Verba volant, scripta manent

lunes, 27 de octubre de 2025

Cuadros robados (III)

 

Retrato de joven (Rafael, 1515)

Este cuadro de Rafael, probablemente un autorretrato, es una de las obras de arte más famosas robadas por los nazis. Hans Frank, nombrado por Hitler gobernador general de la Polonia ocupada, se lo llevó del Museo Czartoryski de Cracovia, junto a La dama del armiño de Leonardo da Vinci y otro cuadro de Rembrandt y lo mantuvo durante años colgado en su cuartel general. Después de la guerra las tropas aliadas encontraron los cuadros de da Vinci y Rembrandt en la mansión de Frank en Baviera, pero nada se ha sabido del cuadro de Rafael desde 1945.


Venus con espejo (Giacomo Palma il Giovane)

Tradicionalmente se ha atribuido esta pintura al pintor veneciano Giacomo Palma el Joven, inspirada por otra obra similar y de igual título de Tiziano. Algunos expertos en cambio consideran que puede ser obra del propio Tiziano. Fue robada de un domicilio particular en Budapest el 11 de febrero de 2010 por ladrones armados y se desconoce su paradero. Su valor se estima en más de un millón de dólares.


Pintor camino de Tarascon (Vincent van Gogh, 1888)

Este cuadro de Van Gogh, una de sus primeras obras en ser expuesta en un museo, era propiedad del Kaiser-Friedrich Museum de Magdeburgo. A finales de la Segunda Guerra Mundial parte de los fondos del Museo fueron trasladados a una mina de sal cerca de Strassfurt como protección. Cuando las tropas aliadas llegaron allí encontraron la mina en llamas. Los Monuments Men, el grupo especial del ejército aliado encargado de recuperar obras de arte expoliadas, consideró que todo el contenido de la mina había quedado reducido a cenizas, incluida esta obra. Sin embargo, parte de aquellas obras que se suponían destruidas fueron halladas después de la guerra, por lo que se cree que el incendio pudo ser en realidad una estratagema para encubrir el saqueo de las obras de arte.


En Canot (Jean Metzinger, 1913)

Este cuadro de Jean Metzinger era propiedad de una galería de arte berlinesa y se hallaba expuesta en la Galería Nacional de Berlín cuando el régimen nazi la incautó en 1936 y la incluyó en su muestra de "arte degenerado" (que incluía prácticamente a todo el arte moderno) que fue exhibiendo en distintas ciudades alemanas a lo largo de los años 1937 y 1938. Desde entonces no se ha vuelto a saber de ella, aunque hay rumores de que pudo ser trasladada a la ciudad de Güstrow junto con otras obras de la exposición.



Campbell's Soup I (Andy Warhol, 1968)

En 1968 el artista Andy Warhol produjo una serie de 250 copias serigrafiadas de su célebre serie Campbell's Soup Cans (produciría una serie similar al año siguiente, a la que llamó Campbell's Soup II). El 7 de abril de 2016 siete de estas serigrafías, pertenecientes a la serie 31 de la edición, fueron robadas de una exposición sobre arte pop en el Museo de Arte de Springfield (Missouri). Aparentemente, los ladrones habían entrado en el patio trasero del museo saltando la verja, entraron en el museo a través de una puerta de cristal cuya cerradura había sido bloqueada con un trozo de madera (presumiblemente, los ladrones lo habían hecho el día anterior para asegurarse de que la puerta estaba abierta, aunque pareciera cerrada) y robaron los cuadros. No se sabe por qué se llevaron solo siete de las diez serigrafías. El sistema de seguridad del museo falló estrepitosamente: la grabación de las cámaras de seguridad estaba demasiado oscura para distinguir incluso cuantos ladrones eran, y pese a que la alarma saltó, no se avisó a la policía ya que la compañía de seguridad había ordenado a sus guardias que no se les avisara si no había un problema confirmado (cosa de un año antes las alarmas habían saltado accidentalmente varias veces). La serie completa estaba asegurada en 750000 $; el FBI ofrece una recompensa de 25000 a cualquiera que aporte información sobre su paradero.

 
Mujer delante de una ventana abierta (Paul Gauguin, 1888) y Puente de Waterloo (Claude Monet, 1901)

La madrugada del 16 de octubre de 2012 tres ladrones entraron en el Museo Kunsthal de Rotterdam y se llevaron siete cuadros de gran valor: Puente de Waterloo y Puente de Charing Cross, de Monet; Cabeza de arlequín, de Picasso; Mujer delante de una ventana abierta, de Paul Gauguin; La Liseuse en Blanc et Jaune, de Matisse; Autorretrato, de Meijer de Haan; y Mujer con los ojos cerrados, de Lucian Freud. La dirección del museo fue muy criticada por la aparente falta de medidas de seguridad; en aquel momento no había guardias en el museo y el sistema de seguridad, totalmente automatizado, se controlaba desde una central externa. Cuando la policía llegó al museo, los ladrones ya se habían ido con los cuadros. Los tres autores fueron arrestados en Bucarest en enero de 2013; eran tres jóvenes rumanos, sin experiencia en esa clase de robos, llamados Radu Dogaru, Mihai Bitu y Eugen Darie. La madre del primero, Olga Dogaru, confesaría meses después que, tras el arresto de su hijo, había quemado los cuadros creyendo que de esa manera no podrían condenarlo, aunque luego en el tribunal se desdijo de su confesión. La policía encontró entre las cenizas de su estufa restos de pintura al óleo coincidente con la de los cuadros y grapas y clavijas de cobre y acero que podían proceder de sus bastidores. Aunque no se pudo demostrar a ciencia cierta que procediera de los cuadros o que todas las obras hubieran sido quemadas, muchos dan validez a su declaración y dan las obras por irremediablemente perdidas. Los ladrones serían luego condenados a penas de entre 5 y 6 años de cárcel.


