Rodney William Ansell (1954-1999) |
Aquellos que tenían ya uso de razón en los años ochenta, se acordarán sin duda de Cocodrilo Dundee, uno de los grandes éxitos cinematográficos de la década. La historia de un peculiar cazador australiano criado con los aborígenes en lo más recóndito de la espesura del interior de Australia, que se hace famoso tras ser atacado por un cocodrilo y sobrevivir varias semanas por sus propios medios hasta volver a la civilización, y que es llevado a Nueva York por una periodista de la que se acabará enamorando. Lo que muchos no saben es que un personaje real inspiró la historia.
Rodney Ansell nació el 1 de octubre de 1954 en Murgon (Queensland) pero con 15 años se trasladó con su familia al Territorio del Norte. Allí Rodney se adaptó de inmediato a la región y se convirtió en un consumado cazador, experto ganadero y un profundo conocedor de una de las regiones más inhóspitas de Australia, casi como si fuera un aborigen, de los que se hizo gran amigo y con los que pasaba largas temporadas.
Desde muy joven empezó a ganarse la vida como cazador de búfalos de agua (Bubalus bubalis) para comerciar con su carne. En mayo de 1977, después de una campaña de caza, decidió irse un tiempo para pescar por el río Victoria, diciéndole a su novia que iba a estar unos meses fuera, sin ser demasiado concreto. Navegando cerca de la desembocadura, su bote de pesca chocó contra algo (él siempre dijo que había sido una ballena o un cocodrilo gigantesco, pero posiblemente se tratase de una roca o un bajío sin señalizar) y se hundió. Ansell apenas pudo salvar una pequeña canoa, un rifle, un cuchillo, algo de comida y a sus dos perros, dos bull-terrier de ocho semanas. Esa misma noche, la corriente lo arrastró hacia el mar y su canoa acabó varando en una pequeña isla en la desembocadura del río Fitzmaurice, algo más al norte.
Ansell sabía que se hallaba a mas de 200 kilómetros de la población mas cercana, que tardarían meses en echarlo de menos y que cuando empezasen a buscarlo lo buscarían en el Victoria, no allí. Por eso decidió volver a tierra firme y dirigirse a pie hacia algún asentamiento.
Ansell pudo mantenerse a si mismo y a sus perros gracias a la caza y a los frutos silvestres. Su principal problema, sin embargo, no fue la comida sino la escasez de agua potable. En mas de una ocasión se vio obligado a beber la sangre de sus presas para no deshidratarse. Solía dormir encaramado en los árboles, para protegerse de los cocodrilos y las serpientes. Finalmente, después de 56 días perdido, por fin logró encontrar a dos ganaderos aborígenes que le ayudaron a volver, sano aunque algo demacrado, a la civilización. Aunque trató de mantener en privado su aventura (principalmente, para no enfadar a su madre por su imprudencia), finalmente en agosto su historia saltó a los medios y Rodney Ansell se convirtió en "el moderno Robinson Crusoe".
En 1979, su aventura fue contada en un documental titulado To Fight the Wild, que se estrenaría al año siguiente. En el se contaba fielmente la versión de Ansell de lo que había sido su aventura. Algunos, sin embargo, le pusieron pegas. Muchos sospechaban que su "excursión de pesca" tenía como finalidad cazar cocodrilos (algo prohibido por la ley) y también se preguntaban por qué Ansell no había sencillamente seguido en sentido inverso el curso del rio hasta encontrar a alguien. De todas maneras, el documental fue un éxito e hizo conocido a Ansell fuera de sus fronteras. En el 81, Ansell fue invitado a participar en el programa de Michael Parkinson, un popular periodista británico. La entrevista se grabó en Sidney y Ansell, que por primera vez visitaba una gran ciudad, fue alojado en un hotel de cinco estrellas, aunque prefirió dormir en el suelo, y quedó sorprendido al ver, por primera vez en su vida, un bidé. Ambas anécdotas se incluirían más tarde en la película.
