Verba volant, scripta manent

domingo, 25 de mayo de 2025

Cuando la secuela de Masters del Universo se convirtió en una película totalmente diferente



En 1987 se estrenó Masters del Universo, la película que adaptaba a la gran pantalla las aventuras de los célebres personajes creados por la juguetera Mattel, que habían pasado previamente por los comics y los dibujos animados. Había muchas expectativas creadas en torno al filme, en cuyo reparto había actores novatos que más tarde se harían populares como Dolph Lundgren (Rocky III) o Courtney Cox (Friends), pero al final resultó una gran decepción: obtuvo pésimas críticas y una bajísima recaudación que provocó unas notables pérdidas económicas a su productora, la Cannon.

Cannon Films había sido fundada a finales de los años 60 por dos estudiantes de cine para producir películas de bajo presupuesto. En 1979 fue adquirida por los productores israelíes Menahem Golan y Yoram Globus, quienes dieron un giro a su estilo: manteniendo los bajos presupuestos, apostaron por películas de calidad mediocre pero de géneros populares, como el musical (Breakin'), el erótico (Bolero), y sobre todo la acción. Especialmente conocidos fueron sus filmes protagonizados por Charles Bronson (Yo soy la justicia) o Chuck Norris (Desaparecido en combate), que resultaron grandes éxitos y dejaron importantes beneficios económicos a la productora.

Sin embargo, a mediados de la década de los 80 Golan y Globus empezaron a volverse más ambiciosos y a producir películas con presupuestos mucho más elevados; películas que no tuvieron ni de lejos el éxito que esperaban. Ni Lifeforce (1985), ni Superman IV (1988), ni la propia Masters del Universo, dejaron beneficios; la única excepción fue Cobra (1986), protagonizada por Sylvester Stallone y que resultó un notable éxito a nivel mundial.

Pero a pesar del fracaso de Masters, la Cannon se mostró dispuesta a rodar una secuela. Eso si, ajustando al máximo el presupuesto para evitar la posibilidad de un fracaso como la primera. De hecho, el rodaje de esta secuela formaba parte de un curioso y, quizá, demasiado ambicioso proyecto, dado el estado de las finanzas de la Cannon: rodar dos películas a la vez, para ahorrar costes, reutilizando el mismo vestuario y los decorados para ambas, con el mismo director (Albert Pyun), el mismo equipo técnico e incluso buena parte del reparto. Una de ellas sería, como ya he dicho, Masters del Universo 2; la otra sería nada menos que una adaptación de las aventuras de Spider-Man, el célebre personaje de Marvel Comics.

El plan de rodaje estaba dispuesto de la siguiente manera: primero se rodaría Spider-Man durante dos semanas, las correspondientes a las escenas iniciales de la película, las del Peter Parker pre-mordedura. Luego esta producción se detendría durante seis semanas, en las que se rodaría Masters 2, mientras el actor protagonista de Spider-Man se sometía a un estricto programa de entrenamiento y alimentación para ganar músculo y conseguir el físico adecuado para el héroe. Y terminado el rodaje de la secuela, se retomaría el de Spider-Man. De este modo ambas películas se terminarían en un plazo relativamente corto y con un sustancial ahorro económico para la productora.

¿Cuál era el problema? Que, en parte por la delicada situación económica de Cannon Films, y en parte por el miedo a un nuevo fracaso en taquilla, ambos proyectos tenían un presupuesto extremadamente reducido, muy inferior al que habría necesitado un rodaje de tal envergadura. Y eso provocaba que ambas películas adolecieran de una alarmante falta de calidad, que se hacía notar especialmente en los guiones de ambos filmes.

Ambos filmes estaban tan pésimamente preparados debido a los recortes financieros, que los directivos de Mattel quedaron horrorizados cuando pudieron echar un vistazo a los preparativos y, temiendo un nuevo fracaso que dañara todavía más la imagen de sus personajes, retiraron de inmediato las licencias concedidas a la Cannon para utilizarlos. Algo parecido sucedió con Spider-Man: el co-creador del personaje, Stan Lee, pese a que le habían prometido un papel en la película, se mostró tremendamente crítico con el proyecto desde el primer momento. El proyecto se convirtió en un caos, con continuos cambios de guión y una sucesión de directores (Tobe Hooper, Joseph Zito, Stephen Herek) y de protagonistas lo que, unido a los problemas financieros, acabaron frustrando también este proyecto; aunque la Cannon siguió intentando llevarlo a la gran pantalla hasta que en 1992 los derechos que poseían sobre el personaje caducaron y regresaron a la Marvel (para entonces Cannon Films, al borde de la quiebra, ya había sido vendida a la productora Pathé Entertainment).

