Verba volant, scripta manent

jueves, 30 de octubre de 2014

El túnel del Mont Blanc



Las dos cuadrillas de obreros trabajaban frenéticamente viendo cerca la culminación de varios años de trabajo. Llevaban excavando más de tres años en sentidos opuestos, así que cuando por fin las últimas rocas cayeron y ambas excavaciones se comunicaron, los dos grupos, uno de franceses y otro de italianos, lo celebraron alborozados. Además, la precisión de los trabajos era más que notable; entre ambas excavaciones la desviación no llegaba a los 13 centímetros. Era el 14 de agosto de 1962 y, aunque pasarían todavía otros tres años para que se abriera al tráfico, supuso un momento histórico para una de las obras de ingeniería más importantes del siglo XX: el túnel bajo el Mont Blanc.

14 de agosto de 1962
La idea de construir un túnel a través de los Alpes que comunicase Francia e Italia había empezado a discutirse a mediados del siglo XIX, pero hubo de pasar un siglo antes de que se dieran los primeros pasos. En 1946 comenzó la excavación en el lado italiano: apenas 100 metros para comprobar la viabilidad de los trabajos. En 1949 se firmó un acuerdo entre las autoridades de ambos países para la continuación de las obras. En 1953 se firmó el tratado definitivo que sería ratificado posteriormente por los parlamentos francés (en 1954) e italiano (1957).
Para la realización de los trabajos y la posterior gestión del túnel se constituyeron sendas compañías en ambos países para encargarse de sus respectivos tramos: la STMB (Société du Tunnel du Mont Blanc) en Francia y la SITMB (Società Italiana per il Traforo del Monte Bianco) en Italia. Las obras comenzaron oficialmente en 1959, el 8 de enero en el lado italiano y el 30 de mayo en el francés. Tres años después, se producía el ansiado encuentro entre las excavaciones de unos y otros, aunque el túnel no sería inaugurado por los presidentes de Francia, el mariscal Charles de Gaulle, y de Italia, Giuseppe Saragat, el 16 de julio de 1965, y abierto al tráfico tres días después.


Tras su puesta en funcionamiento, el túnel se convirtió en la única vía de comunicación por carretera entre ambos países practicable durante el invierno, evitando así el tráfico por los peligrosos pasos de montaña de los Alpes, como el Gran San Bernardo y el Pequeño San Bernardo, cubiertos a menudo por la nieve. Una situación que se mantuvo hasta 1980, en que se inauguró el túnel de Fréjus. Aún hoy en día, por el túnel circula un tercio de las exportaciones italianas hacia el norte de Europa.
La entrada francesa del túnel se encuentra en las proximidades de la ciudad de Chamonix (Alta Saboya), y la italiana cerca de Courmayeur (Valle d'Aosta). El túnel en si consta de una galería única con dos sentidos de circulación, y mide un total de 11600 metros, de los cuales 7640 están en territorio francés y 3960 en Italia. Pese a su menor longitud, fue la parte italiana la más complicada y que más problemas presentó: desprendimientos, filtraciones de agua e incluso un alud que se llevó por delante varias casas construidas para dar alojamiento a los obreros. Hasta la apertura en 1978 del túnel austríaco de Arlberg (13976 metros), el túnel bajo el Mont Blanc fue el más largo del mundo.


La fecha más negra de la historia del túnel fue el 24 de marzo de 1999. Ese día, aproximadamente a las once de la mañana, un camión belga cargado de harina y margarina se incendió a unos siete kilómetros de la entrada francesa del túnel. El virulento incendio tardó mas de dos días en ser sofocado y costó la vida a 39 personas, además de calcinar numerosos coches y dañar la estructura del túnel. Tras el incendio, el túnel estuvo cerrado durante tres años y se acometió una profunda reforma de las medidas de seguridad de todos los túneles alpinos. Una vez reabierto en 2002, su gestión pasó a depender de una única entidad, el Grupo Europeo de Interés Económico TMB, controlado y supervisado por sendos comités ministeriales francés e italiano.


El juicio, celebrado entre enero y abril de 2005, sentó en el banquillo a doce personas y a cuatro empresas como responsables de lo sucedido. Finalmente, resultaron condenados Gérard Roncoli (responsable de seguridad del tramo francés del túnel), condenado a 30 meses de cárcel; Michel Charlet (alcalde de Chamonix) a seis meses (aunque luego apelaría y quedaría absuelto); y Gilbert Degrave, el conductor del camión incendiado, a cuatro meses de prisión.

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