Avión no tripulado Grumman F6F-5K Hellcat |
El día 16 de agosto de 1956, exactamente a las 11:34 de la mañana, un avión no tripulado Grunman F6F-5K Hellcat controlado por radio, pintado de un llamativo color rojo para hacerlo perfectamente visible, partía del aeropuerto de la base aeronaval de Point Mugu (en el condado de Ventura, California). Los 5K eran Hellcats (un modelo de hélice ya vetusto y apenas utilizado) que habían sido modificados para convertirlos en aviones dirigidos por control remoto. Y aunque algunos habían sido utilizados durante la Guerra de Corea en misiones de bombardeo selectivo, el destino de la mayor parte de ellos era servir como blancos móviles para probar nuevos modelos de cazas y nuevo armamento. Aquella misión en concreto tenía como objetivo poner a prueba algunos de los últimos modelos de misiles aire-aire de las fuerzas aéreas norteamericanas.
O al menos eso era lo previsto. Porque al poco de despegar, cuando era dirigido a un área de pruebas sobre el Océano Pacífico, súbitamente el avión dejó de responder a las órdenes y, tras efectuar un giro hacia el sudoeste, se dirigió directamente hacia la ciudad de Los Angeles. Ante el riesgo que suponía tener un avión sin control sobrevolando áreas densamente pobladas, las autoridades de Point Mugu decidieron que lo mejor era derribar cuanto antes el aparato, y solicitaron ayuda a la cercana base de la Fuerza Aérea de Oxnard, a pocos kilómetros de allí. De Oxnard despegaron inmediatamente dos reactores F-89D Scorpion del 473º Escuadrón de Cazas con órdenes de abatir al Hellcat en cuanto pudieran.
Northrop F-89 Scorpion |
Los Scorpion eran uno de los modelos más avanzados de las Fuerzas Aéreas norteamericanas por aquel entonces. Se trataba de cazas interceptores biplaza a reacción, armados cada uno con 104 misiles no guiados FFAR Mk4 Mighty Mouse que portaban en dos contenedores en la punta de las alas. Además, aquellos dos aviones, tripulado uno por los tenientes Hans Einstein y C. D. Murray y el otro por los tenientes Richard Hurliman y Walter Hale, poseían un novedoso sistema de control de disparo Hughes E-6 con un radar AN/APG-40 y controlado por ordenador, enormemente sofisticado para la época. En teoría, era una misión sencilla derribar a aquel Hellcat sin piloto y mucho más lento que los reactores que lo perseguían. En teoría.
Los Scorpions se encontraron con el Hellcat sobrevolando la ciudad de Santa Paula, a unas 50 millas al noroeste de Los Angeles, lo que obligó a los pilotos a esperar a que el avión se dirigiera a una zona deshabitada para abatirlo. La ocasión llegó poco después cuando, tras sobrevolar las localidades de Fillmore y Frazier Park, el Hellcat se internó en el Antelope Valley, una región sin apenas habitantes en el extremo oriental del desierto de Mojave. Pero al accionar el sistema de disparo automático, nada ocurrió. Un error en el diseño del sistema E-6, que hasta aquel momento nadie había notado, hizo que fuera imposible disparar los cohetes de ambos aviones. En esas circunstancias, los pilotos se vieron obligados a desconectar el sistema de disparo automático y utilizar el manual. Y entonces se encontraron con otro contratiempo: los visores del sistema manual habían sido retirados para poder instalar el sistema automático, lo que los obligaba a calcular y disparar sin ayudas, fiándose solamente de su vista.
Northrop F-89D Scorpion con cohetes Mighty Mouse |
Mientras las tripulaciones de los Scorpions seguían discutiendo sus posibilidades, súbitamente el Hellcat volvió a variar de rumbo, dirigiéndose directamente hacia Los Angeles, lo que forzó a los cazas a apresurarse. Los 104 cohetes que portaban los aviones podían ser disparados todos a la vez, en una única ráfaga, o bien en dos (62 y 42) o tres (42, 32 y 30) ráfagas. Esta última opción fue la elegida por los pilotos. La primera ráfaga de 42 falló por completo. El segundo avión lo intentó a continuación con una ráfaga similar, fallando igualmente. Las siguientes ráfagas de 32 y 30 proyectiles tampoco alcanzaron su objetivo. Un solo impacto habría bastado para derribar al Hellcat, pero increíblemente NI UNO SOLO de los 208 misiles que los Scorpions dispararon contra él lo alcanzó. Solo algunos pasaron rozando su fuselaje, pero sin llegar a explotar.
Sin nada más que poder disparar contra el avión fuera de control, y escasos ya de combustible, los dos Scorpions se vieron obligados a regresar a su base. Las autoridades militares, juzgando que al Hellcat le quedaba ya poco combustible, desistieron de enviar más aviones en su persecución, esperando a que se estrellara por si solo y lo hiciera donde no provocara daños. Lo hizo algo más tarde, en una zona desértica a unos trece kilómetros al este del aeropuerto de la ciudad de Palmdale. El único daño que provocó fue el corte de tres líneas eléctricas de la compañía Southern California Edison. Sus restos no serían encontrados hasta 1997.
Los que si provocaron serios daños en tierra fueron los misiles que los Scorpions habían disparado infructuosamente contra el Hellcat. Los Mighty Mouse estaban diseñados para desarmarse y no explotar si fallaban el blanco, pero únicamente 15 de los 208 fueron recuperados intactos. Los demás explotaron en tierra causando numerosos problemas. Los proyectiles de la primera andanada provocaron un incendio forestal cerca de la ciudad de Castaic que quemó 61 hectáreas. Los de la segunda andanada provocaron un incendio en un parque cercano a la ciudad de Newhall, otro que quemó 140 hectáreas en el Soledad Canyon y otro en unos depósitos de petróleo de la Indian Oil Co. que pudo ser extinguido a menos de 100 metros de una fábrica de explosivos. Mientras, varios de los de la tercera andanada alcanzaron Palmdale, dañando con su metralla varias casas e incluso destruyendo varios vehículos, además de provocar un elevado número de pequeños incendios en los alrededores de Palmdale y Santa Clarita. Más de 500 bomberos estuvieron trabajando durante dos días seguidos para sofocar todos los incendios causados por los misiles, que en total consumieron más de 400 hectáreas de bosque y monte bajo. Afortunadamente, no hubo daños personales.
Nunca se aclaró completamente el motivo por el que el Hellcat quedó fuera de control. Se especuló como la causa más probable una avería del receptor del avión, pero nunca se llegó a confirmar. Todo el incidente acabaría siendo conocido de manera un tanto irónica como "la batalla de Palmdale".