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Brendon Derek Grimshaw (1925-2012) |
Brendon Derek Grimshaw nació en Dewsbury (West Yorkshire) el 27 de julio de 1925. Desde muy joven mostró interés por la escritura, lo que lo llevó a hacerse periodista. Tras un tiempo escribiendo para periódicos locales como el Batley News o el Sheffield Star decidió lanzarse a la aventura y en 1953 aceptó un trabajo en África Oriental, donde trabajaría como editor en periódicos como el East African Standard de Nairobi o el Tanganyika Standard de Dar Es Salaam.
Pero a principios de la década de 1960 la situación política y social de las colonias británicas del este de África comenzó a cambiar. Tanganica consiguió su independencia en 1961 y Kenia lo conseguiría un par de años más tarde. Grimshaw sabía que muchos británicos como él tendrían que regresar a Gran Bretaña y que sus trabajos pasarían a manos de habitantes locales. Pero también sentía que quería darle un nuevo rumbo a su vida. Hacer algo distinto, algo que le permitiera estar en contacto con la exuberante belleza natural de aquella región. Por eso en 1962 se tomó unas largas vacaciones en la isla de Mahé, la mayor de las islas Seychelles, para poner sus ideas en orden y, quizás, comprar alguna propiedad en el archipiélago. Pero ninguno de los lugares que visitó le atrajo especialmente. Hasta que, faltando apenas un par de días para marcharse, un desconocido se le acercó mientras estaba en Mahé, la mayor de las Seychelles, ofreciéndole nada menos que comprar una isla: Moyenne.
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Isla de Moyenne |
Moyenne (en francés, mediana) es una de las islas más pequeñas del archipiélago de las Seychelles. Tiene menos de diez hectáreas de extensión, menos de dos kilómetros de perímetro, y su mayor elevación apenas alcanza los 61 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra a unos cuatro kilómetros y medio de la costa norte de Mahé. Las tradiciones locales dicen que durante los siglos XVIII y XIX fue refugio de piratas (de hecho, una de las playas de la costa norte de la isla recibe el nombre de Cueva del Pirata), y en la isla existen dos tumbas anónimas que según cuentan corresponden a dos piratas desconocidos que murieron y fueron enterrados allí.
Aquel desconocido que le había ofrecido la isla a Grimshaw se llamaba Phillipe Georges y pertenecía a una familia de origen francés; él y su esposa Vera eran propietarios de Moyenne desde 1946. En aquella época la isla llevaba cerca de medio siglo deshabitada, salvo por algunos pescadores locales que se instalaban allí temporalmente. Años de actividad humana y posterior abandono habían privado a la isla de buena parte de su riqueza natural; algunas zonas habían sido deforestadas, en otras crecía la maleza sin control, y muchas especies, sobre todo de aves, habían desaparecido de allí. Pero cuando Grimshaw puso por primera vez su pie en Moyenne, sintió de inmediato una conexión especial; supo que aquel era el lugar que había estado buscando. Y pagó a Georges 8000 libras por ella.
En los siguientes años, Grimshaw pasó temporadas en la isla, alternando sus estancias con trabajos en otros lugares de África. Una de las labores que realizó fue la de consultor de relaciones públicas para el gobierno de Julius Nyerere, el primer presidente de la república de Tanzania, amigo personal suyo desde hacía años. No fue hasta 1973 cuando se instaló definitivamente en Moyenne y pudo dedicarse por entero a su gran proyecto: restaurar la riqueza natural de la isla, devolverle el esplendor que había tenido, y convertirla en un santuario para legar a las siguientes generaciones.
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René Antoine Lafortune (1953-2007) y Brendon Grimshaw |
En esta labor Grimshaw contó con la ayuda de un joven local llamado René Lafortune, que muy pronto pasó de ser su empleado a convertirse en su amigo, socio y cómplice. Ambos trabajaron sin descanso durante años, transformando la isla para que volviera a ser lo que un día había sido. Trabajando con escasas herramientas, a veces incluso solo con sus manos, en las siguientes décadas ambos plantaron más de 16000 árboles de especies autóctonas y construyeron cerca de cinco kilómetros de senderos que recorrían toda la isla. Para financiarse, además de recurrir a los ahorros de Grimshaw, cobraban una pequeña cuota a los turistas que deseaban visitar la isla y comer en el Jolly Roger, un pequeño restaurante en el que se servían principalmente recetas locales de pescado y marisco; aunque con una estricta norma de no permitir a ningún visitante pasar la noche en la isla.
