Verba volant, scripta manent

domingo, 29 de marzo de 2015

Los falsos Romanov (II)

Eleonora Krüger y George Zhudin (Anastasia y Alexei)


Eleonora Albertova Krüger (1901-1954)
En el verano de 1922, una joven llamada Eleonor Krüger se instaló en el pueblo búlgaro de Gabarevo, donde ya residía una pequeña colonia rusa. Eleonora no solía hablar de su pasado ni de su familia. Unas veces decía que era rusa, otras que polaca, y otras que era hija de un aristócrata ruso y una condesa polaca, aunque sin decirle a nadie sus nombres. Consiguió empleo como profesora de francés, inglés y latín y se instaló en la casa del doctor Peter Alexiev, otro de los miembros de la comunidad rusa del lugar. Poco después de su llegada se instaló con ellos un joven ruso, George Zhudin, que parecía conocer a Eleonora. Zhudin era alto, delgado y pálido, y por la manera en la que él y Eleonora se comportaban, muchos creían que eran hermanos, aunque ellos nunca lo confirmaron. En 1924, ante los numerosos rumores que había en el pueblo sobre el hecho de que vivieran juntos, Eleonora y el doctor Alexiev se casaron. En 1930 Zhudin, que estaba mal de salud, falleció (según las fuentes, por hemofilia o por tuberculosis) y fue enterrado en el cementerio local. Por aquel entonces ya había rumores en el pueblo de que Eleonora era en realidad la duquesa Anastasia y George, su hermano Alexei, pero ninguno de los dos afirmó jamás tal cosa. Los alumnos de Eleonora recordarían años más tarde cómo ella les contaba historias de su juventud acerca de que vivía en un palacio, rodeada de lujos y sirvientes. Eleonora falleció en 1954 y pidió ser enterrada a la derecha de Zhudin, algo habitual en Rusia entre personas de la misma sangre. Fue tras su muerte cuando se desataron los rumores sobre su verdadera identidad. En los años 90, las tumbas de Eleonora y de George fueron excavadas; en la de Zhudin se halló una ladanka, una pequeña imagen de Jesucristo que tradicionalmente en Rusia se colocaba en las tumbas de la alta aristocracia.

Michael Goleniewski (Alexei)


Michael Goleniewski (1922-1993)
La historia de Michael Goleniewski parece sacada de una novela de John LeCarré. En 1958, un hombre sin identificar que decía tener relación con los servicios secretos soviéticos se puso en contacto por carta con el embajador norteamericano en Ginebra para ofrecerse como agente doble. Este espía, al que la CIA llamaba "Sniper" y el MI6 "Lavinia", proporcionó abundante información a los servicios secretos occidentales, entre ella la que permitió detener a los cinco componentes del llamado "Círculo de Portland" y al agente doble George Blake. Cuando la KGB se enteró de que tenía un topo, el agente temió verse descubierto y desertó, entregándose en enero de 1961 en la embajada norteamericana en Berlín Occidental. Resultó ser Michael Goleniewski, agente del espionaje polaco, que fue de inmediato trasladado a EEUU, donde recibió la nacionalidad norteamericana y comenzó a colaborar con la CIA. En 1964, Goleniewski sorprendió a propios y extraños anunciando que él era el zarevich Alexei, y que la familia real rusa había logrado escapar de la ejecución para instalarse en Polonia, bajo un nombre supuesto. Esta declaración (y la sospecha de que Goleniewski pudiera ser en realidad un agente triple que todavía seguía trabajando para los soviéticos) hizo que la CIA le despidiese. El principal fallo de su historia era que no sólo Alexei era hemofílico y él no, sino que era casi veinte años más joven que el zarevich; él lo explicaba asegurando que la hemofilia, de la que había curado "milagrosamente" había retrasado su crecimiento, haciéndole parecer más joven. También señaló una serie de bancos de todo el mundo como los custodios de la fortuna que el zar habría escondido. Vivió en Nueva York el resto de su vida y nunca se retractó de su declaración ni dejó de reivindicarse como Alexei.

Heino Tammet (Alexei)


Heino Tammet (1904?-1977)
Este periodista estonio, cuyo nombre real era Ernest Veermann, se cambió de nombre poco antes de emigrar a Suecia en 1944 y posteriormente a Canada en 1952. Sin embargo, en los años 70, cuando ya era un anciano, confesó a su tercera esposa Sandra y a sus hijos que él era en realidad el zarevich Alexei. Había resultado herido durante el fusilamiento de su familia (Tammet era sordo de un oído y el lo atribuía a las heridas sufridas entonces) y había sido rescatado por un granjero llamado Johan Veermann, quien había ayudado en el traslado de los cadáveres de su familia y luego lo había criado como si fuese su hijo. La principal contradicción de su relato era que Alexei padecía hemofilia y Tammet no, pero él aseguraba que la enfermedad había sido mal diagnosticada en su día. Tras su confesión adoptó el nombre de Alexei Tammet-Romanov. Murió de leucemia en Vancouver, en 1977.

Eugene Nicolaievich Ivanoff (Alexei)

Eugene Ivanoff fue uno de los primeros impostores que se atribuyó la identidad de uno de los hijos del zar. Su historia saltó a la prensa polaca en 1927, cuando un artículo del Express Poranny (del que luego se harían eco la prensa europea y norteamericana) hacía públicos una serie rumores que decían que el zarevich Alexei estaba viviendo en Polonia. Poco después, el supuesto zarevich, que utilizaba el nombre de Eugene Nicolaievich Ivanoff, explicó a la prensa que había logrado escapar gracias a la ayuda de un viejo soldado cosaco leal al zar y que, tras cruzar Siberia y pasar por un campo de prisioneros alemán, se había instalado en Polonia para estar lo más cerca posible de Rusia. Por aquel entonces, Ivanoff vivía en la ciudad de Bydgoszcz, como invitado de una acomodada familia de origen ruso. Pero, tras estas revelaciones, Ivanoff desapareció del mapa y no volvió a saberse nada de él.

Avery Yacovelli (Anastasia/Maria)

El 23 de enero de 1919, una joven desconocida aparecía en un pueblo polaco. Presentaba numerosas cicatrices y lesiones, estaba hambrienta y enferma. Se negó a hablar de su origen o de su familia, de la que sólo dijo que "todos habían sido asesinados", lo que hizo creer a los lugareños que se trataba de la duquesa Anastasia. Avery se trasladó posteriormente a otra ciudad, pero los rumores la siguieron, aunque ahora le atribuían ser la duquesa María. Avery se casó con un soldado llamado Karl Dyanogy, con el que tuvo un hijo llamado Nicolás, que murió en 1956 de hemofilia (enfermedad que la zarina Alejandra había transmitido a sus hijos). Tras enviudar, volvió a casarse en 1965 y se instaló en Suiza. Murió en 1979 de tuberculosis y en su lápida se colocó la siguiente inscripción : "María Romanova 1899-1979".

