas.
La huida del Planter no pasó desapercibida en el norte. Los periódicos hablaron largamente de ella y el Congreso aprobó conceder a Smalls y a sus hombres la recompensa habitual por la captura de un buque enemigo. A Smalls le correspondieron 1500 $ (una suma considerable para la época) y el propio presidente Lincoln lo recibió en audiencia dos semanas después. El ejemplo de Smalls y su tripulación fue decisivo para que el presidente y su Secretario de Guerra, Edwin Stanton, aceptaran el alistamiento de soldados negros en su ejército; apenas unos meses después serían creados el 1º y 2º Regimientos de Voluntarios Negros de Carolina del Sur, formados en gran parte por esclavos huidos del sur.

El 1º Regimiento de Voluntarios Negros de Carolina del Sur
Smalls se incorporó también a la armada norteña como timonel y piloto, siendo reasignado al ahora USS Planter, convertido en transporte para la Unión, aunque tuvo traslados temporales, como cuando a principios de abril de 1863 condujo al buque blindado USS Keokuk en un asalto a Fort Summer (el ataque fue un fracaso y el Keokuk acabó hundido).
El 1 de diciembre de 1863, el USS Planter se vio atrapado en un fuego cruzado entre buques del norte y el sur. El capitán Nickerson, al mando del navío, quiso rendirse y entregarse a los confederados. Pero Smalls, sabiendo que los miembros negros de la tripulación no serían considerados prisioneros de guerra, sino que serían ejecutados o devueltos a la esclavitud, no lo aceptó; tomó el mando y guió al Planter lejos del peligro. Su valentía tuvo recompensa; Nickerson fue desposeído del mando y Smalls, ascendido a capitán, convirtiéndose así en el primer negro al mando de un buque de la armada norteamericana. Permanecería en ese puesto hasta el final de la guerra; cuando en abril de 1865 Fort Summer se rindió por fin, Smalls estaba allí con el Planter.
Tras la guerra, Smalls volvió a Beaufort y compró la que había sido la casa de su amo, instalándose en ella con su mujer, sus hijos y su madre Lydia. Se dedicó a los negocios y abrió con un socio una tienda para los antiguos esclavos. También se involucró de manera decidida en la política, en las filas del Partido Republicano, el mismo del presidente Lincoln (por el que siempre sintió una profunda admiración). Fue miembro del parlamento de Carolina del Sur entre 1868 y 1870, miembro del senado estatal entre 1871 y 1874, y formó parte del parlamento nacional en tres épocas, 1875-1879, 1882-83 y 1884-87. El único lunar de su carrera política fue una condena en 1877 por haber aceptado un soborno, aunque las pruebas contra él eran débiles (muchos lo atribuyeron a una maniobra política del Partido Demócrata). Smalls apeló y en 1879 recibió un perdón del gobernador de Carolina del Sur que le libró de los cargos.
Robert Smalls dejó los cargos representativos en 1887, aunque siguió vinculado al Partido Republicano hasta su muerte. En 1889 fue nombrado recaudador de tasas aduaneras en Beaufort, cargo que desempeñó hasta 1911. Su esposa Hannah murió en 1883; Robert volvería a casarse en 1890, con una maestra de escuela llamada Annie Wigg, con la que tendría un hijo, William Robert, y de la que también enviudaría en 1895.

USAV Major General Robert Smalls (LSV-8)
Robert Smalls falleció en su casa de Beaufort en 1915, a los 75 años de edad. Está enterrado con el resto de su familia en la Iglesia Baptista de Beaufort. En honor a él se puso su nombre a un fuerte del ejército en Pittsburgh (demolido en los años 40) y a un buque de apoyo logístico de la armada norteamericana botado en 2004.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El fiasco de las patatas Walkers


Corría el otoño de 2010 y la compañía británica Walkers, fabricante de patatas fritas y otros snacks desde 1948 (y propiedad de PepsiCo desde 1989), lanzó una peculiar promoción. Se trataba de un concurso en el que los consumidores podían ganar pequeñas cantidades de dinero adivinando en qué lugares del Reino Unido iba a llover.
La mecánica del concurso era sencilla. Con los códigos que se entregaban en las bolsas de patatas fritas Walkers se entraba en la web de la promoción. Allí, los concursantes disponían de un mapa del Reino Unido dividido en 21000 pequeñas cuadrículas. Cada código permitía "reservar" una de aquellas cuadrículas un día concreto, durante tres horas. Y si en ese intervalo de tiempo llovía en ese lugar (según los datos del Servicio Meteorológico británico) el concursante obtenía un premio de 10 £. Además, cada bolsa de patatas (que se vendía al precio de unos 40 peniques) tenía dos códigos, lo que doblaba las posibilidades de acertar.


Obviamente, desde la empresa esperaban una baja cantidad de acertantes, y siendo los premios tan pequeños, tampoco suponían que iban a tener que pagar demasiado. Pero cometieron un grave error: subestimar el clima británico. Nadie pareció considerar arriesgado un concurso que premiaba según lo que lloviese en Gran Bretaña, donde la media es de unos 140 días de lluvia al año. Y además, en pleno otoño.