Pero en el momento que nos ocupa Cannon se había gastado ya varios cientos de miles de dólares en vestuario y decorados para dos películas que ya no podía hacer. No podía permitirse ese despilfarro, así que le pidieron a Pyun un proyecto alternativo para, al menos, aprovechar el dinero que ya habían empleado. Y Pyun, que pese a ser relativamente joven ya tenía cierta experiencia como director de películas de serie B como La espada y el hechicero (1982) o Sueños radiactivos (1985), aceptó el encargo. En apenas un fin de semana escribió las líneas principales de un guión para un filme de acción ambientado en un mundo post-apocalíptico inspirado en películas como Mad Max (como curiosidad, la mayoría de sus personajes tienen nombres de marcas de instrumentos musicales, como Fender, Gibson o Marshall). El filme se acabaría llamando Cyborg y aunque Pyun quería a Chuck Norris para protagonizarlo, Golan impuso a uno de los más recientes fichajes de la productora: un joven belga experto en artes marciales, al que había conocido cuando trabajaba como camarero en un restaurante de Hollywood, llamado Jean-Claude Van Damme.

Cyborg llegó a los cines en abril de 1989 y, pese a los malos augurios, resultó ser un éxito de taquilla, lo que unido a su bajo presupuesto acabó dejando unos importantes beneficios económicos a la Cannon (aunque, como hemos visto, no los suficientes para sacarla de problemas). Tuvo la suerte de estrenarse entre dos de los éxitos que convirtieron a Van Damme en una de las figuras del cine de acción, Contacto sangriento (1988) y Kickboxer (1989), lo que aumentó el interés por ella durante su exhibición en cines.

domingo, 18 de mayo de 2025

Baldomera Larra, la inventora de la estafa piramidal

Baldomera Larra Wetoret (1833-1915)

Baldomera Larra Wetoret vino al mundo en Madrid en 1833, siendo la menor de los tres hijos nacidos del infortunado matrimonio entre el escritor y periodista Mariano José de Larra y la joven Josefa Wetoret Velasco. Baldomera nació varios meses después de la separación de sus padres, y tenía cuatro años cuando su padre se suicidó de un disparo a causa de un desengaño amoroso. De los tres hijos, el mayor, Luis Mario, fue un célebre dramaturgo y libretista de zarzuelas, autor de los libretos de algunas de las obras más conocidas del género, como El barberillo de Lavapiés. La mediana, Adela, apodada La dama de las patillas por su extravagante peinado, se casó con un político de buena familia al que destinaron a La Habana, aunque ella prefirió quedarse en Madrid, y alcanzó notoriedad al convertirse en amante del rey Amadeo I de Saboya (1871-1873). En cuanto a Baldomera, se casó con un reconocido médico llamado Carlos de Montemayor, que acabaría siendo médico de la Casa Real de Amadeo I.

Pero cuando en 1873 Amadeo, harto de los españoles, abdica, el doctor Montemayor, quizá temiendo alguna represalia política por su vinculación con el Saboya, decide buscar nuevos horizontes y se marcha a América, dejando en precaria situación económica a su esposa y a sus cinco hijos. Baldomera se las ve y se las desea para sacar adelante a su familia, llegando en ocasiones a tener que recurrir a prestamistas. Es en esta época cuando empieza a conocer los manejos de aquel turbio mundo de la usura y la especulación. Y probablemente cuando empieza a pensar en sacar provecho de ellos.

