Verba volant, scripta manent

jueves, 18 de junio de 2015

La colonia perdida de Roanoke


A finales del siglo XVI, los ingleses tenían un gran interés en establecer una colonia en territorio americano. No sólo para poder acceder a los enormes recursos del nuevo continente, sino también para tener una base segura desde la que atacar las colonias españolas. Por eso, en 1578, la reina Isabel I concedió a sir Humphrey Gilbert una patente de exploración para explorar los territorios de Norteamérica e intentar fundar una colonia permanente. Gilbert llegó a tomar posesión de Terranova en nombre de la corona inglesa en agosto de 1583; pero falleció ahogado al hundirse su barco en el viaje de vuelta a Gran Bretaña. Tras su muerte, la patente de Gilbert pasó a su hermanastro, sir Walter Raleigh, marino, político y amante de la reina.

Sir Walter Raleigh (1552-1618)
Raleigh envió primero una expedición exploratoria en abril de 1584, que llegó a la isla de Roanoke, en la actual Carolina del Norte, estableciendo contacto con las tribus locales, los croatoan y los secotan. Una segunda expedición, a las órdenes de sir Richard Grenville (primo de Raleigh) desembarcó en Roanoke a algo más de un centenar de colonos el 17 de agosto de 1585, bajo el mando del marino Ralph Lane, prometiendo volver con refuerzos y suministros en abril de 1586. Lane construyó en Roanoke un fuerte; pero la escasez de comida y los enfrentamientos con los indígenas (que incluso llegaron a asaltar el fuerte) minaron los ánimos de los colonos. Llegó la fecha concertada y Grenville no apareció. En junio hizo una parada en la colonia el célebre pirata sir Francis Drake, que volvía a Inglaterra tras una de sus razzias contra territorios españoles, en la que había tomado y saqueado Santo Domingo y Cartagena de Indias, y los colonos aceptaron su ofrecimiento de embarcarse con él de vuelta a Inglaterra (donde serían los primeros en introducir el cultivo del maíz, la patata y el tabaco). Grenville llegó a la colonia apenas dos semanas después, encontrándola desierta; tras dejar a un pequeño destacamento de quince hombres para defender el fuerte y asegurar las reclamaciones de Raleigh sobre aquellas tierras, él también volvió a Inglaterra.
Este primer fracaso no desanimó a Raleigh, quien en 1587 envió una nueva expedición con otro centenar de colonos, al mando de su amigo John White. La expedición tomó tierra en Roanoke el 22 de julio de 1587, y halló el fuerte desierto; ni rastro de los hombres dejados por Grenville, sólo un esqueleto. Esto desanimó a los recién llegados, que quisieron volver a Inglaterra; sin embargo, el capitán de la flota, Simao Fernandes (un antiguo pirata portugués reclutado por los ingleses por sus conocimientos de las costas americanas) se negó. Las cosas no fueron fáciles para la colonia; la comida escaseaba y varias de las tribus locales se mostraban abiertamente hostiles. Estudios climatológicos recientes han demostrado que los colonos habían llegado en mitad de una gran sequía, la más severa sufrida por la región en los últimos 800 años, lo que explicaría la dificultad para encontrar alimento y la agresividad de los nativos. Ante los ruegos de los colonos, White decidió volver a Inglaterra a solicitar más hombres, víveres y suministros, partiendo a finales de 1587. Dejaba atrás 90 hombres, 17 mujeres y 11 niños; entre ellos, su nieta, Virginia Dare, la primera británica nacida en territorio americano.
White tenía pensado volver a la colonia lo antes posible; pero la suerte no lo acompañó. Cuando llegó a su patria, la guerra angloespañola se había recrudecido; el asalto de la Armada Invencible era inminente y todo barco disponible debía hacerse a la mar para defender las costas británicas. Finalmente, White pudo contratar un par de pequeños buques con los que llevar ayuda a los colonos; pero sus capitanes, codiciosos, trataron de capturar varios mercantes españoles con los que se cruzaron, y resultaron ellos apresados, perdiendo todo su cargamento, tras lo cual tuvieron que dar media vuelta.


