Verba volant, scripta manent

sábado, 31 de enero de 2015

Crimen pasional en la casa de baños

Juana Teresa Juega (1885-1979)
La primera casa de baños que se abrió en la coruñesa playa de Riazor fue La Primitiva, inaugurada en 1877 en el número 47 de la Avenida de Rubine por Guillermo Howland de Quesada, y que disponía de todo tipo de servicios: baños con agua dulce o salada a distintas temperaturas, masajes, electroterapia, gimnasio... Tras varios cambios de gerencia, en 1903 su entonces propietario, Antonio Nogueira, totalmente arruinado, la vendió a Ramón Juega Charlín, un médico natural de la villa marinera de Laxe (de la que llegaría a ser alcalde) y que había prosperado en Uruguay, donde había ejercido durante años en el departamento de Tacuarembó. Pero el doctor Juega falleció en 1905, poco antes de cumplir los sesenta años, y la propiedad de La Primitiva pasó a su familia (viuda y seis hijos) que la conservaría hasta los años cuarenta.
Una de los hijos de Ramón Juega era Juana Teresa (nacida en 1885), una joven inteligente y culta, gran amante de la literatura, que incluso había hecho sus pinitos como poeta. Unas inclinaciones que no gustaban en absoluto al que por entonces era su pretendiente, el teniente de infantería José Morales Vilar, que servía en el regimiento Isabel la Católica. El teniente Morales, hombre conservador y de carácter fuerte al que no gustaban en absoluto las bromas que sus camaradas hacían sobre la vertiente poética de su novia, había ordenado a ésta que se dejase de silvas, sonetos y romances.
Pero Juana no se dio por aludida y siguió con su actividad literaria, que cristalizaría en su primer poemario, Alma que llora, publicado a principios de 1908, con prólogo del ilustre catedrático Leopoldo Pedreira, y cuya venta tendría carácter benéfico (Deseando que mi primera obra literaria tenga algún fin benéfico, íntegro destino el producto que de ella pueda obtener para socorro de la infancia desvalida, de los niños desamparados, y muy particularmente de los pobres huerfanitos).
El teniente Morales supo de la publicación del libro la mañana del 4 de marzo de 1908, mientras desayunaba, al leer en el periódico la reseña. Y, al ver que su mandato había sido desoído, se sintió presa de un violento acceso de ira. De inmediato, se dirigió a la casa de baños y, al encontrarse con la joven, le gritó "¡Toma ese prólogo!" antes de propinarle tres disparos con su revólver de reglamento. A continuación, huyó a la cercana playa, donde recargó el arma y se pegó un tiro en la nuca, falleciendo poco después.
Juana Teresa Juega es de inmediato atendida por su hermano, Ramón, médico al igual que su padre. Pese a la gravedad de las heridas, logra sobrevivir aún teniendo dos balas incrustadas en el parietal izquierdo. Meses más tarde, contraería matrimonio con Emilio Pereiro Quiroga, abogado y poeta ocasional que llegaría a ser alcalde de Arzúa. Aunque no volvió a publicar, Juana seguiría en contacto con el mundo de la cultura hasta que falleció en Melide el 1 de enero de 1979, el día que cumplía 94 años.

1 comentario:

  1. Me ha encantado el relato , totalmente desconocido para mi , su nieto lejano 🙂

    ResponderEliminar