Constantino I el Grande (272-337)
Ya he hablado alguna vez en este blog de Diocleciano (244-311), el que posiblemente fué el último gran emperador romano. Llegó al poder en 284 tras un periodo de anarquía en el que se sucedieron hasta quince emperadores en apenas cincuenta años.
Diocleciano encontró a su llegada un imperio en absoluta decadencia, en crisis política y económica, corrupto, empobrecido y desangrado por las luchas intestinas por el poder. Por ello, llevó a cabo una serie de profundas reformas económicas, políticas y sucesorias. La más conocida de ellas fué dividir al Imperio en dos: el Imperio Romano de Oriente, con capital en Nicomedia; y el Imperio Romano de Occidente, con capital en Milan. Se reservó para él el trono del Imperio de Oriente y nombró emperador de Occidente a un general de su confianza, llamado Maximiano, y estableció una especie de tutela o supervisión del Imperio de Oriente sobre el de Occidente.
Y para evitar las guerras civiles y los enfrentamientos internos por el poder quiso aclarar el asunto sucesorio de una vez por todas. Decidió que cada uno de los emperadores, con el título de Augusto, elegiría un sucesor o segundo al mando con el título, más modesto, de César. Después de veinte años de reinado, el emperador abdicaría de su cargo y se retiraría, pasando el César a ser Augusto y eligiendo a un nuevo César en el que posteriormente delegar el cargo. Y así sucesivamente. Creyó que de este modo acabarían las disputas sucesorias y el traspaso de poder se haría de manera pacífica.
Ingenuo.
Al principio todo salió bien. Diocleciano y Maximiano abdicaron el 1 de mayo de 305 en sus respectivos césares, Constancio Cloro en Occidente y Galerio en Oriente, y se retiraron a la vida privada. El problema surgió cuando, en julio de 306, Constancio Cloro enfermó y murió en Eburacum (actual York) durante una campaña contra los pictos. Sus soldados aclamaron entonces emperador a su hijo, Constantino, pero éste, modesto él, prefirió el título de César, nombramiento que Galerio aceptó de mala gana. Claro que había problemas más urgentes: teóricamente, ahora el trono correspondía al césar de Constancio, Severo II; pero en Roma, el hijo de Maximiano, Majencio (que además era yerno de Galerio), se autoproclamó Augusto y reclamó el trono. Como no las tenía todas consigo, reclamó la ayuda de su padre, que volvió del retiro y reasumió el cargo del que había abdicado. Entonces, Constantino debió pensar que si todo el mundo se proclamaba emperador, él no iba a ser menos; se proclamó Augusto y reclamó el trono. Con lo cual tenemos ya a cuatro Augustos en disputa, más Galerio en Oriente.
El primero en caer fué Severo. Trató de combatir a Majencio y Maximiano pero buena parte de sus tropas seguían siendo leales al antiguo emperador y le traicionaron. Obligado a huir, negoció con Majencio su renuncia a sus derechos a cambio de salvar la vida, pero Majencio le traicionó y le hizo asesinar en septiembre de 307.
No se notó mucho su falta, porque en noviembre de 308, Galerio proclamó Augusto a Licinio, general e íntimo amigo suyo, para que tratara de pacificar, al menos en parte, el Imperio. Poco antes, el gobernador de África y Cerdeña, Domicio Alejandro, también se había proclamado Augusto, con lo que ya tenemos a cinco Augustos pululando por el Imperio (de Occidente).
La alianza entre Maximiano y Majencio se rompió y Maximiano se vió obligado a huir y ponerse bajo la protección de Constantino en 309, pero al año siguiente se rebeló contra él. Sin apenas apoyos, fué capturado en Massilia (Marsella) y acabó suicidándose en julio de 310. Mas o menos a la vez, Maximino Daya, césar de Galerio, pensó que podía sacar partido de la confusión y también se nombró Augusto (qué originalidad...).