En los años 80 el boom del turismo en toda la región convirtió a Moyenne en un bocado apetecible para muchos: especuladores, promotores inmobiliarios, cadenas hoteleras. Grimshaw recibió suculentas ofertas por su isla, pero las rechazó una tras otra. Ni siquiera cuando un príncipe saudí se encaprichó de Moyenne y le ofreció cincuenta millones de dólares por ella dio su brazo a torcer, aferrándose a su sueño de convertirla en un santuario. No quería que su isla se convirtiera en un lujoso resort para los ricos, en otro puerto de moda donde los ociosos millonarios fondearan sus yates. Prefería que siguiera siendo una reserva natural que todo el mundo pudiera disfrutar. Mientras, seguía trabajando junto a René en mejorar Moyenne, a la vez que negociaba con el gobierno de las Seychelles tratando de conseguir que la isla gozara de algún tipo de protección oficial.
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Aldabrachelys gigantea |
El esfuerzo de Grimshaw y René no tardó en dar sus frutos. La vida salvaje regresó a la isla; muchas especies de animales, sobre todo aves, que habían desaparecido de ella regresaron y poblaron los nuevos bosques plantados por ambos. Otras especies fueron introducidas de manera artificial; como la amenazada tortuga gigante de Aldabra (Aldabrachelys gigantea), una especie de la que Grimshaw era un gran entusiasta, y a la que siempre tuvo un cariño especial (a su favorita, la más anciana de todas, que en la actualidad rondará los 90 años de edad, la llamó Desmond, igual que su ahijado). En la actualidad hay más de un centenar de ejemplares de esta especie en Moyenne; y se calcula que la que una vez fue una isla desolada alberga en la actualidad a dos terceras partes de las especies animales presentes en el archipiélago.
En 1981 la madre de Grimshaw, Kate, murió, y Brendon le ofreció a su padre Raymond instalarse con él en Moyenne. Sorprendentemente, aquel anciano típicamente británico, que contaba ya con 88 años y había vivido prácticamente toda su vida en la campiña inglesa, aceptó encantado la invitación y no tuvo problemas para dejar su hogar en Seaford y viajar miles de kilómetros e instalarse en aquella isla tropical. Raymond vivió en Moyenne hasta su muerte en 1987, y según su hijo ambos se lo pasaron en grande en aquellos años, llegando a ser íntimos amigos, después de tanto tiempo separados. Raymond fue enterrado en la isla, en una tumba junto a las de aquellos dos piratas desconocidos que para Brendon eran ya como parte de su familia. Hay que decir que a Brendon le encantaban las historias sobre el pasado pirata de su isla, y reconocía que en más de una ocasión René y él se habían dedicado a buscar por la isla pistas de un supuesto tesoro pirata escondido del que hablaban algunas leyendas locales. Nunca habían encontrado nada, pero se lo habían pasado en grande buscándolo.
En 1996 Grimshaw publicó un libro sobre su historia: Un grano de arena. La historia de un hombre y una isla. En 2009 se produjo un documental sobre Grimshaw y Moyenne, titulado igualmente Un grano de arena.
La muerte de su amigo René en 2007 supuso un duro golpe para Grimshaw. Él también era consciente de que su tiempo se acababa y que tenía que dejarlo todo dispuesto para cuando ya no estuviera. Sin un hijo al que dejar como heredero, Grimshaw creó la Fundación Isla de Moyenne, con el objetivo de gestionar la isla después de su muerte, de modo que todo siguiera tal y como el lo había querido.
En 2009, después de mucho trabajo y muchas negociaciones, Grimshaw vio cumplido uno de sus grandes deseos: el gobierno de las Seychelles convirtió a su isla en un Parque Nacional, el Parque Nacional Isla de Moyenne (el más pequeño del mundo), independiente del Parque Nacional Marino de Saint Anne, que incluye las aguas que la rodean y varias islas más cercanas a ella.
Brendon Grimshaw murió en un hospital de Victoria, la capital de Mahé, el 3 de julio de 2012. Siguiendo sus deseos, fue enterrado en Moyenne, al lado de su padre y de aquellos dos piratas desconocidos. En su lápida se lee "Moyenne le enseñó a abrir los ojos a la belleza que lo rodeaba y a dar las gracias a Dios".
Moyenne sigue en la actualidad gestionada por la Fundación Isla de Moyenne, presidida por Saketu Patel, amigo de Grimshaw desde la década de los 70, siguiendo escrupulosamente los deseos expresados por aquel en su testamento: "Moyenne debe mantenerse como un lugar de oración, paz, tranquilidad, relajación y conocimiento para los habitantes de Seychelles y los visitantes extranjeros de todas las nacionalidades, colores y credos." En la actualidad, las únicas edificaciones que hay en la isla son el Jolly Roger, un pequeño museo dedicado a la figura de Brendon Grimshaw, la casa del guarda (el único que vive permanentemente en la isla) y un pequeño criadero donde se cuida a las tortugas recién nacidas hasta que están listas para ser puestas en libertad. El número de visitantes está muy controlado, y se establece un límite máximo de 300 al día.
La isla de Moyenne permanece hoy en día como un testigo de la generosidad y el entusiasmo de un hombre excepcional como fue Brendon Grimshaw y del legado que dejó a la naturaleza, a las Seychelles y a toda la humanidad.
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