Suzanna Catharina de Graaf


Suzanna C. de Graaf (1905-1968)
Un caso curioso el de esta ciudadana holandesa, nacida como Suzanna Catharina Hemmes, que poco antes de su muerte dijo ser hija de Nicolás II y la zarina Alejandra. Pero no ninguna de las cuatro reconocidas oficialmente, sino una hija "secreta" nacida en torno a 1903, un año antes que el zarevich Alexei, cuando la historiografía oficial atribuye a la zarina un embarazo psicológico o un aborto espontáneo. Suzanna (quien se hacía llamar "princesa Alexandra") afirmaba que los zares, deseosos de un heredero varón, habían preferido mantener oculto el nacimiento de su quinta hija y darla luego en adopción a un matrimonio holandés. Curiosamente, otras dos supuestas Romanov, Anna Anderson y Marga Boodts, dieron crédito a su historia y la reconocieron como hermana suya. No obstante, la familia Hemmes siempre negó la veracidad de sus afirmaciones.

viernes, 27 de marzo de 2015

Los falsos Romanov (I)

La familia real rusa. Detrás, la gran duquesa María y la zarina Alejandra. Delante, sentados, la gran duquesa Olga, el zar Nicolás II, la gran duquesa Anastasia, el zarevich Alexei y la gran duquesa Tatiana


La medianoche del 17 de julio de 1918 el zar Nicolás II de Rusia y su familia fueron conducidos al sótano de la casa Ipátiev, la residencia de un comerciante de Ekaterinburgo en la que llevaban varios meses prisioneros. La excusa que les habían dado era que iban ser trasladados, pero antes iban a sacarles una fotografía. No se imaginaban que, semanas antes, el gobierno bolchevique, preocupado por el discurrir de la guerra civil y temiendo que la familia real fuera rescatada por el ejército Blanco, había dado orden de que fueran ejecutados. Con toda la familia reunida, un pelotón de ejecución armado con fusiles entró de repente en la habitación y abrió fuego contra ellos. Además del zar y su esposa, la zarina Alejandra, perecieron sus cinco hijos, las Grandes Duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia, y el zarévich Alexei. Junto a ellos también murieron el médico de la corte, Yevgeny Botkin; la camarera Anna Demidova; el cocinero Ivan Kharitonov; y el mayordomo Alexei Trupp. Los hijos del zar no murieron en el acto (los gruesos corsés y las joyas que las duquesas llevaban cosidas en sus ropas desviaron las balas) y fueron luego rematados a tiros y bayonetazos.

Sótano de la casa Ipatiev donde tuvo lugar el fusilamiento
El responsable de la ejecución, Yákov Yurovski, tenía órdenes de hacer desaparecer los cuerpos para evitar cualquier tipo de culto a los restos del zar. Por eso, esa misma noche los cadáveres fueron cargados en un camión y llevados a las afueras de Ekaterimburgo, donde fueron depositados en un antiguo pozo minero conocido como Los Cuatro Hermanos. Al día siguiente, temeroso de que se extendiera el rumor de la ejecución por la ciudad y que alguien tratara de recuperar los restos, Yurovski ordenó que los cuerpos fueran trasladados a un lugar diferente y destruidos, incinerándolos o disolviéndolos en ácido. Pero el camión que los trasladaba se averió a mitad de camino, lo que hizo que Yurovski, nervioso, decidiera sepultarlos en un bosque cerca de la carretera de Koptyaki, en el interior de una vieja mina abandonada. El paradero de los restos de la familia real pasó así a ser un misterio conocido por muy pocos.

No fue hasta 1979 en que el geólogo Aleksandr Avdonin y el cineasta Geli Riábov dieron con el lugar del enterramiento tras una intensa investigación, pero no comunicaron su hallazgo temiendo represalias. Una década más tarde, en 1989, cuando ya soplaban nuevos vientos de cambio en la política soviética, se atrevieron a hacerlo público. La tumba fue abierta en 1991 y los cadáveres que contenía, exhumados. Las pruebas de ADN confirmaron en 1998 que los restos pertenecían al zar, a su esposa, a tres de sus hijas y a sus servidores; faltaban los cuerpos de la duquesa María y el zarévich Alexei. En 2007, un arqueólogo aficionado encontraba más restos humanos (que aparentemente habían tratado de quemar) en una fosa no muy lejos de la anterior, y en 2008 se confirmó que eran los de María y Alexei. Los restos de toda la familia descansan en la catedral de San Pedro y San Pablo, en San Petersburgo.

Pero hasta aquel entonces, la falta de datos de lo que había sido de la familia real rusa había provocado multitud de rumores sobre el destino de la familia Romanov, acerca de si realmente todos sus miembros habían muerto o alguno había logrado escapar. Y a lo largo de aquellos años fueron docenas las personas (impostores, estafadores o personas con problemas mentales) los que se atribuyeron ser alguno de los jóvenes Romanov, salvados milagrosamente de la ejecución.

Anna Anderson (Anastasia)


Anna Anderson (1896?-1984)
Sin duda alguna, la más popular de todos estos pretendidos Romanov fue la supuesta duquesa Anastasia cuya historia inspiró no pocas películas y novelas. Todo comenzó el 27 de febrero de 1920, cuando una joven que había intentado suicidarse arrojándose a un canal paralelo al río Spree fue rescatada por un policía berlinés. Al no llevar documentación y no querer identificarse, fue ingresada en un hospital psiquiátrico, donde permanecería dos años. Tenía cicatrices en la cabeza y el abdomen y hablaba alemán con un fuerte acento extranjero.
A principios de 1922, una de las compañeras de la desconocida comenzó a decir a todo el mundo que se trataba de la duquesa Tatiana de Rusia. Pero, ante el interés que despertó tal declaración, la joven afirmó ser la hija menor de los zares, Anastasia. Según su historia, un guardia bolchevique la había ayudado al descubrir que no estaba muerta sino simplemente herida. La había puesto a salvo, había curado sus heridas y más tarde, le había ayudado a huir de Rusia. Tras salir del hospital, la joven comenzó a utilizar el nombre de Anna Tschaikovsky y a presentarse como la desaparecida duquesa Anastasia. Mucha gente la creyó y su caso se hizo célebre enseguida. Pero, en 1927, el gran duque Ernesto Luis de Hesse, hermano de la zarina Alejandra, contrató a un detective para investigarla. La conclusión del detective fue rotunda: la supuesta Anastasia era en realidad Franziska Schanzkowska, una joven polaca de humilde origen que había tenido problemas psicológicos tras haber perdido a su prometido en la Primera Guerra Mundial y haber sufrido heridas en un accidente en una fábrica de municiones en la que trabajaba. Sin embargo, ella mantuvo su historia, pese a que a lo largo de los años mucha gente que había conocido a la auténtica Anastasia (incluidos familiares directos de los Romanov) negó que ella fuese quien decía ser e incluso un hermano suyo la reconoció como Franziska. Tras una breve estancia en los EEUU (donde adoptó el nombre de Anna Anderson) volvió a Alemania, donde sobrevivió gracias a las donaciones de diversas personas y trató de ser reconocida oficialmente en los tribunales para poder reclamar la herencia de la familia Romanov, sin éxito. En 1968 volvió a Estados Unidos, donde se casaría con un excéntrico profesor apellidado Manahan. Allí murió en 1984 y fue incinerada. Años más tarde, las pruebas de ADN hechas a varias muestras de tejidos suyos guardadas en un hospital demostrarían que no tenía parentesco alguno con los Romanov, pero si con miembros de la familia Schanzkowski.

Marga Boodts (Olga)


Marga Boodts (1895-1976)
Hoy en día se sabe todavía muy poco sobre los orígenes de Marga Boodts. Aunque tenía pasaporte alemán, unos le atribuyen un origen polaco y otros holandés. Tomó su apellido de un oficial del ejército alemán con el que estuvo brevemente casada entre 1926 y 1928, pero se sabe que utilizó otros nombres a lo largo de su vida, según ella, para despistar a los agentes soviéticos. No fue hasta años más tarde que públicamente afirmó ser la duquesa Olga, la primogénita de Nicolás II. Según contaba, un soldado cosaco llamado Dimitri, con el que había tenido tiempo atrás un romance, formaba parte del pelotón de fusilamiento y fue quien la salvó. Tras un tiempo escondida en una casa de campesinos, una red de personas leales al zar le ayudó a llegar a China. Lo sorprendente de su caso es que a diferencia de otros falsos Romanov nunca trató de aprovecharse de su fama; vivió una vida discreta y poco llamativa, sin conceder entrevistas ni aparecer en los medios. Además, al parecer recibió ayuda económica del mismísimo kaiser Guillermo II y del príncipe Segismundo de Prusia, primo carnal de la duquesa Olga, quien siempre defendió que Marga era verdaderamente la hija de los zares. En 1956 escribió sus memorias, Io Vivo, que sin embargo no se publicaron hasta años después de su muerte. También recurrió a los tribunales, en su caso los vaticanos, para obtener reconocimiento oficial, sin éxito, aunque parece ser que llegó a ser recibida por el papa Pio XII. Pasó sus últimos años en Italia y murió en 1976, en una residencia de ancianos en Como. En su tumba se colocó una lápida con el lema "En memoria de Olga Nikolayevna 1895-1976, hija mayor del emperador Nicolás II de Rusia".