Recapitulemos: tenemos a Majencio, Constantino y Licinio en Occidente, a Galerio y Maximino II Daya en Oriente y a Domicio Alejandro correteando por África. Éste último trató de aliarse con Constantino, pero Majencio envió tropas a África, que derrotaron, capturaron y ejecutaron a Domicio en 311. En mayo de ese año murió de enfermedad Galerio, y el territorio que él controlaba se lo repartieron entre Maximino y Licinio.
En la primavera de 312, Constantino entró en Italia buscando a Majencio. Ambos ejércitos se enfrentaron al norte de Roma el 28 de octubre de 312. La victoria de Constantino fué total y Majencio se ahogó tratndo de huir.
Las cosas tampoco estaban tranquilas en Oriente. Maximino II había tratado de aliarse con Majencio, lo que enfadó sobremanera a Licinio. Las tropas de Licinio derrotaron a las de Maximino, que, forzado a huir, se refugió en Tarso, donde murió (seguramente envenenado) en agosto de 313.
Uno tras otro, todos aquellos emperadores habían ido cayendo hasta que sólo habían quedado dos: Constantino en Occidente y Licinio en Oriente. Y aún entonces, a ambos supervivientes les parecían demasiados. Firmaron una tregua en el 314, que ninguno de los dos confiaba que durase. Así que no tardaron en andar a la gresca. Licinio se sacó de la manga en 316 a un nuevo coemperador, un tal Valerio Valente, al que pomposamente nombró (sólo de palabra) emperador de Occidente. Pero en 317 Constantino derrotó a Licinio y le impuso una nueva tregua y, como parte del trato, le obligó a ejecutar a Valente.
En 324 se reanudaron las hostilidades. Constantino atacó a Licinio, a quien para vengarse no se le ocurrió nada mejor que volver a nombrar por su cuenta un emperador de Occidente, un tal Martiniano. Esta vez, Constantino derrotó definitivamente a sus rivales en Crisópolis (norte de la actual Turquía) y tras capturarlos, los confinó, a Licinio en Tesalónica y a Martiniano en Capadocia. Pero pasados unos meses, cambió de opinión y los hizo ejecutar.
Quedó así Constantino I el Grande dueño y señor de todo el Imperio romano. Ambos imperios continuarían uniéndose y separándose por breves períodos, hasta su separación definitiva a finales del siglo IV.
Y como curiosidad, en este batiburrillo donde todo el mundo se autoproclamaba Augusto con una pasmosa facilidad, hubo alguien que no lo quiso. En los primeros tiempos de conflicto, Diocleciano trató de mediar entre los distintos bandos, infructuosamente. En cierta ocasión, el pueblo le aclamó y le pidió que volviera al trono para acabar con la incertidumbre y restablecer la paz. Y él respondió, tranquilamente, que tal cosa sólo podía proponérsela alguien que no había visto lo hermosas que crecían las coles en el huerto de su palacio, que él mismo cuidaba. Y se volvió a su retiro en Spalato (actual Split, en Croacia), donde permaneció hasta su muerte en 311.
Recapitulemos para quienes se hayan perdido durante mi narración:
- Diocleciano (284-305)
- Maximiano (286-305; 306-308; 310)
- Constancio Cloro (305-306)
- Galerio (305-311)
- Severo II (306-307)
- Majencio (306-312)
- Constantino I (306-337)
- Licinio (308-324)
- Domicio Alejandro (308-311)
- Maximino II Daya (309-313)
- Valerio Valente (316-317)
- Martiniano (324)
jueves, 24 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
El Konkordski
El Concorde
Y su "pariente" soviético, el Tu-144
El 14 de octubre de 1947, el piloto norteamericano Charles "Chuck" Yeager se convertía en el primer hombre en romper la barrera del sonido, a los mandos de un Bell X-1. Pero la tecnología que había hecho posible la hazaña era muy costosa y parecía destinada a quedar reducida al ámbito militar. Sin embargo, empezaron a surgir diversos proyectos para construir un avión comercial supersónico.
