Verba volant, scripta manent

miércoles, 9 de octubre de 2019

La entrepierna de Victor Noir

Yvan Salmon, "Victor Noir" (1848-1870)

Nacido en Attigny (en el norteño departamento de Vosgos) el 27 de julio de 1848, hijo de un zapatero judío convertido al catolicismo, Yvan Salmon sintió desde muy joven la vocación del periodismo. Por eso, apenas alcanzada la mayoría de edad, dejó su hogar y viajó a París, donde adoptó el pseudónimo de Victor Noir, tomando el apellido de soltera de su madre.

Por aquellos tiempos la política francesa se convulsionaba por los enfrentamientos entre los partidarios de la restauración de la República y los seguidores del emperador Napoleón III, a la sazón en el poder. Noir no tenía dudas acerca de sus inclinaciones políticas, y desde el principio se vinculó a cabeceras de marcado sesgo republicano. Y por eso, a finales de 1869, había entrado a formar parte de la plantilla del semanario La Marseillaise, propiedad de Henri Rochefort, un destacado político y periodista republicano, pese a su origen aristocrático (era marqués de Rochefort-Luçay) y editado por Paschal Grousset.

Pierre-Napoleón Bonaparte (1815-1881)
Los enfrentamientos que se vivían en la capital tenían su reflejo en las provincias. Así, en diciembre de 1869 se desató una acalorada disputa entre dos periódicos de la isla de Córcega (tierra natal del clan Bonaparte): por un lado el radical La Revanche, inspirado por la línea editorial de Grousset, y por otro el oficialista L'Avenir de la Corse, editado por un agente del Ministerio del Interior apellidado Della Rocca. La Revanche había publicado varios artículos atacando con furia a la familia Bonaparte, y L'Avenir había respondido publicando el 30 de diciembre una carta del príncipe Pierre Bonaparte (hijo de Luciano Bonaparte, sobrino por tanto de Napoleón I y primo del emperador) donde calificaba a la plantilla de La Revanche de cobardes y traidores. Cuando el contenido de esta carta se conoció en París, Grousset se lo tomó como algo personal y exigió una satisfacción a Pierre Bonaparte, el cual respondió con otra carta fechada el 9 de enero y dirigida no a Grousset, sino a Rochefort, defendiendo el honor de su familia y retando a Rochefort a resolver sus diferencias de otra manera: "Por eso os pregunto si vuestro tintero está asegurado por vuestro pecho... Yo vivo, no en un palacio, sino en el 59 de la rue Auteuil. Os prometo que si os presentáis vos mismo, no os dirán que me he ido".

Paschal Grousset decidió que sería él quien aceptase aquel desafío. Y, al día siguiente, envió a Noir y a otro amigo suyo, Ulric de Fonvielle, editor jefe del periódico La Ligne Directe de Dieppe, como sus padrinos, para fijar las condiciones del duelo con el príncipe. A diferencia de lo que era común, Noir y Fonvielle, en lugar de tratar los detalles del enfrentamiento con los padrinos de la otra parte, se dirigieron directamente a casa del Bonaparte con una carta de Grousset. Sin embargo, Pierre Bonaparte, altivo, se negó a aceptar el reto, afirmando que no tenía inconveniente en batirse con el aristócrata Rochefort, pero no con sus sirvientes ("ses manœuvres"). Esta respuesta desdeñosa enfureció a Noir, quien replicó al príncipe. La discusión terminó bruscamente cuando Pierre Bonaparte sacó un revolver y disparó contra Noir, quien cayó muerto al suelo. Tenía 21 años.


Ante el tribuna, Pierre Bonaparte afirmó que Noir le había golpeado y él le había disparado en defensa propia. En cambio, Fonvielle declaró justo lo contrario: según él, había sido el príncipe el que había abofeteado a Noir antes de dispararle. El tribunal prefirió creer la versión de Bonaparte, y lo consideró un caso de defensa propia (el fiscal de aquel caso, Théodore Grandperret, era un notorio bonapartista). Fonvielle, furioso por la decisión, se encaró con Pierre Bonaparte tras el juicio llamándolo asesino y cobarde, lo que le costó pasar diez días en prisión acusado de desacato.

El entierro de Victor Noir, celebrado el 12 de enero, se convirtió en una muestra de dolor e indignación popular. Una comitiva de más de 100000 personas (entre ellas muchos destacados líderes republicanos), liderada por el activista Auguste Blanqui, acompañó los restos de Noir hasta el cementerio de Neuilly. La asistencia al funeral fue para muchos republicanos un deber cívico; de hecho, años más tarde, el líder republicano Sadi Carnot (presidente de la Tercera República entre 1887 y 1894) señalaba a menudo la asistencia al funeral como un mérito a la hora de dar su visto bueno a los candidatos electorales ("Il a été au convoi de Victor Noir", "Él estaba en el cortejo de Victor Noir").


La derrota francesa en la guerra franco-prusiana (1870-71) provocó la caída del régimen imperial y el exilio de Napoleón III a Inglaterra. Llegó así la proclamación de la Tercera República Francesa y, unos años más tarde, las autoridades decidieron llevar a cabo un merecido homenaje al que era considerado como uno de sus mártires. En 1889 los restos de Victor Noir fueron trasladados del cementerio de Neuilly al de Père-Lachaise, y sepultados allí bajo una estatua de bronce, obra del escultor Jules Dalou, que representa al propio Noir muerto en posición yacente, con su sombrero caído a su lado. Es precisamente esta estatua y el rito que ha inspirado la que ha dado popularidad a la figura de Victor Noir mucho después de su muerte.


Una de las peculiaridades de la estatua de Dalou es su abultada entrepierna. Sea un detalle premeditado o accidental, lo cierto es que la voluminosa prominencia de la estatua hizo que desde mediados del siglo pasado algunas visitantes del cementerio frotasen dicha parte de su anatomía, con la intención de atraer suerte en el terreno amatorio. Aquella costumbre evolucionó con los años dando lugar a un elaborado ritual, consistente en que la mujer que busque la fortuna otorgada por la estatua debe colocar una flor en el sombrero de Noir, besar sus labios y frotar su entrepierna. De esta manera logrará, dependiendo de la versión del mito, aumentar su fertilidad, conseguir una vida sexual plena, o incluso encontrar marido en menos de un año. Una de las consecuencias más visibles de esta costumbre es que las partes de la estatua implicadas en el ritual presentan un acusado desgaste.


En el año 2004 se levantó una valla alrededor de la estatua para impedir que la gente siguiera tocando la estatua, pero fue retirada al poco debida a unas supuestas quejas masivas de la "población femenina de Paris", lideradas en realidad por una popular presentadora de la televisión francesa.

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