El ex-futbolista Gary Lineker fue una de las imágenes promocionales del concurso
Y sucedió lo que tenía que suceder: los concursantes de la promoción empezaron a ganar de manera masiva. Un estudio estadístico calculó que las posibilidades de ganar eran de una contra ocho, mientras que en la Lotería británica las posibilidades de ganar 10 £ eran de 1 a 57. Walkers perdía dinero a manos llenas; un cálculo superficial demostró que, durante el momento álgido del concurso, la empresa estaba dando 10 £ en premios por cada 3.20 £ de patatas vendidas.
Finalmente, tras varias semanas, y justo antes de una semana que se preveía extremadamente lluviosa en la que la empresa se arriesgaba a sufrir graves pérdidas, la web del concurso apareció fuera de servicio debido a "problemas técnicos". Ya no volvería a estar activa y poco después Walkers dio por finalizada la promoción. El concurso le había supuesto a la empresa grandes pérdidas (se especula que perdió más de un millón de libras) y pasaría a la posteridad como uno de los mayores desastres publicitarios de la historia.


lunes, 7 de diciembre de 2015

¿Sabías que...

-... algunas especies de tarántulas tienen pequeñas ranas como "mascotas"? Las ranas se comen los insectos que podrían ser perjudiciales para las puestas de las arañas y, a cambio, éstas protegen a las ranas de posibles depredadores.
-... los enanos que participaron en el rodaje de El mago de Oz cobraban un sueldo de 50$ a la semana? Toto, el perro de Dorothy, cobraba 125.
-... durante el rodaje de El retorno del Jedi, Peter Mayhew, el actor que interpretaba a Chewbacca, iba acompañado de miembros del equipo vestidos con chalecos de colores brillantes cuando rodó en los bosques del noroeste del Pacífico las escenas del bosque de Endor? El staff técnico tenía miedo de que algún cazador despistado lo confundiera con un bigfoot y le disparara.
-... el primer hombre en dar la vuelta al mundo en bicicleta fue un inglés llamado Thomas Stevens, entre 1884 y 1886? Stevens, que montaba un biciclo, llevaba por todo equipaje una camisa de repuesto, un impermeable, un revólver y varios pares de calcetines.
-... Irene Triplett, una mujer de Carolina del Norte nacida en 1930, es la única persona que todavía recibe una pensión del gobierno norteamericano por ser hija de un veterano de la Guerra de Secesión (1861-1865)?
-... una cuarta parte de la producción mundial de avellanas se usa para la fabricación de Nutella?
-... tras la Segunda Guerra Mundial, un grupo de judíos supervivientes del Holocausto formó un grupo llamado Nakam (Venganza) dedicado a perseguir y asesinar a criminales nazis?
... en diciembre de 2013, la aplicación de contactos Tinder consiguió por primera vez poner en contacto a dos personas en territorio de la Antártida? Los afortunados fueron un científico de la base norteamericana de McMurdo y una turista que se encontraba acampada en Dry Valleys, a unos 45 minutos en helicóptero.
-... Thomas Jefferson, uno de los padres de la independencia de Norteamérica y redactor de su Constitución, defendía que ninguna generación tenía el derecho de decidir el destino de las siguientes, y que por ello la Constitución debía de expirar pasados 19 años para ser sustituida por una nueva?
-... el zapote negro (Diospyros digyna) es un árbol nativo de Centroamérica cuyos frutos saben a pudding de chocolate, además de ser bajos en calorías y tener cuatro veces más vitamina C que la naranja?
-... buena parte de los decorados de la nave Nostromo de la película Alien se hicieron con chatarra procedente de un cementerio de aviones y con cajas vacías pintadas?
-... todas las unidades GPS tienen un mecanismo que las desactiva cuando detecta que viajan a más de 1900 km/h y a más de 18000 m. de altura? Es un sistema de seguridad para prevenir que sean utilizadas para guiar misiles balísticos intercontinentales.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Las peripecias del difunto Elmer McCurdy

Elmer J. McCurdy (1880-1911)

Quien mal anda mal acaba. Y mal acabó Elmer McCurdy. Este antiguo fontanero, minero y soldado, reconvertido en asaltante de bancos y trenes, acabó sus días el 7 de octubre de 1911, tras un tiroteo con tres sheriffs que lo habían seguido hasta el pajar en el que se ocultaba después de haber asaltado un tren de la línea Missouri-Kansas-Texas cerca de Okesa (Oklahoma). Lo que nadie podía suponer es que su muerte no iba a suponer para McCurdy el final de sus aventuras, sino el inicio de un nuevo y curioso capítulo de su historia.
Después de haberlo abatido y haber confirmado su identidad (requisito indispensable para cobrar los 2000 $ que ofrecían de recompensa por él) los sheriffs dejaron el cuerpo de McCurdy en una funeraria, la Johnson Funeral Home de Pawhuska (Oklahoma), donde quedó a disposición de parientes o amigos que quisieran reclamarlo. El señor Johnson, el propietario, embalsamó el cadáver (utilizando un compuesto a base de arsénico), lo afeitó y lo vistió bien, y esperó a que alguien apareciese para llevárselo. Pero nadie acudió. McCurdy no tenía familia directa ni tampoco amigos que se preocupasen por él. Lo lógico hubiera sido enterrarlo, pero el señor Johnson se negó si nadie le pagaba el coste de sus servicios. Pasado cierto tiempo, Johnson pensó que podía sacar algún dinero exhibiendo el cadáver como una curiosidad. Por la modesta cantidad de cinco centavos, cualquier curioso podía pasar y ver los restos del conocido como "El forajido de Oklahoma", "El bandido embalsamado" o, más habitualmente, "El hombre que no se quiso rendir" (se decía que McCurdy había preferido morir peleando que entregarse a la justicia). El macabro espectáculo tuvo cierto éxito, y Johnson incluso recibió varias ofertas para comprarle el cadáver de McCurdy, ofertas que él rechazó.

