lunes, 11 de julio de 2016
La noche de la cerveza barata
El 4 de junio de 1974 se celebró en el Cleveland Stadium de Cleveland (Ohio) un partido de la Major League Baseball que enfrentaba al equipo local, los Cleveland Indians, contra los Texas Rangers de Arlington (Texas). Un partido que se haría célebre por motivos extradeportivos y sería conocido como "la noche de la cerveza a diez centavos".
El partido llegaba precedido de una cierta polémica. La semana anterior Rangers e Indians se habían enfrentado en territorio texano, en un partido que ganaron los locales por 3-0 y marcado por una pelea entre los jugadores de ambos equipos, que comenzó después de que el local Lenny Randle golpeara al pitcher de Cleveland, Milt Wilcox, a lo que se sumó la reacción del público texano, que arrojó cerveza y comida contra el banquillo visitante. Tras el partido, el entrenador de los Rangers, Billy Martin, preguntado acerca de si le preocupaba la respuesta de los aficionados de Cleveland, respondió despectivamente que "Ellos no tienen aficionados suficientes como para preocuparnos". Estos sucesos, convenientemente explotados por la prensa deportiva, crearon entre los fans de los Indians un sentimiento de rabia y ganas de revancha.
Lo cierto es que la asistencia a los partidos de los de Cleveland distaba de ser buena. Los directivos del equipo pensaron en una manera para atraer a más gente al estadio, y no se les ocurrió nada mejor que lanzar una oferta de cerveza a un precio extraordinariamente barato: diez centavos el vaso de 350 mililitros (que generalmente costaba unos 65 centavos). Ya habían hecho promociones similares anteriormente, con bastante éxito y sin incidentes. Pero quizá no era el momento oportuno para hacerlo en aquel partido, con tanta tensión latente.
La oferta fue un éxito, mayor incluso de lo esperado. A aquel partido acudieron 25134 espectadores, más del doble de lo previsto. Además, la oferta estaba limitada a seis cervezas por cada transacción... pero sin límite de transacciones. Así que cuando el partido comenzó, buena parte del público ya estaba bastante borracho y con ganas de revancha.
El alboroto fue creciendo conforme avanzaba el partido, espoleado por el dominio visitante, que pronto se puso delante en el marcador por 5 a 1. El bateador de los Indians Leron Lee bateó accidentalmente una bola contra el estómago del lanzador de los Rangers, Ferguson Jenkins, acción que fue jaleada por el público con gritos de "¡Dale otra vez!¡Dale otra vez!¡Más fuerte!¡Más fuerte!". Muy pronto comenzaron los incidentes. Una mujer corrió hasta la línea de bateo de los Indians mostrando sus pechos. Poco después, mientras el texano Tom Grieve lograba su segundo home run de la noche, un hombre completamente desnudo saltó al campo y corrió por el terreno de juego. Y en el siguiente inning, dos aficionados (al parecer, padre e hijo) saltaron al campo y mostraron el trasero a los aficionados.
Pero la situación siguió calentándose y dando lugar a incidentes más serios. El jugador texano Mike Hargrove fue bombardeado con escupitajos y trozos de comida, y estuvo a punto de ser alcanzado por una botella de licor vacía. Después de que los Rangers protestaran airadamente una reclamación de los Indians a los árbitros, el público, indignado, comenzó a arrojar objetos al campo e incluso lanzaron petardos a la zona donde los jugadores visitantes calentaban. Poco después, los Indians lograban empatar el partido.
Con 5 a 5 en el marcador, un aficionado local de 19 años llamado Terry Jerkic saltó al campo y trató de robarle la gorra a uno de los jugadores de los Rangers, Jeff Burroughs. Éste, al enfrentarse al intruso, tropezó y cayó al suelo. Su entrenador, creyendo que había sido agredido, saltó al terreno de juego para defenderlo, seguido de sus jugadores (algunos con bates). En ese momento, decenas de aficionados locales entraron al campo, algunos provistos de cadenas, trozos de los asientos e incluso cuchillos, rodeando a los Rangers. El entrenador de Cleveland, Ken Aspromonte, viendo el peligro en el que se encontraban los texanos, ordenó a sus jugadores salir en su ayuda, enfrentándose a sus propios seguidores. Varios de los jugadores, de uno y otro equipo, recibieron golpes. Al final, los dos equipos se retiraron del campo a través de los banquillos, en grupos que se protegían unos a otros. Ante el cariz que tomaba el asunto, el jefe de los árbitros, Nestor Chylak, suspendió el partido y declaró "forfeit" a favor de los texanos. Un forfeit es una regla poco común del béisbol, por la cual un árbitro puede declarar un partido como perdido si un equipo es incapaz de continuar jugando (en estos casos, se considera que el resultado final es de 9-0). Chylak, que resultaría herido en la cabeza por el impacto de un fragmento de uno de los asientos del estadio, diría más tarde que los aficionados eran "bestias incontrolables" y que nunca había visto un comportamiento semejante "excepto en el zoo".
Los disturbios continuaron, sin que la seguridad del campo pudiera disolver a la multitud, hasta que hizo acto de presencia la policía. El incidente dejó numerosos daños en las instalaciones del campo.
Los Cleveland Indians volvieron a repetir la promoción de la cerveza barata el siguiente 18 de julio, atrayendo a más de 41000 espectadores, aunque en esta ocasión limitaron la oferta a dos vasos por cada entrada. No se produjeron incidentes dignos de mención.
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