Ceclava Czapska (María)


Ceclava Czapska (1899-1970)
A finales de 1918, huyendo de las tropas soviéticas, llegaban a Rumanía los hijos del volodar de Ucrania, los príncipes Nicolás y María Dolgóruky, que quedaron bajo la protección del rey Ferdinand I. Con ellos venían el marido de María y una noble polaca, Ceclava Czapska, que se casaría con Nicolás en enero de 1919. Lo que nadie esperaba es que después Ceclava proclamase ser en realidad la gran duquesa María de Rusia. Contaba cómo había sido trasladada junto a su madre y sus hermanas en secreto desde Ekaterimburgo a Perm, y de allí a Moscú, donde Gueorgui Chicherin, ministro de Exteriores del gobierno soviético, le había anunciado su evacuación a Ucrania, con documentación falsa y un título nobiliario polaco perteneciente a la familia del propio Chicherin.
Tras su boda, el matrimonio Dolgóruky llevó una vida viajera, pasando por Turquía, Italia (donde el gobierno les concedió el título de Condes di Fonzo), Bélgica, Alemania, el Congo... Finalmente, el matrimonio pasó sus últimos años en Italia, donde murieron, en 1970. Al parecer, durante esos años Ceclava mantuvo contacto frecuente con Marga Boodts. A su muerte dejó un testamento autógrafo en el que afirmaba, una vez más, ser María Romanov y legaba a su nieto mayor, Alexis, los derechos al trono ruso.

Eugenia Smith (Anastasia)


Eugenia Smith (1899-1997)
Nacida como Eugenia Drabek en 1899, en Bukovina (entonces parte del imperio austrohúngaro), esta mujer entró en los EEUU como inmigrante en los años 20 con el apellido Smetisko, en teoría el de su marido, aunque nunca se pudo probar que tal matrimonio hubiera tenido lugar. En 1963, tras décadas viviendo en Chicago como dependienta y modista, Eugenia se mudó a Nueva York y se presentó a un editor con una supuesta autobiografía de la gran duquesa Anastasia, en la que ésta contaba cómo había logrado huir de la ejecución de su familia. Eugenia afirmaba que la duquesa se la había entregado, pero el editor, que no se lo acababa de creer, sometió a la anciana al detector de mentiras... que no superó. Acto seguido, Eugenia cambió su versión y pasó a decir que ella misma era Anastasia, cambiando su fecha y lugar de nacimiento por los de la gran duquesa. Esta reclamación la convirtió en un personaje popular de la vida social neoyorkina, a pesar de que no pudo aportar ni una sola prueba de lo que decía: ni su rostro (estudiado por antropólogos) se correspondía con el de la duquesa, ni su escritura, ni fue reconocida por varias personas que habían tratado con la verdadera Anastasia, como su prima lejana la princesa Nina Georgievna. Incluso llegó a reconocer como su hermano Alexei a otro sonado impostor, Michael Goleniewski, pese a que en su libro decía haber visto su cadáver. En los años 70, Eugenia se mudó a Newport y llevó una vida retirada, negándose a hablar más de su pretendida identidad. En los años 90 se negó a facilitar una muestra de ADN para comprobar su supuesto parentesco con los Romanov. Murió en una residencia de ancianos en 1997.

Michelle Anches (Tatiana)


Michelle Anches (?-1926)
Se sabe muy poco sobre los orígenes de Michelle Anches. Un conserje de hotel afirmó haberla conocido en Siberia, en torno a 1923, y que ella le había confesado ser una de las hijas de Nicolás II. Posteriormente se mudó a Francia, donde en 1925 reveló que era la gran duquesa Tatiana de Rusia y expresó su intención de encontrarse con la emperatriz viuda María Fiódorovna, madre de Nicolás II, que vivía retirada en Dinamarca, su país natal, y que nunca acabó de aceptar la muerte de su hijo y sus nietos. Sin embargo, el encuentro no llegó a producirse, ya que Michelle fue asesinada en el modesto apartamento parisino en el que vivía. Nunca se halló al responsable de su muerte.


martes, 24 de marzo de 2015

José María Chao y el atentado contra el general Eguía

José María Chao Rodríguez (1790-1858)

José María Chao Rodríguez nació en Lebosende, en el municipio orensano de Leiro, el 30 de marzo de 1790, hijo de un matrimonio de labradores acomodados. Estudió en el Colegio de Farmacia de Santiago, donde se alistó en el Batallón Literario, formado por estudiantes de la universidad compostelana para plantar cara a los invasores franceses, y luego se unió al Ejército regular como practicante hasta 1814. Terminada la guerra, tras acabar sus estudios, abrió farmacia propia en Ribadavia, donde comenzó también su actividad política. De ideales profundamente antiabsolutistas, tras la revolución de 1820 defendió activamente las posiciones liberales, hasta el punto de enfrentarse en varias ocasiones a los absolutistas como miembro de una milicia liberal.
Sin embargo, tras la abrupta caída del régimen liberal en 1823 sus partidarios empezaron a ser perseguidos por Fernando VII. La situación de Chao se agravó cuando en 1824 fue nombrado Capitán General de Galicia el que iba a convertirse en su Némesis: el general Nazario Eguía, reaccionario, ultraconservador y furibundo antiliberal. Su llegada marcó el inicio de una auténtica cacería de liberales, muchos de los cuales pagaron con el presidio o la horca sus ideas. Fue el caso de Chao, quien se había trasladado a Vigo en 1826 y abierto una nueva farmacia, que muy pronto se convirtió en un centro de conspiraciones antiabsolutistas, lo que le valió al boticario pasar dos años en la cárcel, hasta principios de 1829, a los que siguieron otros cuatro de confinamiento en Santiago. Precisamente, Santiago era la ciudad a la que el general Eguía había trasladado la sede de la Capitanía, huyendo del excesivamente liberal ambiente coruñés, donde había estado hasta entonces, en busca de otro más de su gusto. Y es en Santiago, en octubre de 1829, donde tiene lugar uno de los hechos más sonados asociados a la figura de Chao.

