sábado, 15 de enero de 2011
El Barón Rojo
Manfred von Richthofen, que ha pasado a la historia con el sobrenombre del Barón Rojo, nació en 1892 en la ciudad de Breslau (hoy llamada Wroclaw y perteneciente a Polonia). Miembro de una aristocrática familia prusiana de rancio abolengo y larga tradición militar (su padre era un importante oficial de la caballería imperial alemana), recibió instrucción militar desde niño y siendo todavía un adolescente ingresó en el 1º Regimiento de los Ulanos, siguiendo los pasos de su padre, alcanzando el grado de teniente. Su hermano pequeño Lothar seguiría el mismo camino.
Pero Manfred tenía eso que se llama "visión de futuro" y se dió cuenta de que, ante la aparición de las nuevas armas (ametralladoras, tanques, artillería moderna) la caballería iba a convertirse en un anacronismo dentro de los nuevos modos de hacer la guerra. Cuando estalla la I Guerra Mundial forma parte de un destacamento de reconocimiento, pero pronto solicita el traslado y, tras un breve paso por la infantería, queda fascinado por las posibilidades de la aviación, una de las novedades que se presentan en el conflicto, y solicita su ingreso en la fuerza aérea. Algunos amigos y familiares suyos censuran su decisión; en el seno del ejército muchos consideraban a los aviones poco menos que como un espectáculo de circo, sin demasiadas aplicaciones militares. Pero Richthofen está decidido. Su paso por la academia de pilotos no es demasiado brillante, y sus primeras misiones son de observación y reconocimiento del frente oriental. Es aquí donde, siendo observador en un biplaza, derriba a sus dos primeros enemigos (el primero, a tiros de escopeta; por aquel entonces los aviones todavía no tenían ametralladoras). Todo cambia cuando en septiembre de 1916 es seleccionado para un escuadrón de combate, el Jasta 2, al mando del legendario piloto Oswald Boelcke. Desde el primer día demuestra una capacidad fuera de lo común para el combate aéreo. En su primera misión derriba a un enemigo. El joven indolente y contemplativo que era se transforma en combate en un piloto audaz, temerario incluso, con una sangre fría a prueba de todo. Uno de los primeros enemigos que abate es nada menos que Lanoe Hawker, figura de la aviación británica. La ametralladora del inglés acabaría adornando la puerta de su casa.
El 14 de enero de 1917 le es concedido el mando de su propio escuadrón de combate, el Jasta 11, adonde no tardaría en ser trasladado su hermano Lothar, que ha seguido su ejemplo y se ha convertido en un notable piloto de combate (acabaría el conflicto con 40 enemigos derribados). Richthofen impone su carácter al grupo. Mientras lo habitual era pintar los aviones de colores claros y neutros, para pasar lo más desapercibidos posible, el hace lo contrario: quiere que sus enemigos sepan sin lugar a dudas a quién se enfrentan, y hace pintar su Albatros II biplano de un vivo color rojo. Su título nobiliario y el color de su avión pasarían a partir de entonces a ser su sobrenombre, con el que pasaría a la historia y a la leyenda. Sus hombres le imitan y pintan sus aviones de colores vivos y llamativos, verde, amarillo, violeta. Esto haría que el Jasta 11 pasase a ser apodada desde entonces el Circo Volante o el Circo Richthofen.
Ante la brillantez de los resultados de sus combates, meses más tarde es puesto al mando de la JG1, un "ala de combate" que incluía a las Jastas 4, 6, 10 y 11. Los resultados de esta unidad al final de la guerra son asombrosos: 644 aviones enemigos abatidos, 56 bajas.
Richtofen destaca además por su carácter caballeresco y romántico. Hombre de honor por encima de todo, renuncia por ejemplo a atacar a rivales que se hallen en inferioridad numérica, a enemigos en tierra o con su avión averiado.