Infanta con perro (Diego Velázquez, 1622)

Este cuadro de Velázquez fue robado en Marsella el 15 de marzo de 1970, durante un robo a mano armada en un domicilio particular donde no se informó de otras obras desaparecidas. Aún tratándose de una obra menor y de juventud de Velázquez, hoy en día, dado el prestigio del pintor sevillano y las pocas obras suyas que salen a la venta, su valor podría ser de varios millones de dólares.


Retrato de una dama (Giuseppe Ghislandi "Fra Galgario", c. 1700)

Este retrato, de discutida autoría (los expertos lo atribuyen a Fra Galgario o a Giacomo Ceruti), pertenecía al tratante de arte holandés Jacques Goudstikker, poseedor de una extensa colección de más de un millar de pinturas, la mayoría de maestros europeos anteriores al siglo XIX. Cuando Goudstikker, judío, huyó de la ocupación alemana (moriría en un desafortunado accidente antes de poder llegar a Gran Bretaña) su colección fue vendida a la fuerza a los nazis por un precio irrisorio. La mayor parte de la colección fue comprada por Herman Göring, comandante en jefe de la Luftwaffe, y su socio Alois Miedl, un banquero y tratante de arte de origen alemán que solía hacer negocios con los nazis. Parte de esos cuadros sería recuperada después de la guerra y entregada al gobierno holandés (no sería devuelta al último heredero de Goudstikker, su nuera Marei von Saher, hasta 2006), y se sabe que otra parte se la llevó Miedl cuando huyó a España, vendiendo cierto número de cuadros hasta su muerte en 1970. Entre las obras recuperadas no estaba el Retrato, que estuvo en paradero desconocido durante décadas. En 2020 una investigación de las autoridades holandesas concluyó que la obra, junto a un bodegón de Abraham Mignon, había sido vendida por Miedl en 1944 a un oficial de las SS llamado Friedrich Kadgien, que después de la guerra había huído a Argentina, donde había muerto en 1978. Un reportero del periódico holandés Algemeen Dagblad que investigaba el caso descubrió que una de las dos hijas de Kadgien había puesto a la venta una casa en Mar del Plata y que en las fotografías exhibidas por la agencia inmobiliaria aparecía el Retrato de una dama colgado en una de sus paredes. A la vez, investigadores del gobierno holandés descubrieron que en una fotografía en las redes sociales de la otra hija de Kadgien aparecía el bodegón de Mignon. Informadas las autoridades argentinas, el 27 de agosto de 2025 la policía registró un total de cuatro inmuebles de la familia Kadgien, sin encontrar el Retrato pero si varios cuadros y grabados cuyo origen se sigue investigando. Una de las hijas de Kadgien, Patricia, y su marido fueron puestos en arresto domiciliario, y el 3 de septiembre su abogado entregaba a la policía el Retrato de una dama, que ellos afirmaban que su padre había comprado legalmente. En la actualidad, los herederos de Gudstikker ya han reclamado oficialmente la devolución del cuadro, mientras que las autoridades siguen investigando el origen de numerosas obras de arte (incluidos 22 cuadros atribuidos a Henri Matisse) hallados en posesión del matrimonio, que ha sido acusado formalmente de posesión de obras de arte robadas.

domingo, 26 de octubre de 2025

Cuadros robados (II)

 

Madeleine apoyada en el codo con flores en el pelo (Pierre-Auguste Renoir, 1918)

Pintado por Renoir el año antes de su muerte y valorado en un millón de dólares, este cuadro fue robado de una residencia particular en Houston (Texas) el 8 de septiembre de 2011 por un asaltante armado y enmascarado. El FBI ofrece una recompensa de 50000 $ por ella pero los expertos creen que probablemente ya ha sido sacada de los Estados Unidos y vendida en el extranjero.


Soldado a caballo (Anthony van Dyck, 1616) y Chico bebiendo (Annibale Caracci, c. 1580)

La noche del 14 de marzo de 2020 personas desconocidas se colaron en la Galería de Arte del Christ Church (uno de los colleges que forman parte de la Universidad de Oxford) y se llevaron tres cuadros del periodo barroco: Soldado a caballo, del pintor flamenco Anthony van Eyck; Chico bebiendo, del italiano Annibale Caracci; y Costa rocosa con soldados estudiando un plan, del también italiano Salvator Rosa, valorados en diez millones de libras. De los tres, solo el cuadro de Rosa ha sido recuperado, a principios de 2024 en Rumanía. 


Autorretrato (Arbit Blatas)

A principios de 1995 el pintor lituano Arbit Blatas y su esposa, la cantante de ópera Regina Resnik, descubrieron que alguien había entrado en el trastero de Nueva York que tenían alquilado desde 1975 y en el que guardaban parte de su colección de arte. Entre las obras robadas había cerca de 200 obras del propio Blatas, así como dibujos de Pisarro, Toulouse-Lautrec o Boudin. La policía descubrió que algunas de aquellas obras ya habían sido subastadas, lo que les permitió seguir su pista hasta el ladrón; resultó ser un hombre que había alquilado un trastero en el mismo almacén. Sin embargo, solo se recuperó un puñado de las obras desaparecidas; de las otras, como el Autorretrato, no se ha vuelto a saber.