Nazario Eguía y Sáez de Buruaga (1777-1865)
El día 29 de ese mes, Eguía se hallaba en su despacho, atendiendo a sus obligaciones, cuando uno se sus ayudantes entró con un grueso sobre con la leyenda "Urgente V. E." que acababan de entregar para el general remitido supuestamente desde León. Dentro del sobre había un segundo pliego, rotulado como "Urgentísimo y reservado". Y dentro de éste había un tercer sobre, en el que se podía leer "Reservadísimo. Del Rey para el general Eguía", lo que despertó la inmediata curiosidad del militar. Cogiendo el sobre, lo llevó hasta su mesa, se sentó, lo apoyó en un cajón que tenía abierto y procedió a abrirlo, introduciendo el dedo índice por una de sus esquinas. Justo en ese momento, el sobre hizo explosión, haciendo añicos la mesa y destrozándole al general la mano derecha (también perdería dos dedos de la izquierda). Pese a sus graves heridas, Eguía logró incorporarse hecho una furia y gritar "¡Aún me queda la otra para ahorcar al culpable!¡Nadie más que Chao es capaz de inventar obra tan perfecta!" Pues era bien conocida la habilidad como químico del boticario. Y aquel artefacto (un muy sofisticado explosivo a base de pólvora, arsénico y fragmentos de vidrio como metralla), uno de los primeras cartas-bomba de que se tiene noticia, era sin duda la obra de una mente ingeniosa y brillante.
Pero la amenaza de Eguía no pudo llevarse a cabo. Nadie pudo probar la implicación de Chao en el atentado (que quedó sin esclarecer, pese a ofrecerse 40000 reales y la amnistía a quien delatase al responsable) y él mismo (y sus hijos, tras su muerte) negó siempre haber tenido nada que ver en el suceso. Tras el incidente, la vida siguió más o menos igual: el general siguió firmando condenas contra los liberales, aunque ya no con su mano, sino con un sello que su graciosa majestad Fernando VII le había concedido para tal fin. Y Chao volvió a pasar alguna que otra temporada en prisión, dedicándose entre encarcelamiento y encarcelamiento a sus dos grandes aficiones: la química y las conspiraciones políticas.
Así, hasta 1833, año en el que por fin Fernando VII el Deseado murió y su hija Isabel heredó la corona. Nuevos aires empezaron a soplar en la política española, aires que también se llevaron a Eguía de Galicia (años más tarde, disgustado por el nuevo gobierno, que juzgaba desagradablemente progresista, acabaría uniéndose a las huestes carlistas). En cuanto a Chao, se trasladó de nuevo a Vigo y su suerte comenzó a mejorar. A finales de 1835 el gobernador de Pontevedra le concede una comisión para fumigar los buques sospechosos de portar infecciones que arribasen al puerto vigués. Las distinciones y nombramientos continuaron llegando: boticario mayor del Hospital Real de Santiago, catedrático de Farmacia Experimental en el colegio de Farmacia (1843), profesor de Química e Historia Natural de la Escuela del Puerto de Vigo en 1850...
Durante la gran epidemia de cólera de 1854-55, que entró en España a través del puerto de Vigo (habría un segundo foco más tarde en Barcelona) y se extendió a todo el país, matando a 300000 personas en un año, Chao se distinguió en la atención a los enfermos, recibiendo por ello una distinción de la Junta de Sanidad. Precisamente esa epidemia dio lugar a su única publicación conocida, Específico contra el cólera (1854), un ensayo en el que describe con detalle los síntomas de la enfermedad y propone como tratamiento el uso de unos "polvos termífugos" y un "jarabe anti-colérico" de su invención. Para reforzar sus argumentos, incluye una lista de 78 personas curadas con su remedio, de ellas 24 que ya habían recibido "los últimos auxilios espirituales" y cuatro que ya tenían "el ataúd en la casa".
En 1858 sus numerosas quejas acerca de las irregularidades cometidas en el lazareto de la isla de San Simón (donde los buques que llegaban a puerto debían forzosamente pasar una cuarentena) hacen que la Junta Provincial de Sanidad le nombre director del botiquín del lazareto. Ese mismo año de 1858, el 1 de noviembre, fallece, prácticamente arruinado, en buena parte debido a los quebrantos económicos que le causaron sus estancias en prisión.

Eduardo Chao Fernández (1822-1887)
Su figura quedó relegada a un segundo plano, oscurecida en parte por las destacadas personalidades de sus hijos, Eduardo y Alejandro Chao Fernández, y su yerno, Juan Compañel Rivas. Eduardo (1822-1887) fue geólogo, periodista, historiador, naturalista, catedrático de Farmacia, director general de la Junta de Telégrafos, diputado, senador, redactor de la Constitución Federal de 1873 y ministro de Fomento en la I República. Alejandro (1835-1894), periodista y editor, fundó numerosos periódicos y revistas (La Oliva, El Ateneo, La Legalidad, La Ilustración Gallega y Asturiana) y creó en 1864 en La Habana una editorial, La Propaganda Literaria, en la que se editaron obras fundamentales de la literatura gallega del siglo XIX, como Follas novas, de Rosalía de Castro, y Aires da miña terra, de Manuel Curros Enríquez. En cuanto a Juan Compañel (1829-1897) fue editor e impresor, en España y en Cuba, y de su imprenta salió en 1863 una obra capital de las letras gallegas, los Cantares gallegos de Rosalía de Castro.

sábado, 21 de marzo de 2015

Carol II, el rey crápula

Carol II de Rumanía (1893-1953)

Carol de Hohenzollern-Sigmaringen, que pasaría a la historia como Carol II de Rumanía, nació en la ciudad de Sinaia el 3 de octubre de 1893. Por aquel entonces reinaba en Rumanía su tío abuelo Carol I, el primer rey de Rumanía de la dinastía Hohenzollern-Sigmaringen. Y una carambola dinástica convertiría al pequeño Carol en el futuro ocupante del trono rumano. Como Carol I no tenía hijos, su hermano mayor, Leopold (el famoso Ole-Ole Si Me Eligen que había sido candidato al trono español), era el heredero oficial. Pero en 1880 Leopoldo renunció a sus derechos dinásticos en favor de su primogénito, Wilhelm. Éste renunció a su vez a sus derechos en 1888, en favor de su hermano Ferdinand, padre de Carol. Y así, cuando Carol I murió en 1914, Ferdinand subió al trono como Ferdinand I y Carol pasó a ser el príncipe heredero.
El pequeño Carol creció mimado y sobreprotegido por su madre, María de Edimburgo (nieta de la reina Victoria y del zar Alejandro II de Rusia). Y se convirtió en un joven caprichoso y consentido, habituado a hacer su voluntad; un poco como lo era nuestro Alfonso XIII, contemporáneo suyo. Eran bien conocidas su despreocupación, su carácter terco y su desaforado apetito sexual. Se convirtió en una fuente de continuos problemas para su familia por sus continuas aventuras amorosas y desmanes varios.
Durante la Primera Guerra Mundial Carol se trasladó con el resto de la familia real a Iași, tras la caida de Bucarest en manos de las tropas alemanas y austrohúngaras. Allí, el príncipe conoció a Ioana María Valentina Lambrino, apodada Zizi, una joven hija de un mayor del ejército rumano con la que se fugó abandonando su puesto en el ejército (una falta que le habría costado a cualquier otro acabar frente a un pelotón de fusilamiento) y con la que contrajo matrimonio en la ciudad rusa de Odessa, el 31 de agosto de 1918, sin permiso de su familia ni del gobierno rumano. A instancias de su familia, un tribunal del condado de Ilfov declaró nulo el matrimonio en marzo de 1919, pero Carol siguió conviviendo con Zizi, que en agosto de 1920 dio a luz al hijo de la pareja, Mircea Grigore Carol Lambrino. Furioso, el rey Ferdinand I confinó a su hijo en la ciudad de Bistriţa y envió a Zizi y al pequeño Mircea al exilio en París.

Elena de Grecia (1896-1982)
Después de estos sucesos, su familia envió a Carol a un viaje alrededor del mundo para que se olvidase de Zizi y, a su vuelta, se prometió con la princesa Elena de Grecia, hija del rey Constantino I (y tía carnal, por lo tanto, de la reina Sofía de España). Un matrimonio arreglado entre sus familias para estrechar lazos, algo habitual en las casas reales. Se casaron en la Catedral Metropolitana de Atenas el 10 de marzo de 1921. Apenas dos semanas antes se habían casado en Bucarest el príncipe Jorge (futuro Jorge II de Grecia), hermano de Elena, con Isabel, hermana menor de Carol.
Aunque el matrimonio estuvo bien avenido en un principio (el 10 de octubre de 1921 venía al mundo el hijo de la pareja, Mihai) no tardaron en aparecer las diferencias entre ambos. Sus personalidades eran diametralmente opuestas: por un lado, Carol, vividor y hombre de mundo; por otro, Elena, culta, instruida y discreta. El príncipe no tardó en volver a su vida de amoríos y aventuras y, en 1923, conocería a la mujer que había de marcar profundamente su vida: Magda Lupescu.

