Bernhard Carl Trautmann (22/10/1923-19/7/2013) |
Hace unos días, el estimado Nonsei (magister inter magistros) publicaba en su excelente blog un artículo sobre Ezi Wilimowski, una estrella del fútbol polaco que pasó a ser considerado un traidor después de que, tras la invasión de Polonia, aprovechase su ascendencia alemana para marcharse a Alemania, seguir jugando en la Liga germana e incluso trabajara como policía. Lo cierto es que, leyendo su historia, me he acordado de otro famoso futbolista en cuya carrera también tuvo mucho que ver la Segunda Guerra Mundial: Bert Trautmann.
Bernhard Carl Trautmann nació el 22 de octubre de 1923 en Walle, un barrio de clase media de Bremen, hijo de un obrero y un ama de casa. Su infancia no fue sencilla; la complicada situación económica de la Alemania de posguerra hizo que su padre se quedara sin empleo y que su familia a menudo tuviera que subsistir gracias a la beneficencia. Desde muy niño mostró una gran afición y talento para los deportes. Para que pudiera seguir compitiendo, sus padres (aunque no eran simpatizantes nazis) lo inscribieron en 1933 en la Deutsches Jungvolk, una asociación juvenil precursora de las Juventudes Hitlerianas, bajo cuyos colores participó y ganó numerosas competiciones deportivas.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Trautmann trabajaba como aprendiz de mecánico. En cuanto tuvo la edad necesaria, se alistó como la mayoría de sus amigos. Primero quiso ser operador de radio, pero durante su entrenamiento demostró escasas habilidades y no tardó en ser trasladado a un regimiento de infantería aerotransportada y enviado a Zamos, en la frontera polaco-rusa. Como su regimiento estaba en la retaguardia, Trautmann mataba el tiempo practicando deporte y gastando bromas a sus compañeros. A raíz de una de estas bromas, que terminó con un sargento herido con quemaduras en los brazos, fue sometido a un consejo de guerra y condenado a tres meses de reclusión, aunque un oportuno ataque de apendicitis hizo que pasara buena parte de su condena en el hospital y no en el calabozo.
En octubre de 1941, tras cumplir su condena, fue reintegrado a su regimiento, que combatía en Ucrania. Allí tuvo que soportar el durísimo invierno y los feroces combates con los soviéticos. Fue capturado por las tropas enemigas en mayo del 42, pero consiguió huir de sus captores. Trautmann se desempeñó con valor y consiguió el ascenso a cabo y cinco condecoraciones, incluida la Cruz de Hierro de primera clase. Pero cuando su regimiento fue retirado del frente, de los 6000 hombres que lo componían sólo 100 quedaban con vida (apenas un puñado sobrevivirían a la guerra).
Trasladado en 1944 a Francia y ascendido a sargento, fue asignado a una nueva unidad formada por restos de otros regimientos. Fue de nuevo capturado, esta vez por la resistencia francesa, y de nuevo logró escapar. Fue uno de los pocos supervivientes del brutal bombardeo que arrasó Cleves el 8 de febrero del 45, en el marco de la Operación Veritable. Sin unidades cercanas a las que unirse, Trautmann decidió que la guerra había terminado para él y trató de volver a Bremen con su familia, sabiendo que cualquiera de los dos bandos podían matarle si lo encontraba, unos por ser un enemigo y los otros por desertor. Fue capturado por dos soldados norteamericanos cuando se escondía en un granero, y por tercera vez escapó saltando una valla... para caer en manos de seis soldados británicos camuflados que, con un humor típicamente inglés le saludaron: Hola Fritz, ¿te apetece una taza de té?
Trautmann fue internado en un campo de prisioneros cerca de Ostende (Bélgica) y luego trasladado a Essex (Inglaterra) para ser interrogado. Oficial condecorado, alistado voluntario, miembro desde niño de una de las agrupaciones satélite del Partido Nazi, Trautmann fue catalogado como prisionero de categoría C (nazi) y recluido en un campo de prisioneros en Marbury Hall (Northwich), donde no tardó en ver rebajada su categoría a B (no nazi) y trasladado a otro campo, en Ashton-in-Makerfield, entre Liverpool y Manchester, donde las condiciones de reclusión eran más suaves.
En Ashton, Bernhard Trautmann (o Bert, como lo llamaban sus carceleros británicos) tuvo la suerte de que el campo era dirigido por un oficial escocés fanático del deporte que creía que el ejercicio físico era una buena manera de rehabilitar a los prisioneros de guerra. Por ello, organizaba frecuentes competiciones deportivas y partidos de fútbol contra equipos aficionados de los alrededores, en los que Trautmann solía participar como defensa central. Sin embargo, un día, jugando contra el Haydock Park, se hizo daño y cambió su lugar con el portero, Gunther Lühr (quien luego sería también futbolista y entrenador en Alemania). A partir de ese momento, jugó siempre en esa posición.