Tras varios intentos fallidos, White logró embarcarse en una flotilla corsaria que aceptó detenerse en Roanoke en su viaje de vuelta desde el Caribe. Los ingleses desembarcaron en la colonia el 18 de agosto de 1590, y la encontraron totalmente desierta. Ni rastro de los colonos; ni cadáveres, ni señales de lucha. La mayoría de las casas y construcciones estaban desmanteladas, lo que parecía indicar una marcha planificada y con tiempo. White había acordado que, si algo le pasaba a los colonos, éstos deberían grabar una cruz de Malta en alguno de los árboles cercanos; pero lo único que encontró fueron las palabras croatoan y cro grabadas, respectivamente, en una valla y un árbol. Los croatoan eran una de las escasas tribus con las que los ingleses mantenían relaciones más o menos amistosas, y Croatoan era también llamada una isla situada más al sur, la que hoy en día se llama Hatteras. White quiso ir a la isla a investigar, pero ante la inminencia de una gran tormenta sus compañeros se negaron y partieron de vuelta a Europa. En 1602, Raleigh envió una nueva expedición para descubrir qué había sido de los colonos, pero el mal tiempo les impidió siquiera llegar a la isla. No habría más intentos de encontrar a los desaparecidos, y la "colonia perdida", como se la conocería a partir de entonces, fue quedando olvidada poco a poco.
¿Qué les ocurrió a aquellos pioneros? La teoría que cuenta con más defensores dice que los colonos, apremiados por la necesidad, abandonaron la colonia para irse a vivir con las tribus indias que quisieron acogerlos. En los años siguientes a la desaparición varias fuentes (como el llamado "mapa de Zúñiga" o William Strachey, secretario de la colonia británica de Jamestown) hacen referencia a la presencia de europeos conviviendo con los indios de la región, bien como aliados o bien como prisioneros. A lo largo de los siglos XVII y XVIII diversas crónicas hablan de encuentros con indios de rasgos europeos, con ojos claros o pelo rubio, que hablaban inglés y decían ser descendientes de los colonos perdidos. A finales del siglo XIX, el legislador de Carolina del Norte Hamilton McMillan publicó un libro defendiendo la teoría de que los indígenas del condado de Robeson eran descendientes de los colonos, basándose en la propia tradición oral de los indios, en la presencia de palabras inglesas obsoletas en su idioma y en la existencia de individuos de aspecto europeo entre ellos; es más, entre esos indios estaban presentes la mayoría de los apellidos de los colonos de Roanoke. Una excavación arqueológica sacó a la luz en 1998 en la antigua capital de los croatoan varios objetos ingleses de finales del XVI (armas, monedas y un anillo de oro que pudo pertenecer a uno de los colonos de Lane) pero no hay manera de saber si esos objetos fueron llevados por los colonos o los indios se hicieron con ellos mediante intercambios comerciales o saqueando la colonia.
Hoy en día, tanto los croatoan como los saponi (otra tribu de la zona con muchas características comunes con los croatoan, que también decían ser descendientes de aquellos colonos) han dejado de existir como tribu. Sus descendientes se agrupan dentro de los lumbee, un grupo de indígenas de Carolina del Norte formado por los restos de otras tribus ya extintas, y que suma cerca de 60000 personas. Desde 2005 existe un proyecto de estudio de ADN que busca entre estos nativos la posible existencia de vestigios genéticos que pudieran probar que alguno de ellos fuese descendiente de los colonos.
Otros historiadores opinan, sin embargo, que lo más probable es que la colonia tratase de trasladarse a otra zona más favorable y luego fuese arrasada por los indios. El jefe powathan Wahunsonacock (el padre de Pocahontas) contó al capitán John Smith que él había matado a los colonos de Roanoke poco antes del establecimiento de la colonia de Jamestown (1607) porque eran aliados de los chesepian, enemigos suyos, pero no hay ninguna prueba que lo demuestre. También cabe la posibilidad de que los colonos tratasen de volver por sus medios a Inglaterra y hubieran perecido durante la travesía; pero tampoco hay indicios de ello y resulta difícil pensar que se hubiesen aventurado en un viaje por mar tan arriesgado, ya que pocos tenían experiencia como marinos y sólo disponían de barcos de pequeño tamaño. Incluso se ha sugerido que pudieran haber sido los españoles los que acabaron con la colonia, igual que habían hecho con las colonias francesas de Charlesfort y Fort Caroline. Ciertamente, los españoles comenzaron a buscar la colonia en cuanto tuvieron noticias de ella, temiendo con razón que los ingleses la utilizasen como base para sus ataques contra las posesiones españolas del Caribe. Y de hecho, llegaron a la colonia en 1590, mas o menos a la vez que White. Pero creyeron que se trataba de una avanzadilla o un puesto secundario, ya que esperaban hallar un poblado mucho mayor. Es poco probable que tuvieran nada que ver con el destino de la colonia, porque hay constancia de que en 1600 seguían buscándola.
A falta de pruebas tangibles, ya sean arqueológicas o genéticas, el destino de los colonos de Roanoke sigue siendo desconocido, y no queda sino esperar el descubrimiento que aporte luz a este misterio.

2 comentarios:

  1. Muy interesante, uno de esos pequeños misterios históricos, que por desconocidos, no son menos importantes.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uno de esos sucesos de la "cara B" de la historia, que sin embargo ha alcanzado cierta fama en los círculos de eso que llaman "el misterio y lo oculto".
      Un abrazo, Rodericus.

      Eliminar