Rosas en un jarrón (Pierre-Auguste Renoir, 1905)

La noche del 12 de noviembre de 1972 se produjo un robo en el Museo Albert André de la localidad francesa de Bagnols-sur-Cèze, un museo que pese a su modesto tamaño posee una importante colección de arte de finales del siglo XIX y principios del XX. Esa noche personas desconocidas se colaron en el ático del ayuntamiento (el Museo ocupa varias habitaciones de uno de los pisos del edificio) y se llevaron quince cuadros y una litografía de artistas tan destacados como Renoir, Cézanne, Matisse, Monet, Pisarro o Boudin. Como en muchos otros casos, nunca se descubrió la identidad de los ladrones ni el paradero de las obras.


Paisaje con cabañas (Rembrandt, 1654) y Leona y león en su guarida (Eugène Delacroix, 1856)

Otro robo masivo de arte sucedido en 1972 tuvo lugar en el Montreal Museum of Fine Arts de la ciudad canadiense de Montreal. La noche del 4 de septiembre de ese año tres hombres armados se colaron en el museo a través de una claraboya y, tras atar y amordazar a los tres guardias, se llevaron 18 cuadros de pequeño tamaño y 38 objetos, fundamentalmente joyas (incluido un reloj de oro del siglo XVIII) y estatuillas. Entre los cuadros había obras de Rembrandt, Delacroix, Rubens, Jan Brueghel el Viejo y Millet. De todo el botín solo se recuperó una de las obras de Brueghel, devuelta por los ladrones mientras negociaban el pago de un rescate que nunca llegó a producirse.


Dos chicos riendo con una jarra de cerveza (Frans Hals, 1626) 

Curiosa la historia de este cuadro del pintor flamenco Frans Hals, que ha sido robado no una ni dos sino tres veces del mismo museo, el Museo Hofje van Mevrouw van Aerden de la localidad holandesa de Leerdam. La primera, en 1988; se recuperó tres años después, tras el pago de un rescate a los ladrones. La segunda, en abril de 2011; se recuperó en octubre de ese mismo año. La tercera tuvo lugar en 2020, con el museo cerrado debido a las restricciones causadas por la epidemia del COVID-19. La madrugada del 26 de agosto de ese año dos hombres forzaron la puerta trasera del museo y se dieron a la fuga con el cuadro en una moto antes de que llegara la policía. En abril de 2021 se arrestó a un sospechoso, cuyo ADN coincidía con el hallado en la escena del crimen, y también con el hallado en el lugar del robo de una pintura de Vincent van Gogh robado en Laren unos meses antes. Pese a que el sospechoso negó toda relación con los robos, fue declarado culpable y condenado a ocho años de cárcel. El cuadro de Van Gogh se recuperó en 2023; no así el de Hals (al que se le atribuye un valor de unos 15 millones de euros), que permanece en paradero desconocido.


Caballero (Autorretrato) (Frans van Mieris el Viejo, 1657)

Este autorretrato de pequeño tamaño (20 x 16 centímetros) obra de uno de los más reputados retratistas de la Edad de Oro de la pintura holandesa y valorado en un millón de dólares fue sustraído de la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur (Sydney, Australia) el 10 de junio de 2007. Todo indica que fue un robo cuidadosamente planeado: la pintura fue robada de una sala secundaria en la que no había cámaras, guardias ni alarmas, y estaba montada en la pared con tornillos especiales de seguridad. El autor del robo no solo necesitó preparación y herramientas especiales para hacerse con el cuadro, sino que tuvo que esperar a que la sala estuviera vacía y trabajar rápido para evitar ser sorprendido por alguno de los miles de visitantes que cada día visitan la Galería.


Hombre con pipa (Retrato de un fumador americano) (Jean Metzinger, 1911-12)

Este cuadro del pintor cubista francés Jean Metzinger pertenecía a la Universidad de Lawrence (Apleton, Wisconsin), quien lo había prestado para diversas exposiciones. Fue durante uno de esos préstamos que desapareció el cuadro, en un momento indeterminado entre el 27 de julio y el 2 de agosto de 1998, mientras era transportado a su destino.



Seine in Paris (Pont de Grenelle) (Paul Signac, 1903)

Adalbert Parlagi era un acaudalado empresario que había nacido en Budapest pero vivía desde muy joven en Viena. Parlagi y su esposa Hilda, de origen judío pero convertidos al protestantismo, vieron como tras la anexión de Austria las leyes raciales nazis les seguían considerando judíos, así que en marzo de 1938 huyeron de Austria en automóvil con sus hijos Hedwig y Franz, para instalarse finalmente en Londres. Habían dejado atrás muchas de sus posesiones más valiosas, incluidas alfombras, porcelanas y una importante colección de arte, guardadas en una empresa de almacenaje y transporte, con instrucciones para que les fueran enviadas en cuanto fuera posible, o fueran guardadas hasta que la familia regresara a Viena. En 1946 Parlagi escribió a la compañía para interesarse por sus pertenencias, y le contestaron que no quedaba nada: todo había sido incautado por la Gestapo en 1941 y subastado públicamente en el Dorotheum, una de las casas de subastas más antiguas de Europa. Los dueños de la compañía ignoraban quién había comprado sus obras de arte. Sin embargo, era vox populi que dos de las obras más significativas, Seine in Paris (Pont de Grenelle) y una obra de Claude Monet llamada Bord de mer, habían sido adquiridas por el tratante de arte alemán Adolf Weinmüller, un entusiasta nazi que había jugado un importante papel en la incautación de obras de arte de tratantes y galeristas de origen judío, obteniendo grandes beneficios al comprar a bajo precio algunas de aquellas obras incautadas. La obra de Monet no fue recuperada hasta 2023, cuando el FBI la localizó en una galería de arte de Houston, y fue entregada a los herederos de los Parlagi. En cuanto a la obra de Signac no se ha vuelto a saber nada, pero algunos especulan con que pueda estar en alguna galería o colección privada con un nombre distinto y por ello haya podido pasar inadvertida.



