Iba a decir que esta película es rara, pero me quedaría corto. Muy corto. Decir que esta marcianada es rara es como decir que en Estados Unidos la obesidad es un pequeño problema. Da la impresión de que su director, un tal Shozin Fukui, se levantó un buen día de la cama y se dijo "Voy a hacer la película más incomprensible y asquerosa que se haya hecho jamás". Y visto lo visto, parece que lo ha logrado.
El tal Pinocchio al que hace referencia el título es un androide sexual, propiedad de una empresa dedicada a ese tipo de "servicios". Y cuando una clienta se queja de que el cacharrito no... "funciona correctamente" la empresa le formatea el disco duro y lo deja abandonado a su suerte por Tokio. Y así, sin ningún tipo de recuerdo, el robot deambula por la ciudad hasta que encuentra a Himiko, una joven también amnésica que esconde un secreto, y con la que empieza a vagar por la ciudad. Hasta ahora todo normal y mas o menos comprensible, ¿verdad?. Pero sólo son los primeros quince minutos del metraje. A partir de ahí... el despiporre absoluto. Una sucesión de escenas inconexas y francamente desagradables, con especial protagonismo de la escatología más vomitiva y la violencia más gore y sanguinaria (y unas fugaces escenas de sexo). Rematada con una larga escena final en la que el protagonista corre, y corre, y corre... y nada mas. Aderezado todo ello con unos movimientos de cámara imprevisibles y anárquicos, que pasan de primeros planos a planos generales, de planos secuencia a transiciones rápidas, sin aparente sentido.
No, no es un cosplay mal hecho de Tintin; es el protagonista |
La película completa:
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