El campo de Ashton fue clausurado en 1948 y sus prisioneros, repatriados a Alemania. Pero Bert Trautmann prefirió quedarse en Inglaterra (según su propia confesión, las mujeres tuvieron mucho que ver en su decisión), al igual que otros 24000 prisioneros de guerra. Trabajó primero en una granja, luego en un equipo de desactivación de explosivos y como obrero en varias fábricas. Además, en agosto de 1948 fichó por el St. Helen's Town, un club modesto que jugaba en una liga local. Allí pronto se convirtió en la estrella del equipo y se ganó el aprecio de sus aficionados; tanto que, cuando en las Navidades de 1948 viajó a Alemania, le regalaron harina, azúcar, mantequilla y bacon para su familia. Sus excelentes actuaciones hicieron que, comenzada ya la temporada 49-50, recibiera una importante oferta procedente nada menos que del Manchester City, de la Primera División.
La noticia de su fichaje creó una enorme ola de rechazo en la hinchada del City. Los recuerdos de la guerra todavía estaban muy frescos, Manchester había sido muy duramente castigada por los bombardeos y a muchos les enojaba que el club fichara a un antiguo prisionero de guerra alemán, ex-miembro de la Luftwaffe además. Y más en el Manchester City, el equipo más popular entre la comunidad judía de Manchester. Por encima, Trautmann venía a sustituir a Frank Swift, una auténtica leyenda del club, que había sido su portero durante casi veinte años (y que moriría unos años más tarde, en la tristemente célebre Tragedia Aérea de Múnich). Hubo manifestaciones en contra, el club recibió miles de cartas pidiendo que no le fichasen, hubo amenazas de boicot, aficionados que rompieron sus abonos, pero la directiva se mantuvo firme. Incluso el capitán del equipo, el defensa Eric Westwood, que había luchado en la guerra y había desembarcado en Normandía, habló públicamente en su defensa, diciendo "No hay guerra en este vestuario". También intervino en su favor el doctor Alexander Altmann, uno de los rabinos más influyentes de la ciudad y que había perdido a parte de su familia en el Holocausto: A pesar de las terribles crueldades sufridas a manos de los alemanes, no deberíamos castigar a un alemán en concreto, que es ajeno a estos crímenes de odio. Cada uno debe ser juzgado por sus propios méritos. Eso no evitó que en el debut de Trautmann, el 19 de noviembre de 1949 contra el Bolton Wanderers (perdieron 0-3), su propia afición lo abucheara. Lo mismo ocurriría en los partidos en que jugaba como como visitante, lo que afectó a su rendimiento. Pero poco a poco, sus excelentes actuaciones y su carácter afable fueron haciendo que sus aficionados redujeran sus protestas y empezaran a tomarle estima. El partido que quizá marcó un punto de inflexión fue el que enfrentó al Fulham y al City el 14 de enero de 1950. Era la primera vez que Trautmann visitaba Londres, la ciudad británica más castigada por la guerra, y recibió al saltar al campo un abucheo generalizado. En el campo, el Fulham jugó un gran encuentro y dominó al City (que estaba en puestos de descenso), pero el partido terminó con un corto 1-0 gracias a la enorme actuación del portero visitante, que se retiró a los vestuarios en medio de una gran ovación tributada por los espectadores y los jugadores de ambos equipos.
Esa temporada, el City descendió a Segunda. Pero Trautmann se había convertido en titular indiscutible y, cada vez más, en uno de los ídolos de la afición del Manchester City. Sus excelentes actuaciones tuvieron mucho que ver para que, al año siguiente, el club volviera a primera. La fama de Trautmann iba en aumento; en el 52 rechazaron una oferta del Schalke 04 alemán por sus servicios. Con Bert Trautmann en la meta, el City llegó dos años consecutivos a la final de la FA Cup. En la temporada 54-55, perdieron (3-1) frente al Newcastle. Pero la que verdaderamente recordarán los hinchas del City es la de la temporada 55-56; en un épico partido disputado el 5 de mayo de 1956, el City venció 3-1 al Birmingham. En ese partido, faltando 17 minutos, con el partido ya 3-1, Trautmann sufrió un encontronazo con el interior zurdo del Birmingham Peter Murphy, cuya rodilla chocó con el cuello del portero. Trautmann, pese a estar mareado, con la vista borrosa y un intenso dolor que le impedía girar la cabeza, aguantó en su puesto (no se permitían las sustituciones) hasta que acabó el partido. Al día siguiente, le diagnosticaron un esguince cervical, pero como el dolor no remitía, tres días después del partido le hicieron un chequeo más exhaustivo, que reveló que Bert Trautmann tenía cinco vértebras dislocadas y una de ellas rota, que milagrosamente no se había desplazado, lo que le habría costado morir o quedar tetrapléjico. La grave lesión le costó varios meses de inactividad, pero le convirtió definitivamente en un mito de la hinchada citizen.