Le chemin de Sèvres. Vue sur Paris (Jean-Baptiste Camille Corot, c. 1850)

Este cuadro, valorado en la actualidad en dos millones y medio de dólares, fue robado del Museo del Louvre el 3 de mayo de 1998. Alguien sin identificar lo sacó de su marco retirando cuidadosamente las clavijas que lo sostenían. En cuanto se lo echó en falta se cerró el Museo y se llevó a cabo una exhaustiva búsqueda. La policía registró a cientos de visitantes que en aquel momento se encontraban en el interior del museo, y buscó huellas dactilares en el marco y en el cristal de la pintura, sin éxito. Desde entonces no se sabe nada del cuadro. Hasta el robo del domingo pasado, era el último objeto que había sido robado del Louvre.

sábado, 25 de octubre de 2025

Cuadros robados (I)

Natividad con San Francisco y San Lorenzo (Caravaggio, 1609)

Pintado por Caravaggio un año antes de su muerte, este cuadro estuvo en el Oratorio de San Lorenzo en Palermo hasta que desapareció la noche del 17 al 18 de octubre de 1969. Nunca más se ha vuelto a saber nada de esta pintura, y la mayoría de los rumores señalan a la Mafia siciliana como autora del robo, atribuyendo a capos famosos como Toto Riina, Rosario Riccobono o Gaetano Badalamenti la posesión del cuadro. También se dijo que el cuadro había sido vendido y llevado al extranjero, o incluso que había sido destruido, pero las autoridades italianas creen que el cuadro nunca salió de Sicilia y permanece escondido en Palermo o sus alrededores.
 

El concierto (Johannes Vermeer, c. 1665)

La madrugada del 18 de marzo de 1990 tuvo lugar uno de los más notorios robos de arte de la historia. Dos ladrones disfrazados de policías entraron en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston y, tras atar y amordazar a los dos únicos vigilantes, se llevaron trece obras de arte valoradas en torno a 500 millones de dólares, incluyendo obras de Rembrandt, Degas y este cuadro del pintor holandés Johannes Vermeer, considerado el cuadro más valioso jamás robado, y cuyo precio actual se calcula en unos 200 millones de dólares.


Tempestad en el mar de Galilea (Rembrandt, 1633)

Otro de los cuadros desaparecidos en el robo del Museo Gardner estaba esta obra de juventud de Rembrandt, destacada por ser el único paisaje marino pintado por el autor. Como del resto de obras robadas del Museo, nunca volvió a saberse de ella, a pesar de la intensa búsqueda por parte de la policía y de que se llegó a ofrecer una recompensa de diez millones de dólares a quien ayudara a resolver el robo y recuperar el botín. Las sospechas apuntan a la mafia de Boston o bien a la mafia irlandesa, y se cree que las obras pudieron haber sido vendidas a coleccionistas y tratantes de arte poco después del robo.


El pato blanco (Jean-Baptiste Oudry, 1753)

Este cuadro, obra del pintor del Barroco francés Jean-Baptiste Oudry, fue robado en 1990 de las paredes de Houghton Hall, una mansión campestre en el condado inglés de Norfolk, residencia de los condes de Cholmondeley. El robo hizo que los Cholmondeley, dueños de una amplia colección de arte, tuvieran que realizar una seria reforma de la seguridad del palacio. Del cuadro no se sabe nada desde entonces.


Vista de Auvers-sur-Oise (Paul Cézanne, 1879-1890)

La noche del 31 de diciembre de 1999, aprovechando como distracción los fuegos artificiales lanzados para celebrar la llegada del año 2000, un ladrón se subió al tejado del Museo Ashmolean de la Universidad de Oxford tras trepar por unos andamios utilizados en la reforma de la biblioteca del Museo y rompió una claraboya para acceder al interior. Acto seguido lanzó una bomba de humo y se descolgó utilizando una escala de cuerdas. En cuestión de minutos cortó de su marco el cuadro Vista de Auvers-sur-Oise, obra del pintor posimpresionista francés Paul Cézanne, y se lo llevó, mezclándose luego con la multitud que celebraba el fin de año en las calles de la ciudad. Dado la limpieza y rapidez del robo, y que en la misma sala había otras obras de Renoir o Toulouse-Lautrec, la policía cree que el autor era un ladrón experto que buscaba ese cuadro en concreto.


Le pigeon aux petits pois (Pablo Picasso, 1911) y La Femme à l'éventail (Amedeo Modigliani, 1919)

Otro de los robos de arte más espectaculares de la historia tuvo lugar la madrugada del 20 de mayo de 2010 cuando un ladrón se coló en el Museo de Arte Moderno de Paris retirando el cristal de una ventana y se llevó cinco cuadros de Picasso, Modigliani, Matisse, George Braque y Fernand Léger, valorados en un total de cien millones de dólares. El autor fue arrestado un año después; se trataba de Vjeran Tomic, un ladrón francés de origen bosnio con una larga lista de antecedentes. También se arrestó a un cómplice, Yonathan Birn, que admitió haber escondido los cuadros pero que después de un tiempo, temeroso de ser descubierto, los había arrojado a la basura; una versión que la policía pone en duda.