El cadáver embalsamado de Elmer McCurdy
Hasta que en octubre de 1916 un hombre que se hacía llamar Aver McCurdy se puso en contacto con Johnson y con las autoridades locales afirmando ser hermano del muerto, emigrado muchos años atrás a California, y que quería reclamar los restos de su hermano para darles sepultura en San Francisco. Aver se presentó en la funeraria acompañado de otro hombre que afirmaba ser Wayne McCurdy, también hermano del bandido. Ambos se hicieron cargo del cadáver y lo subieron a un tren con destino a San Francisco. Sin embargo, McCurdy nunca llegó a su destino; en su lugar acabó en Arkansas City. Los supuestos hermanos McCurdy eran en realidad James y Charles Patterson, dos feriantes propietarios del Great Patterson Carnival Shows, una de aquellas ferias ambulantes tan comunes en la época, que era una mezcla de feria, circo y espectáculo de fenómenos y curiosidades. Ambos habían escuchado la historia del "bandido embalsamado" y habían coincidido en que sería una gran adquisición para su espectáculo; por eso habían montado toda aquella farsa para hacerse con el cadáver.
Bajo el nombre de "El bandido que no nunca sería capturado vivo" McCurdy formó parte de la troupe de Patterson hasta 1922, en que la atracción fue comprada por Louis Sonney, otro feriante que recorría el país con su "Museo del Crimen", que incluía muñecos de cera de famosos criminales como Jesse James. Además, Sonney lo alquilaba para otros menesteres. En 1928 formó parte del espectáculo que acompañaba a los participantes en la primera Carrera Transamericana (una competición atlética que comenzó en Los Ángeles y terminó en Nueva York) y en 1933, el director de cine Dwain Esper lo alquiló para promocionar su filme Narcotic!. El cuerpo era exhibido en los cines en los que se proyectaba la película afirmando que se trataba de un drogadicto muerto en un atraco. Por aquel entonces, el cadáver ya mostraba algunos signos de deterioro; tenía la piel arrugada y endurecida y había sufrido una notoria merma de tamaño.
Tras la muerte de Sonney en 1949 los objetos de su museo, incluido Elmer McCurdy, acabaron guardados en un almacén. Dan, el hijo de Sonney, trató de ganar algún dinero con ellos ya en los años 60. En 1964 alquiló el cadáver de McCurdy al director David F. Friedman (especializado en películas de serie B con grandes dosis de erotismo y violencia), quien lo utilizó en algunos de sus filmes. Y en 1968, Sonney vendió el cadáver y varios de los muñecos de cera al dueño del Museo de Cera de Hollywood por 10000 $. Éste a su vez alquiló las figuras a un espectáculo cerca del famoso Monte Rushmore. Cuando tiempo después el cadáver volvió a su poder, consideró que era demasiado "terrorífico" para exponerlo en su museo (además, el cuerpo, por el tiempo transcurrido y la manipulación poco cuidadosa, estaba ya bastante deteriorado y le faltaban varios dedos) y lo vendió al dueño de The Pike, un parque de atracciones de Long Beach, donde pasó a formar parte de la decoración de la "Casa de la Risa". En este punto, parece que los dueños y los trabajadores del parque desconocían que se trataba de un cadáver real y no un muñeco.

El cuerpo de McCurdy, en el estado en el que fue hallado en 1976
En diciembre de 1976, la conocida serie de televisión El hombre de los seis millones de dólares grabó en The Pike parte de uno de sus episodios. Un miembro del equipo movió con poco cuidado lo que él creía que era una figura de cera y uno de sus brazos se rompió, dejando ver un hueso y músculo. Asustados, los miembros de la serie llamaron inmediatamente a la policía, que se hizo cargo del cuerpo y se lo llevó al forense. Éste determinó que era un cadáver real, que había muerto de una herida de bala en el pecho y que presentaba marcas de haber sido sometido a una autopsia y luego embalsamado. Los análisis demostraron que el líquido de embalsamar empleado era del usado hasta los años 20 y que la bala que lo mató era de un tipo fabricado entre 1905 y 1940, lo que dio las primeras pistas de la época en la que había muerto aquel hombre. En su boca se halló una moneda de 1924 y una entrada para el espectáculo de Louis Sonney. La policía logró entonces contactar con Daniel Sonney, quien les confirmó que el cuerpo era el de Elmer McCurdy. Un antropólogo forense confirmó la identificación comparando una radiografía del cadáver con una foto del archivo policial de McCurdy.
El caso saltó de inmediato a los medios y la policía de Los Ángeles recibió docenas de ofrecimientos de funerarias dispuestas a enterrar gratis a McCurdy, aunque los agentes siguieron su investigación tratando de encontrar algún pariente vivo de McCurdy, sin éxito. Finalmente, el 22 de abril de 1977 el cuerpo de McCurdy recibía por fin sepultura en el Summit View Cemetery de Guthrie (Oklahoma), en una sección dedicada exclusivamente al entierro de delincuentes. McCurdy fue enterrado no muy lejos de otro famoso forajido, Bill Doolin, y para evitar que su tumba fuese profanada por mitómanos o saqueadores, sobre su ataúd se vertió una capa de más de medio metro de hormigón.