El más popular fué el Concorde.Un proyecto original de la empresa aeronáutica británica British Aircraft al que más tarde, a principios de los 60, se unió la Aérospatiale francesa (por aquello de compartir gastos). Cuando el presidente soviético, Nikita Kruschev, supo del proyecto, se entusiasmó con la idea de que la URSS construyera su propio avión comercial supersónico, a poder ser antes que el proyecto anglofrancés: no sólo sería un éxito de la tecnología rusa, sino también una gran victoria propagandística.
El proyecto ruso, conocido oficialmente como Tupolev TU-144, fué presentado en 1965 en el salón aeronáutico de Le Bourget (París), donde unos años antes había sido presentado también el proyecto del Concorde. A todo el mundo le llamó inmediatamente la atención el enorme parecido entre ambos proyectos; parecía como si ambos equipos hubieran aplicado las mismas ideas a sus diseños. Nunca se confirmó ni se hizo declaración oficial alguna, pero todos dieron por supuesto que el espionaje soviético había logrado hacerse con los planos del proyecto anglofrancés y se los había entregado a los ingenieros rusos, quienes se habían basado en ellos para su diseño. Tan evidente resultaba el parecido, que el proyecto ruso empezó a ser conocido jocosamente en occidente con el apodo de Konkordski.
Trabajando a marchas forzadas, el Tu-144 logró adelantarse al Concorde: su primer vuelo de prueba tuvo lugar el 31 de diciembre de 1968, adelantándose al primer vuelo del Concorde en tres meses (que lo hizo el 2 de marzo del 69). También logró ser el primer avión comercial en superar el Mach-1 y el Mach-2. Y ahí terminaba su ventaja. Si bien el Tupolev era mayor y más rápido que el Concorde, éste tenía mayor autonomía de vuelo y menor consumo. Y era más fiable. El 3 de junio de 1973, durante una exhibición conjunta con el Concorde en el aeródromo francés de Le Bourget, como colofón al Salón Aeronáutico de aquel año, un Tu-144 perdía el control, cayendo en picado hasta estallar a unos 1500 pies de altura y estrellarse cerca del pueblo de Goussainville. Murió toda la tripulación (doce personas).
Diversas hipótesis se barajaron: un error del piloto (que fué la versión oficial), un error de diseño, un fallo humano al tratar de imitar alguna de las maniobras del Concorde (más maniobrable), un sabotaje o incluso una brusca maniobra para tratar de esquivar a un caza Mirage francés que estaría en las cercanías vigilando las evoluciones del avión soviético.
Sea como fuere, el Konkordski no volvió a volar hasta 1975, y sólo dentro de las fronteras de la URSS. No fué hasta noviembre de 1977 cuando comenzaron los primeros vuelos comerciales, uniendo Moscú y la capital kazaja Alma Ata (a todo esto, el Concorde llevaba operativo desde enero del 76). El 23 de mayo de 1978 otro Tu-144 sufrió un nuevo accidente: una fuga de combustible provocó el incendio de dos de los motores y un aterrizaje de emergencia en el que murieron dos de los tripulantes. Ante la poca fiabilidad y su elevado coste, que hacía inviable su rentabilidad, las autoridades decidieron poner fin a sus vuelos comerciales (tras sólo 103 vuelos), aunque la compañía aérea Aeroflot estableció en 1979 una línea utilizando una nueva versión para el transporte de cargas, el Tu-144D, pero sólo se mantuvo unos meses. Durante los 80 se sabe que tuvieron lugar algunos vuelos no regulares, el último en 1987. Entre 1996 y 1999, un modelo modificado (designado Tu-144LL) realizó una serie de experimentos atmosféricos en colaboración con la NASA.
En total se construyeron 17 unidades de las distintas versiones del Konkordski. Dos resultaron destruidas en sendos accidentes, seis fueron desguazados y otros cinco se encuentran en distintos museos de Rusia y Alemania. Los cuatro restantes se conservan, dos en las instalaciones de Tupolev en el aeródromo de Zhukovsky (cerca de Moscú) y otros dos en la fábrica de aviones de VASO en Voronezh.