Flores de amapola (Vincent van Gogh, 1887)

Este cuadro propiedad del Museo Mohammed Mahmoud Khalil de El Cairo ha sido robado en dos ocasiones. La primera, en junio de 1977; se recuperó diez años después en Kuwait. La segunda, en agosto de 2010; desde entonces permanece en paradero desconocido. Tras este último robo once funcionarios del Ministerio egipcio de Cultura, incluido el viceministro Mohsen Shaalan, fueron condenados a penas de entre uno y tres años de cárcel por negligencia. El multimillonario egipcio Naguib Sawiris ha ofrecido una recompensa de 175000 $ a quien ayude a recuperar el cuadro.


Los murales Whitney/Parrish (William Parrish, 1914-1918)

El 28 de julio de 2002 personas desconocidas accedieron al interior de la Galería de Arte Edenhurst (Los Angeles, California) a través de un agujero en el tejado y, tras desconectar la alarma, procedieron a llevarse dos murales de gran tamaño (2'5 x 1'5 m.) obra del pintor e ilustrador William Parrish (1862-1949). Los cuadros formaban parte de una colección de nueve obras encargadas a Parrish por la millonaria y mecenas Gertrude Vanderbilt Whitney, y se encontraban en la Galería Edenhurst porque su entonces propietario, un banquero texano llamado J. P. Bryan, había decidido ponerlas a la venta. Los cuadros nunca fueron hallados, pero Bryan cree que, dado el aprecio que las obras de Parrish tienen entre los coleccionistas asiáticos, es probable que hayan ido a parar a alguna colección particular en China o Japón.


Retrato de Trude Steiner (Gustav Klimt, 1900)

En el año 1900 la millonaria y coleccionista de arte vienesa Jenny Steiner encargó al pintor Gustav Klimt un retrato de su hija mayor Trude, que acababa de morir de meningitis. Cuando en 1938 los nazis tomaron el control de Austria, Jenny, de familia judía, se vio obligada a huir, instalándose en EEUU tras pasar por Paris, Portugal y Brasil. Los nazis se incautaron de sus propiedades, incluida su colección de arte. Lo último que se supo de este cuadro es que fue vendido en subasta a un comprador desconocido en abril de 1941; desde entonces nada se ha sabido de él.


Marina (Claude Monet, 1880-1890); Los dos balcones (Salvador Dalí, 1929)

Otro de los grandes robos de arte de la historia reciente tuvo lugar el 24 de febrero de 2006 en Rio de Janeiro. Ese día, aprovechando el bullicio de las celebraciones del Carnaval, cuatro hombres armados entraron en el Museo Chácara do Ceu, en el barrio de Santa Teresa, y se llevaron cuatro obras de grandes maestros: Marina (Claude Monet), Los dos balcones (Salvador Dalí), Baile (Picasso) y Jardín de Luxemburgo (Henri Matisse). Nunca se encontró a los responsables, ni los cuadros. Solo se sabe que días más tarde el cuadro de Matisse apareció brevemente a la venta en un portal de subastas online con sede en Bielorrusia, y que en marzo se hallaron en la favela Morro dos Prazeres los marcos quemados de las obras de Dalí y Picasso.

domingo, 19 de octubre de 2025

Anécdotas de cine

 

Al actor John Wayne siempre le pesó el hecho de no haberse alistado en el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, a diferencia de otras estrellas de Hollywood como James Stewart (que fue piloto de bombarderos), Henry Fonda (que sirvió tres años en la Marina) o Clark Gable (tripulante de un bombardero durante varias misiones sobre suelo alemán). A pesar de encarnar a uno de los héroes de Estados Unidos, nunca llegó a entrar en el ejército, primero porque cuando estalló la guerra Wayne ya tenía cuatro hijos y los padres de familia numerosa estaban exentos del reclutamiento; y segundo, porque su productora Republic Pictures usó toda su influencia sobre él y sobre las autoridades para que no fuera llamado a filas y así pudiera seguir rodando películas.



El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) utiliza una grabación de una película protagonizada por Adam Driver y Scarlett Johansson para ahuyentar a los lobos. En la película Historia de un matrimonio (2019) ambos actores interpretan a un matrimonio que pasa por un doloroso proceso de divorcio. En una de las escenas sus personajes mantienen una acalorada e intensa discusión. Una grabación de esa pelea, reproducida con drones dotados de altavoces, es utilizada por la USDA en la cuenca de Klamath (entre Oregón y California) para ahuyentar a las manadas de lobos grises que pululan por la región y que atacan regularmente a los rebaños de vacas y ovejas de los granjeros de la zona. La estrategia ha tenido un éxito rotundo, ya que los ataques a animales domésticos han descendido un 80% en apenas un par de meses.


La famosa frase "Va a necesitar un barco más grande" de la película Tiburón (1975) no estaba en el guión; fue una improvisación del actor Roy Scheider. Para la misma película, el primer director que se contrató fue Dick Richards (Adiós, muñeca), pero fue despedido tras enfadar a los productores y a Peter Benchley (autor de la novela en la que se basa) por referirse continuamente al tiburón como "ballena blanca". Solo entonces le encargaron el proyecto a Steven Spielberg.