Elena "Magda" Lupescu (1895-1977)
Elena Lupescu, conocida con el apodo de Magda, había nacido en Iași en 1895, hija de Nicolae y Elizei Lupescu, un matrimonio de origen judío pero convertidos al cristianismo. Su padre, judío austríaco cuyo nombre original era Nahum Grünberg (se cambió de nombre al convertirse al cristianismo ortodoxo) era farmacéutico y comerciante; y su madre, Elizei, se apellidaba Falk antes de hacerse católica. Elena y su hermano Constantin fueron educados como católicos y recibieron una esmerada educación; Magda estudió en la Diaconosele, uno de los internados femeninos más prestigiosos del país. En 1919 se casó con Ion Tâmpeanu, un capitán del ejército rumano al que fue infiel en repetidas ocasiones. Todavía estaba casada con él cuando, en 1923, conoció al príncipe durante una carrera automovilística, aunque en la práctica su matrimonio hacía tiempo que había terminado.
Magda Lupescu era atractiva, pelirroja, de ojos verdes, curvilínea, sensual, provocativa, descarada. En muchos aspectos era lo opuesto a la discreta y recatada Elena de Grecia; quizá fue eso lo que atrajo a Carol. La atracción fue mutua; pero la pareja no consolidaría su relación hasta 1925, cuando Magda ya había logrado el divorcio. El idilio fue tan intenso que Carol acabó por abandonar el palacio de Cotroceni, donde se había instalado con su esposa tras la boda, para irse a vivir con su amante. Un nuevo escándalo y un quebradero más de cabeza para la familia real.
En un primer momento, del affaire entre el príncipe y la Lupescu estaban enterados la familia real, su entorno y la alta sociedad rumana, mientras que la prensa local tenía estrictamente prohibido hablar del tema. Pero Carol, acostumbrado a hacer su voluntad sin preocuparse de nada más, no era lo que se dice alguien demasiado discreto. En noviembre de 1925 fallecía la reina Alejandra, viuda de Eduardo VII de Inglaterra y madre del entonces rey británico, Jorge V. Carol asistió a sus honras fúnebres representando a la casa real rumana y, antes de regresar a Rumanía, pasó unos días en Milan en compañía de Magda Lupescu, sin esconderse lo más mínimo, lo que fue ampliamente reflejado en la prensa italiana. El escándalo era ya imparable; el rey Ferdinand estaba furioso y exigió a Carol terminar la relación. Carol, sin embargo, harto de tener que dar explicaciones, prefirió renunciar a sus derechos dinásticos y a su pertenencia a la familia real (renuncia que fue aceptada por el Parlamento el 4 de enero de 1926), pasando el pequeño Mihai a ser el heredero. Acto seguido, Carol cambió su nombre por el de Carol Caramain y se marchó al exilio con Magda, viviendo a caballo entre París y Londres. No se divorciaría de Elena hasta 1928. En julio de 1927 falleció Ferdinand I y su nieto subió al trono como Mihai I, aunque dada su corta edad se estableció una regencia de la que formaban parte su tío, el príncipe Nicolae; Miron Cristea, patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Rumanía; y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gheorghe Buzdugan.

Viñeta satírica sobre la vida amorosa del "rey playboy", como algunos apodaban a Carol II
Pero el haber renunciado a sus derechos no quería decir que hubiera abandonado sus ambiciones de reinar. No era un gran gobernante, pero si un buen político, hábil a la hora de buscar aliados y cerrar pactos. La inestable situación de la política rumana, marcada por el enfrentamiento entre los dos grandes partidos, el Nacional Liberal (PNL) y el Nacional Campesino (PNT), le permitía albergar esperanzas. En 1928, tras un largo gobierno liberal, el PNT ganó las elecciones con una abrumadora mayoría, pero pronto empezó a perder apoyos, por su incapacidad para llevar a cabo reformas muy demandadas por el pueblo rumano y por el hundimiento de la economía como resultado del crack de 1929. Aprovechando esta coyuntura, Carol II volvió por sorpresa a Rumanía en junio de 1930, pese a que el parlamento le había prohibido volver a pisar suelo rumano. Gran parte del pueblo rumano lo recibió con alborozo, pues creían que podía ser el monarca que necesitaba el país para tranquilizar la política nacional y recuperar la economía. El tiempo acabaría por desmentirlo.
En un primer momento, el gobernante PNT aceptó la vuelta de Carol, quien tras retractarse de su renuncia al trono (que fue luego declarada nula por el Parlamento), desposeyó a su hijo de la corona, y subió al trono como Carol II. Poco después, Magda Lupescu, que hasta entonces había permanecido en París, se instalaba con él en palacio, como una suerte de reina sin corona.
La década que permaneció Carol II en el trono no mejoró en absoluto la situación del país. El nuevo rey se dedicó a minar la autoridad de los dos partidos principales y a rodearse de un corrillo de personajes (políticos, industriales, terratenientes, etc.) absolutamente leales a él. Su principal preocupación fue asumir cada vez más poderes, mientras surgían partidos fascistas (como la Guardia de Hierro) y la corrupción campaba a sus anchas. La situación se deterioró hasta tal punto que, en febrero de 1938, Carol II abolió la constitución y la sustituyó por otra que prohibía los partidos políticos y le otorgaba al rey casi todo el poder, dando lugar a una dictadura que perduró hasta septiembre de 1940. Pero, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la presión de los países del Eje (Hungría y Bulgaria llegaron a anexionarse por la fuerza parte del territorio rumano) y las manifestaciones su contra, hicieron que Carol II abdicara en su hijo Miahi el 6 de septiembre de 1940 y traspasara sus poderes a un nuevo gobierno presidido por el general filogermano Ion Antonescu, marchando acto seguido al exilio junto a Magda. Un exilio dorado: no sólo había amasado con sus corruptelas una fortuna de unos 50 millones de dólares de la época (puesta a buen recaudo en bancos suizos; Vita sequitur aequalis, que diría Iulius Ecclesiae), sino que se fue del país llevando consigo nueve vagones de tren cargados de oro del tesoro nacional y numerosas obras de arte de incalculable valor.

Magda Lupescu y Carol II, durante su exilio
Carol y Magda viajaron a España, luego a Portugal y se establecieron finalmente en México DF. Desde allí, durante el transcurso de la guerra, Carol se ofreció a norteamericanos y británicos para formar un gobierno rumano en el exilio, pero ni unos ni otros se fiaban del personaje. A continuación, hizo la misma propuesta a Josef Stalin, quien tampoco lo tuvo en cuenta.
En 1944 la pareja se trasladó a Rio de Janeiro, donde, el 3 de junio de 1947, tras más de 20 años de relación, se casaron en una modesta ceremonia celebrada en la habitación del hotel donde se alojaban. A partir de entonces, Magda Lupescu pasó a ser llamada SAR la princesa Elena de Rumanía. Poco después, debido a la delicada salud de la princesa, ambos se instalaron en la ciudad portuguesa de Estoril, donde coincidieron con otros miembros de casas reales en el exilio, como Don Juan de Borbón, Humberto II de Italia o los aspirantes a los tronos de Hungría o Bulgaria. Y fue en Estoril donde sorprendió la muerte a Carol, el 4 de abril de 1953. Su esposa le sobrevivió 24 años; falleció el 29 de junio de 1977 y fue enterrada junto a él en el Monasterio de São Vicente de Fora, en Lisboa. Le dio tiempo a dilapidar la mayor parte de la herencia de Carol en compañía de varios amantes.
Tras la muerte de Carol II, su hijo Mircea reclamó ante las autoridades portuguesas ser reconocido como hijo legítimo del rey (aunque el rey había admitido públicamente su paternidad e incluso la Casa de Hohenzollern le reconoció como príncipe). Una sentencia de un tribunal portugués de abril de 1955 le reconoció como hijo de Carol II y le otorgaba el derecho a utilizar el nombre de Carol de Hohenzollern. Sentencias similares fueron emitidas por tribunales franceses (marzo del 57) y rumanos (octubre de 1995), reconociéndole el derecho a recibir parte de la herencia paterna. Ambas sentencias fueron recurridas, sin éxito, por su hermanastro Mihai.
En 2003 el gobierno rumano repatrió los cuerpos de Carol II y de su esposa para enterrarlos en el Monasterio de Curtea de Argeș, donde tradicionalmente era enterrada la realeza rumana; aunque Carol fue enterrado en la Capilla Real, Magda, al no ser de ascendencia real, lo fue en el cementerio del monasterio.

