En cierta ocasión le preguntaron al político británico Benjamin Disraeli cuál era la diferencia entre una desgracia y una calamidad. Disraeli contestó "Si por ejemplo el señor William Gladstone (su más notorio rival político) se cayera a un río, sería una desgracia; pero si alguien lo rescatara sería una calamidad".
Después de esperar un tiempo exageradamente largo para poder pedir su comida en un restaurante francés, el escritor norteamericano Irwin Shaw fue finalmente atendido por el maitre, que le informó de que la especialidad de la casa eran los caracoles. "Ya lo se," respondió Shaw "y los tienen ustedes vestidos de camareros".
En un concierto celebrado en el Brixton Odeon en 1963 en el que los Rolling Stones actuaban de teloneros de Little Richard, uno de los espectadores le gritó a Mick Jagger: "¡Córtate el pelo!" a lo que Jagger respondió: "¿Qué? ¿Para tener la misma pinta que tú?" Entre el público estaba David Bowie, quien luego confesaría que le había hecho tanta gracia que se había caído al suelo de la risa.
En una entrevista en 1982 un periodista preguntó al antiguo Secretario de Estado Henry Kissinger sobre las intenciones del escritor Gore Vidal de presentarse como candidato al Senado por el estado de California. Kissinger se limitó a decir: "Creo que es un gran novelista". Vidal le respondió: "Después de haber leído su autobiografía, creo que puedo devolverle el cumplido".
Una vez el presidente de los EEUU Herbert Hoover pidió prestado a su Secretario de hacienda Andrew Mellon una moneda de cinco centavos para llamar a uno de sus amigos. Mellon respondió: "Aquí tienes una de diez, llámalos a todos".
Actuando en una fiesta, la payaso profesional Nancy Jo-Wright empezó a ver su actuación interrumpida por uno de los invitados, en evidente estado de embriaguez. Harta de su comportamiento, Wright se dirigió a él, le pasó el brazo por los hombros y le dijo: "Oiga, señor, a mi me pagan para disfrazarme y hacer el tonto. ¿Cuál es su excusa?" Aquel sujeto no volvió a abrir la boca en el resto de la actuación.
El general ateniense Ifícrates se vio cierto día insultado por un aristócrata que afirmaba ser descendiente del héroe Harmodio, mientras que el general era hijo de un humilde zapatero. "La diferencia entre nosotros" respondió Ifícrates "es que mi familia comienza conmigo, mientras que la tuya termina en ti".
El filósofo y teólogo irlandés Johannes Scotus Eriugena (815-877), considerado uno de los filósofos europeos más importantes de la Edad Media, se encontraba en una ocasión comiendo con el rey francés Carlos II el Calvo, de cuya escuela palatina era director. Ambos se sentaban en los extremos de la misma mesa, y parece ser que el filósofo, por olvido o ignorancia, había cometido algunas pequeñas equivocaciones con respecto a la etiqueta habitual en aquellas situaciones. El rey, queriendo parecer ingenioso, preguntó entonces a Eriugena: Quid distat inter sottum et Scottum? (¿Qué separa a un borracho de un irlandés?). A lo que Eriugena respondió: "Tabula tantum" ("Solo una mesa").
Durante una conversación con el filósofo Bernard de Fontenelle, el rey de Francia Luis XIV expresó sus dudas acerca de la existencia de hombres de verdad honorables. Fontenelle respondió: "Existen muchos hombres honorables, majestad, pero no buscan la compañía de los reyes".
William Richard Morris, lord Nuffield, fundador de la compañía Morris Motors, salía una noche de una cena en el Magdalen College cuando se paró en el guardarropa a recoger su sombrero. Tan rápidamente se lo trajeron que Nuffield, con algo de escepticismo, le preguntó al empleado como estaba seguro de que ese sombrero era suyo. "No lo estoy, señor, pero es el que usted traía cuando llegó".
El compositor austríaco Hugo Wolff envió en cierta ocasión una de sus composiciones a su colega Johannes Brahms, pidiéndole que marcara con una cruz los puntos en los que creyera que la canción era mejorable. Brahms se la devolvió sin marcas, con una nota que decía "No quiero convertir su composición en un cementerio". Esta respuesta provocó que Wolf llegara a detestar a Brahms de tal manera que durante años evitaba asistir a eventos o a visitar lugares en los que él pudiera estar presente.
Cosmo Gordon Lang, arzobispo de Canterbury, encargó un retrato suyo al célebre pintor William Orpen, pero no quedó demasiado satisfecho con el resultado. "Me temo que me retrata como orgulloso, arrogante y mundano" explicó Lang a Hensley Henson, obispo de Durnham. "¿Y con cuál de las tres" respondió Henson "Su Gracia no está de acuerdo?"
En 1685, tras la llegada al trono británico del rey católico Jacobo II, un grupo de opositores bajo el mando del duque de Monmouth se rebeló en la que sería llamada "Rebelión de Monmouth". Tras su derrota, los rebeldes fueron juzgados en unos procesos llamados "Bloody Assizes" presididos por el barón George Jeffreys. Cierto día, poco antes de uno de los juicios, Jeffreys apuntó con su bastón a uno de los acusados diciendo "En el extremo de mi bastón hay un pícaro". El acusado miró al juez con calma y preguntó: "¿En cuál de ellos, mi señor?".
En cierta ocasión alguien hizo hincapié en las enormes orejas del escritor y científico George Lichtenberg (1742-1799), y este replicó "Bueno, piense en ello, con mis orejas y su cerebro haríamos un espléndido asno, ¿a que si?".
Un político de la pequeña ciudad de Larissa interpeló un día al general ateniense Temístocles, diciéndole: "Buena parte de tu fama, Temístocles, deriva del afortunado accidente de tu nacimiento en Atenas. Si hubieras nacido en Larissa no habrías llegado tan lejos". "Ni tú" replicó Temístocles "si hubieras nacido en Atenas".
Un día que asistía a una fiesta en la que se interpretaba música en vivo, el escritor George Bernard Shaw fue interrogado por la anfitriona acerca de su opinión sobre las habilidades del violinista: "Me recuerda a Paderewski" (Ignacy Paderewski era un célebre pianista de la época) dijo Shaw. La anfitriona, algo confundida, respondió "Pero Paderewski no es un violinista". "Tampoco lo es este caballero" fue la respuesta del escritor.
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