Verba volant, scripta manent
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domingo, 27 de julio de 2025

Pequeñas historias (XLII)

El 7 de julio de 1962 una joven de veinte años llamada Audrey Backeberg, casada y con dos hijos, salió de su casa en la localidad de Reedsburg (Wisconsin) con la excusa de recoger el cheque de su salario en la fábrica textil en la que trabajaba. Después de eso, se desplazó en autoestop hasta Madison, la capital del estado, en compañía de una vecina suya de 14 años, y desde allí tomaron un autobús hasta la ciudad de Indianápolis (Indiana). La adolescente quiso regresar, pero Audrey no volvió con ella; la última vez que su acompañante la vio, se alejaba a pie de la estación de autobús. Su familia denunció su desaparición, que en un primer momento se trató como una huida voluntaria, aunque sus parientes rechazaban de plano que pudiera haber abandonado a sus hijos. Pero cuando se supo que solo unos días antes Audrey había presentado una denuncia contra su marido, acusándolo de haberla golpeado y amenazado de muerte, este pasó a ser el principal sospechoso. Pero el marido pasó una prueba con el detector de mentiras y, sin más indicios, el caso se cerró sin resultados. Más de sesenta años más tarde, a principios de 2025, un detective llamado Isaac Hanson, que estaba revisando casos antiguos sin resolver dio con el expediente y decidió echar un vistazo. Sorprendentemente, a través de la cuenta en la web de genealogía Ancestry.com de una de las hermanas de Audrey encontró a una mujer probablemente relacionada con ella. Tras pedir ayuda al sheriff de la zona, logró ponerse en contacto por teléfono con esa mujer, que admitió ser Audrey Backeberg y haber huido de su casa por sus problemas con su marido. Aunque por expresa petición de ella no se ha hecho pública su localización, Hanson ha revelado que vive fuera de Wisconsin y que en su conversación Audrey se mostró feliz con su vida actual y se mostró convencida de que había tomado la decisión correcta y no tenía remordimientos.

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La Ley 20.843 de padrinazgo presidencial establece que el presidente de Argentina se convierta en padrino del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de un matrimonio. Esta ley tiene su origen en una tradición rusa que dice que el séptimo hijo varón de un matrimonio se convertirá en hombre lobo y la séptima hija en una bruja. En la Rusia zarista era común que el zar apadrinase a estos niños en la creencia de que este padrinazgo los protegía del mal y evitaba así que fueran abandonados o asesinados. Siguiendo la tradición los inmigrantes de origen ruso empezaron a solicitar a principios del siglo XX que el presidente argentino apadrinara a estos niños. Esto pasó a ser una costumbre que fue convertida en ley en 1974 por la presidenta María Estela Martínez de Perón.

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El pequeño reino de Bután, en pleno Himalaya, es uno de los países más recónditos y aislados del mundo. Este aislamiento es en buena parte voluntario, ya que los butaneses se precian en conservar su legado cultural y sus tradiciones a salvo de influencias extranjeras, y se muestra también en sus relaciones diplomáticas. Mantienen relaciones diplomáticas con apenas medio centenar de países, además de la UE y la ONU (de la que forman parte desde 1971) pero solo la India, Bangladesh y Kuwait tienen embajadas permanentes en su territorio. Además, curiosamente, Bután no mantiene relaciones oficiales con ninguno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Reino Unido), aunque si contactos informales a través de sus embajadas en la India.

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András Toma fue un soldado húngaro al que se considera el último prisionero de la Segunda Guerra Mundial en ser liberado. Toma, capturado por el ejército soviético en enero de 1945, fue recluido en un campo de prisioneros cerca de San Petersburgo. Poco después fue trasladado a un hospital militar debido a una enfermedad. Allí los médicos, ninguno de los cuales entendía el húngaro, creyeron Toma era un perturbado que hablaba un idioma inventado, y lo enviaron a un hospital psiquiátrico en la ciudad de Kotélnich, donde ingresó en enero de 1947 bajo el nombre de András Tamás. Su nombre desapareció de las listas de prisioneros y Hungría lo declaró muerto en 1954. Como Toma no sabía ruso y nadie en el hospital hablaba húngaro, permaneció recluido hasta que en el año 2000 un lingüista checo llamado Karol Moravčík visitó el hospital y se dio cuenta de que Toma hablaba húngaro y no estaba loco. En agosto del año 2000 Toma regresó a Hungría, donde su identidad se confirmó gracias a una prueba de ADN. Vivió con su hermana Anna hasta su muerte en 2004, a los 74 años.

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En una ocasión, después de un concierto, los Rolling Stones se encontraban en su camerino charlando y relajándose cuando alguien llamó a su puerta diciendo "Viene la Policía" ("The Police is coming"). A toda prisa, recogieron las numerosas drogas y parafernalia que tenían en la habitación y las tiraron por el retrete. Instantes después, Andy Summers, Stewart Copeland y Sting (los miembros del grupo The Police) entraban en el camerino.

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En 1801, combatiendo al ejército francés en Egipto, el teniente coronel británico George Murray y sus hombres se encontraron de repente con una gran escasez de agua y sin medios para aprovisionarse. Entonces Murray recordó que Julio César mencionaba en sus memorias haber tenido el mismo problema prácticamente en el mismo lugar en el que se encontraban, cerca de Alejandría. Tras consultar una copia de la obra de César, que siempre llevaba consigo, Murray descubrió que los romanos habían encontrado agua cavando a cierta profundidad, así que hizo que sus hombres cavaran pozos en la arena. Tal y como Julio César había dejado escrito, muy pronto los británicos encontraron agua en el subsuelo del desierto.

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En una ocasión el dramaturgo francés Georges Feydeau (1862-1921) se encontraba en un elegante restaurante parisino cuando le sirvieron una langosta que tenía una sola pinza. Feydeau se quejó airadamente al camarero y este le explicó que en ocasiones las langostas peleaban entre ellas en el tanque en el que las mantenían. A lo que Feydeau respondió: "Entonces llévese esta y tráigame a la que ganó la pelea".

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El sorteo del 30 de marzo de 2005 de la lotería Powerball (que se vende en 45 de los estados de los Estados Unidos, además de en Washington DC, Puerto Rico y las Islas Vírgenes Americanas) deparó un resultado insólito al revelar nada menos que 110 acertantes del segundo premio (que cobraron entre 100000 y 500000 dólares cada uno) un número estadísticamente casi imposible. La empresa organizadora sospechó en un principio que podía tratarse de un fraude; pero al investigar el caso descubrió sorprendida que los ganadores habían apostado a los "números de la suerte" que habían encontrado en el interior de unas galletas de la fortuna de las que se sirven en los restaurantes chinos,  fabricadas por la empresa Wonton Food Inc. y que coincidían con cinco de los seis números de la combinación ganadora.

domingo, 20 de julio de 2025

El Britisches Freikorps, los voluntarios británicos del ejército nazi

Insignia del Britisches Freikorps

Durante la Segunda Guerra Mundial en torno a un millón de combatientes extranjeros lucharon en las filas del ejército alemán, encuadrados en unidades especiales de la Wehrmacht o de las Waffen-SS. Estas unidades se nombraban según el origen de los hombres que las componían; había belgas, franceses, italianos, españoles (la célebre División Azul), escandinavos, rusos, croatas, rumanos, húngaros... Había incluso una unidad formada por voluntarios indios (la Legion Freies Indien), otra de musulmanes croatas y bosnios (la 13. Waffen-Gebirgs-Division der SS Handschar) y otra de árabes de Oriente Medio y el norte de África (la Legion Freies Arabien). Algunos lo hacían porque simpatizaban con la ideología nazi; otros, porque creían que una alianza con Alemania supondría un beneficio para sus propios intereses. Y entre estas unidades hubo una, pequeña, casi insignificante, pero muy interesante: el Britisches Freikorps o Cuerpo de Voluntarios Británicos de las Waffen-SS.