Bert Trautmann jugó en el Manchester City un total de 15 temporadas, llegando a jugar 508 partidos de Liga, 33 de la FA Cup y 4 de la League Cup. Ganó el premio al mejor jugador de la Liga en la temporada 55-56 y llegó a ser considerado uno de los mejores porteros del mundo. El gran portero soviético Lev Yashin, "la araña negra", llegó a decir que era el único que estaba a su altura. Y Bobbby Charlton, leyenda del gran rival del City, el Manchester United, decía de él que era el mejor portero al que se había enfrentado. Sin embargo, no llegó a ser internacional con la selección alemana, que sólo convocaba a jugadores que jugasen en la liga germana. Su única experiencia internacional fue como componente de varios combinados de jugadores de la liga inglesa que se enfrentaron a combinados de jugadores de otras ligas en partidos amistosos. Su última temporada en el City, la 63-64, no fue demasiado brillante; el club había descendido a segunda y él sólo jugó tres partidos. Terminada la temporada, tomó la decisión de retirarse, entre la admiración y el cariño de aficionados y compañeros. El 15 de abril, se disputó un partido de homenaje entre un combinado de jugadores del Manchester City y del United y una selección de jugadores de la Premier League, al que asistieron 60000 personas. Aunque al final, acabó fichando por el Wellington Town, un club aficionado de un pueblo cercano a Gales, por la módica cantidad de 50 libras por partido; pero fue expulsado por conducta violenta en su segundo partido y no volvió a jugar.
Su carrera como entrenador comenzó al año siguiente, en el Stockport City, un club amateur de la periferia de Manchester. En 1966 volvió a Alemania, donde entrenó a dos clubes de categoría regional, el Preußen Münster 1906 y el Opel 06 Rüsselsheim, antes de ser contratado por la Federación Alemana de Fútbol como parte de un programa de formación de entrenadores en países con escasa o nula tradición futbolística. Entre otros países, trabajó en Birmania, Tanzania, Liberia, Pakistán, Ghana, Yemen y Malta (de varios de ellos fue también seleccionador), hasta su jubilación en 1988.
En su vida personal, Bert Trautmann se casó tres veces. La primera, en 1950, con Margaret Friar, una joven inglesa hija de un directivo del Saint Helen's, con la que tuvo tres hijos: John, Mark y Stephen. Desgraciadamente, el mayor, John, murió en un trágico accidente de coche en 1956, cuando contaba cinco años. Su muerte afectó al matrimonio, que se fue distanciando y acabó divorciándose en los sesenta. Además, también tuvo una hija de una relación anterior, con una joven llamada Marion Greenhall, a la que abandonó embarazada apenas tres días antes de su boda.
Posteriormente, se casó en Birmania en 1972 con una mujer alemana, Úrsula von der Heyde, de la que se divorció en 1982. Finalmente, tras dejar el fútbol, se retiró con su tercera esposa, Marlis, a una casa en Almenara, un tranquilo pueblo de la costa de Castellón.
En 1997, Trautmann fue nombrado miembro de la Orden de Mérito de Alemania. En 2004 fue nombrado oficial de la Orden del Imperio Británico por su labor en pro de las relaciones entre Alemania e Inglaterra, y por la labor al frente de la Fundación Trautmann, que promueve los intercambios deportivos entre ambos países. Al año siguiente entró a formar parte del Salón de la Fama del Museo Nacional del Fútbol británico.
Bert Trautmann falleció el pasado 19 de julio de un ataque al corazón, a los 89 años. Numerosas autoridades políticas y deportivas expresaron su pesar por su muerte.
1948-49 St. Helen's Town (Liverpool Combination) 34 partidos
1949-50 St. Helen's Town (Lancashire Combination) 9 partidos
1949-50 Manchester City (1ª) 26 p.
1950-51 Manchester City (2ª) 42 p.
1951-52 Manchester City (1ª) 41 p.
1952-53 Manchester City (1ª) 42 p.
1953-54 Manchester City (1ª) 42 p.
1954-55 Manchester City (1ª) 40 p.
1955-56 Manchester City (1ª) 40 p.
1956-57 Manchester City (1ª) 21 p.
1957-58 Manchester City (1ª) 34 p.
1958-59 Manchester City (1ª) 41 p.
1959-60 Manchester City (1ª) 41 p.
1960-61 Manchester City (1ª) 40 p.
1961-62 Manchester City (1ª) 40 p.
1962-63 Manchester City (1ª) 15 p.
1963-64 Manchester City (2ª) 3 p.
1964-65 Wellington Town (Southern League) 2 p.
Como entrenador
1965-66 Stockport County
1967-68 Sportclub Preußen Münster 1906
1968-69 Sportclub Opel 06 Rüsselsheim
1971-74 Birmania
1977-79 Liberia
1979-83 Pakistán
Bert Trautmann en su retiro valenciano, con algunas de sus condecoraciones |