Según cuentan, Baldomera comenzó su "negocio" pidiéndole prestada una onza de oro a una vecina, asegurándole que en un mes le devolvería el doble. Y tal como había prometido, lo cumplió. Luego, repitió el mismo proceso con otra vecina. Y luego otra. Muy pronto se corrió la voz de la rentabilidad de las "inversiones" de Baldomera y de la puntualidad de sus pagos. Ante la cada vez mayor afluencia de personas deseosas de participar, Baldomera funda su llamada Caja de Imposiciones, con sede en un local de la Calle de la Greda. Con la promesa de elevados intereses, de hasta el 30% mensual, cientos de personas de todas las clases sociales acuden a invertir su dinero, formándose grandes colas ante su oficina. El negocio va tan bien que Baldomera tiene que trasladar su sede a un local más amplio y céntrico, primero en la Plaza de la Cebada y luego en la de la Paja. Su fama cruza fronteras; periódicos franceses y belgas hablan de ella, y desde fuera de España llegan más inversores dispuestos a entregarle su dinero.

Por supuesto, su negocio acaba despertando el recelo y las dudas de personas que no entienden la naturaleza de las actividades de Baldomera. Esta, al ser cuestionada sobre su negocio, prefiere responder con evasivas. "Mi negocio es tan sencillo como el huevo de Colón" es una de sus respuestas favoritas. Otras veces alude de pasada a unas supuestas minas en América; lo cual muchos encuentran razonable, sabiendo que era allí a donde se había marchado su marido. Y cuando le preguntan por las garantías en caso de quiebra, simplemente dice "¿Garantía? Una solo: tirarse del viaducto", haciendo referencia al viaducto de Segovia, en la calle Bailén, uno de los lugares favoritos de los suicidas.

En realidad, como se sabría más tarde, no había ningún negocio detrás. Baldomera había creado lo que con el tiempo acabaría por llamarse estafa piramidal, también conocido en ocasiones como esquema Ponzi (en referencia a Carlo Ponzi, un estafador italoamericano que llevó a cabo una estafa similar en 1919). Tal estafa consiste en que el responsable capta dinero de inversores crédulos, generalmente prometiéndoles enormes intereses. Y en un primer momento, esos intereses se pagan puntualmente; pero en realidad, el negocio es un montaje, y los intereses se pagan con el dinero aportado por los nuevos inversores. La estafa se mantiene hasta que lega un punto en el que los intereses a pagar son tan elevados que superan el importe de los nuevos ingresos; en ese momento, todo el tinglado se viene abajo, y es generalmente entonces cuando el estafador se da a la fuga (o lo intenta) con el dinero que todavía le queda. La de Baldomera Larra fue la primera estafa de este tipo de la que hay noticia.

Y esto es también lo que le pasó a Baldomera y su Caja de Imposiciones. Aunque en apariencia todo iba viento en popa: la Caja contaba ya con cinco empleados (un secretario, tres escribientes y un recadero) y Baldomera vivía acomodadamente con su familia en un lujoso piso de la Calle del Sordo. Pero las sospechas en torno a sus actividades no dejan de crecer. La prensa cuestiona cada vez con mayor intensidad su negocio y los rumores que ponen en duda su solvencia se multiplican. Baldomera lo rechaza todo, calificándolo de difamaciones y envidias; pero sabe que no aguantará mucho tiempo.

Una noche de diciembre de 1876 Baldomera acude al Teatro de la Zarzuela, como acostumbraba a hacer. Vestida de punta en blanco, reparte saludos y sonrisas a los presentes, aparentando la más absoluta normalidad. Pero en el intermedio de la obra, Baldomera abandona el teatro discretamente y se sube a un carruaje que la espera y que la llevará fuera de España. Deja atrás un elevado número de afectados, que el escritor Juan Eduardo Zúñiga cifra en no menos de 5000, con una cantidad total de dinero estafado de en torno a unos 22 millones de reales, el equivalente al presupuesto de un ministerio. Muchos de los afectados, confiados en sus palabras, le han entregado todos sus ahorros, y algunos incluso han llegado al extremo de vender sus propiedades para poder invertir también ese dinero.

Cuando se hace pública su fuga, decenas de afectados se reúnen ante su oficina, intentando entrar a la fuerza en ella y obligando a que actúen las fuerzas del orden. El registro de la Caja y de la casa de Baldomera apenas da fruto: solo unos miles de reales y ningún libro de contabilidad o registro. Los empleados de la Caja son arrestados e interrogados; pero todos niegan saber nada de los manejos de su jefa, ni de su intención de huir. Mientras, Baldomera, que se ha llevado consigo una cantidad indeterminada de dinero (se habla de varios millones de reales) se instala tranquilamente en Suiza, donde vive con todas las comodidades.