lunes, 16 de marzo de 2015

El Foso de Toledo

Iglesia del Cristo de la Luz (Toledo), antigua Mezquita de Bab al-Mardum

Tras la conquista del reino visigodo por los musulmanes a principios del siglo VIII, los nuevos territorios conquistados (primero como provincia del Califato de Damasco, y a partir de 756 como emirato independiente) tuvieron en Córdoba su nueva capital. Pero la que durante tres siglos había sido la capital de la Hispania visigoda, Toledo, ahora rebautizada como Tulaytulah, se resistía a perder protagonismo e influencia. Buena parte de su nobleza se había convertido al Islam para poder mantener sus privilegios y la ciudad se convirtió en un quebradero de cabeza para los gobernantes cordobeses, quienes intentaron amansarla, unas veces con cortesía y diplomacia, y otras con mano dura. Pero la nobleza toledana siguió mostrándose independiente y rebelde, desoyendo los mandatos e incluso siendo cuna de revueltas y levantamientos. Uno de estos, encabezado por un tal Obeid Allah ben Jamir, se produjo en 797 y fue tan importante que el entonces emir, Al-Hakán (o Alhakén) I tuvo que enviar un ejército, mandado por su leal servidor Amrús ibn Yusuf, gobernador de Huesca, para sofocar la rebelión.
Pero Al-Hakán estaba ya harto de la rebeldía toledana, y decidió que ya era hora de darles un escarmiento. Y así, Amrús fue nombrado nuevo gobernador de Toledo. Llegó a la ciudad con buenas palabras y gestos de cordialidad, mostrándose afable y contemporizador. Además, Amrús era muladí (cristiano converso al Islam), al igual que la mayor parte de la nobleza de Toledo, mientras que los anteriores gobernadores habían sido de origen árabe, lo que contribuyó a que el recién llegado se ganara la confianza de sus nuevos súbditos.
Y así, como muestra de buena voluntad, Amrús anunció la celebración de un gran banquete para honrar al príncipe Abd al-Rahmán, hijo mayor de Al-Hakán, quien había llegado a la ciudad al frente de un ejército que se dirigía, supuestamente, a combatir en la Marca Superior, en la frontera norte del emirato. Amrús invitó a la celebración a las más destacadas personalidades de la ciudad: nobles, autoridades religiosas, ricos comerciantes... Todos acudieron, vistiendo sus mejores galas, al palacio del gobernador, sin saber lo que les esperaba. Porque, nada más entrar en el palacio, los invitados eran conducidos a través de un estrecho pasillo hasta una sala donde les esperaban unos verdugos, que los iban decapitando conforme llegaban para luego arrojar sus cadáveres a un foso excavado previamente. Y así, durante horas, hasta que alguien dio la voz de alarma al darse cuenta de que ninguno de los que habían entrado al palacio había vuelto a salir, permitiendo huir a los que todavía no habían accedido al palacio (aunque varios de ellos fueron luego capturados y ejecutados por los soldados de Abd al-Rahmán). Las cifras varían según las fuentes, pero el número de muertos se calcula entre 400 y 700.
¿Sucedió de verdad este hecho? Hay opiniones a favor y en contra. La historia del Foso de Toledo aparece recogida tanto en crónicas musulmanas, como Los caminos de los perspicaces en los reinos de los confines, de Shihabuddín Ahmad Ibn Fadl Allah al-Umari, como cristianas, tales como la Historia o Descripción de la Imperial Ciudad de Toledo de Pedro Alcocer. Sin embargo, todas son varios siglos posteriores a los hechos narrados. Algunos historiadores contemporáneos como Álvaro Galmés de Fuentes opinan que nunca sucedió y que se trataría de una leyenda preislámica que se adaptó a una época posterior. En todo caso, no parece que surtiera un efecto demasiado prolongado, porque Toledo sería protagonista de otros dos levantamientos, en el 811 y el 829, y no sería sometida definitivamente hasta que en el 927 Abd al-Rahmán III sitió y tomó la ciudad.

Toledo en la Edad Media

viernes, 13 de marzo de 2015

La moneda más rara del mundo: la Double Eagle de 1933

La Double Eagle de 1933

En el año 1849 el gobierno norteamericano autorizó la acuñación de una moneda de oro con un valor facial de veinte dólares, el mayor de todas las monedas existentes hasta entonces en EEUU. Como en aquellos días las monedas de oro recibían los nombres de "Eagle" (10 $), "Half Eagle" (5 $) y "Quarter Eagle" (2'5 $), a la nueva moneda se la llamó "Double Eagle". La Double Eagle pesaba 33'4325 gramos y estaba hecha de una aleación con un 90% de oro y un 10% de cobre, dando una pureza de 21'6 quilates. En su anverso mostraba una cabeza femenina, como alegoría de la Libertad, rodeada de trece estrellas, y en su reverso el escudo de los Estados Unidos.
Las dos primeras unidades de Double Eagle se acuñaron en 1849; una de ellas se conserva en el Instituto Smithsonian de Washington, y la otra fue regalada al entonces Secretario del Tesoro, William M. Meredith (tras su muerte fue vendida por sus herederos y a día de hoy se desconoce su paradero). A partir de 1850 las Double Eagle se siguieron acuñando durante décadas sin variar apenas el diseño original (sólo para añadir el lema "In God We Trust" primero y pasar de "Twenty D." a "Twenty Dollars" más tarde) hasta principios del siglo XX.

La primera Double Eagle, acuñada en 1849
Cuentan que el presidente Teddy Roosevelt (1901-1909) se hallaba allá por 1904 de visita en un museo cuando quedó fascinado por una colección de antiguas monedas griegas. Convencido de que los Estados Unidos merecían tener unas monedas igual de bellas e impresionantes, Roosevelt contrató al reconocido escultor Augustus Saint-Gaudens para que rediseñara toda la serie de monedas del país. Lamentablemente, la muerte del escultor a causa de un cáncer en 1907 le impidió cumplir el encargo; sólo le dió tiempo a terminar uno de los diseños, el de la nueva Double Eagle, considerada desde entonces "la moneda más bella de la historia numismática norteamericana".
La moneda diseñada por Saint-Gaudens muestra en el anverso a la Libertad, representada como una figura femenina de cuerpo entero, portando una antorcha y una rama de olivo, y en el reverso un águila en pleno vuelo sobre un sol naciente. Las primeras "Double Eagles de Saint-Gaudens", como se llamó a este nuevo modelo de moneda, se acuñaron en 1907; se trataba de una serie de 24 unidades con un relieve muy marcado. Hoy en día, esas monedas son piezas muy codiciadas por los coleccionistas; una de ellas se vendió en 2005 por 2.990.000 $. Pero la acuñación de estas monedas era muy laboriosa; las prensas de la Fábrica de Moneda de Philadelphia necesitaban varios golpes para terminarlas, lo que dificultaba su producción en grandes cantidades. Así que se probó un nuevo diseño, con el relieve rebajado, del que se hicieron 12000 ejemplares. Pero su producción seguía siendo complicada, así que se volvió a modificar el diseño original, rebajando el relieve más todavía (además, la fecha pasó de estar en números romanos a arábigos), que fue el diseño que finalmente se produjo en masa. En 1908 se añadió el lema "In God We Trust", que Roosevelt había pedido no incluir por considerar que era pronunciar el nombre de Dios en vano.