lunes, 30 de noviembre de 2015

Jim Thorpe, el campeón desposeído

Jacobus Franciscus "Jim" Thorpe (1888-1953)

La historia de Jim Thorpe es la historia de uno de los mejores atletas de todos los tiempos. Un deportista superdotado capaz de destacar en distintas disciplinas, que no tuvo una vida sencilla y que tuvo que ver cómo le arrebataban las dos medallas olímpicas que había logrado brillantemente.
Jim Thorpe nació en 1888. Cuando y dónde, no se sabe con absoluta certeza, ya que nunca se ha encontrado su certificado de nacimiento, y quizá ni siquiera lo tuvo (en aquellos años muchas regiones de EEUU seguían estando muy atrasadas, especialmente en zonas subdesarrolladas como las reservas indias). Pero la mayoría señalan la fecha del 28 de mayo, en algún lugar cerca del pueblo de Prague (Oklahoma), hijo de mestizos: su padre, Hiram Thorpe, hijo de un irlandés y una india Sac and Fox, era un jornalero que se sacaba un sobresueldo como contrabandista, y su madre, Charlotte Vieux, de padre francés y madre potawatomi. Fue bautizado como católico (religión que profesaba su madre) con el nombre de Jacobus Franciscus, aunque todo el mundo le llamó siempre Jim.
Cuando tenía nueve años su hermano gemelo Charlie murió de neumonía, algo que lo afectó mucho. Empezó a portarse mal y a faltar a la escuela. Dos años después, su madre murió por complicaciones en el parto y Jim, tras muchas discusiones con su padre, huyó de casa y se puso a trabajar en una granja.
Jim y Hiram se reconciliaron en 1904 y Jim comenzó a asistir a la Carlisle Indian Industrial School, una institución creada por el gobierno norteamericano para educar a los jóvenes indios. Pero poco después Hiram Thorpe murió a causa de la gangrena tras sufrir un accidente de caza y Jim dejó los estudios para volver a trabajar en varias granjas. No volvería a Carlisle hasta 1907.
Fue en Carlisle donde comenzó a mostrar su extraordinaria capacidad atlética. Según cuentan, todo comenzó un día que vio a los miembros del club de atletismo de la escuela practicando salto de altura y pidió saltar con ellos. Ellos, reticentes, le dejaron. Thorpe, vestido con ropa de calle, les superó a todos con un primer salto de 1'75 metros. Asombrados, le propusieron que se uniera a su club. Y Thorpe aceptó. Y también se unió al club de fútbol americano. Y al de béisbol. Y al de baloncesto. Hockey, natación, boxeo, lacrosse, tenis, tiro con arco... Ninguna actividad deportiva se le resistía. Incluso fue campeón del campeonato intercolegial de bailes de salón. Aunque su favorito siempre fue el fútbol americano. En 1911 guió al equipo de Carlisle a la victoria por 18-15 frente al potente equipo de la Universidad de Harvard (Thorpe anotó todos los puntos de su equipo), y al año siguiente lo condujo al título de campeón nacional universitario.


Ese año de 1912 se celebraban las Olimpiadas en Estocolmo y Thorpe decidió presentarse a las pruebas de selección. Mientras dudaba acerca de qué pruebas escoger supo que en esa edición se incluían por primera vez dos disciplinas múltiples, el pentatlón (salto de longitud, lanzamiento de jabalina y disco y carreras de 200 y 1500 metros) y el decatlón (salto de longitud, de altura y con pértiga; lanzamiento de peso, disco y jabalina; 100, 400 y 1500 metros lisos y 110 metros vallas). Parecían dos pruebas hechas a medida de alguien tan versátil como Thorpe, que logró clasificarse para el pentatlón sin demasiados problemas. Las pruebas del decatlón se suspendieron por la escasa participación y Thorpe fue elegido también para esa disciplina. Además, también se clasificó para participar en salto de longitud y de altura, e incluso disputaría en Estocolmo un partido de exhibición de béisbol (entre dos equipos formados por deportistas norteamericanos de otros deportes).
Thorpe ganó con facilidad la medalla de oro en el pentatlón, venciendo en cuatro de las cinco pruebas (fue tercero en lanzamiento de jabalina, una especialidad que nunca había practicado antes de 1912). El mismo día participó en las pruebas de salto de altura (quedó 4º) y de longitud (7º). A continuación, se enfrentó al decatlón, donde le esperaba la dura competencia de Hugo Wieslander, el ídolo local y gran favorito. Pero, de nuevo, Thorpe venció con suficiencia: ganador en salto de altura, lanzamiento de peso, 110 metros vallas y 1500 metros; segundo en salto de longitud; tercero en 100 metros lisos, pértiga y lanzamiento de disco; y cuarto en los 400 metros y el lanzamiento de jabalina. Los 8413 puntos logrados (aventajando en más de 700 puntos a Wieslander) tardarían dos décadas en ser superados. El rey Gustavo V de Suecia, al entregarle la medalla de oro, le felicitó diciendo "Señor, es usted el más grande atleta en el mundo". Thorpe, tímidamente, le respondió "Gracias, rey".

