Verba volant, scripta manent

sábado, 4 de febrero de 2017

Christopher McCandless

Christopher Johnson McCandless (1968-1992)

Christopher McCandless siempre se había sentido diferente, como si no encajara. Hijo de un ingeniero especialista en antenas que había trabajado para la NASA y luego fundó una exitosa consultora, y de una secretaria, su infancia fue acomodada pero no completamente feliz. Su padre (que tenía otros seis hijos de un matrimonio previo) y su madre discutían con frecuencia, lo que sin duda afectó a la forma en la que Chris veía la vida.
Fue un estudiante brillante, y un excelente deportista, pero sus compañeros y profesores se daban cuenta de que veía el mundo de una manera distinta, de que "marchaba a un ritmo diferente" que los demás. Idealista y desinteresado, el materialismo de la sociedad lo incomodaba. Sus lecturas favoritas (Jack London, Thoreau) hablaban de hombres que vivían lejos de la sociedad, en la soledad de la naturaleza, y comenzó a creer que no sería una mala idea vivir un tiempo al margen de todo, dependiendo sólo de si mismo.
En el verano de 1986, justo antes de entrar en la universidad, Christopher viajó a su California natal (su familia se había mudado a Virginia siendo él un niño) para visitar a algunos parientes. Fue entonces cuando descubrió un "secreto familiar" que le habían estado ocultando: su padre había llevado una doble vida durante un tiempo, y Chris y su hermana Carine habían nacido cuando todavía estaba casado con su primera esposa. Se cree que esta revelación tuvo un gran impacto sobre él, volviéndolo más escéptico y desconfiado.
En 1990 Christopher se licenció en Historia y Antropología por la Universidad de Emory, con un excelente expediente. De entre todas las opciones que se le presentaban, prefirió donar la mayor parte de sus ahorros a una organización benéfica, se subió a su Datsun y se pasó un par de años recorriendo los EEUU de aquí para allá, bajo el nombre de Alexander Supertramp. Iba de un lado a otro, sin rumbo fijo. A veces, cuando se quedaba sin dinero, aceptaba algún trabajo temporal y luego seguía su camino, alternando periodos en los que vivía rodeado de gente con otros que pasaba prácticamente aislado. Cuando perdió su coche en una inundación, siguió su viaje a pie, en autostop o de polizón en trenes de mercancías. Así estuvo durante un par de años, hasta que en abril de 1992 llegó a Fairbanks (Alaska) haciendo autostop con la intención de vivir su propia aventura personal; a semejanza de lo que había hecho en su día Thoreau, viviendo en soledad, en contacto con la naturaleza, obteniendo su sustento por sus propios medios y llevando un diario personal de sus experiencias.


El 28 de abril de 1992 un electricista llamado Jim Gallien llevó en su coche a "Alex" desde Fairbanks hasta el inicio del Stampede Trail, un antiguo sendero creado a principios del siglo XX para dar acceso a algunas remotas prospecciones mineras de oro y antimonio, a unas millas del pueblo de Healy. Al saber de sus intenciones, Gallien trató de disuadirle; apenas tenía equipamiento para una aventura como la que se proponía, ni conocimientos para sobrevivir en el espeso bosque. Incluso le ofreció acompañarlo hasta Anchorage para que allí pudiera equiparse mejor. Pero Chris, confiado y seguro de si mismo, no quiso volverse atrás, y se internó en el sendero, llevando consigo únicamente un saco de arroz, un rifle del calibre 22 con munición, algunos libros (incluido uno sobre la flora local) y algo de comida que le había dado Gallien. Éste quedó preocupado viéndolo irse, pero creyó que después de unos días de pasar hambre y privaciones volvería a Healy.
Según reflejó McCandless en su diario, su plan era atravesar Alaska hasta llegar a la orilla del mar de Bering (unos 500 kilómetros al este). Sin embargo, las dificultades que encontró le hicieron cambiar de idea e instalarse en un viejo autobús abandonado a unos 45 kilómetros al oeste de Healy. El autobús llevaba allí desde 1961, y había sido utilizado como alojamiento provisional por los trabajadores de una empresa de construcción que habían hecho algunas mejoras en el sendero. Tras el fin de las obras, la empresa lo había dejado allí como refugio para cazadores y excursionistas.
En su diario, McCandless fue reflejando día a día sus esfuerzos por encontrar alimento. Recolectaba plantas silvestres y cazaba pequeños animales, como ardillas y algún ave. Incluso una vez logró abatir un alce, aunque la mayor parte de la carne se estropeó ya que no sabía cómo conservarla.