Pero pasado algún tiempo la fugitiva comete un error. Convencida de que toda la situación se ha calmado ya, y de que nadie se acuerda de ella, decide instalarse en Francia, en la localidad de Auteuil, cerca de París, bajo el alias de "Madame Varela". Las autoridades francesas no tardan en descubrirla; según algunas versiones es su propia hermana, Adela, la que la denuncia. Baldomera es arrestada y extraditada a España, donde ingresa de inmediato en la cárcel acusada de estafa y alzamiento de bienes.

Como era de esperar, su juicio despierta un enorme interés. De los miles de afectados, solo 55 se presentan como parte afectada en la causa. Baldomera se muestra desafiante y resuelta, defendiendo la legalidad de su negocio y echando la culpa de su fracaso a los rumores malintencionados difundidos por la prensa. Su abogado intenta que se anule todo el proceso; según él, al ser Baldomera una mujer casada, necesitaba el permiso de su marido, por lo que todas las operaciones que había firmado eran nulas de derecho. Sin embargo, el tribunal no queda convencido y el 26 de mayo de 1879 dicta sentencia, declarando a Baldomera culpable y condenándola a seis años y un día de cárcel y a devolver los créditos, mientras que sus colaboradores son absueltos. Solo cumpliría una parte de la condena; un indulto del gobierno, impulsado por una multitudinaria campaña de recogida de firmas, le permitiría recuperar la libertad en 1881.

Una vez libre, con su reputación arruinada y rechazada por su propia familia, Baldomera decide que lo más sensato es cambiar de aires y pone rumbo a América. Sobre su destino circulan distintas versiones; unos dicen que marchó a La Habana y allí se reunió con su marido. Otros, que se instaló en Buenos Aires. En todo caso, fue en tierras americanas donde murió, en torno a 1915.


domingo, 11 de mayo de 2025

La Gran Conspiración

Restos del Muro de Adriano

La segunda mitad del siglo IV d. C. fue una época turbulenta para la Britania romana. La crisis política, económica y social que desde hacía tiempo azotaba al Imperio se hacía notar con especial intensidad en las provincias periféricas como aquella. Los pagos para los funcionarios (incluidos los soldados) se retrasaban, los suministros escaseaban, el comercio se resentía. Además, los britanorromanos se sentían maltratados por la autoridad imperial. Las purgas llevadas a cabo unos años antes por un delegado imperial llamado Paulo Catena, que habían provocado el juicio y la condena de numerosos ciudadanos acusados de ser partidarios del usurpador Magno Magnencio (303-353), a menudo con pruebas dudosas, habían dejado muy mal sabor de boca entre la sociedad britana y la sensación de que Roma los trataba con una severidad excesiva. Pero la crisis alcanzó nuevas alturas cuando en el invierno del 367 la guarnición que custodiaba el Muro de Adriano desertó masivamente, harta de los impagos y el errático comportamiento de sus superiores.

El Muro de Adriano era una formidable fortificación construida en el siglo II d. C. bajo el gobierno del emperador Adriano, que recorría el norte de la isla de Gran Bretaña de una costa a otra, separando la provincia romana de los territorios de los levantiscos pictos del norte, que tenían por costumbre saquear con cierta frecuencia las fértiles tierras del sur. Durante dos siglos y medio el Muro había contenido a los pictos reduciendo al mínimo sus incursiones. Así que cuando estos lo vieron vacío y sin vigilancia, de inmediato aprovecharon la oportunidad para retomar sus viejas costumbres y caer sobre las tierras de los romanos. Pero lo que nadie esperaba es que no lo iban a hacer solos.

Guerrero picto (ilustración de finales del siglo XVI)

Porque mientras los pictos se desparramaban por el norte de Inglaterra, oleadas de escotos y attacotti procedentes de Irlanda desembarcaban en la costa occidental, y una hueste de sajones procedentes del continente hacía lo propio en el sur. Era evidente que todas estas tribus no habían elegido por casualidad atacar a la vez, sino que existía entre ellas algún tipo de pacto previo; un convencimiento reforzado porque, a la vez que Britania era atacada, el norte de la Galia sufría también una invasión a manos de los francos y otro grupo de sajones. Barbarica conspiratio, la llamó el militar e historiador Amiano Marcelino, contemporáneo de aquellos sucesos, y cuya obra Rerum gestarum libri XXXI es la principal fuente de información sobre la invasión que se conserva. La Gran Conspiración es como se conoce habitualmente al conflicto.

