domingo, 28 de septiembre de 2014
El tikoloshe
Dentro de la fértil mitología de la tribu zulú, una de sus más peculiares criaturas es el tikoloshe, también llamado tokoloshe, teikolosha o hili. Este espíritu o entidad, descrito como un ser antropomórfico de baja estatura y con el cuerpo cubierto de pelo, es sin embargo poseedor de una enorme fuerza, y además tiene el poder de cambiar de forma e incluso desaparecer (para lo cual le basta con tragarse una piedra). Algunas descripciones lo presentan también con una cresta ósea en lo alto de la cabeza, que usa en las peleas y con la que puede llegar a matar un buey de un cabezazo.
Aunque en sus orígenes se trataba de un espíritu asociado al agua, la versión más extendida en la actualidad dice que el tikoloshe puede ser creado por un chamán (generalmente, para vengarse de alguien que le ha ofendido), juntando partes de cadáveres. Esta leyenda está muy extendida por amplias zonas, especialmente rurales, de Sudáfrica, Botswana y Zimbabwe.
Contra el tikoloshe hay que estar prevenido porque se trata de un ser de naturaleza profundamente maligna y aviesa. A veces se le atribuyen trastadas menores, como robar huevos y cuajada, que son sus comidas favoritas, de las granjas. Sin embargo, otras veces sus tropelías son mucho más graves, y se le atribuyen desapariciones de niños, muertes de cabezas de ganado o ataques a personas. También se dice que tiene un apetito sexual desaforado y que es el responsable de numerosas violaciones, para lo cual a menudo toma forma humana. Otra de las maldades de las que se le echa la culpa es que se alimenta de la energía vital de las personas, dejándolas agotadas y sin fuerzas, pudiendo incluso llegar a matarlas si se alimenta de ellas con demasiada frecuencia. Incluso se dice que por las noches se cuela en las casas para morderle los dedos de los pies a la gente mientras duerme; por eso, en muchas zonas es tradicional que las camas estén bastante elevadas sobre el suelo, a veces a más de un metro de altura.
Al tikoloshe se le suele ver en torno al alba, en zonas apartadas; a menudo, son pastores que cuidan los rebaños los que lo ven, aunque la tradición dice que aquel que ve a uno de estos seres no debe decírselo a nadie, porque corre el riesgo de que el tikoloshe vuelva para vengarse. Cuando se sospecha que hay alguno rondando alguna granja o poblado, lo habitual es llamar al n'ganga, el curandero o sanador tradicional, quien mediante encantamientos es capaz de hacer que se vaya.
Por sus características, el tikoloshe se asemeja a los duendes y trasgos europeos, aunque más malintencionado aún, aunque algunas de sus cualidades lo asemejan también a un zombie.
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