La actriz y modelo Tammy Lynn Leppert (n. 1965) es recordada por un pequeño papel en la película Scarface (1983). Tras terminar el rodaje de la película, y después de haber mostrado durante varias semanas un comportamiento errático y paranoico, desapareció sin dejar rastro el 6 de julio de 1983. Jamás se encontró su cuerpo ni ningún indicio de su paradero.


El actor Henry Fonda y el director John Ford fueron grandes amigos durante años. Entre 1939 y 1955 rodaron juntos seis películas, y solían verse a menudo para pescar o jugar a las cartas. Sin embargo, su amistad terminó durante el rodaje de su última película juntos, Escala en Hawaii (Mister Roberts, 1955). La película se basaba en una novela de Thomas Heggen que ya había sido adaptada al teatro en una obra que Henry Fonda había interpretado en Broadway durante dos años. Aunque la Warner Bros. quería a otro actor como protagonista, Ford insistió en que tenía que ser Fonda. Sin embargo, durante el rodaje las distintas formas de entender al personaje principal acabaron por enfrentarlos. Fonda quería interpretar a Roberts de la misma manera que lo había hecho en el teatro: como un oficial recto y riguroso, mientras que Ford quería darle un tono más humorístico, a lo que Fonda se negaba. Ford (conocido por ser a menudo rudo e incluso hiriente con sus actores) empezó a burlarse de Fonda reiteradamente. Finalmente, después de terminar una secuencia, Fonda acudió al despacho de Ford a quejarse una vez mas y el director, visiblemente borracho, le propinó un puñetazo en la cara. Aunque posteriormente Ford se disculparía, desde ese momento su amistad quedó irremediablemente rota. Después de terminar el rodaje nunca volvieron a trabajar juntos, y aunque siguieron alabando el talento del otro, jamás se reconciliaron.


El director japonés de animación Hayao Miyazaki no acostumbra a asistir a los estrenos de sus películas fuera de Japón. Pero en 2004 hizo una excepción y asistió a un pase de su película El castillo ambulante en el MoMA de Nueva York. ¿El motivo? Poder conocer a la actriz Lauren Bacall, quien puso la voz de la Bruja del Páramo en el doblaje al inglés de la película, y de la que Miyazaki era un rendido admirador.


La actriz Megan Fox fue despedida de la saga Transformers después de que durante la promoción de Transformers 2: la venganza de los caídos comparara al director Michael Bay con Hitler, una comparación que ofendió especialmente a Steven Spielberg, productor de la saga.


El equipo de rodaje de la película Titanic se trasladó en agosto de 1996 a la ciudad canadiense de Halifax (Nueva Escocia) para rodar algunas escenas ambientadas en el presente. La noche del 9 de agosto un elevado número de miembros del equipo, incluido el director James Cameron, empezaron a sentirse enfermos y a comportarse de manera extraña. En torno a 80 de ellos tuvieron que ser trasladados al Hospital General de Darthmouth, incluido el actor Bill Paxton (ni Leonardo DiCaprio ni Kate Winslet se vieron afectados, ya que no estaban presentes en esa fase del rodaje). Sorprendentemente, los análisis mostraron que los afectados habían sido intoxicados con fenciclidina, una droga alucinógena conocida comúnmente como PCP o "polvo de ángel", que alguien había añadido a la sopa de almejas que se había servido como parte de la cena del equipo. Nunca se averiguó quién había sido o por qué lo había hecho.


La mayoría de las escenas en exteriores de la película Rocky (1976) fueron rodadas improvisadamente, sin preparar escenarios ni cortar calles, en lo que se conoce como "modo guerrilla": rodajes con luz y sonido natural, en localizaciones fuera de estudio, sin actores profesionales ni decorados. Un buen ejemplo es esta escena, en la que Rocky se ejercita por las calles de Philadelphia: las personas que vemos no son actores, sino ciudadanos corrientes que no tenían ni idea de que se estaba rodando una película. Incluso el hombre que le lanza una naranja a Sylvester Stallone era un auténtico vendedor callejero que no tenía ni idea de que Stallone era un actor.

domingo, 12 de octubre de 2025

El secreto de Sylvia Bloom

Raymond Margolies y Sylvia Bloom

En el año 2016 fallecía en una residencia de ancianos de Nueva York una mujer de 96 años llamada Sylvia Bloom. Era una mujer sencilla y discreta, que había trabajado durante décadas como secretaria en un bufete de abogados. Hija de inmigrantes europeos, nacida en 1919, había vivido las penurias de la Gran Depresión de 1929 y había trabajado muy duro para salir adelante, trabajando de día y asistiendo a clases nocturnas para terminar sus estudios. Se había casado con Raymond Margolies, un bombero municipal que tras retirarse se había dedicado a la enseñanza, permaneciendo juntos hasta su muerte en 2002. La pareja no había tenido hijos, así que en su testamento Sylvia había establecido que la mayor parte de su herencia (salvo algunas pequeñas cantidades para su familia cercana) fuese destinada a obras de caridad.

Su sobrina Jane Lockshin era nombrada como albacea testamentaria, encargada de que se cumplieran sus últimas voluntades. Pero cuando Jane comenzó a revisar los documentos de Sylvia, y empezó a sumar los saldos de sus distintas cuentas, fondos de inversión y otros productos, descubrió para su sorpresa que el total de la fortuna de su tía ascendía a la sorprendente cantidad de nueve millones de dólares. ¿Como era posible que una modesta secretaria como ella hubiera acumulado semejante fortuna, sin que nadie de su entorno supiera nada?