El accidente del Tu-144 en París (3 de junio de 1973)
Si alguien tiene curiosidad por conocer con más detalle la historia y características de este avión, que no deje de visitar http://www.tu144sst.com/indexsp.html
Y su "pariente" soviético, el Tu-144
El 14 de octubre de 1947, el piloto norteamericano Charles "Chuck" Yeager se convertía en el primer hombre en romper la barrera del sonido, a los mandos de un Bell X-1. Pero la tecnología que había hecho posible la hazaña era muy costosa y parecía destinada a quedar reducida al ámbito militar. Sin embargo, empezaron a surgir diversos proyectos para construir un avión comercial supersónico.
El más popular fué el Concorde.Un proyecto original de la empresa aeronáutica británica British Aircraft al que más tarde, a principios de los 60, se unió la Aérospatiale francesa (por aquello de compartir gastos). Cuando el presidente soviético, Nikita Kruschev, supo del proyecto, se entusiasmó con la idea de que la URSS construyera su propio avión comercial supersónico, a poder ser antes que el proyecto anglofrancés: no sólo sería un éxito de la tecnología rusa, sino también una gran victoria propagandística.
El proyecto ruso, conocido oficialmente como Tupolev TU-144, fué presentado en 1965 en el salón aeronáutico de Le Bourget (París), donde unos años antes había sido presentado también el proyecto del Concorde. A todo el mundo le llamó inmediatamente la atención el enorme parecido entre ambos proyectos; parecía como si ambos equipos hubieran aplicado las mismas ideas a sus diseños. Nunca se confirmó ni se hizo declaración oficial alguna, pero todos dieron por supuesto que el espionaje soviético había logrado hacerse con los planos del proyecto anglofrancés y se los había entregado a los ingenieros rusos, quienes se habían basado en ellos para su diseño. Tan evidente resultaba el parecido, que el proyecto ruso empezó a ser conocido jocosamente en occidente con el apodo de Konkordski.
Trabajando a marchas forzadas, el Tu-144 logró adelantarse al Concorde: su primer vuelo de prueba tuvo lugar el 31 de diciembre de 1968, adelantándose al primer vuelo del Concorde en tres meses (que lo hizo el 2 de marzo del 69). También logró ser el primer avión comercial en superar el Mach-1 y el Mach-2. Y ahí terminaba su ventaja. Si bien el Tupolev era mayor y más rápido que el Concorde, éste tenía mayor autonomía de vuelo y menor consumo. Y era más fiable. El 3 de junio de 1973, durante una exhibición conjunta con el Concorde en el aeródromo francés de Le Bourget, como colofón al Salón Aeronáutico de aquel año, un Tu-144 perdía el control, cayendo en picado hasta estallar a unos 1500 pies de altura y estrellarse cerca del pueblo de Goussainville. Murió toda la tripulación (doce personas).
Diversas hipótesis se barajaron: un error del piloto (que fué la versión oficial), un error de diseño, un fallo humano al tratar de imitar alguna de las maniobras del Concorde (más maniobrable), un sabotaje o incluso una brusca maniobra para tratar de esquivar a un caza Mirage francés que estaría en las cercanías vigilando las evoluciones del avión soviético.
Sea como fuere, el Konkordski no volvió a volar hasta 1975, y sólo dentro de las fronteras de la URSS. No fué hasta noviembre de 1977 cuando comenzaron los primeros vuelos comerciales, uniendo Moscú y la capital kazaja Alma Ata (a todo esto, el Concorde llevaba operativo desde enero del 76). El 23 de mayo de 1978 otro Tu-144 sufrió un nuevo accidente: una fuga de combustible provocó el incendio de dos de los motores y un aterrizaje de emergencia en el que murieron dos de los tripulantes. Ante la poca fiabilidad y su elevado coste, que hacía inviable su rentabilidad, las autoridades decidieron poner fin a sus vuelos comerciales (tras sólo 103 vuelos), aunque la compañía aérea Aeroflot estableció en 1979 una línea utilizando una nueva versión para el transporte de cargas, el Tu-144D, pero sólo se mantuvo unos meses. Durante los 80 se sabe que tuvieron lugar algunos vuelos no regulares, el último en 1987. Entre 1996 y 1999, un modelo modificado (designado Tu-144LL) realizó una serie de experimentos atmosféricos en colaboración con la NASA.