Los romanos habían sido tomados totalmente por sorpresa. Tenían una red de espías en la región, los miles areani, nativos britanos que facilitaban información a las autoridades romanas a cambio de dinero sobre posibles ataques o conspiraciones, pero en esta ocasión no advirtieron a los romanos, probablemente por haber sido sobornados por los invasores. La provincia podría haber hecho frente a cualquiera de aquellos ataques; pero no a los tres a la vez. La superioridad de los atacantes era abrumadora; vencieron con facilidad a las pocas tropas que se les opusieron, provocando que los soldados de muchas pequeñas guarniciones prefirieran desertar, dedicándose al bandidaje para sobrevivir, igual que numerosos esclavos fugados, lo cual aumentó aún más el caos interno en la provincia. Los invasores arrasaban por donde pasaban, saqueando y quemando villas y granjas, y asesinando o esclavizando a los ciudadanos romanos. Las únicas guarniciones romanas que resistieron en condiciones fueron las que estaban acantonadas en las prósperas ciudades del sureste de la isla, tales como Londinium (Londres), Calleva (Silchester), Durnovaria (Dorchester) o Camulodunum (Colchester), que se salvaron así del saqueo; pero su situación distaba de ser ventajosa, rodeadas de enemigos y con dificultades para abastecerse. En las matanzas que se sucedieron perdieron la vida incluso Nectárido, comes maritime tractus (jefe militar de la zona costera) y Fullofaudes, dux Britanniarum (jefe militar de la provincia).

La invasión sorprendió al emperador Valentiniano I en plena campaña para sofocar una sublevación de los alamanes, en un territorio que hoy en día se reparte entre Austria, Suiza, Alsacia y el estado alemán de Baden-Wurtenberg. Imposibilitado para acudir en persona, se vio obligado a nombrar un legado para que tomara las riendas de la operación. Primero designó a Severo, su comes domesticorum (el jefe de su guardia personal), el cual consideró que necesitaba muchas más tropas de las que le habían sido asignadas (es probable que ni siquiera llegara a poner un pie en Britania y se limitara a estudiar la situación desde la costa gala). A Valentiniano no le debió gustar su respuesta, porque lo destituyó de inmediato y nombró en su lugar a Flavio Jovino, su magister equitum (el jefe de la caballería imperial), uno de sus mejores generales y hombre de su total confianza. Jovino derrotó a los francos y devolvió la paz a la Galia, dejando además libres los puertos del norte, esenciales para hacer llegar tropas y suministros a Britania. A continuación Valentiniano lo reclamó de vuelta para ayudarle a terminar con los alamanes, y nombró a Flavio Teodosio.

Flavio Teodosio, apodado el Viejo para distinguirlo de su hijo, también llamado Flavio Teodosio, que sería apodado el Grande y que años más tarde se proclamaría emperador, pertenecía a una de las familias más distinguidas de Roma, la Gens Julia (emparentado lejanamente, pues, con Julio César) y aunque era un militar veterano aquella era la primera vez que ostentaba el rango de comes (general). En la primavera del 368 desembarcó en Rutupiae, un puerto cercano a la actual ciudad de Sandwich. Llevaba con él cuatro legiones, formadas en su mayor parte por veteranos de origen bárbaro (bátavos, victores, hérulos y jovios), y le acompañaban su hijo (por aquel entonces un veinteañero con escasa experiencia en combate) y probablemente también su sobrino Magno Máximo (que se autoproclamaría emperador y gobernaría parte del Imperio Romano de Occidente entre 383 y 388, antes de morir a manos de su primo). 

Sólido de oro con la efigie de Teodosio I

Teodosio se estableció en Londinium y se puso de inmediato en acción, mostrando no solo un gran talento militar, sino también habilidad como diplomático y administrador. Una de sus primeras medidas fue ofrecer una amplia y generosa amnistía a los desertores, a los que perdonó todos sus delitos con la condición de que regresaran a sus guarniciones. Muchos se acogieron a ella, lo que permitió volver a dotar de tropas a los fuertes abandonados, dificultando los movimientos de los invasores por la provincia. A continuación salió al encuentro de los bárbaros; algo que no le fue difícil porque estos, aunque eran guerreros valerosos, tenían muy poco sentido táctico y se comportaban más como bandas de saqueadores que como verdaderos ejércitos. Porque una vez hubieron vencido la escasa resistencia que habían encontrado, se habían disgregado en numerosas bandas dedicadas únicamente a saquear y a acumular botín. Y estos pequeños grupos, entorpecidos por el botín y los prisioneros que transportaban, fueron presa fácil para las disciplinadas tropas de Teodosio.

