Verba volant, scripta manent

lunes, 27 de septiembre de 2021

Sharaku

El actor Ōtani Oniji III en el papel del sirviente Edobei (1794)


El ukiyo-e es un género artístico de grabado sobre madera que floreció en Japón a partir del siglo XVIII., en el que las obras pintadas originalmente en papel servían como modelo para crear una impresión en un bloque de madera que luego se utilizaba para imprimir numerosas copias. Se trata de un género popular pero que nunca gozó de demasiado prestigio, de temática muy variada y destinado generalmente a personas sin los recursos económicos suficientes para poder comprar una pintura original. No obstante, su estilo influyó a muchas otras expresiones artísticas japonesas, e incluso, después de que comenzara a ser conocido en Europa a partir del siglo XIX, también supuso una notable influencia para autores de la talla de Degas, Van Gogh o Toulouse-Latrec.

Sawamura Sōjūrō III como Nagoya Sanza (1794)

Uno de los artistas más famosos y a la vez más misteriosos del ukiyo-e fue Tōshūsai Sharaku. De Sharaku no se sabe prácticamente nada. Ni sus fechas de nacimiento y muerte, ni su origen. Es mas, hay serias dudas de que Tōshūsai Sharaku fuera su auténtico nombre y muchos se inclinan a creer que es un seudónimo. Su trabajo como grabador parece además concentrado en un lapso de tiempo extraordinariamente breve: solo unos diez meses, de mediados de 1794 a 1795, fuera de la cual no se conocen obras suyas. A pesar de ello, Sharaku parece haber tenido una actividad frenética durante ese periodo, ya que dejó más de 140 obras, todas publicadas por Tsutaya Jūzaburō, uno de los editores más célebres de la época.

Arashi Ryūzō II en el papel del sirviente Namihei (Toraya Toramaru) (1794)

La obra de Sharaku es sorprendentemente moderna y original para la época. Por su realismo (sus personajes son retratados a menudo haciendo muecas o gestos nada favorecedores), por la expresividad de sus personajes, llenos de fuerza y dinamismo, por su uso del color, por la firmeza de sus líneas, y también por su tono burlesco y por la agudeza psicológica de sus retratos. Parece ser que su estilo no tuvo demasiado éxito, lo que según algunos explicaría su súbito abandono del ukiyo-e.

Ebisu (1794)

Sharaku mostró en su temática una especial predilección por el teatro tradicional japonés. 136 de sus obras representan a actores de teatro (también se conservan 7 retratos de luchadores de sumo, 2 de guerreros y uno de Ebisu, el dios de la suerte y protector de los pescadores, obreros y niños pequeños). Otra de sus peculiaridades fue su rápida evolución en cuanto a su estilo; en su breve trayectoria se distinguen hasta cuatro periodos bien diferenciados (en los dos primeros, firmaba sus obras con su nombre completo; en los dos últimos, simplemente como "Sharaku").

Iwai Kumesaburō I como la geisha Kumekichi (1795)

¿Quién era realmente Sharaku? Dada su predilección por los retratos de actores y su aparente conocimiento del mundo del teatro, la hipótesis principal es que se trataba de un actor de teatro noh, probablemente perteneciente a la compañía privada de algún señor feudal o daimyo. Según estas hipótesis, su nombre real habría sido Saitō Jūrōbei, Harutō Jizaemon o Harutō Matazaemon, y habría muerto en torno a 1806, estando su tumba en el templo Kaizenji, en el distrito de Asakusa, en la actual Tokyo. Pero no es la única teoría. Otra de las propuestas es que, en realidad, Tōshūsai Sharaku nunca existió, y que se trataba en realidad del seudónimo empleado por un grupo de varios artistas, lo que explicaría la diferencia de estilo mostrada por las obras de Sharaku a lo largo de su carrera. "Sharaku" sería de este modo un derivado de "sharakusai", una expresión que significa "sin sentido".