Jim Thorpe recibe la medalla de oro de manos del rey Gustavo V
Convertido en una celebridad, Thorpe volvió a EEUU en loor de multitudes, recibiendo incluso un desfile en Broadway. La historia del niño pobre convertido en estrella gracias a su esfuerzo había calado muy hondo en el público y todos querían saber más sobre el nuevo héroe de Norteamérica, el hombre al que ya llamaban "el más grande atleta de todos los tiempos". Toda esta atención, sin embargo, acabaría por ser perjudicial para el deportista. En enero de 1913, el Worcester Telegram publicaba la noticia de que Thorpe había jugado al béisbol por dinero en el equipo de Rocky Mount, un equipo semiprofesional de la Eastern Carolina League, una liga menor de Carolina del Norte, durante los años 1909 y 1910. Thorpe solía pasar los veranos trabajando como jornalero en granjas y aquellos partidos le habían parecido una buena manera de ganarse unos dólares extra. Las cantidades recibidas por Thorpe eran irrisorias (desde dos dólares por partido hasta 35 a la semana) pero por aquel entonces el Comité Olímpico era muy estricto en lo referente al amateurismo, prohibiendo de manera tajante la participación en las Olimpiadas de deportistas profesionales (o sea, de todos los que hubieran recibido dinero por actividades deportivas). Thorpe trató de explicarse enviando una carta a James E. Sullivan, presidente de la Amateur Athletic Union en la que reconocía haber cobrado por jugar al béisbol pero alegaba desconocer que fuera algo prohibido, y que muchos atletas universitarios hacían lo mismo, sólo que usando nombres falsos. Pero la AAU fue inflexible; decidió retirarle a Thorpe la calificación de "amateur" de manera retroactiva y pidió al COI que hiciera lo mismo. El COI declaró a Thorpe como "profesional" y le desposeyó de todos sus premios y distinciones, incluidas sus dos medallas de oro, que fueron a parar a los subcampeones, el noruego Ferdinand Bie y el sueco Wieslander (hay que decir que ambos se negaron a recibir las medallas y defendieron toda su vida que Thorpe era el único y merecido campeón). Las normas dejaban claro que toda reclamación debía producirse antes de pasados treinta días del final de los juegos; pero tanto la AAU como el COI ignoraron, a sabiendas o no, dicha disposición. Muchos quisieron ver un sesgo racista en la sanción, argumentando que si Thorpe hubiera sido blanco el COI no habría sido tan severo con él y las autoridades norteamericanas lo habrían defendido con mayor énfasis.

JIm Thorpe con el uniforme de los Giants
La sanción fue un duro golpe para Thorpe, pero a pesar de todo siguió dedicándose al deporte, ahora ya como profesional. Eligió jugar al béisbol y en febrero de 1913 firmó un contrato con los New York Giants (con los que jugaría en tres etapas diferentes), y también pasó por las filas de Milwaukee Brewers, Cincinatti Reds y Boston Braves, hasta que se retiró en 1922 jugando en las ligas menores. Todos los equipos en los que jugó vieron cómo su presencia aumentaba sensiblemente el número de espectadores que acudían a sus partidos.
Y además, Thorpe simultaneó el béisbol con el fútbol americano, tal era su capacidad atlética. En 1915 fichó por los Canton Bulldogs, cobrando la elevadísima suma de 250 $ por partido. Un dinero más que justificado; los Bulldogs vieron cómo la media de espectadores de sus partidos pasaba de 1500 a 8000. En 1920 los Bulldogs fueron uno de los 14 equipos que fundaron la American Professional Football Association (APFA), la actual NFL, de la que Thorpe fue su primer presidente, aunque sólo ostentaría el cargo durante un año. En 1921 Thorpe dejó los Bulldogs (en los que ejercía de entrenador y jugador) para jugar con los Oorang Indians, un equipo formado exclusivamente por nativos americanos, y seguiría jugando en la NFL hasta 1928, año en que se retiró en los Chicago Cardinals.

Jim Thorpe en su etapa en los Canton Bulldogs
Pero es que Thorpe también hizo sus pinitos en el baloncesto. Entre 1927 y 1928 formó parte del llamado "World Famous Indians", una serie de equipos de fútbol americano, béisbol y baloncesto formados por indios que disputaban partidos no oficiales en distintos pueblos y ciudades de Nueva York, Pennsylvania y Ohio.