En total se construyeron 17 unidades de las distintas versiones del Konkordski. Dos resultaron destruidas en sendos accidentes, seis fueron desguazados y otros cinco se encuentran en distintos museos de Rusia y Alemania. Los cuatro restantes se conservan, dos en las instalaciones de Tupolev en el aeródromo de Zhukovsky (cerca de Moscú) y otros dos en la fábrica de aviones de VASO en Voronezh.
Si alguien tiene curiosidad por conocer con más detalle la historia y características de este avión, que no deje de visitar http://www.tu144sst.com/indexsp.html
sábado, 12 de mayo de 2012
As Encrobas
Central térmica de Meirama
La historia de una de las más recordadas revueltas populares del postfranquismo tuvo su inicio a finales de los años 60, cuando un estudio geológico detectaba un enorme yacimiento de carbón en el subsuelo de la parroquia de As Encrobas, en el municipio coruñés de Cerceda. Dado la crónica dependencia energética española de las importaciones de combustibles fósiles, el hallazgo interesó sobremanera a las autoridades y en 1972 un consejo de ministros presidido por el general Franco decretaba al yacimiento como "de interés público" y concedió a la empresa eléctrica Unión Fenosa los derechos de explotación del yacimiento. De inmediato, la empresa, a través de su filial Limeisa (Lignitos de Meirama S.A.) comienza a proyectar la explotación del yacimiento y la construcción de una central térmica en las cercanías (el yacimiento era de lignito pardo, un tipo de carbón poco energético, con lo que para su mejor aprovechamiento se debía reducir en lo posible la distancia entre la mina y la central). El problema era que sobre el yacimiento estaba la parroquia de As Encrobas: varios núcleos de población, doscientas cincuenta casas en las que vivían más de un millar de personas, además de numerosas fincas agrícolas.
A los habitantes de As Encrobas no les hacía ninguna gracia tener que trasladarse, dejando atrás sus hogares y las tierras que durante generaciones habían pertenecido a sus familias. Y les gustó menos todavía cuando el enviado de Unión Fenosa les expuso, con insultante prepotencia, la oferta de la compañía: diez mil pesetas el ferrado, apenas 15'72 pesetas el metro cuadrado, una oferta ridículamente baja. Advirtiéndoles, además, de muy malos modos, que no habría negociación: aquellos que no aceptasen la oferta verían sus propiedades expropiadas.
Tamaña injusticia no dejó indiferentes a los habitantes de As Encrobas. Enseguida comenzaron las reuniones, los encuentros, siempre con un objetivo claro: impedir a toda costa que les arrebatasen de aquella manera lo que era suyo. Entre los aldeanos surgen pronto los primeros liderazgos: hombres como Bestilleiro, Costiñán, Manolo do Pumariño... Hombres de campo, que habían trabajado toda su vida aquellas tierras que ahora querían quitarles. Y delante de todos, el auténtico cabecilla de los sublevados: el párroco de las parroquias de Sésamo y Sueiro, Ramón Valcarce Vega, que pasaría a la historia con el apodo de o cura das Encrobas. No era un sacerdote al uso: de reconocidas simpatías izquierdistas, colaboraba con el Partido Comunista y con el sindicato Comisións Labregas (ambos ilegales), que apoyó decididamente a los sublevados.
La intención de los habitantes de As Encrobas estaba clara: impedir de cualquier manera que los enviados de Unión Fenosa, custodiados por la Guardia Civil, pusieran un sólo pie en sus propiedades. No era solo un acto simbólico: la ley decía claramente que solo se podía tomar posesión de unos terrenos expropiados después de hacer acto de presencia en ellos. Y cada vez que lo intentaban, allí aparecían docenas de aldeanos, armados con palos, aperos de labranza o paraguas, enfrentándose a los guardias civiles armados e impidiéndoles el paso.