John Amery (Londres, 1912) era hijo de Leo Amery, destacado político del Partido Conservador que llegó a ser Primer Lord del Almirantazgo (1922-24), Secretario de Estado para las Colonias (1924-29) y Secretario de Estado para la India (1940-45). John heredó de su padre un profundo sentimiento anticomunista, llevándolo más lejos; convencido de que la democracia y el liberalismo eran inútiles en la lucha contra el comunismo, abrazó desde muy joven el ideario fascista (a pesar de que sus abuelos maternos eran judíos de origen húngaro convertidos al protestantismo tras instalarse en el Reino Unido). Tuvo una juventud un tanto turbulenta, causando muchos quebraderos de cabeza a su padre, el cual tuvo que sacarlo de problemas en más de una ocasión. Finalmente, en 1936, tras declararse en bancarrota a causa de varios negocios fracasados, abandonó Gran Bretaña con rumbo al continente.

Se instaló en París, donde se hizo amigo del líder fascista francés Jacques Doriot. Le dijo a su familia que había participado en la Guerra Civil española, e incluso había sido condecorado por el régimen de Franco, pero era mentira; no pisó suelo español hasta que la guerra hubo terminado, y su colaboración con Franco se limitó a ejercer de intermediario entre su gobierno y grupos de la extrema derecha francesa y traficantes de armas. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Francia, Amery permaneció en territorio del régimen colaboracionista de Vichy, aunque su poca sintonía con el régimen le llevó a querer instalarse en Alemania, algo que no consiguió hasta 1942.

John Amery (1912-1945)

En Alemania su entusiasmo impresionó al mismísimo Adolf Hitler, quien le permitió quedarse como "invitado" del régimen nazi. Amery se dedicó a escribir y grabar mensajes que se emitían por radio y en los que exhortaba a los británicos a cesar su guerra con Alemania y unirse a ella en su lucha contra su enemigo común, la Unión Soviética. En enero de 1943, durante una breve visita a Francia, se reencontró con Doriot, que por entonces servía en la Legión de Voluntarios Franceses Contra el Bolchevismo, una unidad formada por franceses colaboracionistas. A Amery se le ocurrió que podía crear una unidad similar formada por británicos, no tanto como una unidad militarmente significativa, sino más bien como una maniobra propagandística para hacer ver al pueblo británico que era psoible que británicos y alemanes luchasen juntos contra los comunistas. Al regresar a Alemania expuso su idea a las autoridades nazis y, tras obtener el visto bueno, comenzó a reclutar miembros para su unidad, que llamó originariamente Legión Británica de San Jorge.

Amery empezó a buscar voluntarios en los campos de internamiento de civiles británicos y de la Commonwealth. Al no obtener apenas resultados, pasó luego a buscarlos en los campos de prisioneros de guerra, aunque por lo general era recibido con indiferencia, cuando no con hostilidad, por los prisioneros que lo consideraban un traidor. En octubre de 1943, tras varios meses de trabajo, la unidad de Amery contaba únicamente con ocho reclutas. Las SS, descontentas con la lentitud del proceso, pero aún convencidas de su utilidad, decidieron apartar a Amery del mando de la unidad (a partir de entonces se dedicaría exclusivamente a las emisiones radiofónicas de propaganda) nombrando como nuevo comandante al SS-Hauptsturmführer Hans Werner Roepke. En enero de 1944 la unidad pasó a llamarse oficialmente Britisches Freikorps; quedó establecido que nunca se enfrentarían a tropas británicas, ni serían utilizados en labores de espionaje; no estarían formalmente sujetos a la legislación militar alemana ni tendrían que prestar juramento de fidelidad a Hitler. En febrero fueron trasladados a Hildesheim, una localidad cercana a Hannover, donde recibieron sus uniformes, similares a los de las Waffen-SS aunque con insignias británicas.

Roy Courlander, uno de los miembros más destacados del BFC

El reclutamiento seguía avanzando poco a poco; algunos se unían voluntariamente, otros bajo amenaza (varios de ellos fueron obligados a alistarse porque mantenían relaciones con mujeres alemanas, un delito que podía haberles costado la pena capital). En mayo de 1944 la unidad constaba de 23 miembros, insuficientes incluso para formar un pelotón. En octubre fueron trasladados de nuevo, esta vez a Dresde, donde comenzaron su entrenamiento en un campamento de las Waffen-SS. En octubre Roepke fue sustituido por un nuevo líder, el SS-Obersturmführer Walter Kühlich.

Para aquel entonces los voluntarios británicos comenzaban ya a dudar de su decisión. El desembarco de Normandía les había hecho ver que el final del Tercer Reich podía estar muy próximo y temían que si eran capturados fueran acusados de traición. Varios miembros de la unidad trataron de huir, lo que les llevó de vuelta a los campos de prisioneros tras ser capturados. El número de miembros se mantuvo en torno a la veintena; los nuevos reclutas apenas compensaban las renuncias y las bajas por deserción. La falta de documentación hace difícil dar cifras concretas, pero se estima que apenas una cincuentena de miembros, británicos y de otros países de la Commonwealth, pasaron por la unidad, y que el número máximo de integrantes nunca alcanzó la treintena.

En febrero de 1945 la unidad fue enviada a Berlín para participar en la defensa de la capital ante el inexorable avance de las tropas soviéticas. En marzo fueron de nuevo recolocados, esta vez en Niemegk, como apoyo de una unidad blindada de las SS. Unas semanas más tarde fueron asignados como batallón de reconocimiento a la 11ª División de Granaderos "Nordland", una unidad formada principalmente por voluntarios escandinavos y holandeses, quedando adscritos con ella al III Cuerpo Panzer. Para entonces Kühlich ya había sido sustituido por un nuevo comandante, el SS-Hauptsturmführer Alexander Dolezalek.

El 29 de abril de 1945, ante la inminente derrota alemana, el comandante del III Cuerpo Panzer, el general Felix Steiner, ordenó a sus tropas retirarse y dirigirse al oeste, prefiriendo rendirse a las tropas británicas y estadounidenses antes que a los soviéticos. En la desbandada general los miembros restantes del Britisches Freikorps se quitaron sus uniformes y procuraron mezclarse con otros prisioneros británicos, tratando de ocultar sus acciones y evitar el castigo. Durante un tiempo circuló el rumor de que uno de los miembros del Britisches Freikorps había tomado parte en la defensa de Berlín, pero no hay pruebas de que sea cierto. Probablemente, se trataba de Wilhelm Rössler, un soldado alemán que colaboró con el BFC como traductor por su dominio del inglés, y que solía vestir un uniforme similar, aunque sin insignias británicas. En la práctica, el Britisches Freikorps nunca llegó a entrar en combate activo, ni siquiera a ser una unidad viable.

Kenneth Berry y Alfred Minchin, con sus uniformes del Britisches Freikorps (abril de 1944) 

A pesar de la falta de documentos y de que muchos de los miembros del Britisches Freikorps utilizaban nombres falsos mientras permanecieron en aquel cuerpo, las autoridades británicas lograron identificar a varios de ellos que fueron sometidos a consejo de guerra tras el conflicto, acusados de colaborar con el enemigo. La mayoría se defendió alegando que al unirse al Britisches Freikorps solo buscaban una oportunidad para fugarse, sabotear la unidad desde dentro o recopilar información sobre el ejército alemán, aunque los tribunales por lo general no les creyeron. Entre los antiguos miembros que fueron juzgados estaban:

- Kenneth Berry (1925-1992), marinero británico, condenado a nueve meses de trabajos forzados. El tribunal se mostró benévolo con él por su corta edad (aún no había cumplido los 18 cuando se unió a la unidad)

- Roy Courlander (1914-1979), soldado neozelandés condenado a quince años de prisión, pena luego reducida a nueve años (de los que solo cumpliría seis).

- Thomas Cooper (1919-1987?), antiguo miembro del partido fascista británico British Union of Fascists, que trabajaba en Stuttgart cuando estalló la guerra y se unió poco después a las SS. Condenado a muerte por traición, su sentencia fue luego conmutada por la de cadena perpetua, y fue puesto en libertad en 1953.

- Frank McLardy (1915-1981), también miembro de la BUF, sanitario militar británico, condenado a cadena perpetua, pena luego conmutada por la de 15 años de prisión (de los que solo cumplió siete).

- William Brittain, soldado británico, condenado a diez años de cárcel y liberado poco después por motivos de salud.

- Edwin Martin (1919-1987), soldado canadiense, condenado a 25 años de cárcel, fue indultado en 1954.