Una de las escasas fotografías existentes de Thorpe con uniforme de baloncesto
A Thorpe no le fue sencillo adaptarse a la vida fuera del ámbito deportivo, y más con el país sacudido por la brutal crisis económica del 29. Trabajó en la construcción, fue vigilante de seguridad, actor secundario en numerosas películas, marino mercante... Empleos que por lo general le duraban poco. También fue un obstáculo su alcoholismo, un problema que se agudizó en sus últimos años y en el que tenía mucho que ver la pérdida de su hijo Jim jr. a causa de la gripe en 1919, cuando contaba apenas año y medio de edad (Thorpe se casó en tres ocasiones y tuvo un total de ocho hijos). Cuando en 1950 se le diagnosticó un cáncer en el labio, estaba en la más absoluta pobreza y fue admitido en un hospital como un caso de caridad. El 28 de marzo de 1953, cuando tenía 64 años, sufrió un ataque al corazón, el tercero que padecía, y, tras ser reanimado en un primer momento, falleció.
No recibió ningún homenaje, ni siquiera en su Oklahoma natal; la mayoría ya se habían olvidado de él. Curiosamente, una ciudad de Pennsylvania llamada Mauch Chunk quería publicidad para atraer inversores y residentes. Tras pagarle una generosa cantidad a la viuda de Thorpe, Patricia Askew, ésta autorizó que los restos de su marido fuesen trasladados a la ciudad, que poco después se cambió el nombre por el de Jim Thorpe (nombre que aún hoy conserva). Los restos fueron enterrados en un monumento en su honor y cubiertos con tierra procedente de su Oklahoma natal y del Estadio Olímpico de Estocolmo.


En 1981, el COI renunció definitivamente al amateurismo y permitió la participación de deportistas profesionales en los Juegos Olímpicos. Una de las primeras medidas que se tomaron a raiz de esta decisión fue la de restituirle a Jim Thorpe sus dos medallas. El 18 de enero de 1983, dos de sus hijos, Gale y William, recibían sendas reproducciones de las dos medallas que setenta años atrás había ganado su padre.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Teutoburgo, el cementerio de las legiones


La Galia pasó a ser provincia romana tras la brillante campaña de Julio César (58-51 a. C.), quedando la frontera establecida en el Rin. No obstante, esta frontera nada significaba para las belicosas tribus germánicas de la otra orilla, que frecuentemente la cruzaban en expediciones de saqueo, atacando a romanos y galos por igual. Ya el mismo César había cruzado el Rin en dos ocasiones con sus legiones para darles un escarmiento: en el 58 a. C. derrotó a los suevos acaudillados por Ariovisto, y en el 55 a. C. volvió a pasar a la otra orilla, aunque en esta ocasión los germanos, más prudentes, no presentaron batalla. Aún así, los germanos siguieron con sus incursiones cada cierto tiempo. En el 16 a. C., una coalición de sicambrios, téncteros y usípetes emboscó y derrotó a un ejército romano a las órdenes del gobernador de la Galia Bélgica, Marco Lolio, en una batalla en la que incluso la Legio V Alaudae perdió su estandarte, un suceso tremendamente humillante, no sólo para la legión, sino para toda Roma.

Germania Magna
Harto de los quebraderos de cabeza que aquellas tribus le ocasionaban, el emperador Augusto envió a sus dos hijastros, Tiberio y Druso, a la región. Ambos combatieron a los germanos y llevaron la frontera del imperio hasta el río Elba, creando así una nueva provincia: Germania Magna. No obstante, el control de los romanos sobre aquellos territorios nunca fue completo, ya que los germanos nunca acabaron de aceptar su derrota.
En el año 9 d. C. Augusto envió como gobernador de la provincia a Publio Quintilio Varo. El retrato que nos han dejado de él los historiadores romanos es bastante negativo: codicioso, vanidoso, lento a la hora de tomar decisiones, más amigo de la vida lujosa de palacio que de los cuarteles militares y poco espabilado a la hora de juzgar a las personas. Aunque es posible que los hechos que protagonizó hayan empeorado su imagen a ojos de sus contemporáneos, lo cierto es que su reputación no era buena. Pero tenía experiencia, ya que había sido procónsul en África y legado en Siria (decían de él que "llegó pobre a una provincia rica, y se marchó rico dejando una provincia pobre"). Y además, estaba casado con Vipsania Marcela, hija del general Marco Agripa y sobrina-nieta del propio Augusto.
Varo no era demasiado diplomático; sus intentos de imponer las leyes romanas por la fuerza y sus elevados impuestos no tardaron en granjearle el rechazo de los germanos. Esta incomodidad, unida a su tradicional belicosidad, fue muy bien aprovechada por un hábil caudillo llamado Arminio para preparar un levantamiento contra el poder de Roma.