El conflicto se prolongó semanas. En toda Galicia se extendió un movimiento de solidaridad con los campesinos de As Encrobas, incluso medios extranjeros se desplazaron al lugar para informar. Ante la enorme presión social, Unión Fenosa se vió obligada a cambiar de estrategia y sentarse a negociar: el precio original se multiplicó y en algunos casos llegó a pagar 550 pesetas por m2. Además, costeó el traslado de algunos edificios emblemáticos, como la iglesia y garantizó empleo para los habitantes desplazados. Aún así, hubo un grupo de lugareños que no aceptó vender y acabó siendo detenido en un último enfrentamiento con la Guardia Civil.
La central térmica de Meirama comenzó a funcionar a finales de 1980. El yacimiento de As Encrobas se agotó a finales de 2007, y la central fué reformada para funcionar con un nuevo tipo de carbón, hulla bituminosa y subbituminosa, que se importa por vía marítima (procedente de yacimientos, entre otros, estadounidenses e indonesios) y se traslada hasta la central por tren. Una industria que, como dijo uno de los afectados años después, trajo mucha riqueza, pero se llevó toda la que había.
sábado, 5 de mayo de 2012
¿Para qué sirve el latín?
José Solís Ruiz (1915-1990) fué un político que tuvo una destacada actuación durante la dictadura franquista, bajo la cual llegó a ser Ministro Secretario del Movimiento (1957-1969) y de Trabajo (1975-76), ya tras la muerte de Franco.
En cierta ocasión propuso a las Cortes franquistas un proyecto de reforma educativa en el que, entre otros cambios, se aumentaban las horas dedicadas al Deporte y a la Educación Física, en detrimento de las dedicadas al Griego, al Latín y las Humanidades. Y terminó su exposición diciendo: Porque, en definitiva, ¿para qué sirve el Latín hoy en día?
A lo cual inmediatamente respondió uno de los procuradores, Adolfo Muñoz Alonso, doctor en Teología y Filosofía y rector de la Universidad Complutense. Muñoz Alonso, sabedor de que Solís Ruiz era natural de la localidad cordobesa de Cabra (la Egabro romana y la Qabra musulmana), le replicó: Por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, se le llame egabrense y no otra cosa.
En cierta ocasión propuso a las Cortes franquistas un proyecto de reforma educativa en el que, entre otros cambios, se aumentaban las horas dedicadas al Deporte y a la Educación Física, en detrimento de las dedicadas al Griego, al Latín y las Humanidades. Y terminó su exposición diciendo: Porque, en definitiva, ¿para qué sirve el Latín hoy en día?
A lo cual inmediatamente respondió uno de los procuradores, Adolfo Muñoz Alonso, doctor en Teología y Filosofía y rector de la Universidad Complutense. Muñoz Alonso, sabedor de que Solís Ruiz era natural de la localidad cordobesa de Cabra (la Egabro romana y la Qabra musulmana), le replicó: Por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, se le llame egabrense y no otra cosa.
jueves, 3 de mayo de 2012
El misterioso Godzillus
Godzillus
Muchas preguntas se ciernen en torno al fósil denominado Godzillus. Y la principal es... ¿qué demonios es?
Todo empezó en la primavera de 2011. Ron Fine, un buscador de fósiles perteneciente a los Dry Dredgers, una asociación de paleontólogos aficionados que colabora con la Universidad de Cincinnati, buscaba fósiles en una región del estado norteamericano de Kentucky famosa por su abundancia en estos restos cuando encontró eso.
La mayoría de los fósiles que se encuentran en la zona son de pequeño tamaño, pero aquel en concreto era enorme. Fine realizó una docena de expediciones al lugar hasta que logró extraerlo completamente: midió en total unos dos metros de largo por uno de ancho, con un peso de cerca de 70 kilos. Su forma es elíptica, con numerosos lóbulos cubiertos de pequeñas ondulaciones. El propio Fine, sin ser un experto, si posee un notable conocimientos de los fósiles, y enseguida se dió cuenta de que nunca había visto nada ni remotamente parecido a aquello.