- Alfred Minchin (1917-1998), marino mercante británico, sentenciado a siete años de cárcel.

- Eric Pleasants (1913-1998), marino mercante británico, capturado por los soviéticos en 1946 y acusado de la muerte de dos soldados soviéticos, permaneció en un gulag en Siberia hasta 1954, cuando fue deportado al Reino Unido. Las autoridades británicas se limitaron a tomarle declaración, considerando que su estancia en Siberia había sido un castigo suficiente por sus crímenes.

- William Shearer (1917-1995), teniente del ejército británico, no fue sometido a juicio debido a que se le consideró mentalmente incapacitado; sufrió un colapso nervioso en marzo de 1943 y fue repatriado por la Cruz Roja poco después.

- Douglas Berneville-Claye (1917-1975), un peculiar sujeto con numerosos antecedentes penales por estafa, robo y bigamia, capturado en el norte de África en diciembre de 1942. Acusado por sus compañeros de reclusión de espiar para los alemanes, estos lo retiraron del campo en el que se encontraba ante la amenaza de que los demás presos lo ejecutaran por traidor. Durante un cierto tiempo se desconoce su paradero, hasta que en abril de 1945 se incorpora al Britisches Freikorps, solo por unos días, antes de darse a la fuga y entregarse a las tropas británicas. No fue sometido a juicio ante la ausencia de pruebas.

- Henry Symonds (1924-1994), soldado británico, condenado a 15 años de prisión.

- Douglas Mardon, Pieter Labuschagne y Lawrence Viljoen, soldados sudafricanos capturados en el Norte de África. Mardon y Labuschagne fueron condenados respectivamente a nueve y cuatro meses de cárcel, mientras que Viljoen fue absuelto tras probar que había huido sin ni siquiera llegar a integrarse de manera efectiva en la unidad.

En cuanto a John Amery, el impulsor original de la creación de la unidad, fue capturado en abril de 1945 por partisanos italianos cerca de la ciudad de Como, tras haberse trasladado a Italia para colaborar con la República de Salò, el último estertor del régimen fascista de Mussolini. Entregado a los británicos y juzgado por traición, pese a los intentos de su familia por influir en el veredicto, John se declaró culpable de todos los cargos, aunque señalando que nunca había conspirado contra el Reino Unido y que no era un nazi, sino un anticomunista. Declarado culpable y condenado a muerte, fue ahorcado en la prisión londinense de Wandsworth el 19 de diciembre de 1945, y enterrado en una tumba sin nombre en el cementerio de la prisión. En 1996 su hermano menor Julian consiguió permiso para exhumar sus restos, que fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en Francia.

lunes, 16 de junio de 2025

Cuando los norteamericanos perdieron 200 soldados tomando una isla deshabitada



Las islas Aleutianas son un archipiélago de islas volcánicas que se extiende a lo largo de más de 1900 kilómetros por el Pacífico Norte, desde Alaska a la península rusa de Kamchatka. Son mas de 300 islas que, descubiertas y exploradas en el siglo XVIII, permanecieron bajo soberanía rusa hasta que en 1867 fueron vendidas, junto con Alaska, a los EEUU por 25 millones de dólares. Los rusos conservaron únicamente la soberanía sobre las islas más cercanas a sus costas, las llamadas Islas del Comandante.

A principios de junio de 1942, apenas seis meses después del ataque a Pearl Harbor, una nutrida fuerza aeronaval japonesa, bajo el mando del vicealmirante Kakuji Kakuta, se dirigió a las Aleutianas, bombardeando las bases norteamericanas en Dutch Harbor (en la isla Unalaska) y Fort Glenn (isla Umnak) los días 3 y 4 de junio, y desembarcando en la isla de Kiska (277 km2) el 6 de junio y en la de Attu (896 km2) al día siguiente. Para entonces la mayoría de sus habitantes habían sido evacuados a Alaska; solo quedaban 42 indígenas aleuts y un matrimonio blanco en Attu, que fueron capturados y llevados a Japón, y diez soldados de la Marina que atendían una estación metereológica en Kiska (dos murieron y ocho fueron tomados como prisioneros).

Tropas japonesas izan la bandera imperial tras tomar Kiska (6 de junio de 1942)

Aún genera dudas el motivo por el que los japoneses atacaron las Aleutianas. Seguramente, fue en parte una maniobra de distracción para desviar la atención de los norteamericanos de su verdadero objetivo: las islas Midway, donde había una importante y estratégica base aeronaval que fue atacada por los japoneses al mismo tiempo y donde se iba a librar una de las batallas decisivas de la guerra en el Pacífico. También hubo cierto componente propagandístico: al tratarse las islas de territorio norteamericano (fueron el único territorio de EEUU ocupado durante la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez que una potencia extranjera invadía el país desde la guerra anglonorteamericana de 1812) su conquista se publicitó en Japón como una gran victoria de su ejército.

En un primer momento, la reacción norteamericana fue de indiferencia. Attu y Kiska no tenían valor estratégico, ni económico: eran islas desoladas, demasiado lejos de cualquier objetivo apetecible para un ataque japonés. Durante los primeros meses apenas les prestaron atención más allá de bombardear de vez en cuando las posiciones japonesas desde los aeródromos construidos a toda prisa en las islas de Adak y Atka (a unas 200 millas de Kiska y el doble de Attu). La mayoría de los altos mandos norteamericanos eran partidarios de dejar a los japoneses allí hasta el final de la guerra, si fuera preciso, y concentrar sus esfuerzos en el Pacífico Sur, donde realmente se iba a decidir el destino del conflicto. Pero había otra corriente de opinión, patriótica y nacionalista, para la que la presencia de tropas invasoras en territorio norteamericano era una ofensa y un deshonor al que había que poner remedio de inmediato. También se decía que los japoneses podían usar las islas como cabeza de puente para atacar Alaska o incluso la costa oeste norteamericana; algo sumamente improbable, ya que los japoneses carecían de bombarderos con tanta autonomía.

Tropas norteamericanas desembarcando en Massacre Bay (isla de Attu)

Mientras tanto, las tropas japonesas se dedicaban a fortificar ambas islas, construyendo posiciones defensivas, túneles, nidos de ametralladoras, en vistas al contraataque norteamericano, mientras eran abastecidas regularmente por convoyes enviados desde Japón. Los norteamericanos tardaron meses en reaccionar; ni siquiera aprovecharon cuando, entre agosto y octubre de 1942, la guarnición de Attu fue trasladada a Kiska en previsión de un ataque, quedando la isla desocupada. Finalmente, en enero de 1943 los americanos desembarcaron en Amchitka, una isla a solo 50 millas de Kiska, cuyo relieve plano la hacía perfecta para instalar un aeródromo. En marzo de ese año, el contraalmirante Thomas C. Kinkaid decretó un bloqueo naval a las islas; una fuerza naval al mando del contraalmirante Charles McMorris fue desplegada en la zona para interrumpir el envío de convoyes de aprovisionamiento a las islas. El 27 de marzo la escuadra de McMorris interceptaba cerca de las Islas del Comandante a un convoy japonés que llevaba suministros para Attu y Kiska; se trataba de tres buques de carga custodiados por cuatro destructores, dos cruceros pesados y dos ligeros. Los norteamericanos, pese a contar con fuerzas inferiores (cuatro destructores y un crucero pesado y otro ligero) se lanzaron al ataque; tras un intercambio de cañonazos, el vicealmirante Boshiro Hosogaya, al mando de la flota japonesa, decidió retirarse, temeroso de que los americanos recibieran refuerzos (una decisión duramente criticada a su regreso a Japón y que provocó su destitución). La llamada batalla de las islas Komandorski supuso el final de los convoyes de aprovisionamiento a las posiciones japonesas en las Aleutianas, que a partir de entonces tuvieron que ser abastecidas con submarinos, lo que redujo sensiblemente la cantidad de víveres y municiones entregada.