Daidōzan Bungorō entra al dohyō (1794)

En 1968, el historiador y filósofo Tetsuji Yura propuso la teoría de que Sharaku era en realidad Hokusai (1760-1849), otro de los grandes maestros del ukiyo-e. No hay muchos datos que apoyen su teoría, más allá de que Hokusai estuvo aparentemente inactivo entre 1792 y 1796 (coincidiendo con la muerte de su primera esposa y su segundo matrimonio) y que a lo largo de su carrera utilizó frecuentemente seudónimos para eludir algún que otro problema con la censura de las autoridades. Otro nombre propuesto es el del poeta y escritor Santō Kyōden, del que se sabe que también permaneció algún tiempo sin escribir tras enviudar en 1793. Otras hipótesis sobre la identidad real de Sharaku apuntan a su editor Tsutaya Jūzaburō o a alguien de su familia; a otros artistas de ukiyo-e como Utamaro o Maruyama Ōkyo; a algún pintor de prestigio que no quería ver menoscabada su fama porque su nombre se vinculase con un género considerado menor y vulgar como el ukiyo-e; o incluso a un autor desconocido no japonés (probablemente holandés).

La gran ola de Kanagawa (Hokusai, 1831)

Pese a la fama alcanzada por sus obras fuera de Japón, en su patria natal la obra de Sharaku nunca gozó de demasiada consideración. Fueron expertos extranjeros como el norteamericano Ernest Fenollosa o el alemán Julius Kurth los que rescataron su obra del olvido y lo dieron a conocer como uno de los grandes autores de la historia del arte. Aún así, en Japón no fue hasta 2011 que se organizó una retrospectiva amplia de su obra.

Soga Gorō y Gosho Gorōmaru (1794)

domingo, 19 de septiembre de 2021

Curiosidades (con música)

 

El cantante norteamericano Tim Storms figura en el Libro Guiness de los Records como el ser humano con la voz más profunda conocida. Su registro vocal alcanza notas de hasta 0'189 Hz, por debajo del límite audible para el oído humano.


En 1926 el célebre pianista Fats Waller fue secuestrado a punta de pistola por dos mafiosos a la salida de un club de Chicago para que actuara en la fiesta de cumpleaños de Al Capone, gran aficionado al jazz. La fiesta duró tres días, en los que Fats estuvo tocando casi ininterrumpidamente, salvo durante pequeñas pausas para dormir, pasados los cuales Fats fue puesto en libertad, exhausto, borracho y con varios miles de dólares en los bolsillos procedentes de las generosas propinas de Capone y el resto de invitados.


El clásico de Bruce Springsteen "Born to run" estuvo a punto de ser nombrado "Canción oficial del estado de Nueva Jersey" hasta que los legisladores se dieron cuenta de que la letra hablaba de alguien que quería irse de Nueva Jersey.


Los críticos del cantante indio Daler Mehndi solían decir que el único motivo de que sus canciones fuesen populares era que en sus videos aparecían mujeres hermosas. Así que en 1998 Mehndi publicó la canción Tunak Tunak Tun, en cuyo video solo aparecían "clones" digitales de él mismo, y que acabó convirtiéndose en el mayor éxito de su carrera.


En 1638, el compositor Gregorio Allegri compuso su obra Miserere mei, Deus (comúnmente llamado Miserere), una musicalización del salmo 51 de la Biblia, por encargo del papa Urbano VIII, con el propósito de ser interpretado en la Capilla Sixtina miércoles y viernes durante los maitines de Semana Santa. En un principio, se prohibió que fuera interpretada fuera de la Capilla Sixtina, bajo pena de excomunión, aunque algunas personalidades como el emperador Leopoldo I de Austria o el sacerdote y compositor Giovanni Battista Martini poseían copias. Según cuenta la tradición, cuando tenía 14 años Wolfgang Amadeus Mozart asistió con su padre a la interpretación de la obra y, tras escucharla una sola vez, de vuelta en su alojamiento la transcribió enteramente de memoria. El papa Clemente XIV, al enterarse, quedó tan admirado del talento del joven que no sólo no le excomulgó sino que le nombró caballero de la Orden de la Espuela de Oro.


Muchos compositores clásicos tenían sus pequeñas manías u obsesiones a la hora de sentarse a componer. Joseph Haydn creía que no podría componer si no llevaba puesto un anillo que le había regalado el rey Federico II de Prusia. Además, tenía que escribir en una hoja de papel de la mejor calidad e inmaculadamente blanca. Christoph Gluck componía mejor sentado en medio de un campo, y Gioachino Rossini era más productivo cuando componía acompañado de una botella de vino dulce español. Además, a Rossini, igual que a Giovanni Paisiello, le gustaba componer en la cama. Antonio Sacchini, estuviera componiendo o no, necesitaba tener siempre cerca a sus gatos, Niccolò Zingarelli se preparaba para componer leyendo antes la Biblia o algún autor clásico, y a Giuseppe Sarti le gustaba componer en la penumbra, iluminado solo por una vela. En cuanto a Beethoven, le inspiraba la belleza de la naturaleza, por lo que era frecuente que se pusiera a componer tras regresar de una caminata por el bosque o por el campo.