Antes de que hubiera terminado el año la provincia había sido pacificada. Los pictos fueron arrojados de nuevo más allá del Muro, mientras que escotos y sajones fueron obligados a regresar a sus tierras de origen. Con los attacotti parece ser que se llegó a algún tipo de acuerdo, ya que la Notitia Dignitatum (un documento administrativo datado en torno al año 420 d. C.) menciona la presencia de varias unidades formadas por attacotti luchando en el continente como tropas auxiliares de las legiones romanas. Teodosio devolvió el botín incautado a sus legítimos propietarios, salvo una parte que confiscó para pagar los atrasos a soldados y funcionarios, y restauró la administración local, nombrando un nuevo dux Britanniarum en la persona de Dulcitio, y a Civilis como vicarius (jefe administrativo de la isla). El cuerpo de los miles areani, visto que no se podía confiar en ellos, fue disuelto, y en su lugar Teodosio prefirió llegar a acuerdos con tribus como la de los votadini para asegurar las fronteras. También reorganizó administrativamente la isla, creando una nueva provincia en el norte, a la que llamó Valentia en honor de Valentiniano, y que se sumó a las cuatro ya existentes: Britania Prima, Britania Secunda, Flavia Caesariensis y Maxima Caesariensis.

La Britania romana a principios del siglo V; Valentia es la provincia más al norte

El último fleco pendiente era una sublevación liderada por Valentino, un militar panonio que había sido desterrado a Britania tiempo atrás como sospechoso de una conspiración, y que aprovechando el caos se había levantado en armas al frente de un ejército de desertores, nativos britanos y mercenarios, llegando a controlar parte del este de la isla. Su ejército fue pronto derrotado y Valentino y sus aliados, ejecutados discretamente. Y así, sin más acciones (aunque el poeta Claudiano sugiere que lanzó varios ataques por mar contra territorios pictos a modo de castigo) Teodosio regresó a la Galia entre grandes alabanzas. Como recompensa, Valentiniano I lo nombró magister equitum en sustitución de Jovino, que acababa de morir. Sirvió brillantemente a sus órdenes contra alamanes, sármatas y mauritanos, pero, lamentablemente, sus notables servicios a Roma no fueron tenidos en cuenta tras la muerte de Valentiniano en el 375: fue arrestado y ejecutado a principios del 376 en Cartago, en medio de las luchas de poder por la sucesión imperial. Su hijo fue forzado a marchar al exilio, pero regresó poco después y en el 379 fue nombrado emperador tras la muerte del emperador Valente a manos de los godos.

domingo, 4 de mayo de 2025

Curiosidades (con fotografías)


Varios templos de la ciudad japonesa de Kyoto tienen en sus techos tablas de madera manchadas de sangre, que reciben el nombre de chitenjo. Las tablas procedían del antiguo Castillo Fushimi, en el que, en el año 1600, un samurai llamado Torii Mototada, que servía a las órdenes del poderoso Tokugawa Ieyasu, resistió durante once días, al mando de unos pocos cientos de hombres, el asedio por parte de un ejército de más de 40000 soldados mandado por Ishida Mitsunari, enemigo de su señor. Mototada y sus hombres murieron durante el asedio; los que no cayeron en combate prefirieron suicidarse antes que rendirse, y en reconocimiento a su valor cuando el castillo fue desmantelado en 1632 las tablas manchadas con su sangre se instalaron en diversos templos y castillos del área de Kyoto.


