Willem Johan Cornelis Arondeus (1894-1943) |
La noche del sábado 27 de marzo de 1943, un grupo de nueve hombres, vestidos con uniformes de la policía, entraban en la oficina del Registro Civil de la ciudad holandesa de Ámsterdam, situada en un edificio de la céntrica calle Plantage Kerklaan. No era un lugar que contara con una especial vigilancia, así que no les fue difícil reducir y narcotizar a los vigilantes. Acto seguido, colocaron varias cargas explosivas en los archivos y abandonaron el lugar antes de que hicieran explosión. Había sido un ataque cuidadosamente planeado y llevado a cabo por un grupo de colaboradores de la resistencia holandesa, mayoritariamente artistas e intelectuales, dirigidos por el pintor y escritor Willem Arondeus.
Willem Johan Cornelis Arondeus había nacido en 1894 y era el menor de los siete hijos de un comerciante de combustibles de Naarden que posteriormente se mudaría a Ámsterdam y abriría una tienda de alquiler de trajes para actores. Willem mostró aptitudes artísticas desde niño y con apenas trece años ingresó en la Quellinusschool para formarse como pintor. Pero, a los 17 años, tuvo una gran discusión con sus padres tras confesarles su homosexualidad, a resultas de la cual se fue de casa y no volvió a tener contacto con ellos.
"Salomé", obra pintada por Arondeus en 1916, propiedad del Museo Metropolitano de Nueva York |
Tras la ocupación de Holanda por las tropas alemanas en mayo de 1940, Arondeus se involucró decididamente en la resistencia antinazi. En 1942 comenzó a editar una pequeña revista clandestina llamada Brandarisbrieven, donde mostraba su rotunda oposición a la política cultural impuesta por las autoridades invasoras y llamaba a la resistencia. Brandarisbrieven acabaría fusionándose con De Vrije Kunstenaar (El artista libre), la principal publicación de la comunidad artística contraria al nazismo, fundada por el músico Jan van Gilse y el escultor Gerrit van der Veen, una de las principales figuras de la resistencia del mundo artístico holandés a la ocupación.
Pero no fue esa la única colaboración de Arondeus y su círculo de amigos en la lucha contra los nazis. Ante la insistencia de los invasores por contar con un censo detallado de la población judía del país, Arondeus y sus amigos comenzaron a fabricar documentos falsos para que los judíos (y otros muchos perseguidos por los nazis) pudieran huir del país, o bien ocultar su identidad para no ser descubiertos. En aquel grupo había impresores, grabadores, calígrafos, tipógrafos, expertos en tintas y papeles... y no les resultaba difícil producir documentos de gran calidad. Sin embargo, los documentos de la red de Arondeus tenían una grave desventaja: en el Registro Civil de Ámsterdam se guardaba un duplicado de cada documento de identidad expedido por las autoridades locales. A los alemanes, en caso de duda, les bastaba con hacer una sencilla comprobación en el Registro para saber si un documento era auténtico o no. Por ello, Arondeus decidió que para garantizar la seguridad de las personas que portaban sus documentos, la única salida era destruir el archivo del Registro.
La acción fue preparada de manera minuciosa. Koen Limperg, el arquitecto que había diseñado el edificio del Registro, les facilitó los planos originales de la oficina. Sus contactos en la resistencia les proporcionaron explosivos, y el poeta Martinus Nijhoff, ingeniero de formación, señaló los lugares donde se debían colocar las bombas para lograr el mayor efecto destructor.
El asalto se desarrolló tal y como estaba planeado, si bien su éxito no fue tan rotundo como esperaban. Debido a que las fichas estaban guardadas en ficheros y muy compactas, sólo un 15% quedó totalmente destruido. No obstante, otras muchas fueron dañadas por el fuego y por el agua empleada en su extinción, lo que unido al caos generado por la acción y a la actitud deliberadamente negligente de muchos de los funcionarios, impidió en la práctica que los alemanes pudieran seguir comprobando la autenticidad de los documentos sospechosos.
Estado en el que quedó la oficina del Registro Civil tras el ataque |
Tras la liberación de Holanda, sus restos fueron sepultados en el Eerebegraafplaats Bloemendaal, un cementerio creado para acoger a víctimas de la ocupación. Sin embargo, no fue hasta 1984 en que se le otorgó la Verzetsherdenkingskruis o Cruz Conmemorativa de la Resistencia, entregada por el gobierno holandés a los que combatieron la ocupación; un reconocimiento demasiado tardío (algo en lo que tuvo mucho que ver su orientación sexual) que recogió su familia. En 1986, el gobierno israelí le reconoció como "Justo entre las Naciones". En su memoria, llevan su nombre sendas calles de Ámsterdam y Middelburg; además, hay una placa conmemorativa con su nombre y los de sus once compañeros ejecutados en el lugar en el que estaba situado el Registro Civil que habían atacado.
El recuerdo de los tiempos de la ocupación nazi no es demasiado agradable para los holandeses.
ResponderEliminarPocos fueron los indiferentes, la sociedad holandesa se dividió entre resistentes y colaboracionistas.
Saludos.
Saludos, Rodericus.
EliminarLa Gestapo fue quizá el peor grupo criminal y violador de los derechos humanos de la historia. El crimen de estos artistas e intelectuales holandeses fue un crimen de lesa humanidad
ResponderEliminarEl valor mostrado por willem Arondeus es digno de la gloria. Su frase antes de ser fusilado lo dice todo: "que se sepa que los homoxesuales no somos cobardes".
ResponderEliminarEres mi héroe, willem Arondeus. Sos un ejemplo de lo que es el valor; la lucha por la libertad y la justicia. Tu homosexualismo, en una época cuando ser de tal condición, era casi un delito y sinónimo de cobardía para un hombre, tú cambiaste la norma y mostraste lo contrario.
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