El cierta ocasión, el pianista polaco Józef Hofmann (1876-1957) se dispuso a dar un concierto. Salió al escenario, se sentó ante el piano y, de repente, pareció quedar paralizado con una expresión de confusión en su rostro durante unos instantes. A continuación se levantó, se dirigió a una elegante dama sentada en la primera fila y le susurró "¿Podría ver su programa, madame? Es que he olvidado con qué pieza tengo que empezar".


Estando el pianista polaco Ignacy Jan Paderewski entre bambalinas preparándose para dar un concierto, un niño de nueve años que estaba entre el público logró escabullirse de la vigilancia de su madre, subió al escenario, se sentó frente al piano y empezó a tocar Chopsticks, una célebre y sencilla composición popular, provocando los abucheos de numerosos espectadores. Cuando Paderewski oyó la bronca, corrió al escenario y se puso a tocar acompañando al niño, a la vez que le susurraba "Sigue tocando. No te vayas, hijo. No pares. ¡No pares!".


Gioachino Rossini alabó en cierta ocasión la extraordinaria voz de la diva Adelina Patti diciéndole: "Señora, en toda mi vida he llorado solo en dos ocasiones. Una cuando se me cayó un trozo de pollo trufado al lago Como. La otra, la primera vez que la escuché cantar". El propio Rossini diría en otra ocasión que "La trufa es el Mozart entre los hongos".


Durante el rodaje del video de la canción Down with it, del grupo Nine Inch Nails se empleó una cámara atada a un globo de helio para realizar una toma aérea del cuerpo aparentemente inerte del cantante Trent Raznor, que ya había sido filmado desde diversos ángulos. Desafortunadamente para ellos, el globo se desató y se alejó volando sin que pudieran recuperar la cámara. La cámara acabaría cayendo en los terrenos de un granjero el cual, tras ver lo que había grabado, la entregó al FBI, que abrió una investigación creyendo que se trataba de imágenes de un crimen real.


El compositor húngaro Sigmund Romberg estrenó en 1926 su opereta The Desert Song en el Casino Theatre de Broadway. Al principio, la obra tuvo una acogida tibia, lo cual desanimó a Romberg, que había invertido en ella buena parte de sus ahorros. Su esposa trató de animarle e incluso se ofreció a comprarle su participación en el espectáculo. ¿Comprarla? -le respondió Romberg- Con gusto te la regalo. Pero tras algún tiempo el número de espectadores se disparó y la obra acabó siendo un rotundo éxito. Uno de los amigos de Romberg le dijo ¿Ves? Nunca se sabe. Hace solo unas semanas creías que eras un fracaso. Ahora tienes éxito y fama. Si, bromeó Romberg, y además una esposa rica.


En cierta ocasión, el músico Ike Turner despidió de su banda a un joven guitarrista al que había contratado hacía poco, porque no le gustaba que recurriera en exceso al uso de pedales y otros accesorios para su instrumento. ¿Cuál era el nombre de aquel músico al que echó? Jimi Hendrix.

domingo, 12 de septiembre de 2021

El asesinato de Mia Zapata

Mia Katherine Zapata (1965-1993)

Mia Katherine Zapata nació en Chicago el 25 de agosto de 1965, y se crió en Louisville (Kentucky), en el seno de una familia económicamente muy bien situada, pero desde niña mostró un gran interés por la música y otras expresiones artísticas, además de un carácter independiente que la llevaba a despreocuparse de cuestiones materiales. Como su propio padre diría años más tarde "Mia vivía en dos mundos diferentes, en los dos lados opuestos de la misma calle. Un lado con escuelas parroquiales, una familia acomodada y clubes de tenis. Pero cuando cruzaba la calle, lo material no significaba nada para ella". Mia creció fascinada por la música, especialmente por el punk y por los grandes intérpretes de jazz, blues y R&B como Billie Hollyday o Sam Cooke.