Pero Ansell se sentía incómodo en la ciudad (aquella fama repentina le había costado distanciarse de muchos buenos amigos) y no tardó en volver a su hogar en el campo. Se había casado con Joanne van Os, una joven que trabajaba en una reserva aborigen y a la que había conocido en 1977 tras hacerse famoso. Con ella tuvo dos hijos, Callum (1979) y Shawn (1981). Sus primeros años juntos vivieron en una cabaña aislada lejos de la civilización, sin electricidad ni agua corriente. En 1985, pidió dinero prestado y compró una amplia extensión de terreno cerca del Parque Nacional de Kakadu, con la intención de crear una explotación ganadera, pero no de vacas ni de ovejas, sino de búfalos; planeaba capturar búfalos salvajes y criarlos en cautividad, para poder abastecer a los mercados sin necesidad de cazarlos. Ansell llamó a su rancho Melaleuca (nombre tomado de un género de plantas arborescentes que abundaban en la zona) y construyó una casa para su familia cerca del río Mary.
En 1986 se estrenó Cocodrilo Dundee. El actor Paul Hogan había sabido de la aventura de Ansell y de sus peripecias mientras estuvo en Sidney y le pareció un buen material para una película, cuyo guión coescribió. El éxito mundial sorprendió a todo el mundo, especialmente a Ansell, con quien nadie había hablado. Ansell llevó a Hogan ante los tribunales, pero, pese a que la historia estaba clarísimamente inspirada en su vida (tanto en el diseño del personaje principal, como en el argumento, incluso muchas de las anécdotas de su vida habían sido incluidas en el filme) el juez falló en favor del actor, lo que llenó de amargura a Ansell, quien nunca recibió un solo dólar por los filmes.
A partir de ahí, la vida de Ansell cayó en una espiral descendente. Poco después, por orden del gobierno regional del Territorio del Norte, Ansell se vio obligado a sacrificar los 3000 búfalos que tenía en su propiedad, como parte de la Campaña para la Erradicación de la Brucelosis y la Tuberculosis Bovina (BTEC). A diferencia de otros ganaderos vecinos, Ansell no fue indemnizado por sus animales, ya que el gobierno no los consideró animales domésticos. Por si fuera poco, sus terrenos sufrieron la invasión de la Mimosa pigra, un arbusto invasor que se extiende con gran rapidez y forma densos matorrales espinosos, sobre todo en zonas húmedas. Arruinado, sin dinero para luchar contra la Mimosa, Ansell se vio obligado a malvender sus terrenos e irse con su familia. Este doloroso fracaso afectó también a su vida familiar; su matrimonio se resintió y acabó divorciándose en junio de 1991, quedándose su mujer con la custodia de sus hijos.
Arruinado y sólo, Ansell acabó cayendo en el consumo de drogas. Primero, cultivando y consumiendo marihuana y luego volviéndose adicto a las anfetaminas. El consumo habitual de drogas le llevó a la delincuencia (fue investigado como sospechoso de varios robos de ganado en ranchos al sur de la ciudad de Darwin, capital del Territorio del Norte), pero también afectó seriamente a sus facultades mentales, provocándole delirios paranoicos y brotes psicóticos que lo volvían irascible y violento. Una de sus ideas recurrentes era que una conspiración masónica había secuestrado a sus hijos y ahora lo acechaba a él.
El 2 de agosto de 1999, Ansell atacó violentamente, sin motivo aparente, al propietario de una explotación ganadera cercana a la autopista Stuart, a unos cincuenta kilómetros al sur de Darwin, lo que hizo que la policía estableciera controles en la zona. Uno de esos controles se colocó en el cruce de la autopista con una carretera secundaria conocida como Old Bynoe Road. En la mañana del día 3, el control estaba vigilado por dos policías, el sargento Huitson y el agente O'Brien. A eso de las 10.45 de la mañana, los agentes fueron sorprendidos por Ansell que, armado con un rifle, salió de entre unos matorrales y abrió fuego contra ellos, matando a O'Brien y sosteniendo un tiroteo de cinco minutos antes de ser a su vez abatido por Huitson.
Nunca se aclaró qué llevó a Ansell a atacar al ganadero o a disparar contra los policías en lugar de intentar huir campo a través (algo que, dado su conocimiento de la región, no le habría sido difícil). La opinión de los forenses es que en esos momentos era víctima de un brote psicótico derivado del consumo de anfetaminas que le hacía comportarse de manera violenta e irracional.
A petición de su familia, Ansell fue enterrado en Mount Catt, una zona remota de la región de Arnhmen Land, en una ceremonia aborigen a la que asistieron sus padres y sus hijos.