Finalmente, el 11 de mayo de 1943 15000 soldados de las Divisiones 7ª y 17ª, apoyados por tres escuadrones de la Fuerza Aérea canadiense, desembarcaban en Attu en lo que se llamó Operación Landcrab. Eligieron atacar primero Attu, la más lejana de las dos islas, porque en ella la guarnición japonesa era menor y porque así dejaban a Kiska entre dos bases americanas. Los norteamericanos encontraron problemas desde un primer momento. Las rigurosas condiciones climatológicas, agravadas porque muchos de los soldados carecían de ropa y equipos adecuados para el frío, provocaron numerosas bajas por hipotermia, congelación y enfermedad. El suelo de la isla, mayormente blando y encharcado, impedía usar vehículos de carga para desembarcar el material, que tenía que ser llevado a mano, multiplicando el esfuerzo de los soldados y el tiempo necesario para ello. Además los japoneses, en lugar de atacarlos en las playas, prefirieron retirarse y atrincherarse en las zonas más elevadas de la isla, desde donde francotiradores, nidos de ametralladoras y pequeños grupos de soldados con ametralladoras ligeras y morteros convertían en un suplicio el avance de los americanos hacia el interior. La inteligencia americana, además, estimaba en unos 500 los soldados japoneses en la isla; en realidad había cerca de 3000. 

El 29 de mayo, tras 17 días de combates, sin alimentos, sin apenas municiones y habiendo perdido toda esperanza de recibir auxilio, el comandante japonés, el coronel Yasuyo Yamasaki ordenó matar a sus heridos con inyecciones de morfina y se puso al frente de los últimos supervivientes para lanzar un último ataque a la desesperada, con el objetivo (más ilusorio que real) de tomar Engineer Hill, una posición elevada donde los norteamericanos habían instalado una batería de artillería, con el objetivo de usar sus propios cañones para bombardear a las tropas americanas. Muchos de los japoneses iban armados únicamente con sus bayonetas, debido a la carencia de municiones. La carga japonesa tomó por sorpresa a los americanos, sobrepasando sus primeras líneas y llegando hasta la retaguardia, donde se enzarzaron en un brutal combate cuerpo a cuerpo. Fue una de las mayores cargas banzai (ataques suicidas en oleadas) de la guerra, y como era habitual en este tipo de ofensivas, provocó la muerte de la mayoría de los atacantes, incluido Yamasaki y todos sus oficiales. Los que no cayeron en combate se suicidaron luego haciendo explotar granadas pegadas a su pecho.

Esa carga supuso el final de la resistencia japonesa en Attu, aunque los informes de la Marina norteamericana hablan de pequeños grupos aislados que siguieron hostigando a los americanos hasta principios de julio, y que el último japonés abatido en la isla lo fue el 8 de septiembre. Oficialmente, los japoneses tuvieron 2351 muertos (probablemente fueron muchos más; esos fueron únicamente los cadáveres enterrados por los americanos) y solo 28 prisioneros, ninguno de ellos oficiales, y casi todos demasiado heridos como para seguir combatiendo. Por su parte, los norteamericanos tuvieron 549 muertos y cerca de 1200 heridos, además de otras 1800 bajas por enfermedad y congelaciones. Una gran fuerza naval, formada por más de una veintena de unidades, había comenzado a reunirse en la Bahía de Tokio para acudir en ayuda de Attu, pero la isla había caído antes de que la flota estuviera dispuesta para zarpar.

Soldados norteamericanos disparan fuego de mortero contra posiciones japonesas en Attu

La feroz resistencia japonesa supuso un shock para los soldados norteamericanos. Sabían de la combatividad de los nipones, pero en modo alguno esperaban una resistencia tan encarnizada y suicida. También sus superiores estaban hondamente preocupados por el elevado número de bajas que habían tenido. Y en Kiska había muchos más japoneses que en Attu, entre 5000 y 6000 soldados. Así que en lugar de lanzarse inmediatamente a su conquista, prefirieron tomarlo con más calma y preparar el ataque con más precauciones. En las siguientes semanas, Kiska fue sometida a intensos bombardeos por mar y aire, como preparativo para el desembarco.

Sin embargo, a partir del mes de junio las fotografías tomadas por los aviones norteamericanos que sobrevolaban la isla mostraban una extraña actividad. Los japoneses parecían haber desmantelado algunos edificios, desmontado parte de su artillería antiaérea y había una inusual actividad en el puerto. La inteligencia norteamericana informó a Kincaid de que todo indicaba que los japoneses se preparaban para evacuar Kiska; pero el contraalmirante creyó que se trataba de una estratagema y que sus enemigos les estarían esperando ocultos en el interior de la isla, como en Attu. Y el plan para el desembarco, denominado Operación Cottage, siguió como estaba previsto, pese a que las fotografías aéreas mostraban nuevos indicios: vehículos que parecían llevar días sin moverse, falta de respuesta a los daños causados por los bombardeos, incluso los pilotos americanos informaban que ya no recibían fuego de la artillería antiaérea, solo disparos aislados de armas de menor calibre. El 28 de julio cesaron por completo las transmisiones de radio procedentes de Kiska; pero una vez mas Kincaid creyó que todo era parte de un plan de los japoneses.

Aviones de la USAF bombardean Kiska

Mientras las tropas norteamericanas se preparaban para el asalto definitivo a Kiska tuvo lugar un extraño incidente que pasaría a la historia como la Batalla de los pips. El 27 de julio la fuerza naval norteamericana que patrullaba la zona detectó en sus radares una serie de pips (contactos) de origen desconocido a unos 80 millas al oeste de Kiska. Creyendo que se trataba de una flota japonesa, se ordenó abrir fuego contra ellos. Los acorazados USS Mississippi y USS Idaho dispararon más de 500 proyectiles de 360 milímetros hacia aquella zona. Los contactos acabaron por desaparecer y se creyó que habían hundido a todos los barcos enemigos; pero, al registrar la zona no encontraron ningún indicio que indicara que allí se habían hundido barcos, ni restos a la deriva, ni cadáveres, ni manchas de combustible. Mas tarde se confirmaría que no había ningún barco japonés en más de 300 kilómetros a la redonda. Los contactos se han explicado como errores del radar (una tecnología entonces aún muy moderna) o bien, más recientemente, como bandadas de pardelas sombrías (Ardenna grisea) o pardelas de Tasmania (Ardenna tenuirostris), aves migratorias que suelen pasar por las Aleutianas en torno a julio.

El 15 de agosto de 1943 35000 soldados norteamericanos, de varias unidades como la 7ª División y la 10ª División de Montaña desembarcaban en la costa este de Kiska, en medio de una intensa niebla que imposibilitaba la acción de la artillería. Al día siguiente, una fuerza de 5300 soldados de la 6ª División canadiense hacían lo propio en la parte opuesta de la isla. Algunos habían vivido los combates de Attu, y otros habían oído hablar de ellos; todos tenían los nervios a flor de piel, esperando el inminente ataque japonés de un momento a otro. Pero los japoneses no acababan de aparecer. Sin embargo, los soldados, altamente sugestionables, informaban de voces hablando japonés entre la niebla y de escondites donde habían encontrado comida aún caliente, como si acabaran de haber sido abandonados. Y empezaron a sucederse los tiroteos fortuitos y los casos de fuego amigo: el nerviosismo general hacía que los soldados disparasen al menor indicio, creyendo ver enemigos por todas partes. 

Y para colmo de males, los canadienses, igualmente nerviosos, habían comenzado a avanzar hacia el interior de la isla sin coordinarse con los norteamericanos ni asegurarse de su posición. Una avanzadilla canadiense tomó contacto con una norteamericana y cada una creyó que los otros eran japoneses; en el tiroteo que se desató a continuación murieron cuatro canadienses y veintiocho norteamericanos, con medio centenar de heridos por cada bando. El número de bajas seguía aumentando antes de que nadie hubiera visto a un solo japonés; al fuego amigo se sumaban los accidentes, las minas y las bombas trampa instaladas por los japoneses. El 18 de agosto el destructor USS Abner Read chocó con una mina cuando entraba al puerto; la explosión le arrancó parte de la popa y causó la muerte de 71 marineros y heridas a otros 47.