Con 18 años ingresó en el Antioch College, una escuela de bellas artes de Yellow Springs (Ohio), famosa por haber sido durante los años 60 y 70 uno de los centros del activismo político universitario de los Estados Unidos. Allí formaría en 1986 su banda de punk, junto a tres compañeros de estudios: Joe Spleen (guitarra), Matt Dresdner (bajo) y Steve Moriarty (batería), con Mia como cantante. La banda se llamó en un principio Snivelling Little Rat Faced Gits (Pequeños idiotas llorones con cara de rata), nombre que tomaron de un gag del grupo cómico Monty Phyton, aunque luego lo acortarían a The Gits (Los idiotas). Juntos grabaron en 1988 de forma casera su primer album, Private Lubs, que sería reeditado en 1996 con el título de Kings & Queens.

The Gits: de izquierda a derecha, Joe Spleen, Steve Moriarty, Mia Zapata y Matt Dresdner 

En 1989 los miembros de The Gits decidieron apostar fuerte por su carrera musical y se mudaron a la que por entonces era uno de los puntos álgidos de la escena musical independiente norteamericana: Seattle, donde numerosos grupos daban forma al estilo que sería conocido como grunge. A esta culturalmente activa ciudad llegaron los Gits, que se instalarían en una casa abandonada del barrio de Capitol Hill a la que llamaban "The Rathouse" ("La ratonera"), buscándose la vida como podían (Mia trabajó como camarera en un bar) mientras esperaban su oportunidad.

Poco a poco, The Gits fue dándose a conocer y abriéndose paso con sus canciones, en buena parte a base de dar todos los conciertos que podían, a veces incluso sin cobrar. A menudo tocaban en compañía de su "banda hermana", 7 Year Bitch, con cuyos miembros les unía una gran amistad. Buena parte del éxito de The Gits era debido a la fuerte personalidad de su cantante. Mia Zapata, magnética y arrolladora, ejercía una profunda atracción sobre aquellos que la rodeaban, y no tardó en convertirse en un personaje reconocible de la escena musical de la ciudad. Por aquellos años The Gits llegó a compartir escenario con nombres que luego se harían mundialmente famosos, como Nirvana, Beck o Green Day.

En 1992, después de publicar varios sencillos en sellos independientes, The Gits lanzó su primer disco "oficial": Frenching the bully, con el sello C/Z Records. La buena acogida del disco aumentó su popularidad, les hizo ganar seguidores y embarcarse en giras por varias ciudades de Estados Unidos y Europa. En 1993, mientras se encontraban enfrascados en la grabación de su segundo LP, Enter: The conquering chicken, la poderosa Atlantic Records les ofreció un contrato. El grunge se había convertido en un éxito y las discográficas peinaban la escena musical de Seattle a la busca de nuevas bandas que pudieran convertirse en los nuevos Nirvana. La carrera de Zapata y The Gits parecía estar a punto de despegar hasta que llegó la trágica noche del 6 al 7 de julio de 1993.

Aquel día, los miembros de The Gits acababan de regresar a Seattle después de una gira por la Costa Oeste, y solo iban a quedarse unos días, antes de embarcarse en una nueva gira por Estados Unidos y Europa. La noche del día 6 Mia se reunió con varios amigos en uno de sus locales favoritos, la Comet Tavern, de donde se marchó pasada la medianoche para dirigirse a un edificio cercano, en cuyo sótano había un estudio de grabación, en busca de su ex-novio y amigo Robert Jenkins, músico de la banda Officer Down. Jenkins no estaba allí, así que Zapata hizo una visita a una amiga que vivía en el mismo edificio. Dado lo tardío de la hora, su amiga le sugirió que se quedara en su casa a pasar la noche, pero Mia prefirió irse. Eran aproximadamente las dos de la mañana y esa fue la última vez que fue vista con vida.

No se sabe qué dirección tomó al irse de casa de su amiga, si se dirigió al sur hacia su casa (que estaba un poco lejos) o bien hacia el norte, en dirección a la casa de otro amigo que vivía cerca. Lo cierto es que, a eso de las tres y media de la madrugada, una prostituta que caminaba por el centro de la ciudad encontró el cadáver de Mia Zapata en un aparcamiento vacío en el cruce de la Avenida 24 Sur y la calle Washington Sur. Había sido brutalmente golpeada, violada y estrangulada con los cordones de su propia chaqueta. En un primer momento, dado que no llevaba documentación, no se supo su identidad. Al parecer, fue el forense auxiliar que estaba de guardia aquella noche, que resultó ser un fan de los Gits y que había asistido a varios de sus conciertos, el que la reconoció cuando la llevaron al depósito de cadáveres.

