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El Hombre de Marree |
Corría el 26 de junio de 1998 cuando un piloto llamado Trec Smith sobrevolaba en su helicóptero el desierto australiano de Finnis Springs a unos sesenta kilómetros al oeste de Marree, una pequeña localidad (apenas 150 habitantes y unos 600 en todo el distrito) a 700 kilómetros al norte de Adelaida. Smith creyó ver algo inusual en el terreno bajo él, así que dio una vuelta para asegurarse. Y allí, sobre la superficie del desierto, pudo ver una gigantesca figura humana.
El conocido como Hombre de Marree es un geoglifo, considerado el segundo más grande del mundo (después de las Líneas de Sajama, en el Altiplano boliviano). Mide algo más de cuatro kilómetros de largo y 28 de perímetro, ocupando un área total de 2'5 kilómetros cuadrados. Más de uno ha hecho notar el gran parecido de la figura con el llamado "Dios del cabo Artemisio", una estatua griega de bronce datada en el siglo V a. C. y rescatada del fondo del Adriático en 1928. Representa aparentemente a un guerrero aborigen sosteniendo una woomera (lanza) o un boomerang, y sus orígenes se han convertido en un intrigante misterio a lo largo de más de dos décadas.
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El dios del cabo Artemisio |
Cuando Smith aterrizó en Marree trató de averiguar si alguien sabía algo sobre la misteriosa figura, pero todos lo miraron como si estuviera loco. "Era tan grande que supuse que todos lo conocerían, pero cuando volví al pueblo nadie tenía ni idea". Fue el propio Smith el que llevó en su helicóptero a varias personas para demostrarles que la figura existía realmente y no era algo que se hubiera inventado.
Unas dos semanas después del hallazgo una serie de faxes anónimos revelando la existencia de la figura comenzaron a ser enviados, primero a algunos negocios de Marree, y más tarde a varios medios de comunicación. El primero de estos faxes decía sencillamente "En una meseta a 36 millas al noroeste de Marree hay un dibujo gigante de un aborigen de más de dos millas de largo".
De inmediato las autoridades australianas empezaron una investigación para determinar el origen de la figura. Lo primero fue datarla; algo que con la moderna tecnología fue relativamente sencillo. Tras examinar varias fotografías de la zona tomadas por satélite, descubrieron que en una fotografía del 27 de mayo no había rastro alguno de la figura, pero en otra tomada el 12 de junio el Hombre de Marree ya estaba completo. Quienquiera que fuera el autor, llevó a cabo su obra en apenas dos semanas. Para ello, levantó (utilizando algún tipo de maquinaria) la capa superficial del suelo para dejar a la vista el sustrato, más claro; el mismo método que sirvió para elaborar otros famosos geoglifos como las Líneas de Nazca. Las líneas del Hombre de Marree miden 35 metros de ancho y 30 centímetros de profundidad. Su autor o autores marcaron el trazado de las líneas con cañas de bambú (alguna de ellas todavía se conserva en su lugar) y probablemente emplearon el GPS para ayudarse en su labor; lo cual, dado el poco desarrollo que dicha tecnología tenía en aquella época, no resta méritos a su obra.
La peculiar obra de arte no tuvo muy buena acogida en un principio, Algunas autoridades australianas se refirieron a ella como "vandalismo medioambiental" o "grafitti", y las tribus Arabunna y Dieri Mitha, que se disputaban la titularidad del terreno en el que estaba la obra, hablaron de "profanación" de sus tierras y pidieron que la figura fuera borrada y su autor, procesado. No obstante, el público en general y los medios de comunicación acogieron con gran interés la aparición de la obra y finalmente las autoridades decidieron dejarla como estaba.