Tropas americanas desembarcando en Kiska

El 24 de agosto Kiska fue declarada segura sin que se hubiera informado de ningún contacto con tropas japonesas. ¿Donde estaban? Lo que los americanos habían tomado como una estratagema para hacerles creer que los japoneses abandonaban la isla resultó que era real. Una vez hubo caído Attu, los japoneses sabían que su situación en Kiska era insostenible y el alto mando ordenó la evacuación total de la isla. Después de varias semanas de preparativos, el 28 de julio, el día que habían cesado las comunicaciones de radio, una flotilla japonesa, amparada en la densa niebla que envolvía la isla, había evacuado a la mayor parte de los soldados y de su equipo, llevándolos a un puerto seguro en las islas Kuriles. Atrás había quedado únicamente un reducido número de soldados, que eran los responsables del fuego de ametralladoras contra los aviones americanos, para completar el desmantelamiento e instalar trampas y minas; habían sido evacuados unos días más tarde a bordo de un submarino. 

Como resultado final de la Operación Cottage, los norteamericanos habían tenido unos 200 muertos y 400 heridos. Un número indudablemente elevado para tomar una isla en la que no quedaba nadie, aunque a la opinión pública se le vendió como un éxito la reconquista de la isla.

domingo, 20 de abril de 2025

Fotografías históricas (XXII)

 

El torero y escritor Ignacio Sánchez Mejías, famoso por su amistad con los miembros de la Generación del 27, vela el cadáver de su cuñado y amigo íntimo José Gómez Ortega, Joselito, que acaba de morir corneado por un toro llamado Bailador. Talavera de la Reina, 16 de mayo de 1920.


Edward "Ned" Maddrell (1877-1974) es considerado el último hablante nativo del idioma gaélico manés (el idioma céltico propio de la isla de Man). Aunque tras su muerte el manés se consideró extinto, en las últimas décadas tanto las autoridades como los propios habitantes de la isla se han esforzado en recuperarlo.


"Las hadas de Cottingley". Entre 1917 y 1921 dos jóvenes primas llamadas Elsie Wright (nacida en 1901) y Frances Griffith (1907) tomaron varias fotografías en la localidad inglesa de Cottingley (West Yorkshire), donde residían, en las que aparecían acompañadas de hadas, similares a las de los cuentos infantiles. La publicación de las fotografías alcanzó una gran repercusión y mucha gente (entre ellos el célebre escritor sir Arthur Conan Doyle) las dio por verdaderas. No fue hasta 1981 en que las dos primas, ya ancianas, reconocieron haber falsificado las fotografías, usando recortes de papel prendidos con alfileres.


650 veteranos de la Primera Guerra Mundial rinden homenaje a los caballos muertos durante el conflicto (Camp Cody, Nuevo México, 1919).


El punto azul pálido. El 14 de febrero de 1990 la sonda Voyager 1 tomó la foto más lejana jamás tomada del planeta Tierra. En aquel momento se encontraba a más de seis mil millones de kilómetros de distancia, y la Tierra aparece como un diminuto punto azul en mitad de la inmensidad del espacio.



La llamada tormenta de polvo del Domingo Negro fue una de las peores tormentas de polvo de la historia de los EEUU. Tuvo lugar el 14 de abril de 1935, afectando a los estados de Oklahoma y Texas y se estima que desplazó del orden de 300000 toneladas de tierra y polvo, causando un número indeterminado de muertos, y provocando el inicio del éxodo de miles de habitantes de las zonas afectadas hacia California en los meses siguientes.


El bibliotecario y arqueólogo Manuel Esteve Guerrero (1905-1976), director de la Biblioteca Municipal de Jerez, posa con un casco corintio de bronce (siglo VI a. C.) hallado a orillas del río Guadalete (1938).


A finales de 1899 y principios de 1900, para luchar contra un brote de peste bubónica, las autoridades de Honolulu decidieron quemar los edificios del barrio de Chinatown donde se hubieran producido casos. Uno de estos incendios, sucedido el 20 de enero de 1900, quedó fuera de control y se extendió a los edificios cercanos, permaneciendo activo durante diecisiete días y arrasando la mayor parte del barrio. Centenares de personas (fundamentalmente inmigrantes chinos y japoneses y nativos hawaianos) perdieron sus hogares y fueron realojados a la fuerza en campos de retención para prevenir nuevos brotes.



Hombre con una punt gun o escopeta de barca (c. 1900). Las punt gun son escopetas de gran tamaño que tradicionalmente se utilizaban para cazar aves acuáticas, pudiendo abatir hasta cincuenta ejemplares con un solo disparo. Aunque en EEUU su posesión y uso todavía es legal en algunos estados, las leyes federales prohíben su uso para cazar aves acuáticas migratorias.



La legendaria tiradora Annie Oakley (1860-1926) dispara por encima de su hombro utilizando un espejo (c. 1890).


El 12 de octubre de 1960 un estudiante de 17 años llamado Otoya Yamaguchi, de ideología ultranacionalista, apuñaló con una wakishazi o espada corta tradicional al político Inejirō Asanuma, líder del Partido Socialista de Japón, durante un debate electoral. Asanuma murió poco después a causa de la hemorragia, y Yamaguchi se ahorcó en su celda tres semanas después.


Richard "Dick" Bong (1920-1945) fue un condecorado piloto norteamericano que acreditó 40 aviones japoneses derribados en el frente del Pacífico, el mayor número de derribos conseguidos por un piloto estadounidense en la Segunda Guerra Mundial. Murió el 6 de agosto de 1945, el mismo día en el que se arrojaba la bomba atómica sobre Hiroshima, al estrellarse en Burbank (California) mientras probaba un caza a reacción P-80 Shooting Star.


domingo, 19 de enero de 2025

Smoky

Smoky (1943?-1957)

Corría el mes de febrero de 1944 cuando un soldado norteamericano llamado Ed Downey, que conducía un Jeep por una carretera de la selva de Nueva Guinea, tuvo que detenerse al averiarse su vehículo. Mientras trataba de ponerlo en marcha, empezó a escuchar un ruido extraño procedente de la selva. Curioso, fue a investigar y descubrió que el sonido lo producía un diminuto Yorkshire Terrier que estaba escarbando en el fondo de una trinchera abandonada. Se trataba de una hembra que, pese a su pequeño tamaño (no pesaba ni dos kilos) era ya una adulta. Extrañado por la presencia de aquel perrito en semejante lugar, Downey lo llevó de vuelta a su base y se lo entregó a un mecánico apellidado Dare. Creyeron que podía pertenecer a algún oficial japonés, pero tras llevarlo a un campamento de prisioneros cercano descubrieron que no entendía las órdenes en japonés.

Poco después Dare recibió la visita de Bill Wynne, un soldado de Cleveland que formaba parte del 26º Escuadrón de Reconocimiento Fotográfico y era un entusiasta de los perros. Wynne quiso comprar a la perra y ofreció a Dare dos libras australianas, pero Dare le pidió tres. Al día siguiente, Dare se acercó al laboratorio fotográfico donde Wynne estaba trabajando y aceptó venderle a la perra por dos libras (unos seis dólares y medio de la época); estaba en mitad de una partida de póker y se había quedado sin dinero. 

William Anthony "Bill" Wynne (1922-2021)

Wynne llamó a la perra Smoky y muy pronto se dio cuenta de su extraordinaria inteligencia; se aprendía con rapidez todos los trucos y las órdenes que Wynne le enseñaba. No tardó en empezar a hacer pequeñas actuaciones ante el personal de la base, mostrando sus habilidades. Smoky acompañaba a Wynne a todas partes, dormía en su tienda, y él se esforzaba por cuidar de ella: la bañaba a diario para librarla de garrapatas y otros parásitos, y aunque no podía conseguir comida para perros, compartía con ella sus raciones; descubrió que le encantaban los huevos y la carne enlatada que les daban en la base. 

En julio de 1944 Wynne fue ingresado con una fiebre altísima en un hospital de campaña cerca de la aldea de Nadzab; había contraído el dengue. Sus compañeros introdujeron a Smoky en el hospital a escondidas; allí se enteró Wynne de que la revista militar Yank, the Army Weekly había nombrado a Smoky "la mejor mascota del área del Pacífico Suroeste". Las enfermeras no tardaron en descubrirla, pero Smoky se ganó inmediatamente su cariño y pidieron permiso al director del hospital, el coronel Charles W. Mayo (miembro de una respetada familia de médicos e hijo de uno de los fundadores de la célebre Clínica Mayo) para que las acompañara en sus rondas; el coronel lo permitió tras ver como la presencia de la perra levantaba el ánimo de los soldados hospitalizados. Así, mientras Wynne estuvo en el hospital, Smoky acompañaba cada día a las enfermeras y volvía por la noche para dormir en la cama de su dueño.