El brutal asesinato de Mia Zapata provocó una honda conmoción en el mundo artístico de Seattle y en los círculos que la cantante frecuentaba. A su funeral asistieron centenares de personas portando rosas amarillas en señal de duelo. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Cave Hill, en su ciudad natal de Louisville. Un clima de preocupación y miedo se instaló en una ciudad que hasta entonces había sido pujante y enérgica. 

La investigación policial se topó con el problema de la ausencia casi total de indicios. No había testigos, ni huellas, solo se había conseguido recuperar algo de ADN del agresor, pero por aquel entonces esta tecnología era mucho más limitada y no arrojó resultados. Las teorías que manejó la policía (un novio celoso, un ex resentido o un fan trastornado) fueron descartadas una por una. Numerosos músicos de Seattle, incluidos miembros de bandas famosas como Nirvana, Soundgarden o Pearl Jam, donaron dinero para crear un fondo con el que contrataron a un investigador privado llamado Leigh Hearon. Hearon investigó el caso durante años, utilizando incluso su propio tiempo y dinero cuando los fondos de las donaciones se agotaron, pero sin éxito. En 1998, cinco años después del crimen, un detective de la policía de Seattle tuvo que admitir que no estaban más cerca de resolver el caso de lo que estaban justo después del crimen.

En 2001, gracias a la aparición de técnicas como la PCR, los investigadores pudieron investigar a fondo las muestras de ADN dejadas por el asesino e introdujeron su perfil en el CODIS, la gran base nacional de perfiles de ADN, pero no hubo coincidencias. Sin embargo, en 2003, un hombre de origen cubano residente en Miami llamado Jesús Mezquia, que trabajaba como pescador, fue arrestado y acusado de allanamiento de morada y violencia doméstica. Cuando su ADN fue introducido en el CODIS, saltó la alarma: su muestra coincidía con la del anónimo agresor de Mia, lo que hizo que de inmediato se le acusara del crimen.

Mezquia había llegado a EEUU en 1980 durante el llamado éxodo del Mariel, durante el cual miles de cubanos habían llegado al país huyendo de la dictadura castrista. Los investigadores descubrieron que en el momento del asesinato de Zapata Mezquia vivía en Seattle, aunque no descubrieron ninguna relación previa entre ambos, y que incluso había sido arrestado por exhibicionismo un par de semanas antes del crimen. Además, Mezquia tenía un largo historial de delitos relacionados con la violencia de género tales como agresiones, asaltos, lesiones y allanamientos, de los que habían sido víctimas su esposa y sus ex-novias. La policía especuló con que Mezquia había seguido a Zapata desde el bar y la había acechado y atacado por sorpresa, agrediéndola en el asiento trasero de su coche antes de abandonar su cuerpo. Llevado a juicio por el asesinato en 2004, Mezquia nunca admitió su culpabilidad y fue condenado a 36 años de prisión. Permaneció entre rejas hasta su muerte, en un hospital de Washington, el 21 de enero de este año, por causas que no se hicieron públicas.

Tras la muerte de Mia Zapata se sucedieron los homenajes. Probablemente el más significativo, la fundación por parte de un grupo de amigas de Mia de Home Alive, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a impartir clases de autodefensa, que sigue en activo. Para recaudar fondos se celebraron conciertos benéficos y se editaron discos en los que participaron grupos como Pearl Jam, Nirvana, Soundgarden o The Presidents of the USA. 7 Year Bitch tituló su segundo disco, publicado en 1994, ¡Viva Zapata! a modo de homenaje. Asimismo, los miembros supervivientes de The Gits grabaron en 1995 un disco junto a la mítica cantante Joan Jett (uno de los ídolos de Mia Zapata) bajo el nombre de Evil Stig (Gits Live al revés), cuyos beneficios se dedicaron a causas benéficas.

El segundo disco de Mia Zapata con The Gits se publicó de manera póstuma en 1994. Poco después la banda dejaría de existir con ese nombre y sus miembros formarían otro grupo, Dancing French Liberals of '48, que no tuvo demasiado éxito, antes de separar sus caminos. En 2000 se publicó Seafish Louisville, una recopilación de temas inéditos, grabaciones en directo y versiones alternativas de canciones del grupo. En 2003 se reeditaron sus dos discos oficiales y en 2008 se publicó una recopilación de grandes éxitos, Best of The Gits.