Verba volant, scripta manent

domingo, 13 de abril de 2025

La desaparición de Gloria Martínez



Gloria Martínez Ruiz nació el 29 de enero de 1975 en Alicante. Era una chica corriente, que vivía con sus padres y su hermana en el barrio de Florida Alta, sacaba buenas notas y estudiaba piano en el Conservatorio de la ciudad. Sin embargo, con 14 años comenzó a sufrir de insomnio crónico, lo que afectó a su salud mental: estrés, ansiedad, desórdenes alimentarios y, finalmente, algunos brotes psicóticos que no le impedían llevar una vida más o menos normal.

Sus padres le buscaron ayuda médica. Una psiquiatra llamada María Victoria Soler la estuvo tratando durante un par de años, probando diversas medicaciones, pero ninguna pareció solucionar su problema. Por eso, en 1992 la doctora Soler propuso a sus padres ingresar a Gloria durante un tiempo en una clínica de reposo privada.

La clínica se llamaba Torres de San Luis y se encontraba en el ayuntamiento de Alfaz del Pi. Había sido inaugurada poco antes y la doctora Soler era una de sus propietarias. Pretendía ser una clínica de reposo para patologías menos graves de clientes con elevado poder adquisitivo; estaba en una zona rural aislada, sin vecinos cercanos, y contaba con amplias instalaciones, con piscina, jardines y zonas deportivas. A sus padres no les hacía mucha gracia separarse de Gloria, ni tampoco el elevado coste de la clínica (un millón de pesetas de la época por cada mes de estancia), pero la doctora Soler los convenció asegurándoles que allí podrían ayudar a su hija y ofreciéndoles un generoso descuento. 

Y así la mañana del 29 de octubre de 1992 los padres de Gloria la dejaron en la clínica. En aquel momento el establecimiento pasaba por dificultades económicas y Gloria era la única paciente ingresada. Su madre quiso quedarse con ella la primera noche, pero no se lo permitieron; iba en contra de las normas de la clínica. Así que se fueron dejándola al cuidado del personal de la clínica. Sería la última vez que la vieran.

A la mañana siguiente los responsables de la clínica se presentaron en el cuartel de la Guardia Civil de Altea para denunciar la desaparición de Gloria. Según contaron, la joven había sufrido una crisis de ansiedad poco después de ingresar que obligó a administrarle calmantes y a mantenerla atada de pies y manos a su cama. A media tarde se había calmado lo suficiente para que las enfermeras la llevaran a comer algo a la cafetería. Fue por entonces cuando debió escribir una nota, que se encontró más tarde al registrar su habitación, en la que con letra irregular y temblorosa decía "Me da miedo pensar que estoy muriendo y la única luz está cerca de mí, Dios Mío". Por la noche la doctora Soler, según admitió ella misma, le administró cuatro dosis de potentes sedantes (haloperidol, clorpromazina y levomepromazina) para que estuviera calmada.

Sin embargo, a eso de la una y media de la madrugada, Gloria volvió a sufrir una crisis, llegando a un punto de nerviosismo tan elevado que el personal que la atendía por la noche (una ATS y una auxiliar de enfermería) tuvo que llamar a un matrimonio de origen búlgaro que se encargaba de las labores doméstica en la clínica para que las ayudaran a contenerla. Pero aún así cuando las enfermeras llevaban a la joven al servicio Gloria logró zafarse de ellas, saltar por una ventana y huir de la clínica, sin que pudieran dar con su paradero.

Esta versión, sin embargo, presenta numerosas inconsistencias y puntos oscuros. Los padres de Gloria nunca se creyeron que una chica de 17 años fuertemente sedada lograra eludir la vigilancia de sus cuidadoras, saltar desde un primer piso, escalar la valla exterior de la clínica (de dos metros de altura en su punto más bajo) y perderse de vista en un paraje agreste desconocido para ella sin que las numerosas batidas que se dieron más tarde por la zona consiguieran encontrar ni el más mínimo indicio de su presencia. Todo ello además en una noche sin luna, descalza y sin sus gafas (Gloria tenía una fuerte miopía, con ocho dioptrías en cada ojo), que habían quedado en su habitación. A la policía también le extrañó que, si Gloria había desaparecido en torno a la una y media de la mañana, los responsables de la clínica no hubieran avisado a las autoridades y a su familia hasta las ocho.

En los días siguientes la Guardia Civil llevó a cabo una extensa y minuciosa operación de búsqueda de Gloria por los alrededores de la clínica, recorriendo palmo a palmo la zona y drenando pozos y acequias. Sin embardo, apenas dos semanas después se produjo otro célebre caso de desaparición, el de las tres niñas de Alcácer, que contribuyó a desplazar la atención del caso, aunque las investigaciones se prolongaron durante algún tiempo. El empleado de una gasolinera de Altea dijo haber visto a una joven que podía ser Gloria llamando desde un teléfono público aquella misma noche. En marzo de 1993 se llevó a cabo una reconstrucción de los hechos con la participación de una prima de Gloria. La clínica cerraría definitivamente poco después por problemas económicos, tras un fracasado intento de convertirse en una residencia geriátrica.

En 1994, con la clínica ya cerrada, la Guardia Civil llevó a cabo un exhaustivo registro de sus instalaciones. Al vaciar la fosa séptica se halló una bolsa que contenía ropa interior y un cinturón de Gloria; las enfermeras alegaron que la joven se había orinado al sufrir su primera crisis y habían tenido que cambiarla, pero el hallazgo sólo intensificó las sospechas ya existentes sobre lo que realmente había sucedido con Gloria. En 1999 un testigo cuya identidad no se hizo pública afirmó haber visto a Gloria saliendo del domicilio particular de una de las enfermeras en el municipio de Tibi, pero la Guardia Civil acabó por descartar su testimonio por sus múltiples incoherencias.

Ante la falta de pruebas la investigación penal se cerró en el año 2000. La familia de Gloria denunció entonces a los responsables de la clínica por su responsabilidad en la desaparición. La Audiencia Provincial de Alicante les concedió en 2008 una indemnización de 60000 euros por daños morales, que luego se elevaría a 104000.

Aunque la Guardia Civil considera abierto el caso, hace años que no se practican diligencias ni aparecen datos nuevos. Numerosas teorías sobre lo sucedido aquella noche se han propuesto a lo largo de los años; la más repetida habla de una supuesta muerte accidental de Gloria por una sobredosis de medicamentos y la posterior ocultación del cadáver. También que hubiera sido víctima de un secuestro, o que hubiera huido con la ayuda de alguien.

2 comentarios:

  1. Vaya caso, amigo. Gracias por seguir escribiendo y compartiendo.

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