Las tres versiones de la primera Double Eagle de Saint-Gaudens: de arriba a abajo, la de relieve muy marcado (Ultra High Relief), la de relieve suavizado (High Relief) y la convencional (Low Relief) con el relieve menos profundo y la fecha en números arábigos
Las Double Eagles de Saint-Gaudens se siguieron acuñando durante más de dos décadas, hasta que llegó 1933 y se cruzó en su camino otro presidente Roosevelt: Franklin Delano Roosevelt, primo lejano de Teddy Roosevelt (con cuya sobrina Eleanor estaba casado). F. D. Roosevelt llegó a la presidencia en marzo de 1933, con el país sumido en la brutal crisis económica derivada del crack de 1929. Lo hizo llevando consigo una batería de reformas encaminadas a recuperar la economía estadounidense, y una de las primeras medidas que tomó fue la llamada Orden 6102. Este decreto prohibía la acumulación de oro en manos privadas, obligando a los estadounidenses a entregar a la Reserva Federal el oro que tuviesen en forma de monedas, lingotes o certificados, que sería canjeado por papel moneda. El decreto limitaba a 100 $ el valor del oro que cada ciudadano podía poseer, y presentaba varias excepciones: excluía el oro para usos profesionales (joyeros, dentistas...); el oro propiedad de gobiernos y bancos extranjeros; el oro destinado a transacciones internacionales y exportación; y las monedas de coleccionista (raras, inusuales o de interés histórico o cultural). También prohibía explícitamente la acuñación de nuevas monedas de oro. El decreto, refrendado al año siguiente por la Gold Reserve Act, contemplaba penas de hasta diez años de cárcel y 10000 $ de multa para los infractores, y permitió al Gobierno acumular grandes reservas de oro y estabilizar el valor del dólar, manteniéndose en vigor hasta 1974.
Millones de monedas entregadas a la Reserva Federal fueron fundidas y convertidas en lingotes. Y ese es el destino que corrieron las más de 445000 Double Eagles acuñadas en 1933 y que nunca llegaron a circular. Todas acabaron fundidas y sólo se conservaron dos ejemplares, que fueron entregados a la Colección Nacional de Numismática del Instituto Smithsonian. Al menos, esto es lo que creía la Fábrica de Moneda.
Porque, sin que nadie se diera cuenta, algún trabajador de la Fábrica había logrado sustraer un puñado de aquellas monedas antes de que fueran fundidas. Estas monedas, convertidas en una rareza numismática, empezaron a circular por las manos de un selecto grupo de acaudalados coleccionistas y vendedores de monedas, sin que las autoridades hubieran descubierto el robo. No fue hasta marzo de 1944 que se supo del asunto, más por casualidad que por otra cosa: un reportero que preparaba un artículo sobre la historia de las monedas se enteró por casualidad de que se había vendido una de estas monedas en Stack's Bowers, una conocida casa de subastas especializada en monedas y billetes raros. El periodista, intrigado, se puso en contacto con la Fábrica de Moneda, quienes, a su vez, alertaron al Servicio Secreto, que abrió una investigación.

Israel Switt (1895-1990)
Como resultado de la investigación, siete Double Eagles de 1933 fueron incautadas (y fundidas de inmediato) ese año de 1944. Una más había salido del país poco antes de que se abriera la investigación, vendida por un comerciante texano al rey Faruq I de Egipto (por una negligencia del Departamento del Tesoro, se le otorgó una licencia de exportación, pese a tratarse teóricamente de una moneda cuya posesión era ilegal). En 1945 se encontró una novena moneda (que también fue fundida) y se arrestó a Israel Switt, un joyero de Philadelphia que había sido el vendedor original de las monedas. Switt admitió haber vendido aquellas nueve monedas, pero no colaboró con la justicia; no quiso revelar cuantas monedas había vendido ni el nombre del cómplice que había cometido el robo. Al parecer, Switt tenía varios amigos en la Fábrica de Moneda de Philadelphia, y posiblemente hubiera sido alguno de ellos: los rumores apuntaban a un tal George McCann, arrestado y encarcelado en 1940 por un robo similar. En 1952 se confiscó (y fundió) una décima moneda.

Faruq I, rey de Egipto y Sudán (1920-1965)
El rey Faruq I de Egipto, notorio playboy y aficionado a las fiestas y los deportes, era además un ávido coleccionista: además de amantes, coleccionaba huevos de Fabergé, botellas antiguas, pisapapeles... y también monedas y sellos. Tenía una fabulosa colección de monedas con más de 8500 ejemplares, muchos de ellos únicos, así que no es de extrañar que quisiera hacerse con una de las codiciadas Double Eagles de 1933. Aunque el gobierno norteamericano solicitó su devolución, Faruq les dio largas hasta que en 1952 un golpe de estado le derrocó y proclamó la República Árabe de Egipto. Las posesiones del rey (incluidas sus colecciones) fueron vendidas por el nuevo gobierno y la pista de su Doble Eagle se perdió.
Después de 1952, el caso de las Double Eagles de 1933 no llevó a nuevos hallazgos y el rastro de las monedas se enfrió durante más de cuarenta años. Pero en 1996, un tratante de monedas británico llamado Stephen Fenton fue arrestado en una habitación del hotel Waldorf-Astoria de Nueva York cuando trataba de vender un ejemplar de la rarísima moneda por 1'6 millones de dólares a dos compradores que resultaron ser agentes encubiertos del Servicio Secreto. Fenton alegó haber comprado la moneda en su tienda, para luego cambiar su versión y afirmar que se trataba de la moneda procedente de la colección del rey Faruq. Al no poder probarse el origen de la moneda, los cargos contra Fenton fueron sobreseídos, pero faltaba por dirimir quién era el propietario legal de la moneda. A todo esto, la moneda estuvo a punto de desaparecer para siempre: estuvo guardada en la cámara acorazada del World Trade Center hasta julio de 2001, apenas dos meses antes del 11-S, en que fue trasladada a la reserva de Fort Knox. Finalmente, Fenton y el gobierno norteamericano llegaron a un acuerdo: subastar la moneda y repartirse los beneficios. La Double Eagle de 1933 fue subastada en la casa Sotheby's el 30 de julio de 2002. Tras nueve minutos de pujas, un anónimo postor se la adjudicó por la extraordinaria cantidad de 7.590.020 $, convirtiéndose en la moneda más cara del mundo y doblando casi el record anterior, un dolar de plata de 1804 vendido por 4.140.000 $. El gobierno norteamericano se llevó la mitad del precio de venta mas veinte dólares (correspondientes al valor facial de la moneda) y Fenton se quedó el resto. El récord se mantendría hasta 2010, año en que un dolar de plata de 1794 se vendió por 7.850.000 $ (se estima que, si hoy en día volviera a salir a subasta, la Double Eagle se cotizaría en no menos de 15 millones de dólares).
Pero aún quedaban más sorpresas relacionadas con las Double Eagles de 1933. Y es que en 2003 Joan Switt Langbord, hija de Israel Switt (fallecido en 1990), se puso en contacto con la Fábrica de Moneda norteamericana para que ésta confirmase la autenticidad de ¡diez! ejemplares que, según ella, había encontrado guardados en una caja de seguridad de su padre. Tras acreditarse que eran legítimas, las monedas fueron incautadas por el Servicio Secreto. Una sentencia de un Tribunal de Distrito del 20 de julio de 2011 atribuía la propiedad de las monedas al gobierno de EEUU, por considerar probado de Israel Switt se había hecho con ellas de forma ilícita, aunque la familia Switt ha presentado diversos recursos y apelaciones contra la decisión. Por el momento, las monedas se hallan custodiadas en Fort Knox.
Hoy en día, pues, hay confirmada la existencia de trece unidades de Double Eagle de 1933. Doce están en manos del gobierno norteamericano (diez en Fort Knox y dos en el Smithsonian) y una pertenece a un anónimo y multimillonario coleccionista. Queda por saber si alguno más de aquellos ejemplares robados en 1933 sigue por ahí, oculto desde hace décadas, en las manos de algún afortunado coleccionista.

domingo, 8 de marzo de 2015

El síndrome de olor a pescado


La trimetilamina es una molécula orgánica de fórmula N(CH3)3, que se evapora por encima de los 3º y que se genera durante la descomposición de materia orgánica. Es una de las responsables del característico olor a podrido: en concentraciones bajas produce un olor similar al del pescado y en altas concentraciones un olor parecido al del amoniaco.