Smoky visitando a un soldado herido en el hospital

Una vez tuvo el alta, Wynne (y Smoky) fue enviado a la ciudad australiana de Brisbane durante dos semanas, para terminar de recuperarse. Wynne aprovechó su estancia para visitar varios hospitales militares y mostrar las habilidades de la perrita, con un enorme éxito entre los soldados allí ingresados. Ya en septiembre Wynne se reincorporó a su unidad, que había sido trasladada a la isla de Biak (al norte de Papúa), tomada hacía poco a los japoneses. En Biak Wynne dejó su puesto en el laboratorio y comenzó a volar con el 3º Escuadrón de Rescate de Emergencia en busca de pilotos derribados. Volaban generalmente en hidroaviones PBY Catalina y Smoky también le acompañaba; sus compañeros de tripulación no pusieron objeciones, sobre todo después de que Wynne les dijera que la perra era su "amuleto de la suerte". Generalmente iba metida en una mochila militar, colgada al lado de las ametralladoras; a veces, si la situación era tranquila, se dedicaba a corretear por el interior del avión.

Su siguiente parada fueron las Filipinas. Allí, Smoky fue protagonista de otra de sus hazañas: ayudó a tender una línea de comunicaciones por debajo de la pista de un aeródromo en el golfo de Lingayen, arrastrando los cables por un estrechísimo canal de desagüe, evitando así tener que excavar una zanja de un lado a otro de la pista, lo que habría dejado el aeródromo sin actividad durante al menos tres días. En su tiempo libre, Wynne y Smoky seguían visitando hospitales de campaña para elevar el ánimo de los soldados enfermos y heridos, además de actuar para los propios soldados de la base y para los habitantes de los pueblos cercanos, especialmente niños, que asistían fascinados a las exhibiciones del Terrier.

Wynne y Smoky, durante la guerra

El 26º se trasladó luego a Okinawa y a Corea. El 1 de noviembre, terminada ya la guerra, recibió órdenes de regresar a EEUU, a bordo del transporte de tropas USS General W. H. Gordon. El problema era que según se decía el ejército no permitiría que los soldados llevasen mascotas de vuelta a casa, pero Wynne no estaba dispuesto de ninguna manera a dejar atrás a Smoky, así que, con la complicidad de sus compañeros, la introdujo en el barco oculta en el interior de una mochila para el transporte de bombonas de oxígeno. Durante el viaje, los hombres del 26º se turnaron para cuidar de Smoky mientras Wynne pasaba casi todo el tiempo en su litera por culpa del mareo. Aún así, a mitad de travesía un oficial descubrió a Smoky e informó al capitán. No fue el único; otros seis perros habían sido descubiertos a bordo, introducidos por soldados que se negaban a separarse de ellos. Afortunadamente, el capitán no era un hombre inflexible o severo; se limitó a informar a Wynne de que posiblemente tendría que pagar una elevada suma para poder pasar la aduana, y a obligarle a firmar un documento en el que asumía toda la responsabilidad sobre la perra y eximía al barco y a su tripulación de la culpa de cualquier problema que pudiera causar.

El USS General W. H. Gordon llegó a Seattle el 13 de noviembre, y de allí, tras ser oficialmente licenciado, viajó a su hogar en Cleveland en tren. En una parada en Indianapolis, Bill contó la historia de Smoky a un miembro de la USO (United Service Organizations, una entidad benéfica que provee de entretenimiento a los soldados desplegados en el extranjero). Alguien llamó a un periodista del Indianapolis Star, que escribió un artículo sobre la perra que se distribuyó a otras cabeceras a través de una agencia de noticias.

Wynne y Smoky llegaron a Cleveland el 30 de noviembre de 1945. Apenas unos días después el Cleveland Press le entrevistó y el 7 de diciembre sacó en portada la historia con el titular “TINY DOG HOME FROM THE WAR” ("Perrito vuelve a casa de la guerra"). Periódicos de otras partes del país como el New York Daily News, el Chicago Tribune, el Chicago Sun o el Herald America también escribieron sobre ambos, popularizando a Smoky a nivel nacional.

Bill Wynne se casó en septiembre de 1946 con su novia de toda la vida, Margie Roberts, con la que se había prometido antes de marchar al frente. Trabajó en el zoo de Cleveland, en el National Advisory Committee for Aeronautics (NACA), antecedente de la NASA, y en 1953 se convirtió en fotógrafo (luego también reportero) del periódico de Cleveland The Plain Dealer, donde trabajó hasta su jubilación en 1984 y obtuvo numerosos reconocimientos (fue incluso finalista del Premio Pulitzer en 1973). También trató de instalarse en Hollywood, sin éxito, para ser adiestrador de animales para el cine.

Wynne y Smoky siguieron actuando durante años, llevando a cabo sus exhibiciones en hospitales, orfanatos, escuelas, residencias de ancianos o reuniones de veteranos, siempre con gran éxito. Incluso tuvieron una sección propia en un programa de televisión infantil llamado Castles in the Air, emitido en un canal de televisión local de Cleveland, el WKYC Channel 3.

El 21 de febrero de 1957, al volver del trabajo, Bill Wynne encontró a Smoky muerta en su cama. Había fallecido pacíficamente, a los aproximadamente 14 años de edad, mientras dormía. Fue para él un golpe devastador. A sugerencia de su esposa, enterraron a Smoky en la Reserva Natural de Rocky River, en Lakewood (Ohio), junto a un árbol en el que dos décadas atrás, siendo todavía novios, habían grabado sus iniciales. 

The Plain Dealer publicó un obituario en el que narraba detalladamente la historia de Smoky. A raíz de esa publicación, los Wynne recibieron la llamada de una mujer, vecina también de Ohio, llamada Grace Guderian Heidenreich, que había sido enfermera en Nueva Guinea durante la Segunda Guerra Mundial. Grace les contó que a finales de 1943 su entonces prometido, luego esposo, Robert Heidenreich, también desplegado en la zona, la había visitado llevándole como regalo un Yorkshire Terrier que había comprado en Brisbane. El perro, al que habían llamado Christmas, se había escapado poco después y no habían vuelto a verlo. Tras ver las fotografías de Christmas, Wynne concluyó que probablemente se trataba de Smoky, porque habría sido una casualidad enorme que hubiera dos Yorkshire Terriers diferentes perdidos a la vez en la selva de Nueva Guinea.

En 1996 Bill Wynne publicó un libro de memorias titulado Yorkie Doodle Dandy: Or, the Other Woman Was a Real Dog (Yorkie Doodle Dandy: o, la otra mujer era una auténtica perra), en el que contaba sus aventuras durante y después de la guerra con Smoky, incluida la ocasión en la que le salvó la vida advirtiéndole de la llegada de una andanada de artillería que alcanzó el buque de desembarco anfibio en el que viajaban.

En 2003 Wynne fue informado de que se había decidido erigir un monumento en honor a Smoky en el lugar donde había sido enterrada. Wynne, que no había estado allí en décadas, buscó el lugar exacto durante horas hasta que lo encontró. Los restos de Smoky fueron exhumados y vueltos a enterrar dentro de una caja de munición del calibre .30 de la Segunda Guerra Mundial. Sobre ellos se colocó una roca de granito azul de dos toneladas sobre la cual había una estatua de bronce, obra de la escultora Susan Bahary, que representaba a Smoky dentro del casco de un soldado. El monumento, dedicado a "Smoky, el Yorkie Doodle Dandy y los perros de todas las guerras", fue inaugurado el 11 de noviembre de 2005, Día del Veterano, y Wynne, que había enviudado el año anterior, pronunció un emotivo discurso en el que llegó a decir que Smoky le había enseñado a él muchas más cosas de las que él le había enseñado a ella. Wynne moriría el 19 de abril de 2021, a los 99 años de edad.

