Verba volant, scripta manent

domingo, 3 de marzo de 2013

I don't like mondays


I don't like mondays es seguramente la canción más recordada del grupo británico Boomtown Rats. Publicada en julio de 1979, fué numero uno en el Reino Unido durante cuatro semanas. Toda una sorpresa, ya que inicialmente no estaba previsto que se publicara como single e iba a ser sólo una "cara B". Pero no mucha gente conoce la trágica historia que sirvió de inspiración para componerla.
Brenda Ann Spencer era una joven que no había tenido una vida agradable. Sus padres se divorciaron cuando ella era una niña y Brenda se fué a vivir a San Diego con su padre Wallace, alcohólico y violento, en una casa sin apenas muebles, en condiciones lamentables. Era una joven extraña y solitaria, alta, delgada, con una llamativa melena pelirroja, acomplejada por su homosexualidad, que trataba de reprimir. Se había metido en líos. En 1978, con 15 años, los servicios sociales, advertidos de su elevado absentismo escolar, habían visitado su casa y, tras entrevistarla, le habían diagnosticado depresión. Ese mismo verano, Brenda Ann tuvo sus primeros encontronazos con la justicia: fué arrestada por robo y por disparar con un arma de aire comprimido contra las ventanas de su instituto, el Glover Cleveland Elementary School, situado enfrente de su casa. En diciembre, su agente de libertad condicional, alarmado por el estado mental de Brenda Ann, recomendó su ingreso en un psiquiátrico, pero su padre se negó en redondo.
El lunes 29 de enero de 1979 era un día aparentemente normal. Nada lo distinguía de otros días, pero ese día algo cambió en la transtornada mente de Brenda Ann. Quizá fué asomarse a la ventana y ver en el instituto a sus compañeros, que remoloneaban esperando para entrar en clase. Brenda cogió su rifle Ruger 10/22 semiautomático del calibre 22, que su padre le había regalado en las últimas Navidades, junto a una mira telescópica y 500 balas (años  más tarde diría en una entrevista: Yo le pedí una radio y él me regaló un arma. Sentí que quería que me matara) y abrió fuego indiscriminadamente contra sus compañeros. Realizó una treintena de disparos, hiriendo a ocho alumnos y a un agente de policía, y acabando con la vida de dos adultos: Burton Wragg, director del instituto, que trataba de ayudar a los heridos, y Mike Suchar, vigilante, que trataba de poner a salvo a Wragg. A continuación, Brenda se atrincheró en su casa, que no tardó en ser rodeada por la Policía. Durante su encierro, Brenda mantuvo una conversación telefónica con varios periodistas. Y cuando éstos le preguntaron por qué había disparado, ella simplemente respondió, casi con fastidio: "I don't like mondays; this livens up the day." (No me gustan los lunes; ésto me ha alegrado el día). Aunque más tarde afirmaría no recordar el comentario.
Tras casi siete horas de asedio, Brenda decidió entregarse. Salió a la puerta de su casa, depositó allí el rifle, y volvió a entrar para salir enseguida con 150 balas que aún le quedaban para entregárselas a los agentes.
Fué juzgada como adulta, y declarada culpable de dos asesinatos y asalto con arma mortal. Su condena: cadena perpetua con un mínimo de 25 años en prisión. Ya en la cárcel, le fueron diagnosticadas epilepsia y depresión, para las que recibe medicación. Ha solicitado la libertad condicional en cuatro ocasiones: 1993, 2001, 2005 y 2009, siendo rechazada en todas las ocasiones. En ellas ha declarado que cometió el crimen bajo la influencia del alcohol y las drogas (aunque cuando fué detenida no mostraba síntomas de intoxicación, ni se le detectó sustancia alguna en los análisis a los que fué sometida). También afirmó haber sufrido abusos físicos y sexuales por parte de su padre. La próxima vista no llegará hasta 2019.
Casualmente, los Boomtown Rats se encontraban por aquel entonces en EEUU de gira. Su lider, Bob Geldof, se enteró del caso mientras estaba siendo entrevistado en Atlanta, en las instalaciones de la WRAS, una emisora de radio universitaria de la Universidad de Georgia State. Impresionado por el crimen, por la juventud de la asesina y su aparente frialdad, a Geldof se le ocurrió la primera frase de la canción, The silicon chip inside her head had switched to overload, de vuelta al hotel. Apenas un mes después, la canción estaba terminada y ya era interpretada en sus conciertos. Posteriormente, se publicó como single. A pesar de su éxito en el Reino Unido, su repercusión en EEUU fué bastante escasa. La familia de Brenda Ann Spencer trató de prohibir su difusión, pero aunque no lo consiguieron, la canción apenas alcanzó en número 73 en las listas de éxitos e incluso hubo emisoras que se negaron a radiarla por las tristes connotaciones del caso.

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