Arminio (16 a. C.-21 d. C.)
Arminio era un joven príncipe de los queruscos (su padre era un jefe llamado Segimer), una tribu aliada de los romanos y aparentemente leal. Esta alianza había permitido a Arminio criarse y educarse bajo la tutela de los romanos. Conocía su lengua y su cultura, se había entrenado con sus tropas (y por eso le eran familiares las tácticas y rutinas del ejército romano), y en cuanto tuvo edad suficiente se había puesto al frente de un destacamento de auxiliares queruscos con los que había combatido brillantemente contra la sublevación de los ilirios en Dalmacia. Se había ganado la confianza de los romanos hasta tal punto que incluso le fue concedida la ciudadanía romana, un privilegio al alcance de muy pocos entre los aliados de Roma. Más tarde volvió a su tierra natal, a las órdenes del nuevo gobernador. No podemos saber si siempre había tenido en mente rebelarse contra los romanos, o lo decidió descontento por el trato dado a sus compatriotas y viendo la facilidad con la que podría organizar una revuelta, pero lo cierto es que muy pronto comenzó a negociar en secreto con los jefes de algunas de las principales tribus.
Varo tenía en muy alta estima a los queruscos, y también a Arminio, quien se convertiría en uno de sus hombres de confianza, pese a las advertencias de algunos oficiales romanos y de jefes locales, quienes le advertían que no se fiase de aquel joven ambicioso e intrigante. Pero Varo desoyó esos consejos y siguió confiando en él.
Llegó así el invierno del año 9 y Varo se preparó para retornar a sus cuarteles de invierno, en la orilla izquierda del Rin, donde le esperaba el resto de su ejército. Pero Arminio le comunicó que había estallado una gran revuelta en el norte y era necesario acudir de inmediato a sofocarla, antes de que se extendiese a toda la provincia y provocase una insurrección general. Varo no lo dudó y se puso en camino de inmediato al frente de las tres legiones de las que disponía: la XVII, la XVIII y la XIX, junto a la caballería y varias cohortes de tropas auxiliares. En total, unos 20000 hombres.
El avance de los romanos era lento y trabajoso. Los soldados iban cargados con sus armas e impedimenta, y numerosos civiles (familias de los oficiales, esclavos, prostitutas, mercaderes...) acompañaban la marcha, entorpeciendo su avance. Además, Arminio guiaba a los romanos a través de una región agreste, con bosques espesos, caminos escarpados, pantanos... Llevándolos poco a poco hacia el lugar donde estaba preparada la emboscada: el bosque de Teutoburgo.
Llegó un momento en el que los auxiliares germanos, incluidos los guías, abandonaron la formación, dejando solos a los romanos, que se vieron en la obligación de seguir avanzando a través del bosque por un estrecho sendero cruzado por numerosos arroyos. El sendero rodeaba la cara norte de una colina llamada en la actualidad Kalkriese en cuya ladera aguardaban los germanos, escondidos tras una especie de muro o empalizada camuflada con el accidentado terreno y la vegetación. Unos 15 o 20000 guerreros de varias tribus (queruscos, catos, marsos, brúcteros) aguardaban impacientes la hora de caer sobre los desprevenidos romanos.


El primer asalto llegó sin avisar: aprovechando una fuerte tormenta, los germanos hicieron caer sobre las filas romanas gran cantidad de árboles cuyos troncos habían previamente serrado. A continuación, una lluvia de flechas cayó sobre los legionarios, que en medio del caos y la confusión no tuvieron tiempo de formar una defensa cuando los germanos se lanzaron contra ellos. El pesado equipamento y las armas que portaban resultaban un estorbo en esas condiciones, dejándolos en clara desventaja en la lucha cuerpo a cuerpo con los rápidos y feroces germanos, cuyo armamento ligero era mucho más eficaz.
Aunque tuvieron muchas bajas en este primer choque, los disciplinados legionarios romanos no se dejaron derrotar tan fácilmente y buscaron terreno despejado en el que reagruparse. Pero en cuanto volvieron a penetrar en la espesura, de nuevo los germanos cayeron sobre ellos.
La lucha se prolongó a lo largo de al menos tres días. La caballería romana, mandada por Numonio Vala, trató de huir hacia el Rin, pero fue alcanzada y exterminada. Varo, para no caer en manos de sus enemigos, se suicidó. Arminio hizo quemar su cuerpo y envió su cabeza al poderoso caudillo Marbod, rey de los marcómanos, tratando de pactar una alianza con él. Marbod, quien no estaba por la labor de enfrentarse a los romanos, la envió a su vez a Roma, donde fue enterrada en el panteón familiar.
La batalla desembocó en una espantosa matanza. Las tropas romanas, dispersas y desordenadas, fueron presa fácil para los germanos, quienes durante días dieron caza a los supervivientes que huían. Un grupo de legionarios, bajo el mando de un joven oficial llamado Casio Querea, logró alcanzar territorio romano y dar aviso de lo sucedido. En los días siguientes, pequeños grupos de supervivientes fueron llegando a la retaguardia. No hay una estimación exacta de sus bajas, pero se cree que al menos 15000 romanos murieron en ese bosque. Los germanos apenas tomaron prisioneros; la mayoría de los romanos capturados fueron sacrificados en honor a sus dioses, como tenían por costumbre. Las bajas germanas no se pueden calcular, pero sin duda fueron mínimas comparadas con las de los romanos.
La tremenda derrota provocó una enorme consternación en Roma. La clades Variana (la derrota de Varo) causó un gran trastorno al mismo emperador, quien, llevado por la desesperación, llegaba a golpearse contra las paredes gritando Quintili Vare, legiones redde! (¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones!). El suceso provocó que Augusto dejase de confiar en los germanos: prescindió de aquellos que servían en su guardia personal e incluso expulsó de Roma a representantes y embajadores de tribus aliadas. Sin las legiones de Varo para defender la frontera, se temió una invasión masiva de la Galia que al final no se llegó a producir; ebrios con la victoria, los germanos prefirieron retornar a sus aldeas. Para recomponer las defensas fronterizas, se tomaron medidas extraordinarias: nuevas levas, extensión del periodo de servicio en el ejército de 16 a 25 años, e incluso la compra de esclavos que luego eran liberados a condición de que se alistasen.