Los científicos de la Universidad de Cincinnati (donde se guarda el especimen en la actualidad) quedaron igualmente perplejos cuando lo vieron. Indudablemente confirmaron que se trataba de algo de origen orgánico, pero nada más. Ni siquiera pudieron determinar con seguridad si se trataba de un animal o un vegetal. Por eso le pusieron ese nombre, haciendo referencia al monstruo clásico del cine japonés: Godzillus.
Se sabe que el fósil tiene unos 450 millones de años de antigüedad, y que en esa época la región donde fué encontrado estaba cubierta por un océano de aguas poco profundas. Expertos de todo el mundo que han podido echarle un vistazo se hallan igualmente desconcertados. Ninguno ha podido establecer un paralelismo con ningún otro organismo conocido anterior o posterior a él. Hace apenas unos días, la Universidad organizó una reunión de la Sociedad Norteamericana de Geología, para que sus miembros pudieran examinar los restos, sin resultado.
Por supuesto, hay muchas hipótesis, que van desde que se trate de un cnidario (del mismo grupo que las medusas) a un tapete microbiano (un agregado de múltiples capas de microorganismos), pasando por alguna clase de alga desconocida. Quizá la teoría más interesante es la que dice que puede tratarse de una colonia microbiana deformada en el proceso de fosilización, con lo que habría llegado hasta nosotros con una forma totalmente diferente a la que tenía en origen. O incluso que pudiera tratarse de restos de un coral cubiertos por esponjas o briozoos.
Muchas preguntas se ciernen en torno al fósil denominado Godzillus. Y la principal es... ¿qué demonios es?
Todo empezó en la primavera de 2011. Ron Fine, un buscador de fósiles perteneciente a los Dry Dredgers, una asociación de paleontólogos aficionados que colabora con la Universidad de Cincinnati, buscaba fósiles en una región del estado norteamericano de Kentucky famosa por su abundancia en estos restos cuando encontró eso.
La mayoría de los fósiles que se encuentran en la zona son de pequeño tamaño, pero aquel en concreto era enorme. Fine realizó una docena de expediciones al lugar hasta que logró extraerlo completamente: midió en total unos dos metros de largo por uno de ancho, con un peso de cerca de 70 kilos. Su forma es elíptica, con numerosos lóbulos cubiertos de pequeñas ondulaciones. El propio Fine, sin ser un experto, si posee un notable conocimientos de los fósiles, y enseguida se dió cuenta de que nunca había visto nada ni remotamente parecido a aquello.
Los científicos de la Universidad de Cincinnati (donde se guarda el especimen en la actualidad) quedaron igualmente perplejos cuando lo vieron. Indudablemente confirmaron que se trataba de algo de origen orgánico, pero nada más. Ni siquiera pudieron determinar con seguridad si se trataba de un animal o un vegetal. Por eso le pusieron ese nombre, haciendo referencia al monstruo clásico del cine japonés: Godzillus.
Se sabe que el fósil tiene unos 450 millones de años de antigüedad, y que en esa época la región donde fué encontrado estaba cubierta por un océano de aguas poco profundas. Expertos de todo el mundo que han podido echarle un vistazo se hallan igualmente desconcertados. Ninguno ha podido establecer un paralelismo con ningún otro organismo conocido anterior o posterior a él. Hace apenas unos días, la Universidad organizó una reunión de la Sociedad Norteamericana de Geología, para que sus miembros pudieran examinar los restos, sin resultado.
Por supuesto, hay muchas hipótesis, que van desde que se trate de un cnidario (del mismo grupo que las medusas) a un tapete microbiano (un agregado de múltiples capas de microorganismos), pasando por alguna clase de alga desconocida. Quizá la teoría más interesante es la que dice que puede tratarse de una colonia microbiana deformada en el proceso de fosilización, con lo que habría llegado hasta nosotros con una forma totalmente diferente a la que tenía en origen. O incluso que pudiera tratarse de restos de un coral cubiertos por esponjas o briozoos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)