Verba volant, scripta manent

martes, 11 de septiembre de 2012

El corazón de Espoz y Mina

                    Juana María de la Vega y Martínez (1805-1872)

Francisco Espoz y Mina (1781-1836) fué uno de los militares españoles más destacados de la Guerra de Independencia contra los franceses (1808-1814). Sin ser militar de carrera (era un humilde campesino al comienzo del conflicto), logró grandes victorias al frente de tropas irregulares (fundamentalmente, partidas de guerrilleros) por el norte de España, en Navarra, País Vasco, Aragón y Castilla. Sus éxitos le valieron acabar la guerra con el rango de mariscal de campo.
Tras la vuelta de Fernando VII y la derogación de la Constitución de 1812, Espoz y Mina, de ideología profundamente liberal, se vió forzado al exilio en Francia. Volvió durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823), en el que desempeñó varios cargos de importancia. Pero, tras la restauración del absolutismo en 1823 (con la inestimable ayuda de tropas francesas, los "Cien Mil Hijos de San Luís") volvió a exiliarse, en Inglaterra primero y en Francia luego. Regresó a España en 1833, aprovechando la amnistía decretada por la regente María Cristina de Borbón tras la muerte de Fernando VII. Murió en Barcelona en 1836 mientras se preparaba para irse (una vez más) al exilio francés.
Espoz y Mina se casó en 1821 por poderes con Juana María de la Vega Martínez (conocida como Juana de Vega), una joven coruñesa de familia acomodada e ilustre. La petición de mano la llevó a cabo Andrés Rojo del Cañizal, acaudalado comerciante coruñés de origen palentino: El general ha sabido, no se como, que sus padres de usted la dejan en libertad de hacer su elección, y ha querido que venga a preguntar a usted si se halla comprometida, y no estándolo si querrá usted admitirlo por esposo.A pesar de la notable diferencia de edad, ya que el novio (que había desempeñado el cargo de Comandante General de Galicia) tenía cuarenta años y la novia apenas dieciséis, fué un matrimonio apasionado y feliz, aunque sin hijos. Y cuando Espoz y Mina falleció Juana de Vega no sólo se dedicó a defender la memoria de su marido y la causa liberal de la que él había sido paladín. Tras obtener los permisos necesarios, hizo embalsamar el cadáver de su marido y lo depositó, con féretro incluído, en un pequeño oratorio situado junto a su dormitorio, en su casa de la calle Real en La Coruña, donde permaneció treinta y cinco años. Pero además, hizo que al difunto le fuera extraído el corazón, que guardó en un frasco de vidrio en el interior de una urna o relicario de madera de ébano y plata. Y dicha urna la conservó con ella el resto de su vida, llevándola consigo incluso en sus viajes, y durante los dos años (1841-1843) que vivió en Madrid desempeñando el cargo de aya de la futura reina Isabel II y su hermana menor, la infanta Luisa Fernanda. Hoy en día tales disposiciones nos parecen morbosas y tétricas; en la época, pese al romanticismo exacerbado que estaba de moda, debieron resultar cuando menos llamativas.
Durante el resto de su vida, Juana de Vega fué una decidida defensora de la causa liberal, lo que le valió no pocos rifirrafes con los absolutistas. Además se le otorgó el título de condesa de Espoz y Mina. Redactó y publicó las Memorias de su marido y se destacó en numerosos actos de caridad con los más necesitados, además de distinguirse durante las epidemias de peste y cólera que en 1853 y 54 afectan a la ciudad, dirigiendo el hospital provisional que atendía a los enfermos.
Tras la muerte de Juana de Vega en 1872, el cadáver del general Espoz y Mina fué enterrado en un mausoleo construído a tal efecto en el claustro de la catedral de Pamplona (el obispo pamplonés, incómodo con las simpatías liberales del difunto, vetó que fuera sepultado dentro de la catedral). Pero, siguiendo los deseos de la difunta, el corazón fué enterrado junto a ella en la tumba en la que ya descansaban sus padres, en el coruñés cementerio de San Amaro. Así lo atestigua la inscripción de la lápida: Aquí yacen don Juan Antonio de la Vega, doña María Josefa Martínez y su hija, doña Juana María de Vega y Martínez, viuda del general Espoz y Mina, cuyo corazón se halla aquí.

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