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Una de las estacas de bambú empleadas supuestamente en la creación del Hombre de Marree |
Quedaba la cuestión de la autoría de la obra. Varias teorías se han propuesto a lo largo de los años, pero ninguna ha podido confirmarse. Una de las primeras hipótesis propuestas apuntaba a Bardius Goldberg, un artista australiano que ya había realizado varias obras de gran tamaño y había expresado en más de una ocasión su intención de crear una obra de arte "que fuera visible desde el espacio". No obstante Goldberg jamás quiso admitir ni desmentir su participación en la creación del Hombre de Marree, pese a ser cuestionado en varias ocasiones antes de su muerte en 2002.
Otra teoría hablaba de la "pista norteamericana". Los faxes anónimos enviados a empresas y medios de comunicación presentaban peculiaridades lingüísticas y gramaticales que apuntaban a que habían sido escritos por un norteamericano. Además, un nuevo fax anónimo enviado en enero de 1999 indicaba a las autoridades que excavaran en un determinado punto cercano a la nariz de la figura. Allí se encontró enterrada una placa metálica que llevaba grabada la bandera norteamericana, los anillos olímpicos y una frase: "En honor a la tierra que una vez conocieron. Sus logros en estas búsquedas son extraordinarios; una fuente constante de asombro y admiración". Una cita tomada del libro The Red Centre, obra de Hedley H. Finlayson y publicado en 1948, que habla de los cazadores de la tribu aborigen de los Pitjantjatjara. Todos estos indicios llevan a pensar que el Hombre de Marree pudo ser obra de personas de origen norteamericano. Aunque hay quien opina que es justo al contrario, y que en realidad se trata de pistas falsas para desviar la atención del verdadero origen de su autor.
No muy lejos de Marree se halla el complejo militar de Woomera donde, hasta 1999, funcionó una base de vigilancia y comunicaciones compartida por los ejércitos norteamericano y australiano, la base de Nurrungar. Cuando el Hombre de Marre fue creado, había un cierto número de personal militar norteamericano allí, y no ha faltado quien haya especulado con que hubiesen sido soldados, norteamericanos, australianos o de los dos ejércitos, los responsables.
Asimismo, se sabe que empleados de la compañía minera Western Mining habían estado trabajando en la zona para crear una red de abastecimiento de agua para la mina de Olympic Dam (el mayor yacimiento de uranio del mundo y el cuarto mayor de cobre), 200 kilómetros al sur de Marree. Algunos habitantes de Marree recordarían más tarde haber visto maquinaria pesada circulando cerca de Marree y extrañas luces en la zona poco antes de que la figura fuera descubierta. ¿Quizá el Hombre de Marree era resultado del aburrimiento de un grupo de mineros que, una vez finalizado su trabajo, quisieron divertirse un poco y gastar una broma a los habitantes locales? Por último, también se especuló con que la creación de la gran figura tenía que ver con el pleito entre los Arabunna y Dieri Mitha, enfrascados entonces en una larga batalla judicial para determinar quién de ellos tenía derecho sobre aquellos terrenos (que luego se resolvería a favor de los primeros).
Poco a poco, el clima del desierto fue difuminando las líneas del Hombre de Marree. Hasta que en 2016, tras conseguir permiso de las autoridades y de los Arabunna, un grupo de empresarios locales decidió restaurar la figura (que para aquel entonces ya era una atracción turística de primer orden que llevaba hasta Marree a numerosos curiosos y dejaba en los negocios locales jugosos beneficios). Y aquí surgió otra sorpresa. Un correo anónimo les llegó conteniendo un archivo con las coordenadas GPS exactas de la figura para que la restauración de la figura fuera lo más exacta posible. Tal era la precisión de las coordenadas, que los encargados de la restauración creen que solo podía tratarse de las coordenadas originales de la figura, empleadas por quienes la trazaron en un primer momento. Lo cual demostraría no solo que su creador o creadores siguen pendientes de lo que pasa con su obra, sino que les preocupa que se conserve de la manera mas fiel posible a cómo la realizaron.
¿Se sabrá alguna vez quién fue el responsable de crear esta gigantesca obra de arte? ¿permanecerá indefinidamente oculta la verdad? Como decía uno de los faxes anónimos enviados en 1998, "La mitad del arte es misterio. Y que así sea".