Sylvia Bloom había sido contratada como secretaria el 24 de febrero de 1947 en el bufete Cleary, Gottlieb, Friendly & Cox, en Wall Street, que por aquel entonces era un incipiente bufete de reciente creación (Sylvia había sido su tercera empleada) y permaneció allí la friolera de 67 años. Cuando se jubiló en 2016 (pocos meses antes de su muerte) Sylvia era la empleada más longeva y una auténtica institución en el bufete, llamado ahora Cleary Gottlieb Steen & Hamilton LLP y convertido en una firma multinacional, con 16 oficinas y más de 1200 abogados trabajando para ellos en todo el mundo. Los que trabajaron con ella la recuerdan como una empleada leal, inteligente, honesta y con una ética de trabajo incomparable. 

Como recordaría más tarde su sobrina, en aquella época las funciones de una secretaria iban mucho más allá de las de una simple auxiliar administrativa. Era frecuente que las secretarias se encargaran también de gestionar la vida privada de sus jefes, sobre todo si estos no estaban casados: pagar sus facturas, hacer recados, recoger su ropa de la lavandería... y también encargarse de sus inversiones. Era normal que los abogados del bufete delegasen en Sylvia las comunicaciones con sus agentes de bolsa. Y Sylvia, hábilmente, había aprendido a copiar, dentro de sus posibilidades, los movimientos financieros de sus jefes. Si uno de ellos le decía que llamara a su agente para que comprara mil acciones de la Compañía X, Sylvia así lo hacía; y acto seguido llamaba a su propio corredor de bolsa y le ordenaba comprar cien acciones de esa misma empresa. Cuando sus jefes compraban, Sylvia compraba; cuando ellos vendían, Sylvia vendía. A lo largo de los años aquella discreta secretaria había ido acumulando beneficios poco a poco hasta amasar aquella considerable fortuna, de la que nunca habló a nadie, ni siquiera a su familia. Y dado que en toda la documentación figuraba únicamente el nombre de Sylvia, los que la conocían se inclinan a pensar que ni siquiera su marido Raymond llegó a saber nunca las verdaderas dimensiones de la fortuna de su esposa.

Sylvia nunca dio pistas sobre su fortuna. De acuerdo a su sobrina, ella y su marido vivían cómodamente, sin lujos ni excentricidades. Vivieron durante décadas en un modesto apartamento de alquiler de un solo dormitorio y con renta antigua en Brooklyn, del que Sylvia solo se fue cuando se mudó tras su jubilación a la residencia de ancianos (según ella, porque quería tener con quién jugar al bridge). Sus únicos caprichos eran viajes ocasionales; a Raymond le encantaba apostar y Sylvia era una gran fan de Elvis Presley, así que ambos fueron varias veces a Las Vegas, y también visitaron Europa.

Conforme a los deseos de Sylvia, su fortuna se dedicó a obras de caridad. La mayor parte (6'24 millones de dólares) fue a parar a la Henry Street Settlement, una entidad benéfica del Lower East Side de Manhattan que se encarga de proporcionar cuidados y servicios a los más desfavorecidos de Nueva York, y que empleó ese dinero en crear un fondo de becas para estudiantes sin recursos. Otro millón de dólares fue entregado al Hunter College, una universidad pública en la que Sylvia había estudiado, y un millón más a otro fondo de becas cuyo nombre no fue revelado.

domingo, 5 de octubre de 2025

Pequeñas historias (XLIII)

La cuestión de los johatsu (en japonés, "personas evaporadas") es un peculiar fenómeno típico de la cultura japonesa. Los johatsu son personas que, llegados a cierto punto, se sienten incapaces de soportar su vida como hasta entonces y deciden literalmente desaparecer, abandonando familia, amigos y trabajo, dejando atrás su identidad y su pasado. Los motivos que les llevan a tomar esta decisión son variados: una deuda que no pueden pagar, un fracaso sentimental, o haber perdido su empleo. Muchos se instalan con nombres falsos en barrios marginales o periféricos de las grandes ciudades (el distrito tokiota de Sanya es uno de sus favoritos), trabajando en la economía sumergida y viviendo en pensiones o habitaciones alquiladas. Las estrictas leyes japonesas de protección de la privacidad los benefician (ni sus familias pueden consultar sus datos personales sin su permiso, y la policía tampoco interviene si no hay sospechas de que se ha cometido un delito). Hay incluso empresas que se dedican a organizar estas "desapariciones" y ayudarlos a instalarse en sus nuevas direcciones. El número de estas desapariciones no está claro; no hay estadísticas oficiales y muchas familias no lo denuncian por la vergüenza que supone tener un johatsu en la familia, pero algunos investigadores los cifran en hasta 100000 desaparecidos cada año.

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Filipo II, rey de Macedonia y padre de Alejandro Magno, amenazó a los espartanos si no se sometían a su dominio: "Os aconsejo someteros sin mayor demora, porque si entro con mi ejército en vuestra tierra, destruiré vuestras granjas, mataré a vuestra gente y arrasaré vuestra ciudad". Los espartanos respondieron con una única palabra: "Si". Ni Filipo II ni su hijo llegaron jamás a atacar a los espartanos.

