Verba volant, scripta manent

sábado, 18 de febrero de 2012

Los anagramas de Galileo

                               Galileo Galilei (1564-1642)

En agosto de 1610, Galileo Galilei envió al embajador toscano en Praga, Giuliano de Médici, un curioso mensaje, pidiéndole que le hiciera llegar una copia a su colega Johannes Kepler, que en esa época vivía en dicha ciudad. El mensaje era un anagrama:  smaismrmilmepoetaleumibunenugttauiras.
Bajo esta enrevesada forma se escondía el secreto de un descubrimiento del cual Galileo pretendía reclamar su paternidad sin revelarlo aún. Kepler, tras un arduo trabajo, creyó haber desvelado el secreto y lo descifró así: Salve ubistineum geminatum Martia proles, que se puede traducir como "Salve, ardientes gemelos hijos de Marte". Kepler lo interpretó como que Galileo había descubierto que Marte tenía dos satélites, algo que encajaba con la teoría geométrica del universo que el propio Kepler estaba desarrollando. Lo de los dos satélites marcianos es cierto... pero es algo que no se supo hasta el siglo XIX. El mensaje que realmente ocultaba el anagrama era, tal y como el propio Galileo reveló en noviembre de ese mismo año, Altissimum planetam tergeminum observavi: "He observado al planeta más alto (Saturno) en forma triple". Era a Saturno, y no a Marte, a quien Galileo atribuía dos lunas, aunque de manera errónea: la escasa resolución de su telescopio le hizo confundir sus famosos anillos con dos lunas, una a cada lado del planeta.
Un mes después del primer anagrama, Galileo puso en circulación otro, del que también envió una copia a Giuliano: Haec immatura a me jam frustra leguntur oy (Lo he intentado inútilmente demasiado pronto). De nuevo Kepler se puso manos a la obra para descifrarlo (seguramente maldiciendo a Galileo y a sus condenados anagramas) y lo tradujo así: Macula rufa in Jove est gyratur mathem, etc. O sea, "Hay en Júpiter una mancha roja que gira matemáticamente". Y de nuevo Kepler acertó al equivocarse en su traducción. Ciertamente, en Júpiter hay una gran mancha roja que gira, la llamada (en un alarde de originalidad) Gran Mancha Roja. Pero dicha mancha no sería observada hasta 1664. Lo que verdaderamente había querido decir Galileo era Cynthiae figuras aemulatur mater amorum, "La madre del amor emula la forma de Cynthia". Había descubierto que Venus (que en la mitología romana era la diosa del amor) tenía fases, al igual que la Luna (en la mitología griega, Cynthia era uno de los sobrenombres de Artemisa, diosa de la luna), lo que reforzaba la idea de que Venus giraba alrededor del Sol.

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