Verba volant, scripta manent

martes, 11 de noviembre de 2014

El viaje de la Aguja de Cleopatra


En 1820 el gobernador de Egipto y Sudán, el turco Mehmet Alí, quiso conmemorar las victorias del almirante Nelson en la batalla del Nilo y de sir Ralph Abercrombie en la batalla de Alejandría, sobre las tropas francesas que habían ocupado Egipto. Por ello (y también para mejorar las relaciones diplomáticas con el Imperio británico) obsequió al Reino Unido nada menos que con un obelisco.
Dicho obelisco formaba parte de una pareja conocida como las Agujas de Cleopatra. Son dos imponentes moles de más de veinte metros de altura, con un peso estimado de unas 200 toneladas cada una, esculpidas en granito rojo y cubiertas de jeroglíficos. Fueron talladas en la ciudad de Heliópolis durante el reinado de Tutmosis III, en el siglo XV a. C., pero en el año 12 a. C. los romanos las trasladaron al Caesareum, el templo erigido en Alejandría por la reina Cleopatra en honor a Julio César. Con la decadencia del templo, ambas columnas fueron derribadas y quedaron durante siglos cubiertas por la arena, hasta que fueron redescubiertas.

La construcción del "Cleopatra" en torno al obelisco
El gobierno británico no mostró demasiado entusiasmo por el regalo, dado el elevado coste económico que supondría su traslado, y la Aguja se quedó donde estaba durante décadas. Hasta que en 1877 apareció la figura del cirujano, dermatólogo y filántropo William James Erasmus Wilson, que se ofreció a pagar 10000 libras para costear el traslado (gracias a éste y a otros actos de generosidad, y a sus méritos como médico, la reina Victoria le nombraría Sir en 1881). El obelisco fue desenterrado y trasladado al puerto de Alejandría, donde fue embarcado en un peculiar medio de transporte. Alrededor del obelisco se construyó un cilindro de hierro de 28 metros de largo y cinco de diámetro, al que se dotó de dos quillas, timón, mástil y puente, y que recibió el nombre de Cleopatra. El responsable de su diseño y construcción fue el capitán Henry Carter, quien también se encargaría de gobernarlo, con una tripulación de cinco hombres. Como sus condiciones para la navegación no eran demasiadas, el Cleopatra iría remolcado hasta Londres por el vapor Olga, mandado por el capitán Booth. El extraño convoy partió de Alejandría el 21 de septiembre de 1877 y tuvo una plácida travesía hasta llegar al golfo de Vizcaya, donde fue sorprendido por una violenta tempestad el 14 de octubre. El Cleopatra se volvió ingobernable y Booth, temiendo que se hundiese y arrastrase con él al Olga, decidió soltar las amarras que los unían y envió un bote a por Carter y su tripulación. Desgraciadamente, el bote se hundió y los seis marineros que iban en él se ahogaron. Un posterior intento si logró rescatar a los hombres del Cleopatra, pero el extraño barco se perdió en la tormenta y Booth lo dio por hundido. Sin embargo, cuatro días después, varios barcos de pescadores procedentes del puerto de Ferrol encontraron el extraño artefacto a la deriva frente a las costas gallegas. Poco después un vapor, el Fitzmaurice, procedente de Glasgow, remolcó al Cleopatra hasta el puerto ferrolano para ser reparado. No obstante, su estancia en Galicia se prolongó más de lo esperado, ya que el propietario del Fitzmaurice reclamó al gobierno británico 5000 £ por el rescate, cifra que las autoridades encontraron desorbitada. Finalmente, tras mucho negociar, el asunto se zanjó con 2000 £ y el 21 de enero de 1878 el Cleopatra llegaba al puerto de Gravesend, en el Támesis, conducido por el remolcador Anglia, de la armadora londinense William Watkins Ltd.

El "Cleopatra"
El gobierno británico decidió que el obelisco fuera erigido en el Victoria Embankment, en un lugar privilegiado cercano al Parlamento y al Big Ben, un proceso que se culminó el 12 de septiembre de 1878. En el pedestal del monumento se guardó una cápsula del tiempo que contenía, entre otros objetos, un retrato de la reina Victoria, monedas, periódicos del día, una reproducción en bronce del obelisco, juguetes, herramientas, varios ejemplares de la Biblia en diferentes idiomas... En 1881, el monumento fue flanqueado por dos grandes esfinges de bronce, salidas de la fundición Ecclestone Iron Works, en el barrio londinense de Pimlico. En cuanto al Cleopatra, una vez cumplida con éxito su misión y extraído el obelisco de su interior, fue desmantelado.
El 4 de septiembre de 1917 el obelisco resultó afectado por un bombardeo alemán que causó daños en el pedestal y las esfinges que todavía hoy se pueden apreciar, aunque no afectó al monolito.

"Las cicatrices que desfiguran el pedestal del obelisco, las bases de las esfinges y la esfinge de la derecha, fueron causadas por fragmentos de una bomba lanzada en la calzada cercana a este lugar, en el primer ataque aéreo a Londres por aviones alemanes algunos minutos antes de la medianoche del jueves 4 de septiembre de 1917"
Curiosamente, la otra Aguja de Cleopatra también saldría de Egipto por las mismas fechas. En 1877, el khedive (virrey) de Egipto, Ismail Pashá, la ofreció como obsequio a los Estados Unidos y, gracias a la generosa donación de 100000 $ por parte del magnate ferroviario William H. Vanderbilt, el obelisco fue trasladado a bordo del vapor Dessoug hasta Nueva York, donde fue instalado en el Central Park.

La otra Aguja de Cleopatra, en el neoyorkino Central Park

2 comentarios:

  1. Curiosa historia. La cara que pusieron los portuarios del Ferrol al ver semejante armatoste flotante debía ser indescriptible, por no hablar de la que pondrían al descubrir el "relleno".

    Saludos

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    1. Pocas cosas más extrañas que aquel artefacto habrían visto navegando. Un saludo, Rodericus.

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