Verba volant, scripta manent

jueves, 2 de enero de 2014

El "error" de Douglas Corrigan

Douglas Corrigan (1907-1995)

La primera vez que Douglas Corrigan se subió a un avión tenía 18 años. Aquel paseo en un biplano Curtiss JN-4 "Jenny" le costó dos dólares y medio de la época (1925), pero le fascinó de tal manera, que antes de que hubiera pasado una semana, ya estaba tomando clases de pilotaje.
Corrigan había nacido en Galveston (Texas) en 1907, hijo de un ingeniero y una maestra. Fue bautizado como Clyde Groce Corrigan, aunque siempre aborreció su nombre y lo cambió por Douglas cuando llegó a la mayoría de edad. Tras cambiar de domicilio en varias ocasiones, sus padres se divorciaron y Douglas se instaló con su madre y sus hermanos en Los Ángeles, donde comenzó a trabajar en la construcción tras dejar el instituto.
Corrigan no tardó en convertirse en un experto mecánico de aviones. Como empleado de la Ryan Aeronautical Company de San Diego participó en el diseño y construcción del Spirit of St. Louis, el avión con el que Charles Lindbergh consiguió la hazaña de cruzar por primera vez el Atlántico sin escalas, desde Nueva York hasta Paris, el 20 y 21 de mayo de 1927.
El éxito de Lindbergh hizo soñar a Corrigan con hacer algo parecido. Poco después dejó el trabajo en la Ryan y se empleó como mecánico en una escuela de aviación, aprovechando su tiempo libre para seguir perfeccionando su pilotaje. En 1929 consiguió la licencia de piloto comercial y en 1930, montó con un amigo una pequeña empresa en la Costa Este dedicada a vuelos cortos entre ciudades y a exhibiciones y vuelos de placer en ferias. El negocio no fue mal, pero Corrigan acabó cansándose y en 1933 compró un Curtiss Robin OX-5 usado con el que volvió a California.
Durante los siguientes años, Corrigan siguió trabajando como mecánico (por su daltonismo, fue rechazado como piloto tanto por las Fuerzas Aéreas como por las aerolíneas comerciales) mientras modificaba su avión para un vuelo a larga distancia, instalándole un motor nuevo más potente y tanques de combustible adicionales. En 1935, por primera vez, solicitó a la Bureau of Air Commerce (Oficina de Comercio Aéreo) el permiso para un vuelo sin escalas de Nueva York a Irlanda; pero el permiso le fue denegado porque, a pesar de que el vuelo en si no era demasiado arriesgado, su avión no se consideró lo suficientemente seguro.
Corrigan no se rindió; siguió trabajando en su avión y solicitó el permiso en repetidas ocasiones, sin éxito. Es mas, en 1937 a su avión se le retiró la licencia de vuelo, porque según la nueva legislación aérea, era demasiado inestable, algo que exasperó al piloto (además, tras la desaparición de Amelia Earhart, los permisos para vuelos transoceánicos se redujeron drásticamente). Aún sin licencia, voló a Nueva York. Él nunca lo admitió, pero muchos sospecharon que su intención era volar a Irlanda una vez que los empleados de aduanas hubieran terminado su jornada laboral. Pero los problemas mecánicos le tuvieron nueve días en tierra, pasados los cuales el mal tiempo desaconsejaba cualquier intento de sobrevolar el Atlántico; Corrigan tuvo que volver a California, donde las autoridades, al enterarse de que el avión no tenía licencia, le multaron y tuvieron su avión seis meses inmovilizado en tierra.
Como buen descendiente de irlandeses, Corrigan era testarudo y no se rindió. En julio de 1938 logró reparar el motor del avión y consiguió una licencia temporal y un permiso para un vuelo transcontinental, de California a Nueva York (con un permiso condicional para el viaje de vuelta). El vuelo sin escalas le llevó 27 horas, sin incidentes serios aparte de una pequeña fuga de combustible que llenó de humo la cabina poco antes de llegar al aeródromo Floyd Beckett de Brooklyn (Nueva York).
Aunque Corrigan quería despegar esa misma noche (sin reparar la fuga de combustible por falta de tiempo), el director del aeródromo le convenció de que sería mejor partir al alba. Al día siguiente, a las 5:15 de la mañana, con el depósito lleno y llevando como provisiones un par de barras de chocolate, dos cajas de dulces de higo y unos cien litros de agua, despegó rumbo a California, y veintiocho horas y trece minutos después aterrizaba... en el aeródromo de Baldonnel, en Dublín.