Trimetilamina
La trimetilamina (TMA) se forma en el cuerpo humano durante el metabolismo de determinadas sustancias nitrogenadas, fundamentalmente la colina y la carnitina. A continuación, la trimetilamina se transforma en otro compuesto, el óxido de trimetilamina u OTMA ((CH3)3NO), un compuesto inerte y de fácil eliminación, en una reacción catalizada por la enzima flavinmonooxigenasa 3 (FMO3) y que tiene lugar en el hígado. La flora bacteriana del intestino también puede producir TMA en cantidades importantes.


Óxido de trimetilamina
Pero existe una enfermedad metabólica poco común que imposibilita esta reacción. Aproximadamente una de cada 200000 personas sufre un raro defecto de origen genético llamado trimetilaminuria (TMAU), también conocida como enzimopatía trimetitaminemia o, más vulgarmente, el síndrome de olor a pescado. Las personas que sufren esta alteración poseen una mutación en el gen FMO3, localizado en el brazo largo del cromosoma 1, que da lugar a una FMO3 poco eficiente o inactiva. En esos casos, la trimetilamina se acumula en el organismo y acaba siendo eliminada a través de los fluidos corporales (sudor, orina, saliva...) y el aliento. La principal consecuencia es un fuerte y desagradable olor a pescado podrido que afecta a la calidad de vida de los que lo padecen.
Aparte del mal olor corporal, la trimetilaminuria no causa ninguna otra alteración física. Los que la sufren son personas absolutamente normales y saludables, excepto por el olor corporal. En la mayoría de los casos, la intensidad del olor varía en función de diversos factores fisiológicos (como el estrés), hormonales (suele ser más frecuente en mujeres) y dietéticos.
La forma más común de diagnosticar la enfermedad es un análisis de orina comparando los niveles de trimetilamina y óxido de trimetilamina. Como en ocasiones estos niveles pueden verse alterados por otras enfermedades (infecciones, cáncer de útero o enfermedades hepáticas), dando lugar a falsos positivos, en los últimos tiempos se ha generalizado el análisis genético, que despeja de manera definitiva las dudas.
El primer caso diagnosticado de trimetilaminuria data de 1970, pero las referencias literarias a posibles casos de TMAU son bastante anteriores: el Majabhárata hindú (siglo III a. C.) habla de una doncella que "creció para convertirse en una muchacha bella y justa, pero un olor a pescado siempre la envolvía". Y en su obra La tempestad, William Shakespeare se refiere al personaje del esclavo Calibán diciendo What have we here? a man or a fish? dead or alive? A fish: he smells like a fish; a very ancient and fish- like smell; a kind of not of the newest Poor- John. A strange fish! (Pero, ¿qué veo aquí? ¿Un hombre o un pez? ¿Vivo o muerto? Es un pez, huele a pescado; echa un olor rancio, a salazón no muy fresca. ¡Un extraño pez!).
No existe cura ni tratamiento eficaz para este síndrome. Sólo hay una serie de pautas que ayudan a reducir la producción de trimetilamina y, por consiguiente, el olor corporal:
- Eliminar de la dieta productos ricos en nitrógeno y azufre, especialmente aquellos ricos en colina y carnitina (huevos, vísceras, determinados tipos de carnes y pescados y verduras como las alubias, coles y espinacas)
- Pequeñas dosis de antibióticos como la neomicina, para reducir la flora bacteriana del intestino
- Higiene corporal con productos ligeramente ácidos
- La ingestión de carbón activado y clorofilina de cobre parece reducir sensiblemente el olor corporal de los afectados.
En el futuro, se especula con la aplicación de terapia génica para subsanar los errores del ADN de los pacientes o bien en la administración de microorganismos genéticamente modificados para producir FMO3 humana.
Aparte de esta trimetilaminuria primaria, se han descrito casos de una TMAU secundaria, de origen no genético y provocada por lesiones renales o hepáticas, infecciones, alteraciones de la flora bacteriana, dietas ricas en colina, problemas de inhibición enzimática o desequilibrios hormonales. Suele desaparecer cuando se corrigen los problemas que la causan.

miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Sabías que...

-... el actor Steve Buscemi, antes de dedicarse a la interpretación, fue bombero en Nueva York durante cuatro años? El día después de los atentados del 11-S (en los que murió uno de sus antiguos compañeros) Buscemi se presentó en su antigua estación, pidió prestado un equipo y se pasó la siguiente semana trabajando con el resto de bomberos, en turnos de 12 horas diarias, removiendo los escombros en busca de víctimas.
-... cuando en 1140 el emperador alemán Conrado III conquistó el castillo de Weinsberg durante la guerra contra güelfos y gibelinos, garantizó a las mujeres del castillo que podían irse libremente con todo lo que pudieran cargar? Las mujeres, tomando al pie de la letra la oferta imperial, cargaron a los hombres del castillo a sus espaldas, salvando sus vidas, ya que el emperador respetó su palabra. Esta acción les valió a aquellas mujeres el apodo de treue weiber (mujeres leales).
-... todos los Corazones Púrpura (condecoración que se otorga a todos los soldados muertos o heridos en combate) que ha entregado el ejército norteamericano desde 1945 proceden de una misma partida de 500000 unidades fabricada en previsión de las numerosas bajas que se esperaban durante la invasión de Japón? Las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki pusieron fin a la guerra mucho antes de lo esperado. A día de hoy, todavía quedan en torno a 120000 medallas de aquel lote en los almacenes del ejército.
-... la Tercera Sinfonía de Beethoven o Heroica estaba inicialmente dedicada a Napoleón Bonaparte, pero cuando éste se proclamó emperador el compositor, furioso, tachó su nombre del encabezamiento de la partitura?
-... durante la Guerra de Vietnam las tropas norteamericanas utilizaban cartas con el as de picas como parte de su guerra psicológica contra los Viet Cong? Los vietnamitas, muy supersticiosos, creían que esa carta era un presagio de muerte y desgracia, por lo que las tropas norteamericanas las colocaban en puntos donde se sospechaba que había actividad enemiga.
-... el primer trabajo de la cantante Taylor Swift fue en la plantación de árboles de Navidad que poseía su familia, retirando de sus ramas las ootecas (puestas) de mantis religiosa?
-... la resiniferatoxina, un compuesto extraído de la Euphorbia resinifera (un cactus originario de Marruecos) es la sustancia más picante que se conoce? En la escala Scoville, que mide la pungencia o carácter picante de las sustancias, alcanza los 16000000000 de unidades Scoville. La pimienta de Cayena tiene sólo entre 30000 y 50000 unidades.
-... en algunos municipios canadienses utilizan zumo de rábano para evitar que se hielen las carreteras? El zumo de rábano no sólo es más efectivo que la sal que se utiliza habitualmente, sino que además es menos nocivo para el medio ambiente.
-... la primera promoción de la Universidad Estatal de Nuevo México, en 1893, constaba de un único estudiante? Lamentablemente, este único estudiante, llamado Samuel Steel, murió en un tiroteo antes de su graduación.
-... los lugares en los que duermen los astronautas necesitan mantener constante la circulación de aire, ya que al no haber gravedad corren el peligro de que se forme a su alrededor una "burbuja" de dióxido de carbono procedente de su propia respiración?
-... estadísticamente, hay más posibilidades de que un virus entre en tu ordenador accediendo a webs de temática religiosa que a webs pornográficas?
-... dado que tienen la misma cantidad de proteínas, la sangre puede utilizarse como sustituto del huevo en repostería?