Julio César Claudiano Germánico (15 a. C. -19 d. C.)
Roma no iba a olvidar tal humillación. En el año 13 d. C. el emperador Augusto envió a Germania a Julio César Germánico, el hijo de Druso, quien pese a su juventud ya había demostrado ser un gran general, al frente de ocho legiones, con órdenes de derrotar a los germanos, localizar el lugar de la batalla y asegurarse de dar un entierro digno a los caídos, y recuperar las águilas de las tres legiones, capturadas como botín por Arminio.
Germánico cruzó el Rin con sus tropas y alcanzó el lugar de la batalla, encontrando el horrendo espectáculo de miles de cadáveres mutilados e insepultos, con numerosas cabezas clavadas en los árboles cercanos y no muy lejos de allí, los altares en los que numerosos prisioneros romanos habían sido sacrificados. El general romano hizo enterrar los restos y rindió un último homenaje a aquellos soldados, y luego partió en busca de Arminio, quien se había convertido en el principal caudillo de la región y se había aliado con Marbod. Pero Arminio evitó el enfrentamiento directo y Germánico decidió, tras varias escaramuzas, regresar a Galia. Para ello dividió a sus tropas: él se embarcó con parte de ellas en el Rin, mientras que el resto, a las órdenes de Aulo Cecina Severo, continuó camino a pie. Esto fue aprovechado por Arminio para atacar a las tropas de Cecina mientras cruzaban una ciénaga. Pudo haber sido otra gran victoria germana, pero la frustró la veteranía y experiencia de las tropas romanas y la precipitación de Inviomero, tío de Arminio, que asaltó demasiado pronto el campamento romano.
Germánico volvió a cruzar el Rin el año 15. Con decisión, acosó a Arminio y a sus aliados, llegando a capturar a su esposa, Thusnelda, que fue enviada a Roma como cautiva (siendo prisionera tuvo a un hijo de Arminio, Tumélico, que fue entrenado como gladiador y murió joven en la arena del circo). Pese a que Arminio trataba de evitar un enfrentamiento en campo abierto, el insistente Germánico acabó forzando la batalla en el poblado de Idistaviso, ya en el año 16, que terminó con una contundente victoria del ejército romano (que perdió apenas 1000 soldados, la mayoría tropas auxiliares, frente a los 15000 muertos que hubo en las filas germanas). Además, los romanos pudieron recuperar los estandartes de dos de las tres legiones exterminadas en Teutoburgo, restaurando al menos en parte el honor de Roma. No obstante, los romanos jamás volvieron a bautizar a ninguna legión con los números de las legiones allí perdidas.
Arminio logró huir con vida, pero su prestigio quedó severamente dañado. Marbod rompió su alianza y le declaró la guerra. Finalmente, en el año 21, Arminio murió asesinado por la familia de su esposa, aliados de Roma. Contaba entonces 37 años.
Germánico permaneció algún tiempo en la región, hasta que Tiberio, ya nombrado emperador, le ordenó que abandonase aquellos parajes, por considerarlos inhóspitos e improductivos, y se retirase a la Galia. Roma sólo conservó en la orilla derecha del Rin algunos puestos avanzados y cabezas de puente, pero, salvo alguna incursión temporal, no volvió a aventurarse en Germania. Es más, décadas más tarde se construyó el llamado Limes Germanicus, una serie de murallas y fortalezas para evitar nuevas invasiones.

Hermannsdenkmal (monumento en honor a Arminio), erigido cerca de Teutoburgo en 1875
La figura de Arminio fue recuperada en el siglo XIX y convertida por el nacionalismo alemán en un símbolo de la lucha de los nobles y valerosos germanos contra los pérfidos y sibilinos enemigos del sur de Europa. Incluso germanizaron su nombre llamándolo "Hermann".
En 1987 un arqueólogo aficionado halló en Kalkriese un gran número de monedas romanas, así como varias bolas de plomo de las que utilizaban los honderos romanos como proyectiles. Excavaciones posteriores demostraron que aquel era sin duda el lugar donde se había producido la batalla, sacando a la luz una ingente cantidad de restos: no sólo armas, también todo tipo de objetos romanos de uso cotidiano. Todos estos hallazgos se exponen en un museo construido ex-profeso en las proximidades: el Museum und Park Kalkriese: http://www.kalkriese-varusschlacht.de/