Corrigan (sabiendo que podía perder su licencia de piloto) siempre defendió que todo había sido un "error" y que no se dio cuenta de que había tomado el rumbo opuesto hasta poco antes de aterrizar; la mañana que partió había una niebla espesa, el tanque de combustible situado en frente de la cabina sólo le permitía ver por las ventanillas laterales, no llevaba radio y por error había interpretado al revés las indicaciones de la brújula. Una historia inverosímil dada su experiencia como piloto y sus repetidos intentos previos de hacer dicho viaje. Además, él mismo contaba como a mitad de viaje el suelo de la cabina empezó a llenarse de combustible proveniente de la fuga y había agujereado el suelo con un destornillador para drenarlo, cuando lo normal es que hubiera intentado aterrizar... salvo que ya supiera que estaba sobrevolando el océano y no el continente. Sea como fuera, cuando la Civil Aeronautics Authority (heredera del BOC) supo de su singladura, le envió un telegrama de ¡600 palabras! enumerando todas y cada una de las normas que había violado. A pesar de ello, su castigo fue relativamente leve: 14 días de suspensión de su licencia de piloto.
Corrigan y su avión (al que llamaba Sunshine) volvieron a Nueva York el 4 de agosto, justo el día que expiraba su castigo, a bordo del mercante Manhattan, y se encontró con que se había convertido en un tipo extremadamente popular después de que su historia hubiese sido publicada por la prensa. Miles de personas lo recibieron entusiasmadas y le tributaron a "Wrong Way Corrigan" (Corrigan Rumbo Equivocado, como le habían apodado) un desfile triunfal del que dicen tuvo más asistencia que el que recibió a Lindbergh. Y en Chicago, le ofrecieron otro desfile.
Convertido en una celebridad, Corrigan publicó su autobiografía That's My Story ese mismo año. También empezaron a comercializarse, con gran éxito, productos "Wrong Way" (como por ejemplo, un reloj cuyas agujas giraban en sentido opuesto al habitual). Y en 1939, la productora RKO estrenó The Flying Irishman (que puede traducirse tanto como El irlandés errante como El irlandés volador), una película sobre su historia en la que Corrigan se interpretó a si mismo, cobrando por ello 75000 $, el equivalente a treinta años de su sueldo de mecánico.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Corrigan sirvió en la fuerza aérea probando bombarderos y volando en el Air Corps Ferrying Command, una subdivisión del Comando de Transporte Aéreo cuya misión era transportar los aviones fabricados en EEUU al frente.
Tras la guerra, Corrigan intentó meterse en política y se presentó como candidato al Senado por el Partido de la Prohibición, un partido marginal que aboga por la prohibición de las bebidas alcohólicas, el juego, el tabaco, la pornografía y el vicio en general. Obtuvo menos del 2% de los votos.
Finalmente, en 1950 se retiró completamente de la aviación. Se compró una casa con una explotación de naranjos en Santa Ana (California), donde se instaló con su mujer y sus tres hijos, llevando una vida discreta y anónima, especialmente tras la muerte de su esposa en 1966 y la de uno de sus hijos en un accidente de avión en 1972. Sólo salió de su retiro en 1988, para los actos de celebración del 50 aniversario de su vuelo. Para la ocasión, su avión fue restaurado y puesto a punto, y Corrigan se mostró tan entusiasmado que hubo que impedirle por la fuerza que despegara con él.
Douglas Corrigan murió el 9 de diciembre de 1995, a los 88 años de edad. El destino del Sunshine es un misterio; se rumorea que Corrigan lo hizo desmontar y guardar en un sitio seguro para evitar que fuese robado.
Aún hoy en día, se sigue utilizando en los EEUU la expresión "hacer un Corrigan" para referirse a alguien que hace lo contrario de lo que pretendía. Y aunque el público se tomó a broma su viaje, muchos expertos destacan el mérito de su vuelo, para un piloto sin experiencia en vuelos transoceánicos, con un avión antiguo y con problemas mecánicos, sin apenas mas ayuda que una brújula.

Douglas Corrigan junto a su Curtiss Robin, "Sunshine"

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