En la Universidad de Oxford, en un pasillo adyacente al vestíbulo del Laboratorio Clarendon, hay una campana eléctrica experimental que lleva sonando ininterrumpidamente desde 1840, año en el que fue adquirida (aunque se cree que pudo ser construida en torno a 1825). Consta de dos campanas de latón situadas bajo sendas pilas secas. Entre ambas campanas cuelga una diminuta esfera metálica que golpea alternativamente una y otra campana al ser movida por las fuerzas electrostáticas generadas por las pilas. Se desconoce la composición exacta de las pilas, aunque se cree que puedan ser pilas de Zambroni (un tipo de pilas inventado en 1812 por el físico italiano Giuseppe Zambroni). Eventualmente, el tintineo (apenas audible, por su pequeño tamaño y por estar cubierta con una doble campana de cristal) se detendrá cuando las pilas se agoten o la esfera metálica se desgaste, aunque nadie puede predecir cuando pasará.



El 19 de agosto de 1961 un Volvo PV544 sin conductor, cuya propietaria lo había dejado inadvertidamente sin freno de mano en una calle con pendiente, se deslizó cuesta abajo hasta entrar en el puerto de Lysekil y colisionó con el submarino HSwMS Bävern, de la Marina sueca, atracado en el puerto. El suceso provocó daños menores en el vehículo y la quilla del submarino, y es el único choque entre un coche y un submarino del que se tiene noticia.



Grover Krantz (1931-2002) fue un antropólogo y criptozoólogo norteamericano que al morir donó su cuerpo a la ciencia, estableciendo que su esqueleto fuera entregado con fines educativos al Museo Smithsonian de Washington. Solo puso una condición: que junto al suyo se guardasen los esqueletos de sus tres perros favoritos, tres loberos irlandeses llamados Clyde, Icky y Yahoo. Desde 2009 los esqueletos articulados de Krantz y Clyde se exhiben de manera permanente en el Museo. 



En el Museo Teylers de Haarlem (Países Bajos) se expone un fragmento de roca conocido como "La cima del Mont Blanc". Se trataría de la punta de la roca más elevada del Rocher de la Tournette, un afloramiento rocoso que se eleva hasta los 4677 metros de altitud y se encuentra en el camino de ascenso a la cumbre del Mont Blanc a través de la Ruta Goûter (la más utilizada). La roca habría sido cortada en 1787 por el geólogo, naturalista y alpinista suizo Horace-Bénédict de Saussure (1740-1799), quien ascendió al Mont Blanc el 3 de agosto de ese año. La pieza, junto a otras recogidas por Saussure en la misma escalada, sería adquirida años más tarde por el científico holandés Martin van Marum, que entonces era director del museo.



Estudios geológicos recientes han descubierto en rocas calizas de Namibia y Omán y mármol de Arabia Saudí unas estructuras inusuales consistentes en agrupaciones de microtúneles excavados en la roca, en grupos muy numerosos, de alrededor de medio milímetro de diámetro y hasta tres centímetros de profundidad. El hecho de que no se conozca ningún proceso geológico capaz de crear estructuras semejantes y de que en el interior de esos tubos se haya encontrado material orgánico ha llevado a los expertos a creer que se fueron formados por la actividad de alguna forma de vida desconocida (probablemente algún tipo de microorganismo que extraía nutrientes del carbonato cálcico de las rocas). Sin embargo, hasta el momento no se ha conseguido identificar de qué especie se trata, ni si está extinta o todavía sobrevive en algún otro lugar del planeta.



La Boquila trifoliata (conocida vulgarmente como bejuco sudamericano) es una planta trepadora oriunda del centro y sur de Chile y las regiones colindantes de Argentina, que plantea uno de los más desconcertantes enigmas botánicos de los últimos tiempos. Un estudio publicado en 2014 reveló que la Boquila tiene la sorprendente capacidad de alterar la forma, el tamaño e incluso el color de sus hojas para imitar a las de los árboles que la rodean. Esta capacidad, denominada mimetismo polimórfico, es absolutamente única en el mundo vegetal. Y lo más asombroso es que la Boquila no necesita estar en contacto con la otra planta para imitarla; le basta con estar cerca de ella. No se sabe hasta el momento qué medio utiliza para saber cómo debe alterar su aspecto, pero se han propuesto tres hipótesis principales: que capte señales químicas procedentes de la especie a imitar; transferencia de genes del anfitrión a través de microorganismos endofíticos; o, la más sorprendente, que posea un rudimentario sistema de visión.