Muchos años después de la muerte de Smoky, la pequeña Terrier sería reconocida como uno de los primeros perros de terapia de la historia. Estos perros, dedicados a brindar consuelo y apoyo a personas con problemas de salud psicológica, incluidos veteranos de guerra con trastorno de estrés postraumático, son ahora habituales, gracias a que pioneros como Smoky demostraron su utilidad en el tratamiento de estos pacientes.

En 2019 se estrenó un cortometraje sobre su historia: Angel in a Foxhole (Un ángel en una trinchera).

miércoles, 1 de enero de 2025

Pequeñas historias (XL)

El célebre programa de televisión Mythbusters (Cazadores de mitos) tenía previsto dedicar un episodio a revelar los numerosos fallos de seguridad que afectan a la mayor parte de las tarjetas de crédito. El programa nunca llegó a realizarse, ya que varias de las principales compañías de tarjetas de crédito amenazaron al canal en el que se emitía el programa, el Discovery Channel, con llevarlo a los tribunales.

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El 15 de enero de 1977 unos senderistas encontraron en una cueva en el Pinnacle (un promontorio muy frecuentado por excursionistas, cercano a la localidad de Albany, Pennsylvania) el cuerpo congelado de un hombre. La autopsia reveló que había muerto por una sobredosis, pero el cuerpo no pudo ser identificado porque carecía de todo documento. Se le tomaron las huellas y radiografías dentales, pero no sirvieron para identificarlo, así que se le enterró en una tumba sin nombre. En 2019 fue exhumado para obtener una muestra de ADN y poder compararlo con dos casos sospechosos, uno en Illinois y otro en Florida, a través de NamUs, una base de datos de ámbito nacional sobre personas desaparecidas, pero resultó ser una pista falsa. En agosto de 2024 un agente de la Policía Estatal de Pennsylvania llamado Ian Keck encontró por casualidad la cartulina con las huellas tomadas al cadáver, y decidió enviarlas a NamUs. Tras casi cincuenta años sin identificar, NamUs tardó menos de una hora en ponerle nombre: el llamado "hombre de Pinnacle" se llamaba Paul Nicholas Grubb, de Fort Washington (Penssylvania) y tenía 27 años en el momento de su desaparición. Una vez identificado, su familia pudo reclamar sus restos para enterrarlos en el panteón familiar.

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Según contaba la tradición romana, en el lugar en el que Rómulo y Remo levantaron lo que con el tiempo se convertiría en Roma existía ya una población llamada Palanteo (nombre del que derivaría el de Palatino, una de las siete colinas de Roma), una colonia griega fundada por Evandro, rey mítico de la región griega de Arcadia, décadas antes de la Guerra de Troya. Historiadores como Dionisio de Halicarnaso, Tito Livio o Estrabón la mencionan en sus obras, e incluso atribuyen a la herencia griega algunas costumbres romanas, como la celebración de las Fiestas Lupercales. No obstante, en ninguna de las innumerables prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en el subsuelo de Roma se han encontrado indicios de la existencia de tal ciudad.

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Jean-Gaspard Deburau (1796-1846) fue un célebre mimo francés de origen checo que se hizo muy popular en la primera mitad del siglo XIX interpretando el papel de Pierrot. Un día de 1836, mientras paseaba por París junto a su esposa, un adolescente lo reconoció y comenzó a dirigirse a él como si fuera el personaje y no el actor, burlándose de él e insultándolo. Deburau lo ignoró al principio, pero cuando el joven insultó a su esposa, dejándose llevar por la ira, lo golpeó en la cabeza con su bastón. El joven murió al día siguiente a causa de sus heridas, y Deburau, acusado de asesinato, sería luego absuelto, aunque sentiría un profundo remordimiento por lo sucedido durante el resto de su vida.

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El doctor Paul Shuen fue durante décadas uno de los especialistas en Ginecología y Obstetricia más prestigiosos de la ciudad canadiense de Toronto. Sin embargo, en 2017 se descubrió que Shuen había estado induciendo el parto a algunas de sus pacientes administrándoles medicación sin su consentimiento. ¿El motivo? El servicio de salud pública de la provincia de Ontario paga a los médicos por cada parto que atienden, y paga más si el parto se produce durante el fin de semana. Los registros mostraban que un porcentaje sospechosamente alto de los partos atendidos por Shuen (un 46%) se producían en fin de semana. Como consecuencia, el Colegio de Médicos y Cirujanos de Ontario retiró a Shuen la licencia para ejercer la medicina y le impuso una severa multa.

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El alférez Kazuo Sakamaki fue el primer prisionero de guerra capturado por los norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial. Sakamaki tripulaba uno de los submarinos enanos Kō-hyōteki que tomaron parte en el ataque a Pearl Harbor. Cuando su submarino se hundió tras golpear un arrecife, Sakamaki logró llegar a nado a la orilla, donde fue capturado. Permanecería prisionero hasta que fue devuelto a Japón en 1946.

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El escritor Robert Heinlein sacó el título y la idea para una de sus obras más conocidas, Puerta al verano (The door into summer), de una anécdota casera. Vivía en Colorado con su esposa Virginia cuando, el día después de una gran nevada, su gato quiso salir afuera. Heinlein le abrió la puerta, pero el gato siguió maullando, sin decidirse a salir, pese a que Heinlein le abrió también las otras puertas de la casa. Al final su esposa, riendo, le dijo "Está buscando una puerta al verano". En ese momento, el escritor tuvo  la inspiración, se puso manos a la obra y en solo 13 días había terminado la novela.

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El 20 de junio de 1941 un equipo de investigadores soviéticos, liderados por el arqueólogo Mikhail Gerasimov, abrió el sarcófago del legendario caudillo mongol Tamerlán (1336-1405), cuyo mausoleo, el Gur-e Amir, se encuentra en Samarcanda (en la actual Uzbekistán), para estudiar su cadáver.  Supuestamente, en su sarcófago se encontraron dos inscripciones como aviso para posibles ladrones de tumbas, una en el exterior que decía "Cuando me levante de entre los muertos, el mundo temblará", y otra en el interior que decía "Quien abra mi tumba liberará a un invasor más terrible que yo". Solo dos días más tarde, el 22 de junio, tres millones de soldados alemanes invadían la Unión Soviética en lo que se llamaría Operación Barbarroja. Los estudios de los restos se prolongaron hasta 1943; el 1 de febrero de ese año, el cadáver de Tamerlán era sepultado de nuevo en su tumba, siguiendo el rito islámico. Al día siguiente, el VI Ejército alemán, bajo las órdenes del mariscal Von Paulus, se rendía a los soviéticos en las ruinas de Stalingrado.

domingo, 4 de agosto de 2024

El agujero del B-29

Boeing B-29 Superfortress


El primer vuelo de un Boeing B-29 Superfortress se produjo en septiembre de 1942, aunque no entró oficialmente en servicio hasta mayo del 44. Era un avión pionero en muchos aspectos: un bombardero pesado de largo alcance, cuatrimotor y de grandes dimensiones (30 metros de largo y 43 de envergadura, uno de los mayores de la Segunda Guerra Mundial), que además incluía novedosos avances tecnológicos como cabinas presurizadas, torretas de ametralladoras de control remoto y control electrónico de tiro. Tuvo una destacada importancia en los últimos meses de la guerra en el Pacífico (las dos bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki lo fueron por B-29s). Se llegaron a fabricar entre 1942 y 1946 hasta 3970 unidades, las últimas de las cuales fueron retiradas del servicio activo a principios de los años 60.

Los soviéticos quedaron impresionados por las capacidades de los B-29. Ellos carecían de un bombardero de ese tipo, con tanta autonomía, que permitía a los americanos bombardear Japón desde sus bases en el Pacífico, más lejanas de lo que lo estaban las bases soviéticas de Alemania. Así que pidieron a EEUU que les cediera o les alquilara algunas unidades para poder bombardear Alemania; pero los americanos se negaron. Así que Stalin en persona ordenó el desarrollo de un bombardero con las mismas características. Aunque al final, la URSS si conseguiría echar mano de varios B-29, gracias a su peculiar estatus de neutralidad en el Pacífico.

