Verba volant, scripta manent

sábado, 10 de abril de 2010

Stanislav Petrov, el hombre que salvó el mundo


A lo largo de la historia de la humanidad, ha habido personas trascendentales, que han cambiado su discurrir para bien o para mal. Sin embargo, pocos ha habido de los que se pueda decir fehacientemente que han salvado el mundo, o al menos evitado una catástrofe extraordinaria que habría suspuesto el fin de la vida humana tal y como la conocemos. Y Stanislav Petrov es sin duda uno de ellos.
La madrugada del 23 de septiembre de 1983, el teniente coronel soviético Stanislav Yevgrafovich Petrov estaba al mando del Serpújov-15, el bunker donde se localizaba el centro de control de la inteligencia militar que controlaba la defensa aeroespacial de la URSS, a unos 100 km. de Moscú. No era uno de los oficiales habituales de ese puesto, una serie de casualidades habían hecho que ese día estuviese designado allí. Eran días turbulentos: menos de un mes antes, la aviación comunista había derribado un Boeing 747 coreano (el tristemente famoso vuelo 007 de Korean Airlines) que había penetrado en el espacio aéreo soviético, matando a sus 269 pasajeros (incluídos varios norteamericanos). Como respuesta, la OTAN había iniciado un ejercicio militar que el KGB interpretaba como los preliminares de un ataque. Esa madrugada, poco después de medianoche, un satélite de la red de alerta OKO detectó el lanzamiento de un misil balístico intercontinental desde una base norteamericana en Montana, dirigido hacia la URSS. Las órdenes de Petrov indicaban que debía advertir a sus superiores para que estos diesen vía libre al contraataque. Sin embargo, el teniente coronel no lo hizo. Le parecía raro que los norteamericanos hubieran lanzado un sólo misil, y además estaba al tanto de ciertas peculiaridades técnicas del sistema de alerta OKO que lo hacían poco fiable. Por ello decidió esperar. Minutos después, los ordenadores detectaron cuatro nuevos lanzamientos, pero a Petrov le siguieron pareciendo pocos. Como él mismo dijo, "¿Quién empieza una guerra con cinco misiles, teniendo miles a su disposición?". Y decidió esperar.
Menos mal que lo hizo. Todo había sido una falsa alarma. Una rara conjunción astronómica entre el Sol, la Tierra y el propio satélite que dió la alarma había sido la responsable de la errónea apreciación del satélite, que había interpretado como lanzamientos de misiles lo que no eran sino reflejos de la luz del sol en las capas superiores de la atmósfera. La intuición de Petrov salvó la vida a decenas de millones de personas.
Los superiores de Petrov estaban profundamente disgustados. Aunque es cierto de que había acertado en su decisión, había desobedecido sus órdenes, algo imperdonable. No fué degradado, pero sí se le retiró de su puesto y se le encomendaron tareas de menor importancia. Además, se ordenó silenciar el asunto totalmente (no salió a la luz hasta 1998). Petrov se retiró meses más tarde, y se instaló en la pequeña ciudad de Fryazino, a unos 25 km. de Moscú, donde vive hoy modestamente. Una vez se supo lo que había hecho, ha recibido numerosos homenajes y premios de distintas partes del mundo, e incluso se ha rodado un documental sobre él (The Red Button and the Man Who Saved the World, 2008). Con una modestia a toda prueba, siempre ha rechazado considerarse un héroe: "Estaba simplemente haciendo mi trabajo y fui la persona correcta en el momento apropiado, eso es todo". Rindamos entonces desde aquí homenaje a Stanislav Yevgrafovich Petrov, el hombre que hizo su trabajo.

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