El disco Band on the run, editado en diciembre de 1973, es el más exitoso y aclamado del grupo Wings. En su icónica portada aparecen nueve personas: los componentes del grupo, el ex-Beatle Paul McCartney, su esposa Linda y Denny Laine; el músico Kenny Lynch; el presentador de televisión Michael Parkinson; el político Clement Freud (nieto de Sigmund Freud); el boxeador John Conteh; y los actores James Coburn y Christopher Lee. La imagen la tomó el fotógrafo Clive Arrowsmith el 28 de octubre de 1973 en Osterley Park, una finca al oeste de Londres; y como el propio Arrowsmith contaría más tarde, fue más complicado de lo que parece, ya que los nueve habían participado en una fiesta antes de la sesión y, quién más quién menos, estaban en un notable estado de euforia debido al alcohol y otras sustancias.



El 20 de abril de 1979 el presidente de los EEUU Jimmy Carter se encontraba pescando en un estanque de su localidad natal de Plains (Georgia) cuando vio un conejo de pantano (Sylvilagus aquaticus) nadando hacia él mientras gruñía amenazadoramente, como si fuera a atacarlo (probablemente estaba huyendo de un depredador). Carter lo espantó golpeando el agua con un remo, mientras un fotógrafo de la Casa Blanca que estaba cerca tomaba una fotografía del incidente. Días más tarde, ya de vuelta en Washington, Carter mencionó el incidente a varios de sus empleados, e incluso les enseñó la fotografía. Su secretaria de prensa, Jody Powell, comentó el incidente de manera casual a Brooks Jackson, corresponsal de la agencia Associated Press, el cual informó de ella a su agencia. El 30 de agosto el periódico The Washington Post publicó en su portada un artículo titulado Conejo ataca al presidente, mientras que el New York Times publicaba otro titulado La historia de Carter y el conejo asesino. Ninguno de ellos incluía la fotografía del incidente, que la Casa Blanca se negó a hacer pública (no lo sería hasta un par de años más tarde, ya bajo la presidencia de Ronald Reagan). El llamado Incidente del conejo alcanzó gran popularidad y fue utilizado ampliamente por los republicanos para burlarse de Carter durante la campaña electoral que le enfrentó a Reagan.



Las piedras rai son discos circulares de piedra que los habitantes de la isla micronesia de Yap utilizan como moneda. Las rai están hechas de piedra caliza, inexistente en Yap, por lo que tenían que ser traídas por mar desde las islas Palaos, a más de cuatrocientos kilómetros de distancia. El valor de cada piedra viene dado no solo por su forma, tamaño y decoración, sino también por la propia historia de la piedra y de sus propietarios. Dado el tamaño de las piedras (las mayores alcanzan las cuatro toneladas de peso) no suelen moverse del lugar en el que se encuentran; cuando su propiedad cambia, simplemente se hace público esa transacción para que todo el mundo sepa a quién pertenecen. Estas normas se aplican incluso a piedras que se encuentran en el fondo del mar por haber caído al agua durante su transporte o haberse hundido la barca que las llevaba.



Esta tablilla de piedra caliza, hallada en Deir el-Medina (Egipto) está datada aproximadamente en el 1250 a. C., durante el reinado de Ramsés II. Está cubierta de escritura hierática y contiene un registro de asistencia de un grupo de trabajadores, incluyendo las justificaciones de sus ausencias. Entre los motivos alegados por los trabajadores para faltar al trabajo estaba la picadura de un escorpión, tener que elaborar cerveza, tener que embalsamar a un pariente o que la esposa del trabajador estuviera menstruando.



En la romana Piazza dei Cavalieri di Malta se encuentra la Villa del Priorato de Malta, una de las dos sedes (la otra es el Palacio Magistral, en la Via dei Condotti) que la Soberana Orden de Malta tiene en Roma. Esta Villa alberga una de las más curiosas atracciones turísticas de Roma: una pequeña puerta de madera, con una cerradura de latón, mirando a través de la cual se tiene una vista perfecta de la cúpula de la Basílica de San Pedro, flanqueada por los árboles del jardín de la Villa. El portal monumental donde se encuentra la puerta con su cerradura fue construido en 1765 bajo la supervisión del arquitecto Giovanni Battista Piranesi, y otra de sus curiosidades es que permite ver tres países a la vez: el jardín de la Villa, propiedad de la Orden de Malta (que tiene el estatus de "Estado Soberano sin Territorio"); los tejados romanos, pertenecientes a Italia; y la propia cúpula, perteneciente al Estado Vaticano.