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domingo, 25 de mayo de 2025

Cuando la secuela de Masters del Universo se convirtió en una película totalmente diferente



En 1987 se estrenó Masters del Universo, la película que adaptaba a la gran pantalla las aventuras de los célebres personajes creados por la juguetera Mattel, que habían pasado previamente por los comics y los dibujos animados. Había muchas expectativas creadas en torno al filme, en cuyo reparto había actores novatos que más tarde se harían populares como Dolph Lundgren (Rocky III) o Courtney Cox (Friends), pero al final resultó una gran decepción: obtuvo pésimas críticas y una bajísima recaudación que provocó unas notables pérdidas económicas a su productora, la Cannon.

Cannon Films había sido fundada a finales de los años 60 por dos estudiantes de cine para producir películas de bajo presupuesto. En 1979 fue adquirida por los productores israelíes Menahem Golan y Yoram Globus, quienes dieron un giro a su estilo: manteniendo los bajos presupuestos, apostaron por películas de calidad mediocre pero de géneros populares, como el musical (Breakin'), el erótico (Bolero), y sobre todo la acción. Especialmente conocidos fueron sus filmes protagonizados por Charles Bronson (Yo soy la justicia) o Chuck Norris (Desaparecido en combate), que resultaron grandes éxitos y dejaron importantes beneficios económicos a la productora.

Sin embargo, a mediados de la década de los 80 Golan y Globus empezaron a volverse más ambiciosos y a producir películas con presupuestos mucho más elevados; películas que no tuvieron ni de lejos el éxito que esperaban. Ni Lifeforce (1985), ni Superman IV (1988), ni la propia Masters del Universo, dejaron beneficios; la única excepción fue Cobra (1986), protagonizada por Sylvester Stallone y que resultó un notable éxito a nivel mundial.

Pero a pesar del fracaso de Masters, la Cannon se mostró dispuesta a rodar una secuela. Eso si, ajustando al máximo el presupuesto para evitar la posibilidad de un fracaso como la primera. De hecho, el rodaje de esta secuela formaba parte de un curioso y, quizá, demasiado ambicioso proyecto, dado el estado de las finanzas de la Cannon: rodar dos películas a la vez, para ahorrar costes, reutilizando el mismo vestuario y los decorados para ambas, con el mismo director (Albert Pyun), el mismo equipo técnico e incluso buena parte del reparto. Una de ellas sería, como ya he dicho, Masters del Universo 2; la otra sería nada menos que una adaptación de las aventuras de Spider-Man, el célebre personaje de Marvel Comics.

El plan de rodaje estaba dispuesto de la siguiente manera: primero se rodaría Spider-Man durante dos semanas, las correspondientes a las escenas iniciales de la película, las del Peter Parker pre-mordedura. Luego esta producción se detendría durante seis semanas, en las que se rodaría Masters 2, mientras el actor protagonista de Spider-Man se sometía a un estricto programa de entrenamiento y alimentación para ganar músculo y conseguir el físico adecuado para el héroe. Y terminado el rodaje de la secuela, se retomaría el de Spider-Man. De este modo ambas películas se terminarían en un plazo relativamente corto y con un sustancial ahorro económico para la productora.

¿Cuál era el problema? Que, en parte por la delicada situación económica de Cannon Films, y en parte por el miedo a un nuevo fracaso en taquilla, ambos proyectos tenían un presupuesto extremadamente reducido, muy inferior al que habría necesitado un rodaje de tal envergadura. Y eso provocaba que ambas películas adolecieran de una alarmante falta de calidad, que se hacía notar especialmente en los guiones de ambos filmes.

Ambos filmes estaban tan pésimamente preparados debido a los recortes financieros, que los directivos de Mattel quedaron horrorizados cuando pudieron echar un vistazo a los preparativos y, temiendo un nuevo fracaso que dañara todavía más la imagen de sus personajes, retiraron de inmediato las licencias concedidas a la Cannon para utilizarlos. Algo parecido sucedió con Spider-Man: el co-creador del personaje, Stan Lee, pese a que le habían prometido un papel en la película, se mostró tremendamente crítico con el proyecto desde el primer momento. El proyecto se convirtió en un caos, con continuos cambios de guión y una sucesión de directores (Tobe Hooper, Joseph Zito, Stephen Herek) y de protagonistas lo que, unido a los problemas financieros, acabaron frustrando también este proyecto; aunque la Cannon siguió intentando llevarlo a la gran pantalla hasta que en 1992 los derechos que poseían sobre el personaje caducaron y regresaron a la Marvel (para entonces Cannon Films, al borde de la quiebra, ya había sido vendida a la productora Pathé Entertainment).

Pero en el momento que nos ocupa Cannon se había gastado ya varios cientos de miles de dólares en vestuario y decorados para dos películas que ya no podía hacer. No podía permitirse ese despilfarro, así que le pidieron a Pyun un proyecto alternativo para, al menos, aprovechar el dinero que ya habían empleado. Y Pyun, que pese a ser relativamente joven ya tenía cierta experiencia como director de películas de serie B como La espada y el hechicero (1982) o Sueños radiactivos (1985), aceptó el encargo. En apenas un fin de semana escribió las líneas principales de un guión para un filme de acción ambientado en un mundo post-apocalíptico inspirado en películas como Mad Max (como curiosidad, la mayoría de sus personajes tienen nombres de marcas de instrumentos musicales, como Fender, Gibson o Marshall). El filme se acabaría llamando Cyborg y aunque Pyun quería a Chuck Norris para protagonizarlo, Golan impuso a uno de los más recientes fichajes de la productora: un joven belga experto en artes marciales, al que había conocido cuando trabajaba como camarero en un restaurante de Hollywood, llamado Jean-Claude Van Damme.

Cyborg llegó a los cines en abril de 1989 y, pese a los malos augurios, resultó ser un éxito de taquilla, lo que unido a su bajo presupuesto acabó dejando unos importantes beneficios económicos a la Cannon (aunque, como hemos visto, no los suficientes para sacarla de problemas). Tuvo la suerte de estrenarse entre dos de los éxitos que convirtieron a Van Damme en una de las figuras del cine de acción, Contacto sangriento (1988) y Kickboxer (1989), lo que aumentó el interés por ella durante su exhibición en cines.

2 comentarios:

  1. ¡Aaah, la Cannon!... Qué recuerdos tan bellos con muchas de sus películas, las cuales vi todas y cada una en cintas de video del querido formato VHS (La excepción ha sido, hasta ahora, 'Runaway Train', tremendo hit ochentero).

    Y Masters of the Universe, claro, la vi de pre adolescente que la alquilé en un video club y, siendo honesto, no recuerdo casi nada de ella. O en otras palabras: es una de tantas movies que no me dejaron un impacto significativo en la memoria. Y de todo este lío, salir Cyborg, je, je, je. Aquí en Colombia decimos mucho, 'no hay mal que por bien no venga', y, en este caso, creo que aplica más para Jean Claude que para los compinches israelíes. Saludos, mi socio: muy buena entrada esta, ve.

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    1. Cierto, una de las productoras míticas de los años 80. Incluso sus peores películas han acabado grabadas muy hondo en la memoria de varias generaciones.

      Saludos, Calibros.

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