En junio de 1917 el Barón Rojo recibe un balazo en la cabeza durante un combate en el que se conducía con su habitual arrojo y falta de cuidado. Se ve obligado a guardar reposo, pero vuelve al servicio activo en octubre. Seguramente demasiado pronto; sigue siendo un gran piloto, pero sus facultades físicas están mermadas, y posiblemente también las mentales. Los que le rodean hablan de que su carácter ha cambiado, volviéndose más retraído y taciturno, y que en combate ha pasado de ser temerario a ser prácticamente suicida, incumpliendo incluso las normas que el mismo había impuesto a sus pilotos. ¿Buscaba quizá una muerte heroica, temiendo que lo declararan no apto para el servicio? Si era así, lo consiguió. El 21 de abril de 1918, mientras persigue a un caza Sopwith Camel británico, es herido sobre Morlancourt (Francia). Un disparo le atraviesa el tórax, causándole gravísimos daños que provocan su muerte en cuestión de minutos. Tras ser herido, se calcula que estuvo como máximo un minuto consciente, pero logró aterrizar su aeroplano, el triplano Fokker Dr. I que pilotó sus últimos meses y con el que generalmente se le identifica. Las tropas británicas lo hallan en un prado, intacto, con su piloto muerto en la cabina. Había derribado en menos de dos años de combates a 80 aeroplanos enemigos (21 de ellos sólo en abril de 1917, mes al que los pilotos ingleses acabaron llamando Bloody April), a lo largo de 58 misiones. Le faltaban pocos días para cumplir 26 años. Con él iba su mascota, Möritz, un gran danés que sobrevivió al derribo, aunque perdió una oreja.
A los británicos les gusta decir que quien derribó al legendario Barón Rojo fué un joven e inexperto piloto británico. En realidad, el piloto al que se atribuyó el derribo no era ninguna de las tres cosas. Fué a Roy Brown, canadiense (aunque bajo el mando de la RAF), con una notable experiencia en combate y sólo un año más joven que Richthofen, al que le cupo el honor, aunque recientes estudios parecen indicar que la bala que mató a Richthofen procedía de una ametralladora antiaérea de las tropas australianas (hay quien le atribuye el disparo a un soldado australiano llamado William Evans). Apenas un mes antes de su muerte, se había incorporado a su escuadrón su primo Wolfram (procedente también de la caballería), quien años más tarde participaría en la Guerra Civil española como Jefe de Estado Mayor de la Legión Cóndor.
Richthofen fué enterrado con honores por los británicos en Bertangles (Francia). Seis capitanes de la Royal Australian Air Force llevaron el ataúd a hombros, y fue despedido con salvas de honor. En su lápida escribieron Aquí yace un valiente, un noble adversario y un verdadero hombre de honor. Poco después de terminar la guerra, su cadáver fue trasladado a un cementerio militar en Fricourt. En 1925 su hermano menor Bolko reclamó sus restos para enterrarlos junto a los de su padre y su hermano Lothar, muerto en 1922 en un accidente aéreo. Pero las autoridades alemanas prefirieron enterrarlo en el Invalidenfriedhof Cemetery, en Berlín, junto a otros héroes de guerra alemanes. Más tarde, el régimen nazi quiso aprovechar su aureola heroica erigiendo un monumento funerario que resultó destruído durante la toma de Berlín por las tropas soviéticas. Con la construcción del Muro de Berlín, que cruzaba el cementerio, la tumba de Richthofen quedó en la llamada "zona de exclusión", de acceso restringido. Definitivamente, en 1975 los restos de Richthofen fueron trasladados al panteón familiar en Wiesbaden y sepultados junto a su esposa, su hermano Bolko y su hermana mayor Elizabeth.
Tras su muerte, el mando de su escuadrón recayó en Wilhelm Reinhardt. Cuando éste a su vez fue abatido, en julio de 1918, el mando recayó en Hermann Göring, héroe de guerra (22 derribos confirmados) que más tarde sería lugarteniente de Adolf Hitler y comandante de la Luftwaffe.
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