Los primeros europeos en llegar a lo que hoy es Brasil fueron los portugueses. Una flota bajo el mando de Pedro Álvares Cabral tocaba tierra en abril de 1500 y reclamaba aquellas tierras en nombre de la Corona de Portugal, conforme a lo establecido en el Tratado de Tordesillas (1494). Apenas cuatro años después, el navegante francés Binot Paulmier de Gonneville también se dejaba ver por allí. Los comerciantes franceses no tardarían en comenzar a negociar con los asentamientos portugueses de aquellas tierras, comerciando sobre todo con maderas valiosas y el llamado Palo Brasil (
Caesalpinia echinata), un árbol del que se obtenía un cotizadísimo tinte rojo.
No pasó mucho tiempo hasta que los franceses empezaron a considerar la idea de establecer sus propias colonias en Brasil, para no depender de los portugueses en sus tratos y sacar tajada de las grandes riquezas minerales que -decían- ocultaban aquellas tierras (aunque fuese ignorando el Tratado de Tordesillas, que contaba con la bula del papa Alejandro VI). Durante años, los corsarios franceses y los
mairs (comerciantes no autorizados que negociaban directamente con los indígenas sin pagar los correspondientes impuestos a la corona lusa) se enfrentaron a los portugueses, llevando a ambos países a un enfrentamiento.
Es entonces cuando surge la figura de Nicolas Durand de Villegagnon. Villegagnon, vicealmirante de Bretaña, hábil marino, diplomático, aventurero y explorador, se convirtió en el impulsor de la idea de crear una colonia francesa en el Nuevo Mundo. No sólo para mayor gloria de su país y de su rey, Enrique II; por aquel entonces, las luchas de religión que enfrentaban a católicos y hugonotes ensangrentaban Francia y Villegagnon, simpatizante de los protestantes, soñaba con crear una colonia que acogiese a todos los que buscasen un lugar donde vivir su religión en paz, sin ver su vida amenazada por ello. En 1554, Villegagnon había visitado en secreto la costa brasileña, buscando emplazamientos y recogiendo información sobre los indígenas y los portugueses. La expedición, apoyada por el almirante Gaspard de Coligny y financiada por Enrique II, estaba formada por tres naves (dos de transporte y otra con suministros) y 600 hombres, buena parte de los cuales eran presos reclutados en las prisiones de París y Rouen, además de artesanos, soldados, sacerdotes e incluso un grupo de mercenarios escoceses que eran la guardia personal de Villegagnon, y partió de Le Havre el 14 de agosto de 1555. El 10 de noviembre avistaban tierra y el 15 llegaban a la bahía de Guanabara, donde hoy en día se encuentra Río de Janeiro, fundando dos asentamientos: el Fuerte Coligny, en la isla de Sergipe, y Henriville, en tierra firme. El conjunto de la colonia fue llamado "Francia Antártica".
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Nicolas Durand de Villegagnon (1510-1571) |
Los colonos franceses se pusieron manos a la obra, asegurando su posición gracias a pactos con las tribus cercanas, los tamoyos y los tupinambá. Los trabajos para el acondicionamiento y desarrollo de la colonia eran agotadores, y no pocos franceses sucumbieron a la enfermedad y a las privaciones. Además, se produjeron algunos roces entre católicos y protestantes, y un amago de sublevación (porque al parecer el líder de la colonia quiso obligar a los colonos a casarse con las indias con las que "intimasen") que fue cortado de raíz por Villegagnon ejecutando a los cabecillas.
Como los portugueses no habían descubierto todavía su presencia, la colonia fue creciendo y la llegada de barcos mercantes franceses se producía con regularidad. En 1556 Villegaignon envió una nave a Francia solicitando mas colonos: pedía tres o cuatro mil soldados y trabajadores cualificados, además de mujeres. Los refuerzos llegaron en marzo de 1557, en tres naves (la
Grande Roberge, la
Petite Roberge y la
Rouse) al mando de Legendre de Boissy, señor de Bois-le-Comte y sobrino de Villegagnon: sólo 300 colonos (incluidas las cinco primeras mujeres francesas) y 14 misioneros calvinistas. Estos, al parecer, eran una petición expresa de Villegagnon, descontento por la actitud poco piadosa de un grupo de colonos, apodados
trouchements, los cuales habían confraternizado más de la cuenta con los indígenas (y sobre todo con las indígenas). Pero la llegada de estos severos predicadores no hizo sino acentuar las diferencias religiosas entre protestantes y católicos en el seno de la colonia, y Villegaignon acabó echándolos (unos cuantos se instalaron fuera de la colonia junto a varios ex-colonos descontentos) o ejecutándolos. En 1559, Villegagnon se vio obligado a volver a Francia, para defenderse de las acusaciones de los calvinistas, dejando a su sobrino al mando de la colonia.
En 1560, Catalina de Austria, reina regente de Portugal, ordenó al Gobernador de Brasil, Mem de Sá, expulsar a los franceses de sus asentamientos. Con unas fuerzas de 10 navíos y 120 soldados portugueses y un millar de indígenas, atacó Fuerte Coligny el 15 de marzo de 1560, tomándolo tras tres días de duros combates. Los franceses dejaron la isla y se refugiaron en tierra firme, mientras que los portugueses demolían el fuerte, pero sin atacar el asentamiento terrestre, al no disponer de las fuerzas necesarias. En Henriville, los franceses siguieron aprovisionando a los barcos franceses con la ayuda de los tamoyos, a los que incluso adiestraron para convertirlos en tropas auxiliares contra los portugueses.
En 1563, un nuevo ejército portugués, a las órdenes de Estácio de Sá, sobrino del gobernador, es enviado para expulsar de una vez por todas a los franceses. Estableció su campamento en lo que hoy es Río de Janeiro (fundada con el nombre de San Sebastián de Río de Janeiro el 1 de marzo de 1565) y tras una serie de escaramuzas que duraron dos años, finalmente derrotó a los franceses y a sus aliados en enero de 1567, aunque murió un mes después de las heridas recibidas en el combate. Los franceses huyeron; algunos lograron volver a Francia, otros fueron capturados y unos pocos se establecieron en Cabo Frío, desde donde siguieron comerciando con Francia y apoyando a los tamoyos, hasta su expulsión definitiva la década siguiente. La represión contra los indígenas fue atroz; cientos de ellos fueron asesinados, mas de 400 fueron vendidos como esclavos y los supervivientes tuvieron que abandonar la costa y refugiarse en el interior. Todas las construcciones de la colonia francesa fueron quemadas y arrasadas.
Villegagnon renegó del protestantismo y abrazó el catolicismo tras su retorno a Francia; murió en Beauvais en 1571, a los 61 años. Hoy en día, la isla donde construyó el Fuerte Coligny se llama todavía isla de Villegagnon.
Los franceses aún harían otra intentona para instalarse en Brasil; en 1612 se instalaron en la isla de Upaon-Acu y fundan una colonia a la que llamaron "Francia Equinoccial" y una ciudad llamada San Luis (actual Sao Luís, capital del estado de Maranhao). Serían expulsados en 1615 por los portugueses.