Cuando se produce el ataque japonés en Pearl Harbor y estalla la guerra en el Pacífico, la Unión Soviética se hallaba enfrascada en su enfrentamiento con la Alemania nazi, que había invadido su territorio apenas unos meses antes. Aquel sangriento y brutal conflicto consumía todos los hombres y recursos del ejército soviético, que no podía permitirse abrir un segundo frente en el Este para combatir a Japón, así que decidió declararse neutral y dejar que americanos, británicos y australianos se las vieran con los japoneses. Finalmente, la URSS no declararía la guerra a Japón hasta agosto de 1945, cuando su derrota era inminente, y más que nada para asegurarse ventajas territoriales, como la ocupación de la isla de Sajalin y las Kuriles.

El General H.H. Arnold Special, en pleno proceso de desmontaje

Pero para aquel entonces, los soviéticos ya habían conseguido hacerse con tres B-29 que habían tenido que realizar aterrizajes de emergencia en la ciudad de Vladivostok, en la costa rusa del Pacífico, por distintos problemas. El primero, el Ramp Tramp, el 29 de julio de 1944, tras sufrir problemas mecánicos durante un ataque a las posiciones japonesas en Manchuria que le impidieron regresar a su base. El segundo, el General H.H. Arnold Special, el 11 de noviembre de 1944, tras resultar dañado durante un ataque a la ciudad de Omura; y el tercero, el Ding Hao!, el 21 de noviembre de 1944. En los tres casos, los soviéticos, escudándose en su neutralidad, repatriaron a las tripulaciones pero se negaron a devolver los aviones, a pesar de las reiteradas protestas de los americanos. Un cuarto B-29, el Cait Paomat II, se había estrellado cerca de Khabarovsk en agosto, pero había quedado tan dañado que los soviéticos apenas pudieron recuperar algunas piezas intactas.

Josef Stalin ordenó que los aviones fueran entregados a Andrei Túpolev, el más brillante de los ingenieros aeronáuticos soviéticos, con la orden de utilizar la ingeniería inversa para crear una versión lo más parecida posible al original que pudiera ser producida en serie por las fábricas de la Unión Soviética. Túpolev ordenó que fueran trasladados a su fábrica de Moscú, donde se decidió que el General H.H. Arnold Special fuera desmantelado, mientras que los otros dos se conservaran íntegros para posteriores comprobaciones y pruebas de vuelo. El avión fue concienzudamente desmontado pieza a pieza. Todas y cada una de las piezas fueron examinadas, medidas, fotografiadas y analizadas, para poder ser copiadas con la mayor exactitud posible y así poder construir una copia, que con el tiempo recibiría el nombre de Túpolev Tu-4.

Túpolev Tu-4

Fue un trabajo arduo y pesado, y no siempre fue posible conseguir una copia exacta. En esos casos, hubo que adaptar algún componente de los aviones soviéticos o diseñar una pieza compeltamente nueva. Por ejemplo, los norteamericanos seguían usando el sistema métrico imperial, mientras que los soviéticos usaban el decimal. El B-29 estaba construido con placas de aluminio de 1/16 de pulgada, que traducidos al sistema métrico daban unos 1'5875 milímetros, una medida muy poco práctica, por lo que Túpolev decidió que el Tu-4 se construyera con placas de entre 0'8 y 1'8 milímetros, lo que a la postre hizo que el Tu-4 fuera 340 kilos más pesado que el B-29, lo que reducía su autonomía y capacidad de carga. Los motores Wright R-3350 del B-29 fueron sustituidos por unos Shvetsov ASh-73TK, cuyas características eran algo diferentes, y las torretas de artillería tuvieron que rediseñarse para que pudieran acoger los cañones Nudelman-Suranov NS-23, más grandes y pesados que sus equivalentes americanos. Pero por lo demás, los ingenieros soviéticos copiaron minuciosamente todo lo que pudieron del original.

Y aquí viene una de las anécdotas más curiosas de todo este proceso. Al desmantelar el B-29, los soviéticos hallaron en su ala izquierda un pequeño agujero. Nadie sabía para qué servía. No tenía un remache, no estaba asociado a un cable o a un conducto, ni tenía un equivalente en el ala derecha. Expertos en aerodinámica, en electrónica, en metalúrgica, fueron consultados, y ninguno les pudo dar una explicación a su presencia. Una comisión de expertos, reunida de urgencia, concluyó que la explicación más probable era que el agujero hubiera sido taladrado por error durante la fabricación del aparato, cuando se hicieron los agujeros para los remaches. Algún operario había hecho un agujero de más, y era algo tan insignificante que luego nadie se había molestado en taparlo. Aún así, los ingenieros acudieron a Túpolev para pedirle su opinión sobre el agujero. Este respondió "¿El avión americano lo tiene?" "Si" "Entonces, ¿para qué demonios me preguntáis? ¿No se nos ha ordenado hacerlos idénticos, lo más parecidos posible?". Y por eso todos, TODOS Y CADA UNO, de los Tu-4 que se fabricaron, llevaban en su ala izquierda un diminuto agujero que no servía para nada, solo porque el original también lo tenía.

No fue la única situación de este tipo sucedida durante la concepción del Tu-4. El pasillo que comunicaba la cabina de los pilotos con las secciones posteriores del avión estaba pintado en parte de blanco y en parte de verde, porque la Boeing se había quedado sin pintura de uno de los colores y habían tenido que terminar de pintarlo de otro. Sin embargo, el mismo patrón se aplicó a los Tu-4, hasta el punto de que en el manual de instrucciones del avión figuraba como la manera estándar de pintar el interior del avión. Y lo mismo ocurrió a la hora de pintar el exterior del avión. Los hombres de Túpolev dudaban entre pintar estrellas blancas como las de los aviones norteamericanos (y que los acusaran de ofender a la Unión Soviética) o pintar estrellas rojas (y que los acusaran de incumplir las órdenes de hacer el Tu-4 lo más parecido posible al B-29). Al final, la cuestión llegó a oídos del mismo Stalin, a quien al parecer le pareció muy gracioso y permitió que le pintaran las estrellas rojas.

Al final, tras más de dos años de intenso trabajo, el primer Tu-4 voló en mayo de 1947, y se presentó públicamente el 3 de agosto de ese mismo año, en el aeropuerto moscovita de Túshino, durante las celebraciones del Día de la Aviación. Tres aviones sobrevolaron el aeropuerto, y al principio se creyó que se trataba de los tres B-29 capturados años antes, pero apenas unos minutos más tarde un cuarto avión idéntico los siguió, lo que permitió a los analistas occidentales comprender que los soviéticos habían tenido éxito al replicar los aviones norteamericanos.

Andréi Nikoláyevich Túpolev (1888-1972)

El Tu-4 estuvo en producción entre 1949 y 1952, llegándose a fabricar 857 unidades. Lamentablemente para ellos, no solo habían replicado las buenas cualidades del original, también sus problemas mecánicos, que incluían el sobrecalentamiento de los motores (lo que acortaba su esperanza de vida y provocaba en ocasiones cortocircuitos e incendios), ciertos problemas de visibilidad desde la cabina de los pilotos, y ocasionales malfunciones del tren de aterrizaje. El General H.H. Arnold Special nunca fue reconstruido, y los otros dos B-29 siguieron volando durante una década más, antes de ser desguazados a finales de la década de 1950.

Ninguno de los Tu-4 llegó a entrar en combate. La llegada de los aviones turbohélice y a reacción los dejó muy pronto obsoletos y a principios de los 60 solo quedaba en activo en el ejército soviético una unidad, reconvertida en transporte de mercancías y laboratorio aerotransportado. Algunas unidades fueron entregadas al régimen chino, donde estuvieron en servicio al menos hasta 1968. En la actualidad, solo se sabe de tres ejemplares de Tu-4 supervivientes, dos en el Museo Chino de la Aviación, en la ciudad de Datangshan, y uno en el Museo Central de la Fuerza Aérea Rusa, en la ciudad de Mónino. En cuanto a los B-29, se retiraron oficialmente del servicio en 1960. En la actualidad se conservan al menos 22 ejemplares, en distintos museos y exposiciones de todo el mundo, y dos de ellos (apodados FIFI y Doc) siguen teniendo capacidad para volar y se utilizan todavía en exhibiciones aéreas.