El autobús 142, "the Magic Bus", donde McCandless pasó sus últimos meses
Conforme pasaba el tiempo, Christopher se encontraba más y más débil. La comida que conseguía apenas le bastaba para mantenerse. En julio decidió regresar a la civilización, pero se encontró con que tras el deshielo el río Teklanika había aumentado mucho su caudal y era incapaz de cruzarlo. Decidió volver al autobús (al que llamaba en su diario "Magic Bus") e intentar salir adelante. En algún momento del mes de agosto, colocó una nota en la puerta del autobús que decía: Atención posibles visitantes. S.O.S. Necesito su ayuda. Estoy herido, cerca de la muerte, y demasiado débil para irme por mi propio pie. Estoy totalmente solo, no es una broma. En el nombre de Dios, quédense para salvarme. He salido a recolectar bayas cerca de aquí y volveré esta tarde. Gracias, Christopher McCandless. ¿Agosto?
El 6 de septiembre de 1992, un cazador que buscaba un refugio para pasar la noche llegó al autobús. Al entrar, notó un olor a descomposición y vio un bulto dentro de un saco de dormir, en el suelo. De inmediato avisó por radio a la policía y estos llegaron el día siguiente, hallando el cadáver de McCandless en avanzado estado de descomposición (se estimó que la muerte se había producido varias semanas antes). El examen forense determinó como causa de la muerte la inanición. Su diario abarcaba un total de 113 días, hasta el 17 de agosto. La última entrada escrita data del día 12, en la página 108 del diario; las páginas del 108 al 113 sólo tenían rayas y tachones.


La historia de Christopher McCandless se hizo conocida cuando en enero de 1993 el escritor y montañero John Krakauer la publicó en la revista Outside. Cuatro años después, en 1997, el propio Krakauer publicó un libro mucho más documentado y minucioso sobre la vida y los viajes de McCandless, Into the wild, que sería llevado al cine por Sean Penn en 2007, lo que aumentó mucho más su popularidad. En su libro, Krakauer proponía una hipótesis alternativa para la muerte de McCandless, sugiriendo que podía haberse debido a una intoxicación por consumir semillas de Hedysarum alpinum, una planta local. Gracias a la fama de McCandless, el número de personas que recorren el Stampede Trail se disparó, y el autobús donde vivió sus últimos días se ha convertido en una suerte de lugar de peregrinación.
La figura de Christopher McCandless ha generado multitud de artículos, libros y documentales, hasta volverse casi mítica. Para algunos, incluido Krakauer, se trató de un genuino aventurero, una figura romántica y espiritual. Otros en cambio (incluidos buena parte de los habitantes de Alaska) le consideran sencillamente un insensato, que se embarcó en una aventura arriesgada sin el equipamiento ni los conocimientos necesarios. Por no tener, McCandless ni siquiera tenía un mapa de la zona, un simple mapa que le podía haber salvado la vida. A apenas unos cientos de metros del lugar por donde trató de cruzar el Teklanika había un paso colgante construido precisamente para aquel tipo de situaciones, y a unas seis millas al sur del autobús había varias cabañas usadas por los cazadores de la zona, con alimentos y suministros para casos de emergencia.

9 comentarios:

  1. La naturaleza extrema de Alaska no admite ni bromas, ni a aficionados.

    Saludos.

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    1. Sobreestimó sus posibilidades. Su entusiasmo y determinación no fueron suficientes, y la naturaleza no perdona los errores.
      Un saludo, Rodericus.

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  2. Como dicen en la cinta Jeremias Jones ¨la montaña es muy dura, no se puede engañar a la montaña¨ y hasta el protagonista tuvo la humildad de aprender de alguien pero el chico fué a su bola y los resultados se muestran en el fruto de los hechos.

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    1. Una tragedia completamente evitable con un poco más de preparación y sensatez.
      Saludos.

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  3. Todos esos errores causantes de su muerte (olvidaste mencionar que pudo rodear el río llegando a un poblado que se encuentra a pocos kilómetros de Magic Bus"), son los que lo convierten en un mito y poco menos que un héroe.

    Sin duda un gran ejemplo de voluntad y asco genuino por la sociedad contemporánea.

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    1. Cuestión de opiniones. Muchos pensamos que arriesgar la vida de forma insensata no es algo especialmente heroico.

      Un saludo.

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  4. Amigo que escribio esto, noto que no tienes mucha empatia por la persona que fue Christopher supe de su historia ya que comparto un sentimiento parecido y aveces me provoca embarcarmer en una aventura parecido alejarme de todo aquello conocido por mi... Se puede apreciar que su historia es una de búsqueda personal. Y olvidaste resaltar quizás porque no le das importancia que cerca de su cuerpo dejo un cartel que decía ¨he tenido una vida feliz¨

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    1. No es que no tenga empatía por McCandless. Entiendo que haya gente deseosa de de alejarse de todo, de vivir por su cuenta. Entiendo la idea de búsqueda personal. Pero, sinceramente, arriesgar la vida de manera tan temeraria me parece una insensatez. Pudo haberse preparado para su viaje, pudo haber conseguido información sobre el lugar al que iba. Tenía alternativas, pero eligió la más irreflexiva y casi suicida. Eso no es una aventura, es salir al encuentro de la muerte.

      Un saludo.

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  5. Al final de su vida se dió cuenta de lo difícil de su sueño, pero nadie con algo de cerebro se adentraría en una zona tan cruel y aislada como Alaska sin un mínimo conocimiento del lugar.. o siquiera de la fauna y flora como para sobrevivir un tiempo, igualmente admiro que haya sobrevivido 4 meses (aunque francamente no creo que haya disfrutado mucho los últimos).
    Su ideal en sí e bastante loable, pero quiso implementarlo de la manera más negligente hacia su persona.
    Para mí, un sueño bonito con un final triste.

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