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En 1948 un anciano llamado "Brushy Bill" Roberts, residente en la ciudad de Hamilton (Texas) saltó a las portadas de los periódicos tras afirmar ser el legendario forajido Billy el Niño, supuestamente muerto en 1881 a manos del sheriff Pat Garrett. Según Roberts, a quién había matado Garrett (quien en el momento del tiroteo estaba acompañado solo de dos ayudantes, ninguno de los cuales conocía a Billy) era a otro pistolero llamado Billy Barlow, tras lo cuál él había huido a México. Roberts afirmaba llamarse William Henry Roberts y haber nacido en 1859 cerca de Abilene (Texas), y que a lo largo de su vida había usado diversos alias como Henry McCarthy o William H. Bonney; pero su familia defendía que, según estaba escrito en la Biblia familiar, se llamaba en realidad Ollie Partridge Roberts y había nacido en 1879, es decir, no había cumplido los dos años cuando el Niño había muerto. Su caso despertó controversia; varios ancianos que habían conocido en su juventud a Billy el Niño (incluido Jim McDaniels, antiguo miembro de la banda del forajido Jim Evans) afirmaron estar convencidos de que Roberts era realmente el Niño. Roberts parecía conocer al dedillo la vida de Billy el Niño; incluso aportó datos desconocidos que coincidían con huecos inexplicados en la biografía del forajido. Por otra parte, Billy el Niño sabía leer y escribir y hablaba español con fluidez; Roberts era analfabeto y apenas chapurreaba algunas frases en español. Las comparaciones entre fotografías de Billy y de Roberts tampoco fueron concluyentes. Roberts murió en Hico (Texas) a finales de 1950, tras haber anunciado su intención de reclamar el perdón que según él le había prometido el gobernador de Nuevo México Lew Wallace en 1879. Todavía hoy en día sigue sin aclararse de manera definitiva si era o no Billy el Niño.

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En cierta ocasión Federico II el Grande, rey de Prusia, llevó a cabo una visita de inspección a una cárcel de Berlín. Mientras numerosos prisioneros se acercaban a él pidiendo clemencia y alegando ser inocentes, uno de ellos se mantenía apartado y en silencio. A él se dirigió el rey preguntándole "Tú... ¿por qué estás aquí?" "Por robo a mano armada, Su Majestad" "¿Y eres culpable?" "Si, Su Majestad, lo soy, y merezco mi castigo". Inmediatamente el rey llamó al director de la cárcel y le ordenó poner en libertad a aquel hombre, diciendo "No lo mantendré en esta prisión, donde acabará corrompiendo a todos estos pobres inocentes".

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Durante su etapa universitaria en el Bard College en los años 60 el actor y cómico Chevy Chase tocaba la batería en una banda llamada The Leather Canary, que había formado con sus amigos Walter Becker y Donald Fagen. Llegó un momento en el que Chase decidió que la música no era lo suyo, así que dejó el grupo para mudarse a Los Angeles y dedicarse a la interpretación. Becker y Fagen, por su parte, decidieron seguir con su carrera musical; se convirtieron en un dúo y alcanzaron el éxito con el nombre de Steely Dan.

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En enero de 2020 un hombre llamado Sauntore Thomas se dirigió a la sucursal que el TCF Bank tiene en Livonia (una ciudad del extrarradio de Detroit) para ingresar en su cuenta varios cheques por un valor total de 99000 $, que había recibido como indemnización tras demandar a su antiguo empleador por discriminación racial. Sin embargo, en el banco se negaron a ingresarle ese dinero, y tras preguntarle varias veces por su origen, llamaron a la policía y lo acusaron de fraude. Thomas explicó cómo había obtenido el dinero, incluso hizo que su abogada le enviara copias de la sentencia para demostrar que los cheques eran legítimos, pero aún así el banco se negó a aceptarlos. Thomas entonces cerró su cuenta en el banco (que había abierto más de dos años atrás) y se llevó su dinero a otro banco en la misma calle, donde pudo ingresar los cheques sin problemas. Acto seguido denunció al TCF Bank por discriminación racial. El banco acabó pagándole a Thomas una generosa indemnización para que retirara la denuncia.

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En 2013 Simon Bramhall, que era por aquel entonces uno de los cirujanos hepáticos más prestigiosos del Reino Unido, fue acusado de haber grabado sus iniciales en los hígados de dos de sus pacientes durante sendas intervenciones en febrero y agosto de ese año, utilizando un láser de argón que se emplea para cauterizar vasos sanguíneos. Su acción se descubrió cuando uno de aquellos pacientes se sometió a una operación de seguimiento y el médico que lo operaba descubrió las iniciales SB grabadas en su hígado. Bramhall fue despedido poco después del Hospital Queen Elizabeth de Birmingham; en 2017 se declaró culpable de agresión, siendo condenado a una multa de diez mil libras y a varios meses de trabajos comunitarios. En 2022 se le retiró definitivamente la licencia para ejercer la medicina.

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El escritor y filósofo francés Voltaire (1694-1778) tuvo que marchar al exilio tras un desencuentro con el caballero De Rohan, permaneciendo en Londres entre 1726 y 1729. Esa estancia coincidió con un repunte del sentimiento antifrancés en toda Inglaterra. Un día, caminando por las calles de la ciudad, el escritor se vio rodeado por una multitud enfurecida que gritaba"¡Colgadlo!¡Colgad al francés!". Sin perder la calma, Voltaire se dirigió a ellos y dijo "¡Ingleses! Queréis matarme porque soy francés. ¿Es que no es suficiente castigo el no haber nacido inglés?". Al oír esto, la multitud rompió a reir y acompañó a Voltaire a salvo hasta su alojamiento.